Capítulo 5:
Un Sueño de Amor
El río está liso y calmo esta tarde.
Las flores de primavera frescas.
La luna flota en la corriente.
La marea transporta a las estrellas.
(Yang Jian, Flores de primavera. Noche de luna)
Como si la guerra de años atrás no hubiera sido suficiente dolor en sus vidas, nuevamente todo para ustedes vuelve a estar sumido en el desastre.
No importa que Wei Ying haya regresado con otro nombre y otro cuerpo, no importa que haya fingido no ser él mismo; su propia existencia es tan brillante, tan compleja, que es imposible que él pueda ser pasado por alto, confundido con otro. Todo quien lo haya conocido en el pasado inequívocamente lo reconocerá, porque su huella simplemente es imborrable, para bien o para mal.
En aquel momento la batalla a la que deberán enfrentarse ya es un hecho, así como también lo es el que ambos conforman el bando enemigo al cual todos señalan y condenan solo porque están asustados y confundidos por su regreso y las calculadas y retorcidas palabras de otro, solo porque todos recuerdan lo que él hizo en el pasado y le temen; solo porque, convenientemente, una vez más han cargado toda la culpa sobre sus hombros demasiado frágiles.
Un ejemplo de rectitud, de virtud, de habilidad; un ejemplo a seguir y admirar. A ojos de todos siempre has sido el Portador de la Luz que brilla en medio del caos que trae la oscuridad, pero no ahora. No ahora mientras la sombra del Patriarca de Yiling parece haber enturbiado tu aura de pureza con su maldad, una que tú bien sabes no existe porque todo lo que has encontrado dentro de su corazón es bondad jamás recompensada.
Y es por ese motivo que no te importan las críticas, ¿cómo hacerlo si la vida ha oído tus plegarias y te ha dado nuevamente la oportunidad de tenerle, de amarle en silencio y compensarlo por todos esos años perdidos? Rogaste tanto, esperaste tanto, buscaste tanto, y ahora que al fin él vuelve a estar frente a tus ojos, ahora que puedes volver a sentir el calor de su mano al tomar la tuya llena de confianza, no vas a dejarlo atrás.
Y es por ese motivo que esta noche, mientras aguardan por el inicio del desastre, cierras el libro que estás leyendo y lo contemplas a hurtadillas mientras bebe la Sonrisa del Emperador que guardaste durante tanto tiempo para él. Finge despreocupación, o quizá realmente la siente, porque por primera vez en mucho tiempo no está solo y los temores compartidos suelen pesar menos en el corazón.
Mientras la noche avanza y el amanecer se aproxima con su futuro incierto, cierras los ojos un momento y piensas en todos aquellos años transcurridos y como las cosas han cambiado entre ambos, porque el tiempo los ha hecho más sabios y el dolor los ha forjado más fuertes; porque finalmente las disputas de antaño se convirtieron en entendimiento y ahora pueden considerarse amigos, aunque para ti y tu amor inmenso eso siga siendo insuficiente.
El vino prontamente desaparece y su plática es el único sonido que reverbera en las silenciosas paredes de la que fue la cabaña de tu madre. Años atrás, cuando Wei Ying era odiado por el resto y temiste perderlo debido al aterrador poder que había despertado, solo deseaste poder llevarlo allí y esconderle para protegerle, para sanarle. Fue un deseo infantil y egoísta; un deseo nacido de tus cortos años y la poca experiencia. Hoy, mucho mayor, mucho más sabio, sabes que ningún ave que ha volado libre toda su vida será feliz si le cortan las alas; por lo que en vez de luchar contra él y sus convicciones, ahora te has unido a su lucha, convirtiéndola en tuya.
A pesar del tiempo transcurrido y de las circunstancias de su reencuentro, el amor que sientes por él desde los primeros días sigue intacto, del mismo modo que lo hace aquella flor de peonia que descansa entre las páginas de tu libro y que en su momento fue uno de los pocos tesoros que resguardaste de ese amor ilusorio que jamás has visto correspondido; una flor que él te obsequió años atrás, en una de sus tantas travesuras, y que poco importa ya que ni siquiera lo recuerde ni sepa lo que tanto significa para ti.
Has amado, has perdido y has recuperado, y ahora que frente a ti está el responsable de todos tus anhelos, el único dueño de tu corazón, no puedes sentirte más afortunado, a pesar de que la batalla vuelve a estar a un paso de ambos extendiendo sus temibles garras y el resto piense que has perdido la cabeza; que el gran Portador de la Luz ha caído engañado bajo la influencia de la sombra del temible Patriarca.
Has perdido tanto y ahora eres juzgado, pero jamás nada se comparará al sufrimiento vivido durante sus años de ausencia, al saberlo perdido; por eso ahora solo deseas pensar en que lo tienes y puedes amarle libremente, aunque tus sentimientos sigan siendo solo tuyos y el temor a expresarlos siga siendo el mismo de antes, porque no quieres imponerle un amor que probablemente no necesita ni quiere; pero, mientras puedas permanecer a su lado, mientras puedas protegerlo y compartir una noche junto a él, viéndolo despreocupadamente feliz teniendo aquel vino que tanto disfruta y aceptando tu silenciosa compañía, entonces no pides más; el destino te lo ha devuelto y eso es suficiente.
Y es así como lo contemplas mientras bebe y oyes su plática, deleitándote en secreto con su risa y el brillo de sus ojos, en sus palabras que provocan las tuyas y el saber que vuelves a tenerlo y ya no es solo un recuerdo. Y tu amor, tu amor puede esperar y guardarse, del mismo modo que aquella flor de peonia que tanto ha significado para ti y él ni siquiera recuerda que existe. Tu amor no tiene límites ni exige al tiempo, y mientras sepas que él respira, que es feliz, entonces te das por satisfecho. Porque lo amas y él siempre ha sido tu sueño. Porque lo amas y no esperas a cambio nada más que pueda ser él mismo.