Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Reino oculto por La loca de los gatos fujoshi

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Él era un hombre normal de 23 años que acababa de Titularse en una Universidad promedio del país, donde estudió la aburrida carrera de Leyes, que para variar, no le gustaba, pero su tío, quien lo adoptó desde que era un niño, lo obligó a estudiar


Su vida era bastante normal, tenía una novia guapa y muy inteligente, pocos amigos debido a su terrible carácter y una vida económica sencilla y modesta, pero no podía pedirle más a la vida, siempre se consideró la persona más común y corriente del mundo


Un día volvió a casa por la tarde luego de trabajar, encontró una carta extraña sobre la mesa de la sala de estar, ya que iba dirigida a su nombre la abrió, en ella, se le explicaba que al día siguiente recibiría una muy importante visita y que debía estar preparado. No venía remitente alguno, solo un sello imperial como membrete


—¿Reino Saiyan? ¿Qué diablos es eso? —pensó confundido, nunca escuchó antes semejante nombre— Boberías


Volvió a dejar la carta en su sitio y buscó a su tío, pero este no se encontró por ningún sitio. Subió a su habitación y se tiró en la cama, sacó su teléfono celular y mandó un mensaje a su novia


—Bulma amor, ¿nos veremos hoy? —preguntó en el mensaje y esperó respuesta, pero esta no llegó en ese momento


Su nombre era Vegeta y quería mucho a su novia, pensaba pedirle matrimonio apenas tuviera la oportunidad y pudiera juntar un poco de plata. Se quedó dormido tras eso


Al despertar, se dio cuenta que pasaron casi dos horas y revisó su teléfono, había respuesta de su chica, que había contestado apenas media hora atrás


—Lo siento cariño, tengo reunión familiar —leyó en voz alta


Ya que era común que eso pasara no le tomó importancia, ella no solo era inteligente y hermosa, también pertenecía a una de las familias más ricas de todo el país


Ellos se conocieron en la etapa de Universidad, durante las prácticas de Vegeta, quien tuvo que ir a hacerlas a una de las múltiples empresas de la familia de Bulma, la atracción fue al instante pese a sus diferencias de clase, pero eso no impidió que tuvieran una relación, aunque los papás de ella no la aprobaban.


Al día siguiente, justo cuando intentaba terminar de despertar, pues era temprano en la mañana, se escuchó un bullicio extraño fuera, asomó su cabeza por la ventana y vio algunos automóviles lujosos estacionados en la acera y gran parte de la Colonia


—Algún fanfarrón seguramente —bufó con enfado


Vegeta bajó las escaleras y al pie de estas estaba su tío con una gran sonrisa, un señor viejito de nombre Roshi, entonces lo miró con desconfianza, era muy extraño


—Al fin despiertas, justo a tiempo


—¿Para qué? —preguntó extrañado


—Para recibir a tu familia


—¿Qué dices? —preguntó todo confundido


Roshi mostró una enorme sonrisa de satisfacción y tras una indicación, la puerta se abrió, al hacerlo, una alfombra roja se extendió hacia el interior de la modesta casa, tras esta, entraron un grupo de oficiales con ropas pomposas que Vegeta nunca había visto, uno de ellos tras el sonido de las trompetas de los demás, sacó un pergamino el cual desplegó


—Anuncio con ustedes, al rey Vegeta del reino Saiyan, rendid honores —dijo con voz solemne


Nuevamente las trompetas sonaron y tras eso, entró el mencionado rey, al verlo, Vegeta casi se echa para atrás, pues el parecido con él era enorme y estaba muy confundido


—¿Qué diablos? —se cuestionó aturdido— ¿Qué significa esto tío?


—Veras…


—Él no es tu tío —respondió el rey Vegeta— Hijo mío, este hombre tuvo como tarea cuidar de ti, criarte hasta la edad adulta


—¿Qué? —miró a su supuesto pariente


—Así es, vaya que fue difícil, pero…


—Espera ¿somos ricos? —preguntó hacia su padre, este asintió— ¿Y dejaste que viviera aquí?


—Era necesario —justificó sin problemas— Debías prepararte para la vida y ser autosuficiente para que pudieras tomar el trono, es momento que lo hagas, regreses al reino y contraigas matrimonio


—Es una locura —expresó asustado— Yo tengo novia acá y una vida


—¿Novia? —tosió un poco— Hijo, debes dejarla, en el reino tienes preparado todo para contraer matrimonio y gestar a tu primogénito


—Yo no quiero hijos ¿no tengo hermanos que hagan todo eso? —preguntó aterrado, quería mucho a Bulma y ella también llegó a mencionar que nunca quería hijos, así que imaginaba una vida a su lado sin ellos


—Lo siento, tampoco tienes opción


—Pero…


—Nada de peros, mañana vendremos por ti, tienes un día para arreglar tus asuntos aquí —determinó bastante serio


Sin darle tiempo a reclamar, el rey y toda la corte imperial se fueron de inmediato, Vegeta tenía mucho que procesar y no sabía qué demonios hacer, lo primero que hizo fue reclamarle a quien creyó era su tío, pero este le dijo que solo siguió instrucciones pero que aun así, le tomó cariño, pero a él no le importó, estaba muy enojado


Sin decir más palabras a quien creyó su pariente, Vegeta decidió ir a casa de Bulma, le diría ese mismo día que escaparan juntos, pues estaba muy seguro de que ella lo amaba igual que él la quería, así que seguro diría que sí, después de todo, ella siempre peleaba con sus padres para defenderlo, eso debía significar algo


Ya que lo conocían de sobra, la servidumbre no dudó en dejarlo entrar incluso hasta la habitación de la chica, pero cuando Vegeta entró, se llevó la gran sorpresa de su vida, pues debajo de las sábanas, sobre la cama, estaba su chica dormida junto a un hombre que él conocía mejor que bien, su nombre era Yamtcha y era el hijo de un empresario muy rico, él era amigo de Bulma, pero Vegeta nunca sospechó que ellos dos se entendían a sus espaldas


—¿Qué significa esto? —preguntó muy enojado, despertando a los dos


Bulma vio sorprendida a su novio ahí, pues nunca llegaba sin avisar. La servidumbre que llegaba por la mañana, no sabía de esa situación, así que por eso lo dejaron pasar sin más. El amante de su novia despertó también y vio a Vegeta ahí, sin esperarse el puñetazo que recibió en la cara, la escena era digna de un drama de televisión


—Puedo explicarlo —intentó justificarse la mujer


—No hay nada que explicar, no quiero saber de ti nunca —se dio media vuelta y avanzó a la puerta para irse


—¿Creíste que lo nuestro sería para siempre? No somos de la misma clase social —espetó ella, dolida porque no pudo justificar su infidelidad


—Así es, no somos de la misma clase social —bufó con suficiencia— Yo soy de la realeza —pensó sin decírselo, pero ya vería ella después quien era él realmente— Sé feliz con ese niño rico sin cerebro


Vegeta salió de ahí echo una furia, pero ya no tenía nada por lo que luchar para quedarse ahí, aceptaría sin más su futuro en el reino Saiyan, tomaría a una desconocida por esposa y tendría descendencia, en un futuro cuando se encontrara de nuevo con Bulma le mostraría que él era mucho más que un simple hombre pobre con el cual solo se divirtió.


Al día siguiente y tal como se prometió, el rey Vegeta mandó por su hijo, lo recogieron en una limosina escoltada por cinco autos lujosos, su padre estaba en el Hotel donde se hospedó la noche, ya antes por la mañana, mandó que le depositaran el dinero que faltaba del pago a Roshi, por sus años de servicio, era tanto que prácticamente no iba a tener que trabajar en toda su vida


Aunque estaba molesto, Vegeta tenía estima por el viejo Roshi, así que lo perdonó por mentirle y se despidieron bien. Padre e hijo subieron en el avión privado de la familia imperial y partieron rumbo a una nueva vida para el joven


En todo el camino no se hablaron, dentro de todo, Vegeta estaba molesto y dolido, porque siempre se creyó huérfano y pobre, no tuvo oportunidad de crecer junto a sus raíces, tuvo que trabajar desde joven y pasó por hambre, mientras en aquel dichoso reino, sus padres y demás parientes, si es que los tenía, se daban su buena vida


—Y entonces ¿mi madre nos espera? —habló por primera vez en todo el viaje, el rostro del rey se ensombreció repentinamente


—Ella murió al darte a luz hijo, que seas huérfano de madre nunca fue una mentira —explicó, aun le dolía el corazón de saberlo


—Ya veo —aunque era triste saber que tenía papá y no una mamá, al menos nunca creció anhelando una, si le hizo falta, pero él siempre fue fuerte


—Y entonces, hemos llegado —señaló el rey tras varias horas de vuelo


Vegeta pegó la frente al cristal del avión privado y vio el glorioso reino Saiyan, era grande, próspero y muy lujoso, sus ojos brillaron por tanto oro, diamantes y demás piedras preciosas que se podían ver en algunas fachadas de edificios o en autos


—No hay pobreza en el reino Saiyan —explicó orgulloso


El avión finalmente aterrizó, el rey y el príncipe solo debían descender sin ocuparse de absolutamente nada, los recibió la guardia imperial, ya los esperaba el auto de la realeza, uno de tantos, hasta no anunciar la llegada del heredero, Vegeta no podía ser visto por los demás, así que ese coche tenía vidrios polarizados


El príncipe miró maravillado las hermosas y limpias calles, al menos en ese tramo, no había ni un signo de pobreza, tal cual lo explicó el padre, pero no solo eso llamó la atención de Vegeta, sino las personas en sí mismas


Con extrañeza y asombro lo notó, por las calles caminaban tranquilamente y sin problema alguno, personas tan diversas como los granos de la arena del mar, incluso se podían ver parejas de todo tipo tomados de la mano, besándose o dándose abrazos, mujeres con hombres, hombres con hombres y mujeres con mujeres, también quienes no sabrías decir a simple vista si eran de un género u otro, pero se notaba que nadie molestaba a nadie por eso, no importaba


—En el reino de Saiyan creemos en la diversidad, en el amor puro, el libre albedrío…


—Vine a la fuerza —respondió el príncipe ante la explicación


—Has oído el dicho que dice "Nobleza obliga"? —preguntó luego de reír divertido— Tú tienes un deber ante tu pueblo, por eso también, te concertamos un matrimonio


—¿Qué? —esta vez se exaltó mucho más que antes— Me obligarás a casarme con alguien que ni conozco en un país que se supone es love free y respeta el libre albedrío —estaba muy indignado


—Nobleza obliga, hijo —repitió las palabras de antes— Y no está a discusión, tu madre y yo así nos casamos y también aprendimos a amarnos


—Yo no soy tú —cruzó los brazos, enojado


No volvieron hablar en el resto del trayecto. Llegaron finalmente a palacio, un sitio bastante digno de un reino tan rico como aquel, cada espacio, cada pared, cada adorno, cada cuadro, todo estaba perfectamente ubicado y era de tan invaluable calidad que nadie se atrevería siquiera a romper el más diminuto artículo


La quijada casi le llega al suelo a Vegeta, no podía creer que él era el heredero de todo eso, sin duda Bulma se moriría del coraje y la envidia el día que se diera cuenta de eso. Aunque aún le dolía, una cínica sonrisa de satisfacción apareció en su rostro


El rey presentó al príncipe con todos los sirvientes del palacio y ninguno tenía permitido mostrar el rostro del príncipe hacia el exterior, no antes de su presentación oficial en la fiesta que se llevaría a cabo en unos días, luego de eso le mostraron su habitación, la cual casi abarcaba todo un piso del palacio, si no fuera por la enorme escalera en medio que dividía las dos salas principales de ese piso


—Así que no tengo opción —suspiró profundo


Luego que se instaló y descansó un poco, un sirviente lo llamó para que bajara y se reuniera con su padre en la oficina de asuntos principales del palacio. Vegeta caminó mucho para poder llegar hasta ese lado


—Aquí es donde se tratan todos los asuntos oficiales, de aquel lado está el consejo imperial. La próxima junta ya estarás presente


—Ajá —respondió sin ganas


—Te acostumbrarás, es un reino tranquilo, no tenemos conflictos con ninguna otra nación


—¿Con quién me casaré? —preguntó nervioso, esperando que al menos su prometida fuera hermosa


—Es de la nobleza también, de este mismo reino, solo que ha hecho acuerdos en el exterior


—¿En otro país? —preguntó intrigado, el rey negó


—Más allá de las estrellas


—¿Qué? ¿Me dirás que es marciano? —rio divertido


—Hijo, tú no eres terrestre, no perteneces a este planeta


Ante eso, Vegeta se quedó helado, no entendía ni qué carajos significaba eso


—Verás —suspiró profundo— El Planeta Saiyan existió hace cientos de años más allá de la galaxia que conoces como Vía Láctea, fue destruido debido a las múltiples guerras y conflictos, llegamos a la tierra en los restos de un asteroide


—Espera, sin oxígeno, no se puede sobrevivir


—Nuestra anatomía es completa y compleja, podemos respirar en distintos ambientes, incluyendo sin oxígeno, nuestros pulmones son capaces de crearlo


—Te has vuelto loco —dijo indignado, dispuesto a irse


—Detente —ordenó enojado, lanzando hacia el frente un rayo de luz que dio directo en la puerta, destruyéndola, asustado, Vegeta se giró hacia su padre


—¿Qué demonios?


—Siéntate —esta vez Vegeta hizo caso— Llegamos a un acuerdo con el aquel entonces gobernante del mundo, a cambio de que protegeríamos la Tierra de amenazas de otros mundos, ellos nos permitirían reconstruir Saiyan con las personas que sobrevivieron y gracias a nuestras habilidades sobre humanas, prosperamos hasta ser extremadamente ricos y autosuficientes. Aunque ahora no todos desarrollan poderes como el de nuestros ancestros, los nuevos nacimientos se están humanizando cada vez más, por eso debemos mantener intacta la línea de sucesión entre Saiyanes


—Es una locura —musitó sintiéndose asustado


—Tu madre ya estaba embarazada de ti cuando llegamos, te dio a luz y luego murió, pues quedó herida luego de ese horrible viaje en asteroide


—Quiere decir que nuestra existencia alienígena es ¿un secreto? —el rey asintió— Y yo entonces ¿tengo poderes y fuerza? —de nuevo asintió


—Te entrenaremos para eso, tú y tu prometido lo harán


—Espera ¿MI QUÉ? —preguntó todo nervioso


—Tu prometido —sonrió tranquilamente


—Pero tú hablaste de procrear un heredero y…


—Sí, pero nunca te dije que sería mediante sexo o algo así, tenemos tecnología diseñada apropiadamente para que haya nacimientos de linaje puro para seguir manteniendo la raza


—No tiene sentido, esa tecnología no existe, es ciencia ficción


—No hijo, hay mucho de este universo que desconoces. La realeza no tiene permitido procrear naturalmente


—Y entonces ¿de qué sirve casarme con un hombre? Si además no soy gay


—Aquí no existe la palabra gay como en el exterior, así que, por favor, no vuelvas a decirla


—Para que siga viéndose normal cualquier forma de amor, cada línea de sucesión es distinta a la que le precede, tu madre y yo fuimos el matrimonio hombre mujer, tú tendrás matrimonio con un hombre y procrearán una hija con su ADN conjunto, ella a su vez se casará con una mujer cuando sea adulta —explicó convencido de que aquello era normal o bueno


—No importa si lo llamas diversidad, aún así obligan a los demás a casarse con alguien que no ama o que incluso puede ni gustarle un poco


—Por eso el sexo es opcional, el matrimonio solo es política, no te preocupes, podrás tener cuantas amantes quieras, siempre y cuando sea un acuerdo entre tú y tu marido —explicó bastante orgulloso de su sistema de matrimonio real


—¿Sabes qué? Al diablo todo, me voy


—¡Vegeta! —gritó antes que se fuera— No te atrevas, ya te dije que Nobleza obliga, no hay opción


—Al diablo tú y la nobleza, al diablo el reino de Saiyan, al diablo ese dizque prometido, todos ustedes y sus locas políticas ¡Váyanse a la mierda! —decidido a abandonarlo todo caminó hacia la derrumbada puerta, pero apenas dio un paso más, sintió un golpe en la nuca y perdió el conocimiento casi al instante, solo alcanzó a ver el rostro molesto y duro de su padre


Tardó casi una hora en recuperar la consciencia, al hacerlo se encontró atado en su habitación, ligado a la amplia cama donde reposaba, ahí, esperaba paciente su padre a que despertara


—Suéltame maldito loco —pidió enojado


—Estarás ahí hasta que recapacites y te entregues a los deberes de tu futuro reino


—Pero


—¡Nada de peros! Vendrá un sastre a tomarte medidas para tu traje real, lo usarás por primera vez este sábado en la presentación del príncipe heredero a la sociedad —sonrió con triunfo— Vendrá tu prometido y se anunciará oficialmente el casamiento


—Por favor, no me obligues a esto —suplicó molesto, pero usando un tono de voz amable— Haré todo lo que deba respecto a los deberes reales, pero no casarme a la fuerza, menos con un hombre, a mí no me gustan los hombres


—Hijo, ya te dije que el matrimonio solo es política, no tienes que tener sexo con él —sonrió intentando parecer comprensivo— Kakaroto es un buen hombre


—¿Kakaroto? Encima tiene nombre de tonto —se quejó molesto


—Guarda los modales Vegeta, él también es un noble, proveniente de una de las castas imperiales que vinieron con nosotros en el asteroide


—O sea que ¿encima es mi pariente o algo así?


—En efecto, no cercanos, pero es de nuestro linaje, de una de las familias secundarias, su bisabuelo y el tuyo fueron primos, así que no te preocupes, no son consanguíneos directamente


—Aún así, es raro, la idea de diversidad es buena, pero no forzada, no así —volvió a insistir, molesto porque le obligaran a casarse con otro hombre— Yo amo a una mujer, ingrata que me mintió, pero la sigo amando, si quiero olvidarla, necesito otra mujer


—Te lo dije, puedes tener las amantes que quieras, solo que no se enteren las personas comunes, es todo —explicó seriamente


Vegeta sabía que no había modo de hacer cambiar las extrañas costumbres de aquel extravagante reino y no quería ser un prisionero de esa habitación por siempre, así que no tuvo mayor remedio que aceptar las locas condiciones impuestas


Y así, el día de la celebración real llegó, mientras dos sirvientes terminaban de ayudarlo a vestirse y prepararse para la ceremonia, Vegeta veía su reflejo en aquel elegante pero vacío espejo, sin esencia, extrañó su libertad, incluso la pobreza, porque al menos podía tomar sus propias decisiones de cómo vivir su vida


—Es hora hijo, te esperamos abajo —indicó el rey cuando entró sin llamar a la habitación, luego salió tan pronto y sigilosamente como llegó


Vegeta suspiró profundo y pidió a los sirvientes que se fueran, miró una última vez su reflejo, vestía un elegante traje de tres piezas, pantalón azul y una camisa blanca, sobre esta, un saco real que llevaba la banda imperial con el logo y las estrellas, combinaba los colores azul, blanco y rojo


—Aquí vamos —resignado salió de la habitación


Podían oírse los murmullos de voces y la música de fondo, Vegeta se asomó un poco por el barandal, vio a decenas de personas igual de elegantes y pomposas que él, sintió hastío, había unas enormes mesas alrededor con distintos aperitivos y bebidas seguramente muy caros


Avanzó hacia las escaleras y se detuvo al inicio de estas, mirando hacia los invitados, de pronto la música cesó y todos miraron hacia él, sorprendidos, en verdad era el príncipe heredero, lucía igual que el rey en sus años mozos


—Con ustedes el príncipe heredero del reino Saiyan, Vegeta —anunció uno de los sirvientes reales


Junto con aplausos, música y trompetas se oyeron mientras el príncipe bajaba lentamente las escaleras, todos miraban con asombro, era realmente guapo, aunque no tenía un rostro muy amable que digamos, aún así, todos vitorearon hipócritamente


Vegeta llegó hasta el final de la escalera y su padre le indicó que caminara a su lado, había un trono menos grande que el suyo, ahí se sentó Vegeta


—En adelante, el príncipe comenzará con sus ocupaciones reales a mi lado, mientras aprende y llega el momento de su matrimonio, entonces yo me retiraré en vida y él continuará la línea de sucesión, así ha sido siempre. Los humanos en el pasado solían manchar sus líneas de sucesión envueltos en traiciones y asesinatos, por eso en el reino Saiyan, entregamos el trono en vida —informó a todos los invitados, recibiendo aplausos


Vegeta miró toda esa ridícula parafernalia, sintiendo que en cualquier momento se quedaría dormido. Recordó las anteriores palabras de su padre sobre sus amantes y miró entre la multitud, diversas y hermosas damas se presentaban ante sus ojos, pero lucían tan frívolas que no le llamó la atención ninguna


—Sin duda mi prometido será igual, un idiota frívolo y sin corazón, continuar la casta noble, vaya tontería —pensó para sí mismo, sin expresar aquellos pensamientos


—Hijo, tu prometido está por llegar —informó el rey cuando un sirviente le dijo eso al oído


Entonces de nuevo la música se detuvo y las trompetas avisaron de un próximo anuncio


—Con ustedes, el noble y justo caballero, Kakaroto —anunció el sirviente encargado de ello


Por la enorme puerta y escoltado por toda su guardia de nobles caballeros guerreros, entró el llamado Kakaroto, pero no lucía nada como Vegeta lo imaginó, tenía un gesto amable y sencillo en la cara y sus ropas, aunque elegantes, no eran pomposas como las suyas. Era guapo y alto, de buen cuerpo y un aura que brillaba, Vegeta se quedó mudo al verlo llegar y este le mostró una gran y reluciente sonrisa


Sus miradas se cruzaron y fue como si el tiempo y el espacio a su alrededor, se redujera simplemente a ellos dos, la música, los invitados, nada de eso quedó, solo ellos dos, en medio de la gran sala del palacio.


—Rey Vegeta, un honor —habló inclinándose hacia él


—Vamos, no hagas eso —alentó a que se levantara— Él es el príncipe heredero, mi hijo Vegeta


Kakaroto miró hacia él y dio un paso al frente, colocó su mano y brazo sobre el pecho e hizo una reverencia de casi 90 grados de inclinación


—Me inclino ante ti con honor, expresándote mi futura lealtad para toda la vida —dijo con voz solemne


En ese momento, a Vegeta se le cayó la pantalla que se hizo cuando lo vio llegar, con esas palabras solo demostraba que era un fanfarrón más. Kakaroto se levantó y se topó con la mirada fría del otro, distinta a como lo observó antes


—Hola —saludó sin educación alguna


—Vegeta —habló entre dientes su papá, regañándolo


—Rey Vegeta —se giró Kakaroto hacia él— Me gustaría discutir con usted algunos asuntos del exterior


—Sí, vamos —ambos se alejaron de ahí, el prometido apenas si miró al príncipe antes de irse, pues siempre los asuntos oficiales eran su prioridad, como el buen guerrero que era


Aburrido hasta la médula, Vegeta se recostó en su trono y comenzó a bostezar, incluso rechazó invitaciones a bailar de distintos hombres y mujeres que se acercaban. Se fastidió tanto que decidió salir hacia los vastos jardines para tomar aire


Caminó quien sabe por cuanto tiempo y quiso regresar a palacio, pero se había perdido, ya que no conocía bien los alrededores. Gruñó con enojo


—Este palacio de mierda, este reino de mierda —bufó, pateando el pasto con fuerza


—¿Estás perdido? —oyó una voz cerca de él


Vegeta se giró al reconocerlo, era su prometido, quien bajo la luz de la luna, se veía más guapo que antes, el príncipe tragó saliva, guardó compostura y luego se aclaró la garganta


—No, solo paseaba —respondió serio


—Volvimos a la gran sala y ya no estabas, el rey me pidió buscarte


—Puedo cuidarme solo —dijo molesto


—¿Sabes? Yo tampoco deseaba un matrimonio arreglado, ni siquiera me interesan esas cosas —confesó rascándose un poco la cabeza— Yo solo quiero hacer mi trabajo, proteger al reino


Vegeta lo observó en silencio mientras hablaba, de nuevo parecía sencillo y amable, eso lo estaba confundiendo mucho, quizás solo con el rey era tan formal


—En adelante, todo lo que necesites, no dudes en pedirlo


Kakaroto sonrió ampliamente con los ojos cerrados, lucía tan amigable y tierno que Vegeta se sonrojó, apartando la vista de inmediato, avergonzado


—Sí claro… gracias —trató de ignorarlo y comenzó a caminar


—Es por acá —indicó Kakaroto, pero en ese momento se acercó a Vegeta y jaló de su brazo para indicarle mejor, pero no midió su fuerza y sin querer lo atrajo tanto que sus pechos chocaron


Antes que pudiera caer, Kakaroto sujetó los hombros de Vegeta mientras lo miraba fijamente a los ojos, este le correspondía, aunque pronto sintió que todo su rostro se sonrojaba, el calor del cuerpo contrario y los latidos se su corazón lo embriagaron


—¿Qué diablos está pasando? —pensó nervioso, casi temblando— No me gustan los hombres ¿Por qué me provoca esto?


—¿Estás bien?


—Suéltame —asustado por sus emociones, Vegeta empujó a su prometido con fuerza


El príncipe le pasó de lado al otro y se dirigió de regreso a palacio, dejándolo confundido


—¿Qué le pasa? —se preguntó en mente, todo extrañado— Es raro


—Maldición, maldita sea —musitó mientras caminaba de prisa


En minutos llegó a palacio, ahí estaba su padre, esperándolo molesto, pues aun había muchas personas a las cuales presentarle, así que la noche sería larga y aburrida, tal como la esperaba


Sintiéndose cansado y aun con sueño, Vegeta despertó a la mañana siguiente, la fiesta fue un rotundo fracaso para él, aburrida, tediosa, larga, insípida, lo único mínimamente emocionante fue su encuentro en los jardines con Kakaroto


—Espera ¿eso fue emocionante? —dijo alterado una vez que analizó sus pensamientos— No, eso también fue horrible


A regañadientes salió de cama y tomó un baño, su guardarropa estaba lleno, aunque nada de ahí era su ropa de antes, la cual supuso fue desechada, aún sin su permiso, estaba molesto por eso, pero aun así lo soportó


Bajó a desayunar y lo hizo junto con su padre y otros habitantes del palacio, la mayoría de ellos, parientes de las castas menores de la realeza a quienes Vegeta conoció desde que llegó pero que le resultaron tan aburridos como irrelevantes


—Hijo, hoy Kakaroto vendrá por ti


—¿Qué? ¿Para qué? —preguntó molesto


—Para que se conozcan claro —sonrió emocionado— También te pondrá al tanto de todos los asuntos militares del reino


—¿No dijiste que no teníamos conflictos?


—No lo hay, pero se deben seguir manejando esos asuntos, para prevenirlos y para estar preparados en caso de que en un futuro los haya, él también te ayudará a entrenar, no sé si te diste cuenta de lo fuerte que es


Ante tales afirmaciones, Vegeta recordó claramente lo que pasó en la noche y rápidamente se sonrojó, pues debido a esa fuerza prácticamente cayó en sus brazos


—Lo que sea, no es como si me pudiera oponer —dijo con fastidio, no recibió regaño del rey, pero este sí mostró una mueca de desacuerdo


—Ya te acostumbrarás —pensó el rey, mientras miraba en silencio a su insolente hijo.


En una hora más o menos después, Kakaroto se apareció y fue por el príncipe, lo llevaría a pasear por el reino mientras le hablaba de algunos asuntos. Vegeta subió al carruaje y ambos se anduvieron dentro de él, recorriendo las calles


La afirmación de que no existía pobreza en el reino se confirmó, pues al menos en lo que iban de todo el paseo, no se podía ver nada más que elegantes edificios, personas refinadas


—Algo no se siente bien respecto a esto —pensó confundido Vegeta, nunca había visto tales escenarios en toda la tierra, ni siquiera en lo que podía ver en televisión de otras dinastías


Terminaron ese recorrido ya casi al caer la media tarde, luego Kakaroto pidió que los llevaran a la laguna del reino, un sitio bastante amplio lleno de naturaleza, ahí pidió que los dejaran solos, al aire libre


—¿Y cómo es?


—¿Qué cosa?


—De donde vienes, el planeta tierra —preguntó interesado


—¿Cómo dices? ¿acaso no conoces la tierra? El planeta donde vives… —comentó perplejo


—Solo he salido del reino Saiyan hacia otros planetas, no conozco el planeta tierra, solo aquí —confesó tranquilo como si no fuera extraño


—No tiene sentido


—Vegeta, el rey parece no haberte contado todo


—¿Qué? —cuestionó confundido, no entendía nada


—Verás…


—Mi señor Kakaroto —un hombre se acercó corriendo hacia ellos, interrumpiendo


—Dime ¿Qué pasa?


—El emperador de la tierra solicita hablar con usted, parece que hubo una comunicación no oficial con otro planeta —expresó alarmado


—Vamos —dijo sin dudar, luego miró a Vegeta— Pediré que te regresen a palacio


—Pero ¿Cómo te irás tú? —preguntó perplejo


Kakaroto simplemente sonrió, miró luego hacia su subordinado y ambos asintieron antes de marcharse volando de ahí. Vegeta se quedó boquiabierto ¿acaso no estaba alucinando? ¿podían volar? ¿acaso podían hacerlo?


—Príncipe Vegeta, lo llevaré de regreso —avisó el hombre


Este no pudo responder y solo asintió, marchándose de ahí


Apenas pisó palacio, pidió hablar con su padre y le exigió una mejor explicación


—¿Recuerdas que te expliqué cómo llegamos aquí? —el príncipe asintió— Y te hablé del acuerdo con el emperador del mundo —lanzó un largo y cansado suspiro— No prosperamos solo por ser fuertes, a cambio de vivir en este reino escondido del resto, este planeta nos provee de todo lo que necesitamos, así como un presupuesto anual


—¿Qué? ¿No es ese un abuso?


—Es el precio que nos pagan por proteger su planeta hijo, los humanos no tienen súper fuerza ni habilidades


—A cambio de ser prisioneros —bufó enojado— La gente de aquí no conoce el exterior, solo los oficiales han salido, pero es del planeta, no a otros sitios de la tierra


—Tienes que entender


—Entiendo que los supuestos ideales de igualdad, libertad y decisión que tanto proclamas son una farsa, las personas del reino no son libres, no tienen albedrío —expresó enojado


—Las cosas son así y no se cuestionan, punto —dijo enojado, agitó su capa antes de darle la espalda y marcharse


Vegeta estaba indignado, había estudiado leyes y la lógica le dictaba que todo lo que hacían en ese reino estaba mal, eso lo enojaba.


Los días transcurrieron tranquilamente, algunas veces, Kakaroto iba por Vegeta y paseaban, el príncipe cada vez conocía más del reino y su relación de amistad con su prometido se fue solidificando, hasta casi al punto de olvidar que debía casarse con él un día


—Príncipe Vegeta, el sastre ha venido —anunció una de las sirvientes


—No necesito nuevos trajes —dijo confundido


—Es para las medidas de confección que tendrá su traje de novio —explicó sonrojada, pensando en lo guapo que se iba a ver


En ese momento Vegeta se paralizó, no había pensado de nuevo en el compromiso, a medida que se hizo amigo de Kakaroto, pero ahora de nuevo era una realidad ineludible


—Yo, ya vuelvo —asustado y nervioso salió corriendo de ahí, salió de palacio y anduvo sin rumbo por el reino, de pronto el miedo lo invadió, no quería casarse


No se dio cuenta por donde andaba hasta que de pronto se detuvo, a lo lejos reconoció la abundante cabellera de su prometido, pero no estaba solo, junto a él estaba una chica linda con la cual hablaba, pero no solo eso, ella lo miraba con ojos de amor


—¿Y esa quién es? —sintió una punzada de dolor inexplicable en el estómago


La chica, mientras hablaba se acercó a Kakaroto y atrevidamente le robó un beso, luego se apartó y sonrió como si hubiera hecho una travesura, aunque él no estaba muy cooperativo, tampoco hizo nada por repelerlo y ella aprovechó para acercarse de nuevo, esta vez no buscó un inocente beso, sino uno más profundo, lo peor de todo, es que Kakaroto también la besó


Vegeta no supo por qué o cómo, pero sus pies cobraron vida y sin pensarlo, avanzó hacia ellos, apartando a la mujer con fuerza y encarando a Kakaroto, quien lo veía asombrado


—¿Qué significa esto?


—Joven Príncipe —exclamó ella alterada, no esperaba verlo ahí, aunque de sobra sabía que ese era su prometido— Yo, lo siento —asustada por las consecuencias, la chica se echó a correr


—¿Qué hace aquí Príncipe Vegeta?


—¿Quién es ella? ¿Por qué tú…?


—Era mi novia —respondió tranquilamente


—¿Era? —Kakaroto asintió


—No la culpe, aún nos gustamos y yo le permití acercarse —confesó relajado, aunque Vegeta no lo estaba en absoluto, no sabía si era honesto o cínico


—Pero


—Príncipe yo —estiró la mano y sujetó la otra— Terminé con ella por ti


—¿Qué? —asombrado por oír eso, abrió más grandes los ojos


—No quería casarme, sabía que no era necesario quererte pero yo, estos días… —sonrió tontamente y rascó su cabeza con la mano desocupada— Creo que ahora me gustas más que ella


La risa tonta y nerviosa de Kakaroto sacó de sus casillas a Vegeta, ¿acaso no podía tomarse las cosas más en serio? Estaba enojado con él, pero a la vez le alegraba oír eso


—Eres un…


Antes que Vegeta soltara su insulto, Kakaroto estiró la mano que no sostenía la otra y la dirigió al rostro contrario, sujetando la mejilla de su prometido, se agachó y posó sus labios sobre los del príncipe. Al principio, Vegeta estaba todo sorprendido y sacado de onda, nunca le había gustado un hombre, nunca se besó con uno, ni siquiera tenía en mente hacerlo algún día, pero no se pudo resistir


Colgándose de su cuello y colocándose de cuclillas, correspondió. Ambos, abrazados y fundidos en su primer beso, no fueron vistos por nadie, y de hacerlo, seguro no les importaría. Kakaroto siempre estaba inmerso en los asuntos del reino, tuvo novias y novios, pero nunca le gustó nadie como le gustaba el príncipe Vegeta, su difícil carácter, su forma de alejarlo y luego permitir acercarse, era un hombre de muchos matices que le resultaron interesantes, se estaba enamorando


Para Vegeta todo era nuevo, aunque nunca estuvo en contra de la libertad sexual, jamás se pensó a sí mismo como parte de ella, gustando de un hombre, incluso deseándolo, pues el cuerpo de Kakaroto era fuerte y varonil, estar entre sus brazos se sentía diferente a cualquier cosa que hubiese experimentado antes


Apenado, se apartó de él, con el rostro sonrojado, deseaba algo más, pero sabía que no era correcto, no antes de ese maldito, ahora bendito matrimonio que les habían arreglado


—Vegeta, quizás —miró su despierta hombría, notoria a través de la ropa— Volver a palacio, después, tal vez…


El príncipe se dio cuenta de lo que Kakaroto trataba de decir y discretamente le dio la espalda, luego asintió, apenado


—Hasta luego —avergonzado se fue corriendo de ahí


Nunca pensó que en cuestión de momentos cambiaría así de parecer, salió de palacio deseando que el matrimonio se anulara, ahora volvía deseando que se llevara a cabo lo más pronto posible, pues deseaba experimentar con Kakaroto algo más que un apasionado beso. Quizás verlo junto a esa chica le ayudó a despertar sus dormidos sentimientos por él.


El ansiado día de la boda llegó, justo uno anterior, Kakaroto tuvo una misión oficial de reconocimiento y no pudo ver a su prometido como cada día. Mientras lo preparaba, Vegeta se miraba en el espejo, apenas podía creer las semanas de locos que vivió, descubrió que era el príncipe heredero de un reino oculto, su novia lo engañó con un niño rico sin cerebro y ahora estaba por casarse con un hombre, por loco que pareciera, ahora no le desagradaba la idea


Los sirvientes terminaron de vestirlo y le dijeron que le llamarían apenas su prometido llegara para que así no lo viera antes, como era la tradición


—¿Por qué estoy tan nervioso? Nunca he sido así —dio vueltas por toda la habitación


Sin pedir permiso, el rey entró en la recámara de su hijo, sonrió amplio al verlo


—Kakaroto ya viene, no sabes lo feliz que me haces el haber aceptado esta unión


—De cualquier modo —pausó un poco— Sigo sin aprobar esa forma que tienen de gobernar —expresó molesto


—Ya déjate de cosas, después de tu viaje de bodas tomarás posesión del trono —avisó poniéndose todo serio, no le gustaba que lo contradijeran


Vegeta no contestó nada y el rey se fue. Luego de media hora le avisaron que su prometido llegó y podía bajar, el príncipe sonrió y salió de su habitación, escoltado por sirvientes de la guardia real


La ceremonia se llevaría a cabo en uno de los salones adjuntos del palacio, mucho más grande que donde se llevó a cabo la recepción de su presentación. Todo estaba perfectamente ordenado y decorado con gran estilo y elegancia, digno del reino


Vegeta caminó del brazo de su padre hacia el altar, Kakaroto lo esperaba al final del largo tramo adornado con una alfombra blanco aperlado. Compartieron una mirada en silencio y luego sonrieron, para Vegeta era extraño sentirse así, nunca fue positivo ni alguien de buen humor, pero ahora, justo en ese momento, se sentía contento


El rey dejó a su hijo y se retiró a su asiento, luego de unas cortas palabras, la ceremonia comenzó, todos los invitados eran de la familia real, de las castas principales y secundarias, a Vegeta no le importaban en lo más mínimo solo quería salir de ahí e irse con su ahora esposo


El baile real comenzó justo después que terminó la ceremonia, fueron los nuevos esposos quienes abrieron la pista, luego de dos horas llegó el momento del banquete, Vegeta y Kakaroto se sentaron juntos en la cabecera, el antiguo rey al otro extremo, solo


La fiesta continuó hasta bastante entrada la noche, luego, uno a uno los invitados se fueron alejando, quedándose ya solo muy pocas personas


—He pedido que les preparen la habitación real, aunque Vegeta lo sabe, si desean camas separadas…


—Una está bien —interrumpió el nuevo rey


—Ah, ya veo —sonrió complacido, realmente no le importaba si el matrimonio nuevo estaba enamorado, si habían llegado a un acuerdo o no, solo le interesaba que Vegeta dejara de oponerse a todos los designios y mandatos


—¿Cuándo tomará posesión del reino Vegeta?


—En un par de días se hará la ceremonia de coronación, hasta entonces, síguete dirigiendo a mí —contestó el padre de su esposo


—Bien —hizo una reverencia


—Kakaroto, ya no solo eres mi general al mando, también mi yerno, así que deja de ser tan formal


—Está bien —sonrió alegre


—Entonces me retiraré, pueden hacerlo también, ya no hay muchos invitados, pero supongo que mientras haya vino, la fiesta no terminará —rio divertido, luego se marchó


—Y entonces —Vegeta se dirigió hacia su esposo— Vayamos a nuestra alcoba


—¿No quieres seguir en la fiesta? —preguntó inocentemente


—No, quiero que estemos a solas, los dos


—¿Por qué? —confundido lo pensó un poco en silencio, hasta que vio el gesto de Vegeta —Ah, ya entendí —comentó apenado


Vegeta intentó no reír, pero le gustaba la personalidad de Kakaroto, porque era obvio que no se trataba de un novato en aquellos temas, pero sin duda no tenía una mente tan vivaz como la suya. Los nuevos esposos fueron a la habitación que se les indicó, la cual era mucho más grande que la que tenía Vegeta, prácticamente estaba en una sección del palacio que parecía otro, aunque más pequeño, el cual se conectaba a través de los amplios jardines


—Vaya —pensó Vegeta al ver a su alrededor, tendrían todo ese sitio para ellos solos, era como si tuvieran su propia casa, sonrió satisfecho


Estaba tan ansioso que no quiso siquiera explorar, nunca había estado con otro hombre y la curiosidad lo estaba matando, deseaba estar cuanto antes en los brazos de su esposo, Kakaroto también estaba ansioso, aunque él no tenía ninguna curiosidad, podía ser de mente inocente, pero había tenido muchas experiencias de ese tipo


Luego que la puerta de la habitación se cerrara, Vegeta se acercó a Kakaroto y buscó sus labios en un apasionado beso, fundiéndose en un abrazo apretado, mientras avanzaban hacia la cama, pronto la ropa estorbó tanto que la quitaron una a una mutuamente


Vegeta miró aquel bien formado cuerpo, y si bien el suyo no tenía nada que envidiarle, sintió un enorme deseo por ser tomado, así que dio un paso al frente y estiró las manos hacia su pecho, explorándolo sin pudor, hasta bajar a la cintura, usó la mano derecha para sujetar su sexo


Sonrió apenado, nunca había tenido una experiencia sin igual y aún así no tenía miedo, deseaba sentirlo dentro, estaba decidido. Volvieron a besarse antes de subirse a la cama, Kakaroto no se hizo esperar y comenzó a explorar el cuerpo ajeno con sus labios, robándole mil y un suspiros


Se miraron de frente cuando Kakaroto se montó sobre él, separándole las piernas, luego las colocó por encima de sus hombros y se inclinó al frente, sin entrar


—¿Estás listo?


—Hazlo —respondió decidido


Instantes después, el pene de Kakaroto se abrió paso dentro de él, haciéndole sentir dolor, el que poco a poco remitió para volverse en placer. Debido a sus entrenamientos, podía aguantar más que antes, aunque no era tan fuerte como su esposo, pero si más que cuando vivía como un simple humano


Vegeta se abrazó a la espalda amplia y fuerte de Kakaroto y hundió su rostro en el hombro contrario, mientras él, comenzó con los movimientos dentro de él, arrancándole gemidos. El futuro rey no podía creer que estuviera disfrutando de esa tortura, las estocadas eran profundas y duras, lo estaban llevando a la gloria


—Ka… Kakaroto —gimió fuerte, sintiendo que se vendría, pero no lo hizo, su esposo se apartó un poco para bajar sus piernas, pero sin dejar de penetrarlo


Con la mano izquierda, Kakaroto agarró la pierna derecha de Vegeta y se empujó al frente, mientras con su diestra le sujetó el pene, comenzando a masturbarlo, volviéndolo completamente loco


El deseo y la lujuria se apoderaron del lecho matrimonial


—Más fuerte —suplicó excitado, insatisfecho, quería más, que tocara su fondo y lo proclamara por siempre suyo


—Vegeta —jadeó Kakaroto, al límite. Penetró con más fuerza y rapidez, hasta que no pudo más


Se corrió dentro del cuerpo del príncipe, al mismo tiempo que con la mano le apretaba el pene, haciéndolo eyacular, ambos, al mismo tiempo, terminaron en medio de una total satisfacción


El pecho agitado de Kakaroto cayó sobre el de Vegeta, respiraron rápido, juntos. Sujetaron sus manos y luego salió de su cuerpo


—¿Te gustó? —preguntó Kakaroto con dificultad, el corazón casi saliéndose de su pecho


Vegeta no respondió y no hizo falta, su sonrisa maliciosa y el beso arrebatado y húmedo que le dio después fue suficiente para contestar


Se dieron un beso antes de separarse y cada quien acostarse en un lado de la cama, mirando al techo, hasta que Vegeta se giró y buscó acurrucarse en sus brazos, se quedaron dormidos después de eso.


Su vida matrimonial transcurrió como la de cualquiera, como si ese compromiso no hubiera estado arreglado.


Y así, pasaron dos años


Aún no se habían hecho los preparativos para la gestación del primogénito, según la tradición, el proceso se llevaría a cabo una vez que se cumplieran diez años del matrimonio real, así que solo debían esperar ocho años, mientras, buscarían entre las castas reales, a quien sería la gestadora del heredero


El trabajo de Kakaroto continuaba siendo el mismo, en una ocasión se llevó a Vegeta a uno de sus viajes al exterior, o sea, el espacio, Vegeta experimentó lo que le dijo su padre, los cuerpos de los Saiyan eran diferentes al humano, podían respirar en el espacio, aunque al inicio le costó mucho trabajo poder hacerlo


Llegaron a un planeta pequeño, ahí firmarían algunos acuerdos, previamente aprobados por Vegeta, aunque el rey no solía ir personalmente, desde que él lo era, le gustaba salir a campo también, conocer de política y esas cosas


Volvieron al planeta tierra, ya que aun era temprano, Vegeta sugirió que se vistieran de civiles y salieran al exterior del reino, ni siquiera buscó aprobación de su padre


Kakaroto miró con asombro como era el exterior, incluso las personas, todo era tan raro, pero hermoso a la vez, lo único que no le gustaba es que ahí, no podía agarrar a Vegeta de la mano como comúnmente hacía


Fueron a comer a un restaurante. La irónica vida los llevó a toparse con alguien del pasado de Vegeta, era Bulma, pero no creyó nunca verla en esa situación, ella era la mesera


Los dos se miraron con asombro, ella no supo qué decir. Kakaroto se dio cuenta que ellos dos se conocían, pero nunca pensó que se trataba de una antigua novia


—Pero ¿Qué haces aquí?


—Deja de burlarte, seguro lo sabes


Indignada les dio la espalda y pidió a una compañera que le cambiara de mesa


Vegeta no explicó a su esposo qué sucedía, solo sacó su teléfono y buscó noticias sobre la familia de su ex, leyó entonces que la compañía se fue a la quiebra y perdieron casi todo su dinero. Al reino de Saiyan no llegaban muchas noticias del resto del planeta, pero por la reacción de Bulma, supuso que era algo que se supo en todo el mundo


—¿Quién es ella?


Vegeta explicó todo a su esposo


—Es mejor irnos de aquí —dijo sonriente, estirando la mano sobre la mesa sujetó la de su esposo


A lo lejos, Bulma vio con asombro, era obvio que esos dos tenían una relación, sintió mucho coraje, por las ropas de ambos, que eran costosas, podía darse cuenta que a Vegeta le iba muy bien, mientras que Yamtcha una vez que su familia se fue a la quiebra la dejó, para luego casarse con una millonaria igual que él. Lloró amargamente por todo lo que perdió.


Antes de regresar al reino de Saiyan, Vegeta pidió que pasaran a saludar al viejo Roshi, luego de visitarlo a él dieron un último paseo


—¿Qué es eso? —señaló Kakaroto la fachada de un museo


Vegeta le explicó que era un museo de historia universal y que no valía la pena pues era aburrido, pero ya que él no conocía nada de la tierra insistió en que entraran y así lo hicieron


Aunque ninguno de los dos era muy culto, al menos Kakaroto estaba emocionado, así que recorrieron absolutamente todo el lugar, hasta que casi era la hora de cerrar


Entraron en una de las salas, no era muy visitada por los demás, pero a Vegeta le llamó la atención, se trataba sobre mitos y leyendas. Entraron y se encontraron con historias de Atlantis, Shangri-la y otros sitios que no existían en la realidad, pero lo que les dejó perplejos fue otra cosa


Una de las exhibiciones de esa sala era sobre el reino de Saiyan, que se presentaba como algo irreal igual que los otros, Kakaroto y Vegeta compartieron una mirada de confusión, según ese museo, se trataba de un reino en otro planeta, dominado por bárbaros de gran fuerza, algunas ilustraciones que mostraban cómo pudo haber sido, no tenían nada que ver con lo que era


—¿Qué es esto? —preguntó a su esposo, pero Kakaroto estaba tan confundido como él


Leyeron todo lo referente al reino Saiyan y lo único igual a la historia del antiguo rey, es que el planeta explotó en cientos de asteroides, pero no decía que hubo sobrevivientes, mucho menos se hablaba del reino como ellos lo conocían


Hace miles de años luz, existió el reino de Saiyan, dominado por hombres y mujeres bárbaros de gran fuerza, capaces de volar y tener otras destrezas, eran tiránicos y buscaban la dominación de todas las naciones del mismo planeta, vivían en constantes guerras y conflictos, pero una explosión intergaláctica amenazó a su planeta y este fue destruido, los pocos sobrevivientes llegaron al planeta tierra con la intención de dominarlos


Pero los terrestres eran muchísimos más en comparación a ellos. En medio de crueles batallas, finalmente llegó la guerra a su fin y un acuerdo se atravesó, el gobierno de la tierra de aquel entonces, mandó a los Saiyan a un lugar lejano de las demás naciones y les dejó construir de nuevo su reino a cambio de protección extraterrestre, ellos mientras tanto, prometían no volver a atemorizar a los demás


Y así, pasaron decenas de años, la humanidad fue cambiando, pero el acuerdo de paz continuaba entre ambas especies. Los Saiyan envejecían muy lentamente, la atmósfera terrícola les permitía eso


De pronto, muchos recuerdos se arremolinaron en la mente de Vegeta, recordó que él vivió en el reino durante muchos años en su niñez, pero por algún motivo sus recuerdos se redujeron a su vida con el anciano Roshi, ni siquiera sabía que ambos tenían casi la misma edad


Vegeta se mareó un poco y su esposo lo sostuvo


—¿Estás bien?


—Vivimos como reyes, porque la humanidad es nuestro tributo, ellos son explotados por nosotros bajo la promesa de protección, es un engaño —musitó molesto


—Volvamos a casa


Kakaroto no dijo nada, aunque no sabía todo lo del museo, sí sabía y entendía que los humanos pagaban por protección, que todo ese dinero no se generaba totalmente dentro del reino Saiyan, sino que venía del exterior, pero no se lo dijo a Vegeta


Regresaron al reino y Vegeta fue directo a encarar a su padre, pero lo que se encontró lo dejó bastante sorprendido, pues el antiguo rey, había caído enfermo de un momento a otro, una rara enfermedad que solo les daba a los de su especie


—Lo siento tanto, no se pudo evitar —dijo mientras deliraba por la fiebre


Vegeta tenía mucho enojo y coraje atorado, pero no podía sacarlo pues su padre estaba agonizante


—Descansa —dijo con voz tenue— Ya has hecho mucho


Pensó en ese momento que era mejor si moría, aunque también sintió culpa por pensarlo.


Los días pasaron y la condición del viejo rey no había mejorado, los mejores doctores no pudieron hacer nada. Un día de otoño, mientras tomaba una siesta, pereció


El funeral se llevó a cabo en la plaza pública para que todos pudieran despedirse de su majestad. Sorpresivamente Vegeta no estaba llorando, ni siquiera podía decir si estaba triste, vivió engañado por muchos años, casi cien


Cuando era niño, tenía alrededor de 35 años Saiyan, pero aun era infancia para su especie, fue sacado del reino y puesto en custodia con Roshi, criado como un niño normal, alejado de sus padres, así que realmente no tenía sentimientos por ellos, aun así, su esposo no se separó de su lado, apoyándolo


Vegeta lo pensó por mucho tiempo antes de tomar la decisión, no se llevaría a cabo el proceso de crear su herencia genética, rompería con la sucesión y desharía el reino de Saiyan


—Tienes que pensarlo bien —comentó Kakaroto antes que Vegeta convocara a un concilio real


—No hay nada que pensar, esto es una falsedad, no somos nobles, nunca lo fuimos, toda esta riqueza, les pertenece a los humanos


—Entiendo cómo te sientes, pero…


—No lo entiendes, no viviste ahí —reclamó enojado— No sabes lo que es la pobreza, el miedo, la soledad, los humanos viven y sufren cosas que jamás imaginarás, toda esta fantasía, no está bien


Miró a su alrededor, sintió pena por todas las personas humanas que padecían hambre. Vegeta sintió las manos de su esposo sobre sus hombros, quien le abrazaba por la espalda


—¿No te gusta nuestra vida?


—No es eso —se volteó hacia él— Solo trato de hacer lo correcto


—Entiendo, pero esto, nuestra vida, es maravillosa así. No quiero padecer contigo, quiero que vivamos bien, con lujos, como hasta ahora


Se miraron en silencio


—Te juzgué mal, creí que no eras un tirano —expresó el rey con tristeza— Hagan lo que quieran, pero yo, no seré más el Rey


Agobiado por sus decisiones, pero sabiendo que era lo correcto, Vegeta se quitó parte de la indumentaria real y la tiró al suelo, luego de pisarla se alejó, empacaría unas cuantas cosas y se iría


Kakaroto vio a su esposo irse, aunque no hizo nada por detenerlo, él estaba acostumbrado a su vida así, protegiendo al reino y a los terrícolas, mientras los lujos a su alrededor no hacían falta, él no quería saber lo que era el hambre, no quería sufrir.


Vegeta se fue al día siguiente, sin consultar al concilio, simplemente renunció a su puesto, lo que hicieran en el reino de Saiyan ya no era de su incumbencia, si alguna vez una amenaza alienígena devastaba el planeta, ahora que tenía poderes, fuerza y sabía volar, haría lo que pudiera sin depender económicamente de nadie, no quería el dinero de los humanos.


Pasaron casi veinte años, aunque Vegeta lucía igual que cuando se fue del reino. Trabajaba como abogado en una importante firma. Desde entonces, no volvió a amar, ni a volver a intimar con nadie, supo que Bulma se casó con alguien de su clase, o sea, uno de mediana, después de todo en eso se convirtió, tuvo dos hijos y vivía feliz, aunque sin lujos, no la volvió a ver.


Un día llegó a su oficina, la secretaria le avisó que alguien le esperaba pero que no dejó su nombre. Vegeta entró y se llevó una gran sorpresa, ahí estaba Kakaroto y al igual que él, no había envejecido, también vestía como un terrícola normal


—Hola —saludó alegre


Pero Vegeta estaba mudo, perplejo


—Te parecerá raro que…


—¿Qué haces aquí? —preguntó tajante, tratando de pretender que verlo no le removió cada una de las fibras de su piel


—Tenías razón


—¿Qué? —preguntó confundido


—Sobre Saiyan, estaba mal —sonrió con nostalgia— Saiyan ya no existe


A Vegeta no le sorprendió en absoluto eso, después de todo, sin gobernante volver a estabilizar el reino no sería tarea fácil. Kakaroto lo explicó todo, después que se fue, intentaron coronar a alguien, por lógica debía ser él, pero aún tenía asuntos bélicos que atender y nadie sabia tanto como él, así que pusieron a un rey de las familias de castas menores, pero no funcionó


Cambiaron de gobernante al menos veinte veces en diez años, hasta que finalmente se desestabilizó todo, la gente comenzó a migrar y el emperador de la tierra al ver que ya no quedaban demasiados Saiyan que pudieran ser soldados, retiró el fideicomiso y el acuerdo se rompió


—No me sorprende


—Quise conocer el mundo, me tomó 20 años —sonrió con nostalgia— Conseguí una identidad nueva, ahora me llamo Gokú


Vegeta rio ante tal nombre raro


—Ahora que no existe nuestra protección, la voz se ha comenzado a correr en el universo, es probable que algunas guerras se desaten, quizás en algunos años luz, tal vez menos o quizás nunca, pero Saiyan ya no existe para protegerlos


—Nos tienen a nosotros —expresó Vegeta— Estaremos atentos


Goku sonrió y asintió, pero no comentó nada


—Ahora dime ¿Por qué me buscaste? ¿para decirme lo que pasó al reino? Pudiste mandar una carta o algo


—No vine solo a eso


—Entonces ¿a qué?


Gokú se quedó callado, agachó la mirada un instante y luego sonrió


—Porque aún te amo —confesó sin pena— No he podido olvidarte


Vegeta se quedó atónito, no esperaba esas palabras, pero él se sentía igual


—No te busqué antes porque quería saber y entender lo que me dijiste aquella vez que nos despedimos, quería conocer la tierra, saber lo que era trabajar y ganar dinero justo, no recibir de más por algo que no merezco —explicó orgulloso de sí


Los ojos de Vegeta se humedecieron un poco, pero no dijo nada


—Si aun no es tarde, quizás quieras…


—Acepto —dijo como si le hubieran propuesto matrimonio de nuevo


Ambos sonrieron


—También te sigo amando —confesó sin tapujo alguno


Los dos se acercaron y compartieron un abrazo y luego un beso, tras eso se miraron a los ojos


—Mi casa no es lujosa, no gano mucho dinero, pero…


—No me importa —dijo Gokú, él ya había olvidado los lujos también— Solo quiero ser feliz a tu lado


No había dicha más grande que ambos pudieran sentir en esos momentos, estaban juntos de nuevo y esta vez para siempre, sin un reino falso de promesas vacías, sin lujos y dinero ganados por la fuerza, solo ellos dos, en un mundo más real, con un amor tan vívido como el suyo.

Notas finales:

Hola! Gracias por leer la loca idea que se me ocurrió, con personajes fuera del canon jajaja, lo siento, es que amo a Vegeta siendo dulce jajajaja. Dejen comentarios por favor


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).