Tony conoció a Steve a los seis años, resulta que Howard y Joseph eran amigos que trabajaron juntos en la segunda guerra mundial. Cuando vio por primer vez al rubio le pareció un chico muy callado y tímido.
Aún así de inmediato Tony lo reto a un “duelo”, aunque su padre estuvo en desacuerdo Anthony comenzó a practicar Karate a una edad temprana, ya que al ver la televisión le llamo la atención ese deporte. Anthony era conocido por sus berrinches, por lo que nadie quería escucharlo llorar, porqué era de verdad infernal.
En su mente inocente creía ser el mejor y más fuerte de todos, además de que al ser un Doncel el hecho de ser fuerte lo hacía estar muchísimo más orgulloso sobre el tema. Nadie nunca lo había vencido en la academia a la que iba.
Steve se negó varias veces, era un chico tranquilo que prefería mil veces quedarse en una esquina dibujando, además de que le daba miedo hacerle daño al pequeño chico que le proponía una pelea.
Howard varias veces le decía a su pequeño hijo que dejará a Steve, que lo estaba molestando, la paternidad no era para él en definitiva y prefería dejarlo al cuidado de Jarvis, el mayordomo de la mansión Stark.
Ambos hombre tomaban algo de alcohol, riendo de los viejos tiempos y de vez en cuando veían a sus hijos para asegurarse de que estaban bien. Howard, algo borracho y ya cansado de la voz irritante de su hijo se giró frustrado.
—Steve, sólo hazlo por dios!, para que se calle de una vez!—gritó Howard, estampando el vaso en la mesa con fuerza, viendo a los presentes sobre saltarse con su voz.
—Amigo no creo que sea lo mejor—Susurró Joseph, sabiendo que su hijo era mucho más alto y fuerte, a diferencia del pequeño y delgado cuerpo del Doncel.
Howard hizo caso omiso, alentando a Steve a aceptar la pelea contra un pequeño niño y sobre todo un Doncel, miro a su padre con duda, este nervioso sólo le dijo que lo hiciera. La situación se estaba volviendo incomoda y honestamente Joseph sólo quería salir de la mansión con su hijo, no le parecía bien que estuvieran tanto tiempo con un hombre borracho.
Tony se puso en posición de ataque, su inmensa sonrisa que destilaba confianza le dio más pena aún al ex coronel. Steve también se puso en posición y aunque Tony fue rápido en darle una patada a las piernas del rubio, Steve fácilmente le hizo una llave para llevarlo hacía abajo, aunque fue un golpe limpio sujeto su cabeza antes de que se golpeará contra el suelo.
El silencio perduro en la habitación Howard se sintió complacido y se río de su hijo, Tony humillado y con los ojos cristalizados salió corriendo de la habitación. Se abrazo a una almohada siendo seguido de cerca por Jarvis, quién de inmediato lo consoló.
Joseph se fue junto con Steve en cuanto pudieron, sin antes una advertencia por parte del mayor: No volvería a la mansión Stark. Howard borracho desestimo las palabras de su amigo.
Luego de eso Tony se puso aún más competitivo, se moría por vencer a Steve, era su único propósito. En su cabeza iba a ser una venganza por tal humillación, quería cerrarle la boca a todos y que vieran que él era mejor.
Al entrar al mismo instituto una y otra vez pasaba lo mismo, Steve lo vencía, tenía siempre mejores calificaciones y mejor rendimiento en deportes, además de ser más alto y fuerte. Tony quería ser cómo él y a la vez mejor.
Aún así Steve jamás de ninguna forma lo trato mal, siempre le daba palmadas y palabras de ánimo “En la próxima prueba te ira mejor, Tony”, “Que increíble, te fue muy bien, estuviste excelente” y Tony se lo tomaba peor, para él era una humillación constante que el rubio no lo tomará en serio, cuando él se proclamaba su contrincante Steve decía “No es una competencia, Tony, tomalo con calma”.
Al menos eso creía Tony, porqué la realidad era muy distinta, Steve fácilmente se podría dejar ganar. Sólo que no quería.
Estar constantemente siendo perseguido por Anthony le gustaba, no porqué le gustase ganarle, ni nada así.
Más bien era que le gustaba su sonrisa de ilusión cada vez que le entregaban un examen, le gustaba sus pucheros y berrinches tontos, ¡hasta su forma de insultarlo le resultaba adorable!, cada pequeña cosa de Tony le gustaba.
Fue inevitable darse cuenta que estaba enamorado de Tony Stark, sus cuadernos de dibujos se veían repletos por el rostro del castaño, había comenzado a interesarse en la cocina porqué Tony amaba los dulces y quería prepararlos para él. Amaba los gatos porqué le recordaban la arisca y floja personalidad del Doncel.
Sus ojos no dejaban de buscarlo, hasta que se convirtió en algo habitual que Tony estuviera a su lado y si, Stark podía proclamar cuanto quisiera que lo odiaba. Más todo el mundo sabía que no era así para nada.
Siempre era el primero en preguntar cuando estaba ausente, siempre le llevaba las tareas con la torpe escusa de qué quería vencerlo justamente, siempre era el primero en llegar para sus cumpleaños con un regalo que sabía que le gustaría al rubio.
Solamente que ninguno admitía nada y ya sus amigo estaban acostumbrados a que esos dos estuvieran persiguiéndose y sólo rodaban los ojos aburridos.
¡Hasta Thor se daba cuenta del evidente coqueteo! Y eso que era el más despistado de los ocho, mientras que Loki siempre soltaba alguna que otra insinuación de los sentimientos de ambos.
¡Solamente que uno era demasiado cabezotas para darse cuenta y él otro era demasiado tímido cómo para decir algo!.
Natasha por su lado sólo rodaba los ojos cuando Steve comenzaba a hablar de Tony, “Que lindo se ve Tony hoy”, “Tony me saludo esta mañana”, “¿Haz visto a Tony?, preparé su postre favorito”, “Tony se ve algo sonrojado hoy, ¿No te parece?”, era sumamente molesto!.
Y bueno Peter notaba que a pesar del odio que profesaba su amigo, siempre terminaba hablando de él, y sólo le quedaba sonreír haciéndose el loco.