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El vuelo de Cupido por Haschariel

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Notas del fanfic:

Mariano descubrira que el verdadero amor puede estar al alcance de la mano... Si mira bien al frente.

Notas del capitulo: Mariano descubrira que el verdadero amor puede estar al alcance de la mano... Si mira bien al frente.

                       "EL VUELO DE CUPIDO"


Amar y ser amado es sentir el sol desde ambos lados.
David Viscott

Martina Moralita y Pedro Corbe dejaron ver sus cabezas por encima de las mamparas blancas que formaban los paneles del piso 27, ahogaron una cómplice risilla y volvieron a esconderse murmurando melosamente entre si, cuando los cuatro ojos almendrados del asistente presidencial se posaron sobre ellos reprobadoramente.

-puñetera fecha
Mascullo Agustín Basso poniéndoles mala cara y apretando el fardo de dossiers contra su pecho mientras se dirigía hacia el elevador. No bien acaba de entrar y apretar el pilotito cuando les vio succionarse como las ventosas de un calamar híbrido a paciencia de cuantos les miraban... o de cuantos hacían lo mismo en algún rincón.
-¡Puñetera semana!

Se pregunto si no habían tenido suficiente con las navidades y si no les bastaría alocarse con los carnavales. Madrid se había puesto color rosa la semana entera. Sobre la Fuencarral y La Marcha volaban globos con formas de corazones, papel celofán y encajes. Las dependencias que un par de meses atrás habían reventado sus inventarios con obsequios navideños ahora se veían repletas de chocolatinas rellenas, tarjetas, libros bucólicos. Ni hablar de la atestada publicidad televisiva presta a incentivar las hormonas de conejos como Martina Moralita y Pedro Corbe quienes seguramente ya tenían el fin de semana preparado.

-Una fecha más. En Cataluña los enamorados celebran su San Jordi a 23 de abril. Que tiene el 14 de febrero de especial?!

Por suerte para su estomago el susodicho numero les pillaba justo a media semana y así se decretara feriado nacional, Del Carrillo & Asociados respetaría las horas de trabajo. En el ambiguo rostro pálido de Agustin Basso se dibujo una sonrisa terrorífica...

Repentinamente de buen humor salio del elevador a grandes zancadas, atravesó el extenso pasillo bordeado de enredaderas de salón; cruzo el vestíbulo del piso, amplio, elegantemente parco, hasta la masa de madera y vidrio que hacia de su escritorio junto a una enorme puerta de doble hoja tallada en ébano oscuro. Aplasto la butaca pesadamente al sentarse disponiéndose una vez mas frente al único ente que consideraba de buena gana, un empleado estrella. Su terminal de ordenador.

Agustín no conocía de vacaciones, festivos o aniversarios por la trascendental razón de la eficiencia. Una eficiencia a su parecer a veces ciega e inequilibrada pues gente como él era públicamente vacunada contra fechas importantes, involuntaria y/o voluntariamente. Ya se lo había dicho su madre, que no tenía futuro para ligar. Aquello había sido mas un vaticinio universal que una gruesa reconvención. Durante sus largos 25 años de vida descubrió que efectivamente carecía de ese J`ne se qua, que llama la atención del sexo opuesto -y del mismo sexo- mímicamente destinado a ser el alma gemela. Podía resumirse así mismo en una sola palabra, "feo".

El amor es el triunfo de la imaginación sobre la inteligencia.
Henry Louis Mencken

Llevaba más de media hora mecanografiando encorvado sobre el teclado con una ligera joroba a cuestas cuando escucho la campanilla del elevador tintinear y las puertas metálicas abrirse y cerrarse automáticamente. Levanto la vista, descompuesto por el conocido aroma Clinique. En el mismo instante volvió a agacharse y fingió no escuchar del todo los golpeteos que los altos tacones le imprimían al mármol del solado. Solo cuando la estirada y melodiosa voz de Gabriela Pomnabradi siseo al otro lado del escritorio se vio en la costosa obligación de dirigirle la mirada

-buenas tardes querido

Alta, de casi un metro 75, se erguía seductoramente al estilo Theron. Iba vestida de rojo; en sus hombros colgaba el ultimo abrigo de armiño que se le obsequiara y que resaltaban, porque no decirlo, hermosamente, la larga cabellera rubia y los ojos azules.

-señorita Pomnabradi, buenas tardes -Le mostró una sonrisa esculpida sin costo gracias a los cinco años de trabajar en el edificio. Al hacerlo su mirada recayó en el solitario que adornaba el largo dedo de la mujer mientras ella se acariciaba la barbilla en un afectado tic destinado a llamar la atención sobre la sortija de compromiso

-Mariano, esta?
-si, la anunciare -Se adelanto a presionar lo mas rápido que pudo la línea de entrada al intercomunicador de presidencia. Pero antes de poder aplastar el dedo en el piloto, la rubia intrusa ya se había colado a las puertas y giraba la perilla sonriéndole maliciosamente
-él me esta esperando -subrayo. Las puertas se cerraron tras ella.

Agustín alzo la vista hacia el reloj de péndulo que colgaba en la pared lateral al escritorio. Pasaban más de las siete de la tarde

-mierda!. Me cago en la jodida puta! -Resoplo y se despatarro en la butaca.
Con la certidumbre que se genera de la experiencia imagino, o mas bien, supo, que le llevaría rato salir de allí. Los minutos faltantes para dar por terminada la jornada, ese viernes, se le antojaron inalcanzables. Sopeso la idea de dejar terminado el trabajo y repartirlo en varios folios, cada cual con una explicación para que a su jefe le fuese más fácil llevárselos a casa como acostumbraba hacerlo al terminar la jornada. Rechazo la idea inmediatamente

Mariano Del Carrillo era incapaz de abandonar el edificio sin una sesión jefe-asistente que destramara o planificara las actividades del día siguiente. En cinco años no había dado un paso si no iba de la mano de su asistente personal

-bueno, resulta que este asistente tiene vida! -se dijo irritado. Hizo amago de marcar al intercomunicador anunciando su retirada. Pero se quedo quieto *Qué vida?* -Una ostra tiene mas vida social que yo

Mariano Del Carrillo también sabía perfectamente que su entregado asistente personal estaba disponible para el trabajo 20 de las 24 horas diarias. Su comedida novia, Gabriela Pomnabradi, se lo había echo saber cuando se tomo la atribución de contratar a la única secretaria -porque Agustín no podía concebir otro nombre que le calificara mejor en sus funciones - que le parecía apta para su novio; el único hombre de media docena de secretarias con minifalda y cabelleras rizadas. Mantenía las relaciones con la novia de su jefe, condescendientes por haberle salvado de ser un número más en la cifra creciente de desempleados. Agustín temía sin embargo que esta fuese la razón para darle a la pareja el derecho de creerse con la autoridad suficiente de retenerle horas extras a lo especificado en su contrato. El aburrimiento no justificaba la tarifa.

¿Es que no podían albergar la mínima idea de que tuviera cosas mas importantes que hacer que quedarse tras las puertas auspiciando los pequeños encuentros íntimos dentro la oficina presidencial?. Su vida podía ser monótona, carente de sentido incluso para él, pero era su vida y prefería soberanamente el patético sofá frente al televisor los viernes por la noche a estar ahí. ¿Es que no se daban cuenta del daño que le causaban las sonoras entregas, las ropas maltrechas y las sonrisas cómplices al salir despidiéndole con fingidos "Siento haberte retrasado en balde. Puedes irte ya". ¿Es que Mariano Del Carrillo no vislumbraba lo enamorado que traía a su asistente personal?

-Es la asquerosa historia de la secretaria enamorada de su jefe. Años y años... Hasta que un trolebús le rompe las piernas a él y termina enamorándose de la única mujer que ha estado a su lado y, oh! Casualidad, ella también esta enamorada de él. La buena secretaria.

Agustín no esperaba que Mariano Del Carrillo se rompiese las piernas, ni que un accidente fortuito develara todo el amor almacenado esos 5 años hacia su secretario. Su jefe había demostrado cuan colado se encontraba de su actual novia. De hecho el mismo le había servido de cupido -a encomienda del ilustre- al organizar una serie de parafernalias cursis para la pareja en la amada Ciudad Luz. En unas horas partirían juntos hacia Paris a celebrar por adelantado los fastuosos Valentínes. Un fin de semana azucarado. Y ahí, radicaba un punto más para verse en la despreciable obligación de aguardar a su jefe: Tenía en la gaveta, su pasaporte y su chequera...

Como si sus pensamientos se exteriorizaran, mientras continuaba lánguido hundido en la butaca, hasta Agustín llego el genérico sonido de una garganta resquebrajada por el preludio de la pasión. Fue un sonido agudo. Salto en pie con el ceño fruncido y una mala mueca

-Ir a follar al Rouge. Tenéis todo el fin de semana para hacerlo! -quiso gritar, mas su voz salio temblorosa. Rodeo el escritorio y salio a encerrarse en los servicios del piso deseando que de regreso, el escándalo amainara...

El amor es una condición en la que la felicidad de otra persona es esencial para tu propia felicidad.
Robert A. Heinlein

Agustín Basso retraso lo más posible la tarea en el lavabo: Se lavo las manos jugando con la pastilla de jabón, se atuso las desordenadas hebras almendradas y humedeció sus sienes en un intento no del todo inútil de despejarse. Cuando se sintió preparado para ignorar el disoluto haleo, regreso sus pasos desganados, pero firmes, al vestíbulo. Se sorprendió al hallarlo en espectral calma. Por un momento tuvo la concreta idea de que la pareja se había marchado. En cuyo caso no era nada bueno haber abandonado su puesto antes de la hora de salida. Camino resignado rumbo a su escritorio urdiendo una excusa para cuando sonara su móvil y el reclamo de su jefe saltara al otro lado de la línea. Antes de pisar la alfombra frente a la oficina principal, sucedió lo inimaginable:

-¡IMBECIL!

Las puertas altísimas de ébano se abrieron violentamente produciendo un temblor general. Del interior de la oficina presidencial las dos figuras se abalanzaron hasta el vestíbulo en medio de gritos, traspiés y ademanes. Agustín se quedo estático, pálido del estupor, incapaz de salvar distancia entre él y el vendaval

-¡Crees que voy a tragarme una mierda como esa?!. ¡Venga!
-¡no me importa lo que creas capullo!. ¡Ya te estas enterando que tu a MI no me vienes con esas!
-ahora te haces la indignada, mph. Después de tamañas excusas!. Es que solo tu puedes ser tan caretas!
-¡Pretendes liarme por unas insignificancias de nada entonces, eh?!. ¡Quieres que te rinda pleitesía?!.
-No me jodas Gabriela!. ¡Sabes cuanto me ha costado esa "insignificancia" en tu dedo?!. Tienes una puta idea de lo que he tenido que hacer para comprarte este Valentín en Paris?!
-Ah faltaba!

En medio del zipizape, Agustín se concentro en la fachada de su jefe. El hombre estaba irreconocible. Con el metro 90 que le sacaba una cabeza a Gabriela Pomnabradi, se erizaba enconado como una pantera casi encima de la mujer. Las ropas maltrechas, la corbata floja alrededor del cuello. Sus nervios saltaban en la piel blanquecina ahora teñida de un rojo rabioso. La cabellera que había sufrido desparpajos sin su conspicuo cepillado hacia atrás evidenciaba su maña por revelarse en sendas greñas negras. Sus cínicas orbes grises tras los espejuelos de cristal cortado refulgían amenazantes en tanto escupía las palabras y soportaba de regreso las de su novia.

De pronto la mujer hizo un movimiento giratorio sobre sus tacones, se llevo la mano derecha a la izquierda, giro, forcejeo, giro de nuevo y finalmente dejo caer la piedra brillante a los pies de su novio

-haz el favor de enviarme la factura a mi cuenta bancaria

Mariano se puso blanco de la ira. Se tenso y su tamaño pareció aumentar considerablemente -Asquerosa bruja -Se le oyó morder
-¡Cabrón!
-¡Perra!
-¡No tengo porque seguir escuchándote! -Les dio la espalda y se precipito hacia el elevador contoneándose rauda pero agraciadamente sobre los tacones. Apretó el pilotito tantas veces y con tal velocidad que parecía que su largo dedo quedaría estrellado como una flecha en el panel del muro -¡NO ME VOLVERAS A COMPRAR CENAS EN PARIS!
-¡Por mi cojonudo!
-¡que te den por culo Mariano! -grito ella entrando en el aparato
-ZORRAAA! -El otro resolló como un toro encajonado en la plaza, dio media vuelta y se perdió en su oficina tan rápido como había salido

**Que ha sido eso?!**. Se pregunto Agustín una vez solo. Su desconectado cerebro no podía digerir la pelea que acaba de presenciar. **Y ahora que hago?**

El teléfono timbro junto suyo haciéndole pegar un brinco del susto. Maldijo. Torpemente descolgó y se llevo el auricular al oído

-bueno?

Le basto la primera palabra de su interlocutor al otro lado de la línea para saber lo que trataba. Respondió mientras oía de fondo a su jefe bramar en voz alta, paseándose dentro su oficina a puertas abiertas

-Oui, l'assistant du Lic. Del Carrilo parle... Les réservations de l'Hôtel pour ce soir? ... u-un moment, s'il vous plaît.

Dejo el auricular sobre el lacado del escritorio y aspiro una buena cantidad de aire antes de asomar medio cuerpo al umbral de la oficina. Mariano estaba oscilando en medio de la habitación como un tigre enjaulado; le miro con los ojos aun empañados de furia

-Li_ -carraspeo amedrentado -Señor. Les Rives quiere confirmar las reservaciones de habitación

La respuesta nunca llego

-Can-cancelare inmediatamente -Desde luego era lo mas lógico. No sabia ni porque se lo había planteado -Oui? -Retomo la llamada -Le Lic, Del Carrillo veut le c_
-¡Confirma!

Agustín se volvió asustado a ver a su jefe parado justo al frente contemplándole ahora de forma indescifrable; Con una sonrisa ladeada y una mirada entre picara y molesta

-¡A que esperas, Agustín?! -Le urgió este
-ah!. Désolé. Si, si, je les confirme les réservations. Aussi ceux du restaurant... Le sr. Del Carrillo est arrivé cette même nuit... Merci

Cuando colgó tuvo el fiero impulso de preguntar de qué iba todo eso. Es mas, la curiosidad casi pulsaba en su lengua.
En vez de eso, se le ocurrió preguntar:

-ira solo?
Mariano le devolvió otra pregunta -A cuanto dista tu piso de Barajas?
Agustín abrió la gaveta del escritorio, saco el pasaporte y la chequera de su jefe y se los alargo con una sencilla respuesta -Como a treinta minutos en tren. Pero descuide, tomare el bus_
-ah!, el pasaporte!. Tienes tu pasaporte actualizado, cierto?
-ssi -Ahora le costaba mas destramar las palabras de su superior
-muy bien -el pelinegro consulto su reloj pulsera, exhalo ruidosamente el aire y volvió a fijar la mirada plomiza en la almendrada tras las gafas de botella de su asistente -Haremos eso de la revisión ahora. Luego pasaremos a tu departamento a recoger tu pasaporte y algo de ropa

Las piernas de Agustín se tambalearon un poco cuando dio un paso adelante, aunque no fue consciente de ello sino hasta que estuvo lo suficientemente cerca de su jefe como para reconocer la enorme diferencia de estatura entre ellos. Solo era conciente de lo que encerraba la anterior orden, ¿o acaso petición?

-se-señor!. Usted quiere decir...
-que iremos a Paris este fin de semana. Si. Que pasa con eso?
-pe-pero no puede!
-si que puedo! -Replico decidido -No he invertido mas de 600 euros diarios en esta mierda de celebración para nada. Voy a consumir esas reservaciones y juro por mi madre que me lo pasare pipa. Aunque ahora tenga más connotación de viaje de negocio

Al ser conciente del motivo distinto y mas banal que Mariano Del Carrillo tenia para invitarle a los Valentines que el mismo se había encargado de organizar, la inicial emoción de Agustín deformo rápidamente a una efervescente rabia. Tuvo el impulso de negarse rotundamente, y bien estaba en la posición de hacerlo...

-Agustín de prisa hombre!. Llevaremos trabajo al mugre Paris así que trae esas carpetas
-... si

Sabes que estas enamorado cuando no quieres dormir por la noche porque tu vida real, supera a tus sueños.
Anónimo

Les Rives de Notre Dame, situada en pleno Barrio Latino es uno de los hoteles con mayor trayectoria y renombre en Paris. Cuando llegaron al vestíbulo esa noche después de poco más de media hora de vuelo Agustín encontró que estaba ricamente engalardonado para esas fechas y que se encontraba atestado de parejas en todos los contrastes posibles. Le asalto la incomoda sensación de estar fuera de lugar y extraño con un anhelo oculto hasta entonces, los tiernos brazos de su pequeño piso en Madrid. No obstante su superior que ya se había apersonado al mostrador y le hacia impacientes señas acuciándole a acercarse también no le dio mucho mas tiempo de echar en falta sus patética mojigatería.

-Bonne nuit. Nous avons des réservations pour nommer de Mariano Del Carrillo -Hizo saber buscando su identificación en los bolsillos del sobretodo oscuro
-Moment, s'il vous plaît? -El viejo gerente de profundas arrugas en el rostro demostró tener gran habilidad para el manejo del ordenador - ... Oh va. La suite matrimoniale -Dijo después de un par de segundos

Tanto a Mariano como a Agustín la última declaración les tomo por sorpresa, al primero más que al segundo que sintió el calor teñir sus mejillas irremediablemente. Tuvo la infantil premura de explicarse ante su superior acongojado por el ilusorio nerviosismo de un niño pillado a media travesura

-usted me había dicho "la mejor habitación", "la mas romántica"!

Mariano asintió no muy convencido aunque conciente de que otra vez Agustín Basso excedía sus expectativas de eficiencia. Se dirigió al gerente:

-Est-ce qu'il a une autre pièce disponible?
El anciano tipeo velozmente -Toute la pièce a déjà été réservée
-Quelques-uns avec deux repique au moins
-... non, je m'assieds sur lui. Leur suite cet éloigné pour trois jours
Finalmente vencido forzó una sonrisa amistosa - ... merci
-Celui dans charge a pris leur bagages et... cela de leur compagnon

Detrás de ellos el encargado del equipaje les siguió hasta los elevadores y se interno con ellos en el cubículo guardando el típico silencio. Pero a medida que el aparato ascendía Mariano noto que les dirigía furtivas miradas. **Cojonudo, un homofóbico**, pensó en primera instancia. Luego confirmo, no sin cierto asombro, que las soslayadas bizqueadas no eran del todo generales para los dos. El encargado parecía estar especialmente interesado en su secretario; no sabia porque. Agustín era relativamente corto de estatura, magro, insípido, demasiado desvaído. Tras analizarlo llego a la conclusión de que tal vez el hombre pensaba en la descompaginada pareja presta a ocupar la suite más romántica del hotel. Esto le molesto de forma oculta, se sintió en la necesidad, de desmentir los pensamientos del desconocido, si acaso eran estos en verdad

-toda la responsabilidad es mía -dijo con un deje de indeferencia -Dormiré en el sofá y tu podrás hacerlo en la cama
-yo he debido advertirle antes de salir de Madrid. Seré yo quien ocupe el sofá
-no. Ya lo he decidido. Prácticamente te he obligado a venir

Agustín no rebatió esa afirmación

La suite era espaciosa y muy iluminada. Cuando dejaron el equipaje en medio de la estancia y Mariano se encargo de despachar al encargado, se decidieron los planes a seguir, el día siguiente. El desayuno y el almuerzo serian de rigor en el restaurante del hotel. La mañana la dedicarían a poner en orden los papeles que en las prisas de esa noche sufrieron traslados y abandono.

Agustín en cambio no recibió la orden muy emocionado; había estado fantaseando con paseos románticos por la capital haciendo gala de su exuberante imaginación y aprovechando que se conocía cabalmente todos los detalles del San Valentín dispuesto para esos 2 días. Mientras observaba a su jefe quitarse el sobretodo con movimientos sensuales, en algún lugar recóndito de su cabeza llego a verse así mismo encerrado en esos fuertes brazos.

-estoy echo polvo -declaro de pronto Mariano sacándole de su ruta de pensamientos -Bajare al bar a beberme algo. Me apetece despejar la chaveta... A ti también te vendría bien un buen trago
-ah. Prefiero darme un baño señor
-como quieras

Diciendo esto cada cual siguió sus planes.

Cuando Mariano regreso a la suite era la una de la madrugada y el silencio adormecedor llenaba las habitaciones. Apenas se podían escuchar los murmullos en las callecitas adoquinadas y el tráfico en la avenida céntrica. Sus miembros estaban pesados y aletargados a causa de la ligera dosis alcohólica en sus venas por lo que le costo su paciencia guiarse en la estancia haciendo el menor ruido posible. Maldijo el hecho de no haber prevenido la inminente embriaguez poniendo su equipaje al alcance de la mano, o por lo menos una muda de ropa holgada o una almohada cómoda para dormir en el sofá. Pero cuando llego al mueble, grande fue su impresión.

-jodido sabelotodo -murmuro en la penumbra observando su pijama doblado sobre la pila de cobijas calientes junto a una mullida almohada. Ciertamente su asistente personal merecía todas las letras del epíteto. Agradecido, emocionado -dos sentimientos meramente inducidos por los Daiquiris- dirigió sus pasos hacia la recamara. Todo estaba oscuro y en silencio. Tropezó en el altillo ignorado la primera vez -Mierd... -Se dio cuenta, tarde, que estaba parado junto a la cama, a la cabecera, y cuando acerco la cara rompiendo la distancia pensó en que debía ir mas borracho de lo supuesto -Pero esto no puede ser...

Agustín roncaba suavemente boca arriba abrigado en su precaria camisilla de algodón. Las apelmazadas hebras almendradas cubrían su rostro andrógino. La piel de los frágiles hombros desnudos, brillaba diáfana en la penumbra. Sus largas pestañas abanicaban unas mejillas sonrosadas y su barbilla redondeada levemente abandonada a la gravedad, apuntalaba hacia arriba graciosamente.

-... ala... Menudo tío bueno se esconde bajo tanto harapo -Se dijo

Uno aprende a amar, no cuando encuentra a la persona perfecta, sino cuando aprende a creer en la perfección de una persona imperfecta.
Anónimo

Le despertó la sed y la fuerte resaca cascabeleando en sus sienes a pesar de lo cómodo del sofá y de no recordar haber bebido lo suficiente como para justificarla. Sentía la boca seca, amarga.

-Joder -se quejo sosteniéndose la cabeza alborotada

Mientras terminaba de volver en si, pensó en un buen baño para desanudar las agujetas y en buen trago de agua helada para disolver la acidez en su paladar. Se enderezo trabajosamente y procurando no arriesgar su sentido del equilibrio, marcho hacia el servicio.

Se sentía embotado
Antes de coger la enorme perilla de la puerta, esta se abrió y Mariano estuvo a punto de caer vencido por un sobrecogimiento inaudito cuando ante si se materializo la membruda figura de su secretario, húmeda, con las caderas envueltas en una sencilla toalla rosa... Aquello no lo había visto nunca.... No fue conciente del tiempo exacto que se quedo contemplando aquellas agudas caderas. Súbitamente la resaca, el amargor en su boca desaparecieron, aunque el desequilibrio permanecía. Y para entonces su abochornado asistente estaba tan perplejo como él ante su aparente indignación.

-lo-lo siento! -Casi grito -No hay toallas de otro color!. Todas son rosa! **Esto es la hostia!. Pero no estaba éste en coma sobre el sofá hace nada?!. Es que solo me pasa a mi, joder!**
-ah... tranquilo. No pasa nada -aseguro el mayor internándose en el servicio y cerrando las puertas con pestillo. Desde dentro grito -¡Quieres pedir desayuno a la habitación?!, ¡O te parece mejor bajar al restaurante!. ¡Recuerda que tenemos trabajo por hacer!

Agustín se enredo en la horrible toalla al volverse hacia las puertas cerradas para responder pasando por alto que la noche anterior había sido Mariano mismo quien dijera lo del desayuno obligatorio en el restaurante del hotel

-Es mas practico cargarlo a la habitación! -Prefería anteponer su desidia a las posibles decenas de parejitas sentadas a mesas rosas
-... vale!

El resto de la mañana transcurrió apegada a la estricta relación laboral a la que estaban acostumbrados. Aburrida y fría.

A medio día pese a las reticencias, si se vieron sentados a la mesa del restaurante:

-es que no me lo creo -decía Mariano en un deje burlón
-es cierto, es la primera vez que vengo a Paris
-pero entonces.... Tu francés es impecable. Te lo he escuchado
-bueno, el no haber estado nunca en Paris no quiere decir que no haya estado antes en Francia
-... si, si. Que tonto estoy. Si es que ya decía yo que no podías haber aprendido empíricamente. Y donde fue eso?
-viví una temporada en Cerbére. Un pueblito al sur de Francia
-ya. No sabía eso. No estaba en tu hoja de vida

Mientras lo pensaba seriamente, hasta ellos llego le serveur acompañado de un muchacho que cargaba el carrito con la especialidad del hotel. Erizo en gelatina de algas con trufa enmarinada y el infaltable champagne Gosset. El hombre apretadamente acogotado en su pajarita, con la practicada toma de libertades, destapo la botella y sirvió el burbujeante líquido en las copillas de cristal: Mientras lo hacia -deliberadamente lento-, una vez mas por algún motivo que no terminaba de entender, Mariano fue testigo del particular interés del sujeto en su secretario. Los ojos del sujeto vagaron por todo el medio cuerpo de Agustín sin que este se percatara. Mariano no pudo evitar la consecuente molestia

-entonces -hablo elevando ligeramente el volumen de su voz, a lo que el hombre reacciono enderezándose conspicuo como solo los camareros en Paris llegan a ser -Cuanto tiempo dices que has vivido en Cerbére
-ah. Casi tres años. Trabaje en una compañía de telecomunicaciones
-porque no lo mencionaste cuando te presentaste a la entrevista? -Encontraba, si no una información relevante para el cargo que ocupaba Agustín, extraño el hecho de ocultarla

Le serveur y el chiquillo encargados se marcharon una vez dispuestas las vajillas con las viandas destinadas

-No creo que sirviera de mucho esa información, señor. No hacia nada. Trabajo de hobby si quiere llamarlo así. Usted_
-dejemos el usted ahora Agustín. Hemos dormido en la misma habitación -satirizo jocosamente, además porque ya encontraba el usted innecesario y fuera de lugar. Las mejillas de su asistente se tiñeron de un rojo suave y a Mariano le pareció encantador -De todas formas merecíamos tener en cuenta tu trabajo fuera de España
-ah. Lo lamento. Fue una época muy corta de mi vida
-no serás un espía o algo así, verdad?
-que dice!
-mph. Me doy cuenta cuan poco se de tu vida fuera de tu currículo -Hizo algo semejante a un puchero -Soy un mal patrón
De hecho lo era, pero Agustín no se lo iba a confirmar

-bien -Comenzó de nuevo Mariano -Pienso remediar eso con un par de cervezas esta noche en el bar mas hampa de la ciudad
-ehem... Hice reservaciones en Garnier para esta noche, creí...
-En le Garnier? ... Pues... -Se encogió de hombros -Ya iremos por las cervezas otra noche. Cual es la hora fijada?
-cena en el Relais Luis XIII a las siete de la tarde, la mesa para dos esta reservada en el segundo piso junto a las ventanas, se que a usted le gusta admirar el paisaje mientras come. La opera con el tema Götterdämmerung en le Garnier a las nueve con treinta. Dos asientos en el palco. Había pensado en un paseo a carroza por el Boulevar como intermedio en tanto comenzara la obra...

Mariano se le había quedado mirándole -mientras el otro enumeraba con los dedos cada actividad de esa noche - sorprendido del grado de conocimiento que Agustín parecía tener de su persona, señalando incluso sus gustos mas delicados en cuanto a diversión y opulencia se refería en tanto él ni siquiera se había tomado la molestia de capturar las preferencias de su asistente mas halla de las aptitudes laborales. Sin embargo hoy había descubierto que el chico tenía una forma muy particular, un poco torcida, de mover los labios al hablar con demasiada rapidez; sus gestos eran graciosos y pueriles. Sin resistirse, clavo el codo en la mesa y apoyo la cabeza en la palma de la mano para continuar escuchándole. Cuando al fin callo, pregunto:

-eso es todo?
-si
-vaya ... Cancelemos lo del paseo, vale?. Para paseos románticos estaremos nosotros

El paseo era más bien lo que mas le había echo ilusión a Agustín. Asintió pesaroso fingiendo concentrarse en su gelatina

-Terminaremos el trabajo pendiente arriba, descansaremos y estaremos listos para la cena
**Vaya forma de pasar un día enteramente planeado para el romanticismo**
La cena nunca se llevo a cabo. Para cuándo Mariano dejo de hacer el trabajolico empedernido animado por la mega capacidad laboral de su secretario, la hora que correspondía a la reservación de la mesa se había excedido escandalosamente. Agustín intento retrasar el convenio con el restaurante vía telefónica, pidió un nuevo, horario, una nueva fecha, desesperado por no perder los 470 € de la chequera de su jefe... No logro nada
Gracias a la velocidad del taxi pudieron alcanzar el primer acto de la opera e instalarse relajadamente en uno de los palcos de la segunda planta. Mariano ornamentado en un traje noche con pajarita, la cabellera negra cepillada hacia atrás y los espejuelos colocados de manera que le daban cierto aire intelectual. Agustín -desgarbado- en un original de Chanel. Parecía más una imitación de profesor con los anteojos de pasta gruesa y las hebras almendradas forzosamente contenidas en un peinado símil a aquel.

Götterdämmerung, es la continuación de las aventuras de Siegfred, quien enfrenta al villano Fafner disfrazado de dragón, para robarle su anillo mágico. Esta segunda narración, hace referencia al precario matrimonio entre el joven y la ex diosa Brünnhilde. En su busca de nuevas aventuras, el héroe llega a los reinos de Gunther, un mandatario soltero ocultamente embaucado por el ambicioso Hagen que desea para si el mágico anillo. Gunther le da a beber a Siegfried una pócima para borrar su memoria y así casarle con su hermana menor Gutrune, mientras él planea hacerlo con Brünnhilde. La walkiria es secuestrada y llevada ante Alberich, y ahí, llena de indignación, ve aparecer al que ha sido su esposo, comprometido con Gutrune y llevando el anillo mágico que antes le diera a ella como prueba de su amor. La obra sigue con la equivocada restauración de la memoria de Siegfred quien tarde recuerda a su verdadera esposa...

**Y cuando entra la gorda?** Fue el ultimo pensamiento de Agustín antes de ser vencido por el cansancio y el desinterés en la obra

-Agustín... despierta. Agustín

Abrió los parpados con desgana encontrándose una masa borrosa de sombras deformes. Al fondo se oía una canción triste y un chistido; alguien le zarandeaba el hombro gentilmente **Donde estoy?**

-Agustín despierta

Sumido en el sopor enderezo las gafas solo para descubrir sobre su rostro, los labios húmedos y brillantes de Mariano. Le vio articular:

-es mi culpa. Te he hecho trabajar todo el día como si estuviésemos en la oficina, y mas, y aun espero que te mantengas despierto para estas chapuzas... Volvamos al hotel

Casi tuvo que llevarle en brazos porque Agustín tenía el sueño persistente y el cuerpo delicado de quien camina dormido. La exquisita somnolencia de un niño

-que planes tenemos para mañana? -cuestiono una vez en el taxi sosteniendo sobre el hombro la cabecita de su secretario distraídamente abandonada como un liviano melón
-... Desayuno libre en el hotel. Hay un sorteo de obsequios para las parejas en el Loby, Belle Epoque, creo... A medio día... -Bostezo -Almuerzo en el Capitaine Fracasse, sirven este año, sopa de mariscos, bisque de homard. Pensé, en un paseo a La Ile de la Cité, a horas de la tarde... Por la noche Comedia Francesa y cena en el Spicy con... trufa negra y de postre con mil hojas de chocolate amargo... ah, y champagne... eso, eso es todo... - respondió él con la voz aletargada
-ya... pasemos del teatro, de acuerdo?
-... totalmente...

Es posible dar sin amar. Pero es imposible amar sin dar.
Richard Braunstien

Agustín sintió la fría brisa del Sena golpear su rostro impregnada del aire dulzón de las algas y mezclarse casi en una confabulación con el exuberante aroma de los platillos que les llegaban a la orden en bandejas de plata, efectivamente equilibradas por los camareros...

El Capitane Francasse es una barcaza restaurante de portentosa quilla plana. Normalmente esta anclada en aguas altas, aunque a veces, en ocasiones especiales, suele navegar por el rió exhibiendo su impresionante vanguardia culinaria.
La mesa para dos que había reservado desde Madrid, resulto, como lo esperaba, estar dispuesta en la cubierta junto a la borda del barco, fuera de los ambientes interiores por lo que el frió invernal chocaba directamente en sus caras iluminadas por un sol de medio día radiante y un cielo cerúleo despejado

-ce magnifique -ronroneo Mariano -Pide la cosecha que apetezcas. Hoy es domingo -Añadió dedicándole una sonrisa enrarecida

Agustín pensó que era su manera de disculparse por el incidente de la noche anterior y por haber perdido el desayuno en lobby del hotel donde se realizo el comentado sorteo-cupido. Paris si que sabia festejar en grande sus Valentines. De cualquier modo la carta de hoy compensaba con creces su hambruna aplacada desde la noche anterior. Los platillos se veían apetitosos. Se relamió los labios mentalmente sin apartar la vista de ellos en tanto el muchacho que llevaba la carta tampoco lo hacia de él. Al percatarse Mariano de esto, carraspeo exageradamente dirigiéndole una mueca disgustada al mozuelo que se dio por aludido, se reverencio y se marcho llevándose a su comitiva consigo.

-hermosa vista, no crees? -Comento luego el pelinegro. Sus ojos vagaron por el casco de la ciudad extenso prolijamente a ambos lados de las orillas del rió -Tomo la reluciente cuchara y dio un primer sorbo a la sopa de mariscos
Su asistente le imito -Muy hermosa
-sabes?. He pensado que debo disculparme contigo. Me he estado comportando ridículamente al colarte trabajo en este viaje. Te pagare horas extras no lo dudes. Pero aun así, me siento un explotador
Dudó si tomar esa declaración como un elogio -Es mi trabajo, señor
-Mariano
-eh?
-habíamos quedado en que me llamarías por mi nombre
**Ah, si**

Mariano le sonrió tomando otra cucharada de sopa. El cremoso líquido paso raspando por su garganta. Sabía algo salado y antes no le había notado la sazón picantilla

-dejemos el trabajo el resto del viaje y concentrémonos en divertirnos -Exclamo observando el rubor cubrir las mejillas de su asistente -Estas de acuerdo?
-ah. Si señor!. Es decir, Mariano
Decidió ser mas bondadoso -Ayer me habías dicho que no conoces Paris
-si
-he pensado... -Sorbió otro poco notando como gradualmente, la temperatura del ambiente aumentaba -Que además de La Ile de la Cité, podríamos visitar otros lugares... -ahora el calor era casi sofocante. Vio que Agustín continuaba tomando de su sopa llevando muy bien el súbito disparo del termómetro. Mas bien como si no le afectara. **Es de la costa, no?** se dijo sorprendido de haber recordado ese dato. Después de beber otro poco, continuo -Hoy te llevare al Louvre y al Jardin de Luxemburgo.

-Iremos? -Su asistente le miro desbordado, todo sonrisas. Luego brinco en su silla literalmente. De pronto estaba pálido, con los ojos enormes tras las gafas de botella. Alargo el brazo por encima la mesa y apuntándole con el índice tembloroso, grito: -¡Joder, su cara!!
-que! -Exclamo a su vez él impresionado en si por la reacción del chico. Se llevo las dos manos al rostro palpando con una desesperación repentinamente ciega -¡Pero que... -Grandes, ásperas y calientes ronchas se sentían plagando sus mejillas y extendiéndose hacia abajo alrededor de su cuello. El tacto aunque indoloro, era grotesco -¡¡Que mierda es esto!! -Salto de la silla y la derribo sin dejar de tocarse la aterradora deformidad.
-¡MEDICO! -Grito Agustín -Esta envenenado!... U-Un DOCTEUR!.

El pavor se extendió efervescente por todo su ser empujándole a un estrepitoso e histérico bailoteo -primero alrededor de la mesa a la que estaban sentados- en medio de vociferaciones y juramentos mientras impotente e igualmente asustado, Agustín le seguía en la carrera exigiendo la presencia de algún entendido en la materia que estuviese a bordo. Pronto había una pequeña cantidad de gente -Incluyendo a los chicos del servicio- que perseguía a Mariano Del Carrillo alrededor de las mesas sobre la enorme cubierta del barco. El griterío era ensordecedor. Cada vez que lograban sujetar al hombre, este huía de nuevo como poseído. Finalmente le arrinconaron a uno de los lados.
La histeria es un estado colectivo causado por un exceso morboso de adrenalina en el sistema, cuando una persona histérica, cree sentirse expuesta al inexplicable peligro, prima en ella el instinto más antiguo del hombre, la supervivencia... Mariano Del Castillo puso distancia entre él y el batíburrillo hasta que sus pies tocaron la resbaladiza borda pelada del Capitane Francasse. Demasiado tarde se dio cuenta que no había otro escalón... Durante un par de eternos segundos todo el largo de su cuerpo oscilo en el aire casi doblado en dos hacia atrás como un magnifico péndulo humano. Agustín se adelanto acicateado por su propio primario impulso, alargo la mano en el aire; pero sus dedos se cerraron estrujando la nada cuando Mariano cayó inevitablemente a las aguas oscuras y frías del Sena...

-¡MARIANOO!

El resto de los comensales no pudieron explicarse el motivo por el cual también a aquel jovenzuelo se arrojo por la borda en pos del otro... cuando ya varios salvavidas a cargo habían emprendido su labor de rescate.

Tarde una hora en conocerte y solo un día en enamorarme. Pero me llevara toda una vida, lograr olvidarte.
Anónimo

El Real Madrid encabezaba la contienda con un tanto contra cero en el canal del cable. El único nacional apetecible en esos instantes y a esa hora de la noche, pensó Mariano despatarrado cómodamente sobre el sofá en la suite del hotel. Llevaba puesto un albornoz blanco tradicional. Sus cabellos rebeldes formaban un confuso nido negro, los parpados se le veían adormilados y las mejillas, con la suavidad de antes, ligeramente enrojecidas. Las cobijas calentitas le guardaban hasta la cintura mientras se dedicaba a controlar la contienda en la pantalla de plasma encajada en un mueble de hoja. Desde la puerta alcanzo a oír los murmullos del mozuelo con el carrito de comida y la voz inconfundible de su secretario despidiéndole. Cuando el pestillo sonó por fin, apago el televisor y le espero...

Agustín no presentaba menos desparpajo que él. El chándal del hotel le quedaba demasiado grande. Sus cabellos eran otro nido de pajas almendradas, su rostro pequeño estaba colorado, ni hablar de sus gafas curadas con cinta pegatina. En fin, le vio aproximarse a la mesita central llevando una pequeña hielera en las manos y vaciar el contenido a una de las múltiples bolsitas plásticas de las de obsequios. Luego con un silencio que Mariano creyó solemne, y hermoso, pasó la compresa por sus mejillas, en un roce acariciador. La sensación fría alivió de nuevo la temperatura elevada de su piel

-siento mucho lo de tus gafas -dijo en voz suave
-no se preocupe, preocupes. En casa tengo otro par. De todas maneras, mañana regresamos a Madrid
-... si -asintió con pesar

Hubo un momento de silencio, agradable y relajante. Después pregunto

-como me veo?
-el prurito ha desaparecido totalmente. Solo queda la fiebre
-no crees que remita o si?
-el medico ha dicho que fue una reacción alérgica. El inyectable será suficiente
-es todo mi culpa. Pero es que no recuerdo ser alérgico a los mariscos
-ah. Eso pasa. Algunas alergias son asintomáticas toda una vida y después se presentan inadvertidamente el momento menos pensado. Lo sabré yo que soy alérgico a casi todo
-lo eres?. Por ejemplo?
-A la mezclilla
-si?
El asintió con la cabeza
-eso es raro
-lo se...
-Agustín... No te he agradecido por haber saltado tras de mi. Nunca nadie me ha mostrado tanta fidelidad, tanto compañerismo. Ni siquiera mi madre

El aludido no supo que decir ni como interpretar el tono de voz suave y contrito de su jefe. Callo largo rato perdiéndose en el gris de esos ojos extrañamente luminosos a la luz mortecina y amarilla de la estancia

-es... era mi deber... -se le ocurrió decir
-no lo era. No era tu deber para nada, y aun así, saltaste... gracias

Se hizo el silencio otra vez.
Ninguno era capaz de apartar la mirada el uno del otro.

Agustín parpadeo finalmente y reinicio el lento avance de la compresa. Pero antes de completar el pase fue halado hacia delante bruscamente. La bolsa con los trozos de hielo cayó a la alfombra dispersándose aquí y allá como transparentes cuentas de cristal. Tenia de pronto el rostro de Mariano pegado al suyo, tan próximo que podía inhalar su febril aliento mientras era retenido del brazo con ligera fuerza

-acabo de notar que tus ojos serian igual de enormes sin las gafas -Dijo el mayor quitándoselas lentamente y alargando el cuerpo hasta dejarlas sobre la mesita central

Luego, con un segundo movimiento que Agustín creyó imposible de realizar por un hombre de ese tamaño, Mariano se alzo en el sofá aferrándose a sus hombros, se contorsiono y giro con él a una velocidad increíble dejándole tendido boca arriba bajo su cuerpo

-que, que esta haciendo? -Sintió que el corazón se le escapaba del pecho, que las rodillas le temblaban estrepitosamente
-no lo se -Se sincero el pelinegro -Es un raro impulso el que me obliga a mirarte... Y ahora, a besarte

Se inclino sobre Agustín y le beso profundamente. Noto que su asistente le respondía con avidez, hambriento. Las lenguas se arremolinaron en una mar de sabores entre ardientes y alcalinos. Se reconocían y danzaban como si llevaran haciéndolo toda la vida.

Tras varios segundos de trivializar el aire, Agustín le separo humildemente empujando el amplio pecho desnudo con las manos
-Esto no puede ser -Afirmo algo agitado y mosqueado consigo mismo. Había fantaseado durante cinco años con el instante en que Mariano Del Carrillo le tomara entre sus brazos y le hacia justo eso, besarle. No obstante ahora que se encontraba en esa situación, tenia el grosero presentimiento de que nada iba bien. Algo faltaba, todo -Gabriela Pomnabradi -salio de su boca en un hilo de voz

Mariano le miro fijamente. Parecía taladrarle con aquellas dos dagas metálicas. Le dijo estrechando los parpados: -La nombras como si no hubieses sido testigo de su oprobio y de su drástica decisión de romper el compromiso
-los dos estaban furiosos. Ofuscados... si lo hablan, quizá...
-te recuerdo que me devolvió el anillo de forma por demás humillante
-pero...
-Sabes porque no estoy hoy aquí con ella?
-...
-se disculpo poniéndome de chapuz la fantástica historia del amigo perdido. Uno de sus ex`s con quien también estuvo a punto de casarse. El tío le preparo un mejor Valentín en Miami -Mariano dejo caer la cabeza, como agotado. Su voz sonó lenta -Estoy cansado de su sentido del amor, de su infidelidad... Seré sincero: Me he dado cuenta de que tú me has ofrecido más cariño que ella en estos 5 años

Agustín no tenía a Gabriela Pomnabradi, precisamente como el mejor cerebrito de un salón repleto de mulas en celo. La mujer era tonta
-yo_
-Agustin... porque me obligas a hablar de ella cuando ni siquiera la he recordado estos dos días, a tu lado?

Por un momento aquella confesión le desarmo. Se quedo contemplando a su jefe con gesto contrito y enamorado.
Mariano aprovecho el deje y arremetió de nuevo besándole y mordisqueando el pálido cuello que poco a poco se le ofrecía sin tapujos. Se deshizo de la prenda superior acariciando la delicadeza de los hombros, disfrutando de las líneas inexistentes entre cada músculo. Agustín empezó a gemir cada vez más fuerte y mas entonado bajo aquellos labios calientes que le recorrían con premura al mismo tiempo que amorosos. Cuando los sintió detenerse en un pezón, succionar potentes y morder, ahogo un quejido sonoro y se arqueo rodeando con sus piernas, las caderas del mayor

-perdóname -murmuro Mariano embelesado con el botón de piel que acaba de dejar maltrecho y rojizo. Lo sobo con la punta de los dedos y lo beso de nuevo ahora más pausadamente en tanto su mano se abría paso entre sus cuerpos y la prenda inferior del chándal. Capturo a su presa en una posición que le resulto de lo mas divertida: despierta, semi aplastada contra su muslo

Agustín volvió a arquearse desgañitándose mientras sentía aquella ardiente mano bombearle de forma pausada. Con la mirada borrosa vislumbro a su jefe sonreírse seguramente observando encantado los gestos que lograba extraerle con cada impresión...

**Que haga lo que apetezca** pensó. Le presintió despojándole de los pantalones finalmente

-Que descubrimiento -hablo entonces Mariano y Agustín pareció ser alcanzado por el comentario como por una flecha. Un atisbo racional
-no... basta. No puedo! -Se revolvió consiguiendo liberarse
El pelinegro le miro inquieto, algo molesto -Que pasa?. Creí haber acertado en tus inclinaciones
-ah?
-no eres gay?
**Vaya mierda. Cinco años de lamerle las bolas y es ahora que le pega al bingo**
-ssi. Lo soy
-entonces?
-pasa que esto va de gorra... Mariano. Esta es la típica historia de la secretaria petarda enamorada del jefe "cegaton". Seguro la has visto en los culebrones de los domingos. Él se rompe las piernas bajo el último trolebús de tanda. Ella que ha estado siempre a su lado, sigue estando. Él se da cuenta que ha estado enamorado de ella todos esos años de tacitas de café, de ardiente servidumbre y respeto. Se quedan juntos pero ya su amor esta maldecido

Tras un rato de permanecer en dudoso silencio, la estancia se lleno de la potente carcajada que Mariano dejo escapar en un ataque de hilaridad. Se convulsiono partido de la risa mientras decía:

-pero no te das cuenta, hombre?.... Ya estamos maldecidos
-eh?
-hoy he sufrido mi accidente, no con un trolebús eso si, pero si con tamaña barca. Casi muero por si no has caído en cuenta y... -Callo repentinamente sereno. Sus gestos volvieron a disolverse a una febril expresión, su sonrisa se curvo ligeramente torcida y su vos fue irresistiblemente sensual -Acabo de enterarme que he estado enamorado de ti todos estos años
Agustín pestaño varias veces antes de tartamudear -pe-pe-pero yo
-no digas mas. Voy a hacerte el amor -Volvió a inclinarse sobre el para besarle. Se detuvo y se alzo otra vez -No eres virgen, cierto?
-importaría eso mucho?
-seria un alivio, aunque no dejaría de sorprenderme, es decir...

Cariñosamente Agustín rodeo el cuello de su jefe con ambos brazos, se ayudo a enderezarse un poco para susurrarle en su oído:
-no soy virgen. Pasaron muchas cosas en Cerbére. Cosas que prefiero olvidar. Por eso borre esa época de mi hoja de vida... en un justo trueque sin embargo... -Se tumbo de nuevo. Le miro fijamente a los ojos antes de girarse boca abajo y flexionar las piernas apuntalando e inmolando la redonda circunferencia de sus nalgas al deseo de su superior -También aprendí muchas cosas...

Mariano se enderezo del todo. Sonreía. Se despojo del albornoz dejando su delineado cuerpo al desnudo. El juego de la luz dorada y las sombras marco cada línea, cada músculo pálido. En sus ojos bailaban el deseo y la lujuria -consabidas ahora- hacia su arrebatador secretario personal. Como un gato que se mueve ligero, se acomodo a horcajadas detrás de su impaciente presa, con una pierna haciendo flexión y la otra firme apoyada en el solado

-vaya cajita de Pandora has resultado ser -dijo, reclinándose sobre la frágil espalda y besando los flancos delicadamente -Aunque sabes?. Yo también tengo mis sorpresitas

Agustín ladeo la cabeza un poco justo para ver -y sentir- a su superior abrirle las nalgas de par en par, hundir los labios y lamerle penetrándole profundo y fuerte. Casi grito una maldición al hundir la cabeza en el cojín del sofá. Su cuerpo se tenso y se relajo involuntario no porque no hubiese sentido nunca tan sórdido embique, si no porque no lo sentía hacia tiempo

-sor-presas? -alcanzo a preguntar jadeando, intuyendo aquella lengua ardiente abatir la estrechez
El aludido se alzo sonriente -...soy bisexual... No te habías dado cuenta? -Y le penetro de un solo embate
-¡Coño! -se quejo el otro al ser enviado deliciosamente hacia delante
-ups?. ¿coño?
-ha. ... lo... lo siento. **Pensé que me partía a la mitad. Joder! ... Bisexual?. Él?**

Cuando el vaivén comenzó primero lento, abandonado a una ambigua desgana. Agustín se sintió en la gloria. Busco acompasar su ritmo al de Mariano y llevarlo a otro más vertiginoso; clavo los codos en la mullida superficie del sofá y se impulso hacia atrás de manera audaz.

Su compañero arremetió en respuesta en un nuevo impulso hundiéndose mas profundo en el suave pasaje hasta que sintió el convulsivo cuerpo bajo suyo, sacudirse gracias a un poderoso estremecimiento. Había olvidado lo mucho que le encantaba sentir aquellos repentinos temblores que un nudo sensible bien palpado en el mórbido camino de vísceras, lograba provocar en los amantes de su mismo sexo. Agustín en especial resultaba delicioso. Se apresuro a capturar el trozo de carne cabalgante y continuar su antes olvidada tarea. Tuvo su recompensa al escuchar agudos quejidos mezclados con juramentos y blasfemias. Esa era otra de las sorpresitas de su mojigato asistente. Se sonrió sintiéndose también estremecer.

Sus músculos cascabelearon como golpeados por una carga eléctrica y ambos, moviéndose juntos en un solo cuerpo, llegaron al blanquecino clímax... Un acabose enloquecedor...

Agustin se desvaneció primero en franca laxitud y sintiéndose avergonzadamente bien -... -... yo flipo... Ha sido...
-Ha estado jodidamente bueno... -Mariano se derrumbo sobre él, agitado, tratando de no aplastarle con su peso. Le arrimo a un costado tendiéndose largo y amplio sobre el sofá y dejando al delgado asistente acomodarse sobre su torso humedecido
El sopor se presento tentándoles poderosamente a cerrar los parpados y recuperar energías. Se formo en el ambiente un calido mutis. Se alcanzaba a escuchar algunos transeúntes gritar alegres en la noche, algunas bocinas de coches apresurados. El romance precedió a la lujuria y Mariano decidió ser sincero

-quieres renunciar? -Pregunto en voz suave, parsimoniosa
Agustín alzo la cabeza lívido -¿Quieres que renuncie?
-vaya por Dios, claro que no. Te lo pregunto por si esto te resulta in llevadero mas adelante. Nos hemos complicado, sabes?. Pero yo... quiero tenerte a mi lado. No importa si pierdo a mi asistente
-no quiero dejar de ser tu asistente!. Me gusta cuidar de ti
Le sonrió -Entonces como quedamos?
-Pues. Creo que los dos somos lo suficientemente maduros para llevar nuestra relación patrón-empleado sin apabullar el sexo
-sexo es una palabra tan genérica... El amor no es solo sexo, sabias?
Aguardo expectante a que Mariano continuara
-Agustín
-si?
-... quieres ser mi Valentín?
Brinco del gusto enredándose a su cuello -SI! -Y le beso como imagino hacerlo en sus sueños -No son monas estas fechas?. A mi molan hasta no creer ^^

Fin
Epilogo = He aquí el misterio resuelto:

Aunque no sepa quererte de la forma en que te gustaría, siempre te querré con todo mi corazón, de la mejor forma que se.
Anónimo

Mariano comenzaba a creer que había sido una mala idea regresar a Paris ese día miércoles. Los hoteles ya no tenían cabida. La gente estaba mas rosa que nunca.
Mientras Agustín, con su gorrito de lana, sus gafas de botella y sus mojigatos pantaloncillos de tela, se liaba con el administrador del Rives tratando de convencerle que les reinstalaran a su suite, el pelinegro descubrió los ojos peregrinos de un tío regular, pasearse descaradamente por toda la anatomía de su novio...

-pero que coño! -Encolerizado y harto de presenciar las escandalizadas miradas que los parisinos le dedicaban a su asistente -como si fuese el bicho mas raro del planeta- le planto cara al extraño interrumpiendo violentamente la despreocupada vigía a los movimientos de Agustín -¡A ti que te pasa, paparretas?!. ¡Es que todos los franceses sois intolerantes o no os cuadran las personas con gafas?!. ¡Como me lo insultes te vas a enterar!
-Pardonnez-moi. Seul c'était... admirer
-... ¡que!. Qui ce dire?! -Sacudió Mariano la cabeza
-c'est que, le garçon est beau... beau
No se lo podía creer. No sin que el sujeto ignorase lo todavía mas hermoso que Agustín era estando desnudo y lo infinitamente hermoso que era tras hacer el amor -Il est mon petit ami -Subrayo levantado la barbilla
-vous êtes très chanceux
No hacia falta ni mencionarlo -Oui. maintenant à l'extérieur de !

El hombre hizo una reverencia y se marcho entre los pequeños grupos de gente. Al poco rato Agustín reapareció. Se lo veía radiante

-Lo logre! -Dijo y le salto al cuello -Ya podemos subir
-sabes?. Hemos de venir más seguido a Paris. Tienes un excito rotundo aquí
-a que ha venido eso?!
Le sonrió negando con la cabeza -A nada. Cosas mías... Felices Valentines, mi amor -Le beso en medio del Lobby ahora conciente de que medio hotel, si no el hotel entero les veía...

**... Se le ha olvidado obsequiarme la tarjeta... Se lo digo?... Lo olvida todo... Seguro ha olvidado que hoy es mi cumpleaños. Joo¡, 14 tenia que caer...**

 


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