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Ferrarius por angelus_bakura

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Capítulo 2: La galería

Una punzada en mi corazón me obliga a entrar nuevamente en la sala de Oráculo, como era de esperarse, Joseph no resistió a la curiosidad y entro en el agua sagrada. Lo que no sabe el muy inútil es que para tener contacto con el agua sagrada es necesario poseer una mente fuerte, y la verdad dudo mucho que él la tenga. Comienzo a desesperarme por la situación, y haciendo caso omiso a lo que decía oráculo entre en la laguna a sacar al perro de ahí.

Estaba frio y además muy pálido, además de que no reaccionaba. Por un momento abrió los ojos y después cayo dormido, después de todo paso la prueba que le exigió el oráculo, ya que el agua sagrada suele matar a las personas que no le agradan o simplemente no son necesarias en la historia, pero si Joseph está vivo es porque vio algo en él.

-Llévalo a su cuarto, con esto su alma queda purificada, además de que ya despertó su poder interior y es digno de forjar la espada sagrada

-Nada es así de fácil, cual es el truco Oráculo- cargue a Joseph en mis brazos

-No hay truco- su sonrisa me inquieta-…pero hay que tener algo en cuenta

-…- Lo sabía con esta mujer no se juega

-El aun no es consiente del poder de sus manos, lo ira descubriendo a medida que forje su arma príncipe, además de que hay algo en su interior que me inquieta, pero no sé qué es, voy a tratarlo con más calma y volver a conversar con él hasta determinar ese algo.

La observe de reojo asentí, Salí de ese maldito lugar, nunca me ha agradado. Lo llevo dentro del castillo nuevamente hasta la sala que será su habitación por el tiempo en el que viva aquí, pido a las mucamas que lo cambien de ropa y lo dejen dormir, me quedo en su cuarto leyendo un poco, sé que va a levantarse muy confundido y no quiero que haga ningún desastre. No me convienen, mi padre me ordeno vigilarlo todo el tiempo que este aquí.

Las horas pasan muy lento mientras este inepto duerme, su color de cabello me da mucha curiosidad, nunca había visto nadie en el reino con el cabello del color del sol, no creo en las profecías y menos en las de una señora de 1000 años con apariencia de una niña de 7 años. Pero, si es el hijo del sol, aquel que vino de otra realidad para castigar al hombre hace ya varios cientos de años, el arma que logre forjar será capaz de ganar la guerra que el Oráculo predijo.

Oráculo aseguro que nos queda un poco más de un año para el inicio de la guerra, es una fecha tan distante pero al mismo tiempo tan cercana, me siento nervioso porque en un año (y un poco antes de la fecha de la supuesta guerra) seré coronado como el nuevo rey, el periodo de mi padre de gobernar acaba cuando yo cumpla los 21 años.

Además esta guerra que va a suceder no es como cualquiera, no es contra ningún reino, de hecho esta esa incertidumbre todavía de la causa, razón o circunstancia que la va a causar, así como de quien va a ser el enemigo.

El perro comienza a abrir sus ojos color miel, más curioso aun para mí, me mira confundido, aun no se despierta bien y dudo mucho que tenga conciencia de lo que sucedió en este momento. No, esperen, ahora me mira sorprendido, lo recordó, recordó todo lo que paso, es fácil leer las expresiones de este bobo.

-...¿Qué haces aquí?- le duele la cabeza y su manos sostiene su frente

-Te traje aquí, te desmayaste cuando estabas con Oráculo

-…Oráculo… es verdad entre en esa agua sospechosa- es más suspicaz de lo que pensé, pero un tonto al final de cuentas, si sentía que era sospechosa por sentido común yo no hubiera entrado- me duele todo el cuerpo… un momento, ¿tú me cambiaste?

Sonrió, voy a jugar con él un momento, quiero ver qué tipo de expresiones posee

-si, algún problema con eso- a pesar de lo oscuro del cuarto por el sol que cada vez se esconde, puedo notar como su rostro se puso de color rojo, ¡Ja! Que ingenuo si cree que me voy a dar el trabajo de hacer ese tipo de cosas.

-…Gracias, no tenías que hacerlo...- pensé que me iba a gritar o algo parecido, nunca espere esa reacción así que me tomo totalmente por sorpresa, mejor decido levantarme de la mecedora que está a un lado de la ventana y me dirijo hacia la puerta, suspiro.

-Cámbiate, hay ropa en el armario, vamos a comer con el rey así que no te demores, te espero afuera porque conociéndote lo poco que te conozco de seguro te vas a perder.

-¡Y quien dice que me voy a perder!- lo escucho gritar mientras cierro la puerta, es muy ruidoso y hace que me duela la cabeza

Después de unos 10 minutos sale con un traje vestido de una manera bastante simple, una camisa de color blanca con un fajín celeste y un pantalón de igual manera blanco, además  su cabello está recogido en una coleta alta. Al salir me mira con furia y camina de largo.

-Por ahí no es el comedor- sigo de brazos cruzados apoyado en la pared

-¡¿Y cómo se supone que sepa yo eso?!

-Por eso te dije que me siguieras, ¿acaso estas sordo?

-No, simplemente no te presto atención- comienzo a caminar, pensando en lo largo que va a ser este año con este inútil a mi lado.

...

Que cena tan incómoda, me sentaron junto a este odioso príncipe que está justo a la derecha de su padre el rey, mi padre se encuentra a su lado izquierdo, esta mesa es enorme para solo 4 personas que estamos comiendo, durante toda la cena quise no hablar ni una sola palabra, además de que el niño bonito que estaba sentado a mi lado me pateaba a cada rato, ¿acaso es un niño? Era más que obvio que lo hacía a propósito

El rey hablaba con mi padre, acerca del mi plan a futuro viviendo en ese castillo, un momento, ¿cuándo decidieron eso? Así que cuando estaba por terminar de comer, me levante y me puse mi mirada directamente en el Rey.

-Perdón su majestad, pero me niego a continuar con esta locura, ni siquiera como tengo que hacer esa maldita espada, no tengo poderes, nunca escuche que mi madre los tuviera tampoco...

Nuevamente la guardia del rey se pone a la defensiva y sé que nada bueno puede pasar de esto, el rey solo suspira

-Seto, lleva a Joseph a la galería y cuéntale de que va todo este asunto

-Si padre- se levanta y me pide que lo siga y lo hago antes de meterme a mí y a mi padre en problemas por mi gran bocota.

El camino a esa galería me pone de los nervios, el príncipe esta irritado y es la primera vez que lo veo así, supongo que fue imprudente de mi parte haberme negado, pero no me pueden obligar. Llegamos a una enorme puerta de madera de color blanca, decorada con detalles de oro, hay dos guardias custodiando la misma, y cuando ven al príncipe la abren de inmediato, al entrar me asusto un poco ya que la puerta se ha cerrado y me pongo más nervioso aun, pero estoy más impactado por lo que estoy viendo.

La sala es enorme y tienes cuadros de, supongo yo, todos los antiguos gobernantes del reino, hay casi como 150 cuadros, elegantes cuadros, enormes cuadros. Lo que más llama mi atención es que debajo de cada cuadro hay una espada en una caja de cristal

-¿qué es todo esto?

- acaso no lo puedes ver, son pinturas y espadas - que ganas de darle una golpiza a este bastardo – ya enserio, supongo que la idea de mi padre de traerte aquí es para que conozcas el origen de todo, tu origen.

-¿Mi origen?

-Sí, veras, no soy bueno contando historias y peor aún aquellas que estoy más que seguro que solo son cuentos para infantes, pero es una tradición que ha pasado en este castillo desde sus inicios. Hace mucho el fundador de este reino gobernó con prosperidad, pero su dicha y su reino callo cuando termino enamorándose de la hija del sol, una relación prohibida por que un dios no puede estar con un humano, por más ¨rey¨ que este fuera. Su avaricia lo obligo a tomar a la hija del sol y ocultarla del mundo para que nadie más pudiera verla, y como tenía que pasar, la joven murió, en esta misma sala. Cuenta la leyenda que en lugar donde yacía su cuerpo se encontró un metal extraño de color blanco, con el que se forjo la primera espada sagrada, un arma que fusiona  la alquimia de la mejor maga de la época y del mejor herrero del rey.

-Y eso que tiene que ver conmigo

-Acaso eres tonto, según el oráculo en tu sangre llevas el conocimiento de alquimia más poderoso y puro que existió jamás. Tu madre era la mejor alquimista del reino, una pena que no esté con nosotros

-No tienes derecho de hablar de ella, no la conocías

-Eso no es verdad, la llegue a conocer cuando tenía 4 años, días después me entere de su muerte y al ser su hijo posees esos poderes y por eso estas aquí, eres el elegido para forjar mi espada, aquella que me va a acompañar y proteger en cada batalla que lidere. Además, oráculo cree que también eres un... No, mejor olvídalo, no tiene importancia.

Que dolor de cabeza toda esta situación, como si quisiera fabricar un arma para una guerra y más aún, un arma para este maldito príncipe.

-Me niego- siento como toma de mi brazo fuertemente y me estampa contra uno de los pilares de la habitación

-Se me está acabando la paciencia contigo, campesino

-...suéltame...- el príncipe toma mi rostro con fuerza y me besa sin nada de delicadeza, el muy cabron me está besando, me suelta con brusquedad y caigo al suelo, al momento siguiente veo cómo sale de la habitación sin decir nada, ¡¿qué está pasando aquí?!...

 

 

Continuara...


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