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La vieja casa del árbol por La loca de los gatos fujoshi

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Una brisa vespertina voló su cabello mientras miraba hacia el cielo, este brillaba en todo su esplendor, transmitiendo una cálida sensación de bienestar ¿hace cuánto no lo sentía? Esa tranquilidad, aquella calma ¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces?


Abrió los ojos y se encontró en la oscuridad de su habitación, mirando a la nada, aún debía ser de madrugada, ni siquiera se atrevió a mirar el reloj. El sueño que tuvo se sintió tan real, tan vívido, deseó dormir y volver a ese lugar tan lleno de paz, pero le fue imposible


Salió de la cama y bajó a la cocina, buscó un refrigerio que aminorara su creciente hambre, luego regresó a la habitación e intentó dormir, sin éxito, no hasta las seis de la mañana, cuando los primeros rayos se colaron por la cortina, entonces su sueño lo abrazó de nuevo


Caminó hasta aquel viejo árbol, a medio camino, donde el tronco aún era fuerte y grueso, posaba una casita hecha de madera y sobras recicladas. Alzó la vista y sonrió, desde la pequeña ventana le vio, ahí estaba él, con una gran sonrisa animada, saludándole con ánimo y esperándole


—Vamos, sube —gritó desde el interior un hermoso chico de cabellos rubios


Sonrió en automático con aquel gélido gesto que tanto le caracterizaba, aunque en realidad era una persona cálida de buenos sentimientos. Avanzó hacia las escaleras hechas con tablas que improvisaron, subió lentamente hasta la entrada por la parte inferior


Llegó hasta ahí, pero se encontró solo, la casa estaba desaseada y abandonada, el rubio de antes ya no estaba ahí, pero sintió su ausencia como si le hubiese visto desaparecer


—¿Dónde estás? —susurró antes de que las lágrimas inundaran su rostro, el cual cubrió enseguida.


Despertó abruptamente, con el corazón acelerado y el rostro húmero ¿acaso había llorado en sueños?


Esta vez miró el reloj de su teléfono, eran las 4 de la tarde, talló sus ojos con pereza y se levantó de la cama, hace tiempo que había dejado su trabajo y vivía de sus ahorros, por lo que no tenía responsabilidades


Aquella casa era la de sus padres, quienes habían fallecido cuando él apenas era un adolescente, estos junto con su hermano mayor sufrieron un accidente en carretera que los llevó a la muerte y a él le condenó una vida solo


Después que cumplió 14 años abandonó esa casa y se fue a vivir a la ciudad Capital, no había nada ahí que le atara, su persona más importante un día simplemente se esfumó, abandonándole. Aquel en quien tanto confió siendo apenas un niño solitario que nunca tuvo amigos, pero él, con su resplandeciente sonrisa lo cambió todo


Regresó a esa modesta ciudad unos meses atrás, cuando finalmente pudo arreglar todos sus asuntos pendientes y resolver lo del testamento. Ahora estaba a mitad de sus veinte y era un joven bastante apuesto, soltero y sin deseos de no serlo, es que simplemente nadie le gustaba


Era Gay, lo descubrió a temprana edad de una forma triste, jamás se lo confesó a nadie y simplemente guardó el secreto, sintiéndose impuro, sus pensamientos siempre apuntaban a deseos que luchó por reprimir, más porque hacia quien iban dirigidos, fue el ser más puro que jamás conoció


—¿Qué ha sido de tu vida? —pensó mientras miraba hacia fuera de la ventana de la sala.


Suspiró. Su vida estaba llena de pérdidas, despedidas que nunca llegaron, todos simplemente se fueron, ya no estaban, él se quedó solo, sin aliento, sin deseos de nada, vivía por mera inercia, sin deseos ni anhelos, como un iceberg a la deriva.


Una tarde más, una igual a la anterior, pero esta vez salió de casa y caminó, adentrándose en el bosque, hacía tantos años que no iba ahí, juró no volver, los recuerdos pesaban como las rocas del océano


Sus pies se movieron por voluntad propia hasta que llegó al sitio que por años evitó visitar


Entonces, ahí estaba, la vieja casa de su niñez, aún de pie sobre aquel majestuoso árbol, vieja y sucia, descuidada, pero la misma de siempre. Pudo sentir el peso de todos sus recuerdos sobre él, fueron demasiado, cerró con fuerza los ojos y cubrió su cabeza, comenzó a doler


—¡Sasuke! —oyó a la distancia y abrió los ojos, rápido miró a todos lados, pero estaba solo, nadie le acompañaba


Un recuerdo más, el más doloroso. La voz que jamás volvería a oír, la que más anhelaba


—Naruto —susurró con pesadez— ¿Por qué te fuiste?


Molesto, triste, rencoroso, aturdido, patético, se sintió de mil formas, pero no pudo aguantar más, regresó corriendo a casa y no quiso saber nada más.


Al día siguiente intentó hacer una rutina, seguir algo, pero no pudo, se quedó tirado en cama, solo levantándose para las necesidades básicas, no quería nada, ni siquiera sentir que estaba vivo.


Pasó una semana en que no tuvo deseos de hacer nada, sumido en su propia miseria, hasta que una mañana salió de cama, se puso la ropa más vieja y desgastada que tenía y regresó al bosque, evaluaría la situación de la casita, tenía intenciones de repararla


El primer día lo ocupó en hacer notas y una lista de todo lo que necesitaría, luego fue a la ferretería local y otras tiendas afines para encontrar lo necesario, al final pasó por una carpintería y compró lo que le faltaba de tablas y otros aditamentos, luego volvió a casa.


Al día siguiente comenzó, no era experto en el tema, pero lo que no sabía, lo investigó viendo videos tutoriales en la red. Se cortó más de una vez, perdió la cuenta de cuantos machucones se dio con el martillo, de las veces que cayó, pero nada lo detuvo


Así pasaron los días, ocupó su mente en nada más que reparar la vieja casa del árbol, le tomó cerca de un mes terminar, ya solo le faltaba una capa de barniz para cubrir la madera y que no se pudriera con las lluvias


El último día volvió, café en mano, para admirar su obra, sonrió por primera vez en tantos años que se sintió extraño, pero satisfecho. Aquella sensación solo le duró un día


Al siguiente regresó, mirando la vieja casa, ahora renovada, pero se sintió vacía, al igual que su pecho, faltaba algo, lo más importante. Subió y entró, sentándose en medio de la casita, los viejos recuerdos acudieron a su mente, cerró los ojos.


—¿Ya puedo abrirlos? —preguntó impaciente


—Espera un poco más —respondió la alegre voz de su amigo— Listo


Abrió los ojos y miró el pequeño pastel que Naruto sostenía con sus manos, en medio de este una velita, el chico sonreía emocionado


—Felices 13 años Sasuke —dijo en tono melodioso


—Gracias —respondió serio, pero estaba emocionado


—Cierra los ojos y pide un deseo —ordenó el alegre joven


—Regresa a mí —susurró con tristeza, luego abrió sus ojos y se encontró de nuevo solo


Miró hacia afuera, el sol estaba por ponerse, pronto anochecería, pero él no quería irse de ahí, anhelaba seguir soñando, pensando en él.


Aunque era un niño solitario y serio, era feliz, vivía con sus amorosos papás y su protector hermano, tenía a Naruto a su lado, no le hacía falta nada.


Se conocieron cuando ambos tenían 8 años, Naruto era huérfano, vivía en hogares de paso, sus tutores de ese tiempo vivían cerca de su casa, por lo que eran vecinos. Antes de conocerse, Sasuke no tenía amigos, por eso cuando conoció a Naruto y comenzaron a juntarse, el señor Uchiha construyó aquella casita, para que ambos fueran a jugar


El tiempo pasó y se volvieron inseparables, los mejores amigos, tanto, que incluso los bravucones de la escuela decían que eran novios y se volvían objeto de burlas, pero a ellos nada les importaba, eran los amigos más unidos.


Sasuke se acostó ahí en la casita y miró hacia el techo unos segundos, luego cerró los ojos


—Listo


—¿Y qué pediste? —preguntó Naruto


—Si lo digo no se cumple, bobo —respondió cruzándose de brazos


—Tan malo como siempre —infló los cachetes, decepcionado, pero lo olvidó pronto— Bien, cómelo


Naruto extendió el pastelito hacia su amigo, este lo agarró, quitó la vela y luego lo partió en dos, ofreciendo el otro pedazo a Naruto


—Pero es tuyo


—Si no puedo compartirlo contigo no lo quiero —no apartó la mano hasta que el otro aceptó su pan


Luego que comieron, ambos se acostaron en el suelo de la casita, afuera comenzó a llover y ya no podían salir, ya que el suelo se volvía muy resbaladizo debido a la tierra y las hojas


—Has estado ya mucho tiempo con esos tutores —comentó Sasuke


—Sí —respondió el otro, inusualmente serio— Quisiera estar aquí por siempre


Sasuke giró la cabeza a su lado, ahí estaba Naruto muy cerca suyo, con los ojos cerrados, se veía tan lindo que le dieron ganas de abrazarlo, pero sabía que no podía, solamente eran amigos


—Oye —habló el rubio


—¿Sí?


—¿Sabes? Siento mucha curiosidad


—¿Sobre qué?


Hubo un silencio incómodo, o al menos así se sintió por parte de Naruto, mientras Sasuke no tenía idea de lo que estaba hablando su amigo


—¿Qué se siente besar?


—¿Eh? ¿Besar? —dudó un poco— ¿A qué viene eso de repente? —quiso reír, pero se contuvo, simplemente giró de nuevo su cabeza al techo


—Cuando llegue alguien que me guste… desearía poder besarle


—¿Alguien que te guste?


—Sí


De nuevo un silencio extraño, Sasuke se comenzó a sentir nervioso, no lo había pensado antes, tarde o temprano Naruto se fijaría en alguien, estaban en plena adolescencia y poco a poco sus intereses románticos y sexuales despertarían, entonces su amistad ya no sería la misma, saldrían con otras personas


—No quiero que te guste nadie —habló sin pensar, luego analizó aquello y se sonrojó, sonó tan raro como pensó, porque el mutismo que le siguió fue abrumador


—Sasuke…


—Perdón —susurró, avergonzado


Cerró los ojos y tuvo miedo de hablar, de decir algo de lo cual se iba a arrepentir, pero segundos más tarde, sintió un movimiento a su lado, luego una calidez sobre sus labios, abrió rápido sus ojos, frente a él estaba Naruto, con los suyos cerrados, el rostro sonrojado por completo y su boca unida a la suya


El corazón le latió tan rápido que se sintió desfallecer, su amigo, su querido amigo, aquel por quien comenzó a tener sentimientos prohibidos y vergonzosos ahora le besaba, sin más, sin previo aviso, sin explicaciones, simplemente sus labios unidos


Fue incapaz de cerrar los ojos, miraba atónito al rubio, hasta que este se apartó y abrió los suyos, se veía tan confundido como si él hubiese sido el besado y no el besador, ambos se miraron en silencio


Sasuke se sentó en un solo movimiento, lo miró a los ojos un poco más y luego le agarró el rostro con ambas manos, atrayéndolo a él, volvió a buscar su boca. Naruto empuñó las manos sobre sus rodillas, aún permanecía hincado


Esta vez los dos cerraron sus ojos y se dieron un beso, el primero para ambos, torpe y tímido, pero decidido, no hubo lenguas, no sabían cómo hacerlo, sus labios acariciándose con inocencia. Al terminar, con miedo de abrir sus ojos y encararlo, Sasuke permaneció en esa posición, hasta que escuchó una risita nerviosa


—Después de todo sí somos maricas —bromeó usando la palabra que solían usar como insulto para ellos en la escuela


—Tonto —sonrió apenado, luego abrió los ojos, sin soltarle el rostro— Te quiero Naruto, no quiero que seas solo mi amigo


El rubio asintió, aún con el rostro sonrojado


—También te quiero —se lanzó a sus brazos, apretando su espalda con fuerza, Sasuke lo sintió extraño, era un abrazo necesitado, diferente


—Entonces ¿quieres estar conmigo?


—Sí —sonrió ampliamente, luego lo soltó y se miraron de frente


Afuera seguía lloviendo, comenzó a hacer frío y no parecía que la lluvia terminaría pronto, así que se acurrucaron en una esquina, abrazados, sin darse cuenta se quedaron dormidos.


Abrió los ojos, lo despertó la lluvia que comenzó afuera, miró hacia la pequeña ventanita y recordó aquel día, el más feliz de toda su existencia. Los que le siguieron fueron igual de buenos, siempre se veían dentro de la casita, ahí se daban besos y se abrazaban por horas, conversaban, leían cómics juntos, aprendieron mucho ahí de sí mismos, de forma diferente, ya no eran solo amigos, eran algo más, más incluso que solo novios


Pasó el tiempo, en unas semanas volvería a ser su cumpleaños, por tanto, celebraría el primer aniversario con Naruto, su noviazgo permaneció oculto de todos, fue difícil no mirarse con amor delante de otros o tomarse las manos. Cuando estaban solos el mundo exterior no existía, solo ellos dos, queriéndose tanto, aunque nunca llegaron a algo más íntimo, existía aún cierto temor a lo que otros considerarían prohibido, para ellos algo tan natural, amor entre chicos.


A pocos días de cumplir 14 años, Sasuke llamó a Naruto, como solía hacer en las tardes antes de que quedaran de verse en el árbol, pero no tuvo respuesta, pensó que quizás estaba ocupado haciendo tarea o algo así. Cuando casi se hizo de noche se preocupó, avisó a su mamá que saldría y lo buscó en la casa donde vivía, pero tocó y nadie abrió


Se acercó a la ventana, la cortina estaba un poco abierta y por esa abertura fijó la mirada, pero adentro ya no estaban los muebles, se veía vacía. Su corazón se aceleró, nervioso caminó hasta otra ventana y vio el mismo resultado, todo vacío, así que trepó por el árbol de la fachada frontal, el que daba a la habitación de su novio


No podía seguir negándoselo, Naruto se había ido, se esfumó como la niebla en el viento, ya no estaba y no sabía por qué se fue sin despedirse, porque nunca le dijo nada, le ocultó algo tan importante y en vísperas de su cumpleaños, se sintió miserable


Coraje, resentimiento, dolor, angustia, experimentó todo a la vez. Lloró, nunca lo había hecho, pero esa vez lo hizo y no pudo ocultar cuánto le dolía aquello.


Los días siguientes antes de cumplir 14 finalmente aceptó que ahora estaba solo de nuevo, Naruto se había ido, su amigo y pareja, su todo, aunque era joven y quizás dramatizaba, si alguien le escuchara pensaría que estaba exagerando, pero él sabía cómo se sentía el amor y la calidez después de haberse sentido tan solo, ahora daba un paso atrás, volvía a ser como antes


Un par de meses después de eso, se fue de casa, viajó a la gran ciudad donde no había recuerdos de Naruto, se mudó a casa de una tía, mientras cumplía la mayoría de edad, en los veranos regresaba a casa


Uno de esos años fue hacia el bosque, llegó hasta la casita y la miró detenidamente por unos momentos, luego, envuelto en coraje, agarró algunas piedras y comenzó a lanzarlas, mientras gritaba, desahogando su dolor. Se alejó creyendo que así olvidaría, pero su coraje y dolor solo incrementaron con los años


A los 19 años perdió a sus padres y a su hermano, la oscuridad que ya habitaba en su corazón lo terminó de consumir, se volvió sombrío y más hermético de lo que siempre fue. Ahora estaba completamente solo, aunque siempre se sintió así, ahora realmente lo estaba y era peor que nunca, deseó nunca haber nacido ¿Qué sentido tenía después de todo? Si moría ¿Quién sabría que alguna vez existió?


Afuera dejó de llover, regresó a casa, tomó un baño y fue a la cama, dispuesto a dormir, volver a hacerlo, quedarse ahí para siempre, en un sueño eterno.


Después de la tormenta llega la calma, al menos en la naturaleza es así, por lo que afuera el sol brillaba tanto que no parecía que el cielo iba a caerse la noche anterior. Los víveres de su despensa se estaban agotando, así que fue al supermercado local, estaba cerca, no hubo necesidad de usar el auto


Escogió lo de siempre, en su mayoría enlatados y un poco de frutas y verduras, algo de pan, no mucho en realidad, comía poco. Volvió a casa, hace tiempo que no agarraba ese circuito, fue inconsciente, un escalofrío lo recorrió cuando se dio cuenta que frente a él estaba la casa donde solía vivir Naruto como hogar de paso


Miró la aún abandonada casa y dejó caer las bolsas al suelo, aturdido por los recuerdos que diariamente lo atormentaban


—¿Sasuke? —oyó una reconocida voz y se giró hacia atrás, era la primera vez que alguien le hablaba desde que volvió


Miró a la chica que le observaba con una sonrisa, observó su peculiar color de cabello, por segundos intentó recordar de dónde la conocía, hasta que lo hizo, fue su compañera de escuela, más que eso, alguien que mostró interés por él en el pasado


—¿Sakura?


—Lo recordaste —respondió con alegría— Tanto tiempo


Sasuke asintió, con la seriedad que le caracterizaba, nunca fue amigo de esa chica, incluso recordaba que le parecía odiosa, pero ahora parecía agradable


—Mami —oyó una voz chillona cerca, su ex compañera volteó y él también


Una niña de aproximadamente 5 años corría hacia él tenía el cabello de su mismo tono, en cuanto llegó la abrazó de la falda y se escondió, mirando con miedo a Sasuke


—Saluda hija, él es Sasuke


—Hola —dijo con timidez, escondiéndose aún más


Sasuke hizo un intento de sonrisa y alzó la mano, no le gustaban los niños, pero tampoco era malo con ellos, su gesto a medias solo asustó más a la pequeña niña


—¿Tienes tiempo de un café?


Llegaron hasta una modesta casa, en la sala, Sakura llegó con una charola, en la cual estaba el café y unas galletas, las sirvió. La hija jugaba con sus muñecas en el suelo, cerca de ella


Sasuke miró el interior mientras su ex compañera servía, vio una foto donde estaba ella, la niña y un chico a quien reconoció enseguida, aunque había olvidado su nombre


—Sí, me casé con Sai —informó contenta— Era de otro salón


—Lo recuerdo —respondió sin mucho interés


—Dime ¿vives de nuevo acá o estás de paso? No terminaste el año, que te mudaras fue extraño, y justo después que Naruto, en la escuela decían que se fugaron juntos como amantes —rio un poco, en el pasado esas habladurías la enojaron mucho porque estaba enamorada de Sasuke, ahora solo le daban risa


—Él se fue primero —respondió seco, no quería recordar ese horrible día


—Ya veo —notó lo sombrío de su respuesta y dejó el tema


Tomaron el café y comieron las galletas mientras la chica hablaba, Sasuke solo respondía lo que ella le preguntaba, no era bueno socializando. Se hizo de tarde


—Debo irme —dijo él sin previo aviso


—Gracias por venir


La niña, ahora dormía tranquilamente en el mismo sillón donde Sakura estaba sentada. Sasuke agarró sus bolsas de mandado y se puso de pie


—Gracias por el café —respondió amable


Ambos caminaron hacia la puerta


—¿Sabes? No quiero ser chismosa —rascó un poco su cabeza— Pero noté que no te gusta hablar de Naruto, ustedes eran tan unidos que me parece extraño


Él la miró en silencio un rato, ella creyó que estaba enojado porque su mirada era muy fija


—Lo éramos —desvió un poco la mirada— Más que amigos —confesó finalmente, era la primera vez que hablaba de eso con alguien


Sakura se sorprendió unos segundos, luego solo sonrió, era tan obvio que escucharlo solo confirmaba lo que muchos sospecharon, aunque desconocía los detalles


—Un día escuché en la sala de profesores, que su custodia estaba en términos, en aquel entonces no entendí que significaba, pero supongo que es la razón por la que se fue


Sasuke asintió, después de pensarlo por años él también supuso que su mudanza se debió a sus procesos constantes de cambio de tutores, pero eso no justificaba que se fuera sin decir apenas algo


—¿Aún lo quieres?


Sasuke no respondió, pero bajó las pestañas un instante, en un gesto de tristeza, eso fue más que suficiente, Sakura sonrió con amabilidad


—Si alguna vez quieres hablar o saludar a Sai, eres bienvenido


—Gracias


Se despidieron tras eso, Sasuke regresó a su casa, sintiéndose extraño, después de todo aún había alguien que le recordaba y quizás ella no era la única, aunque eso no aliviaba sus sentimientos de soledad y sentir que su existencia no tenía sentido. Solo una persona podía llenar ese vacío


Estaba por cumplir 27 años, hacía meses que no visitaba la casita del árbol, sintió deseos de ir, recrear aquella tarde de sus 13, cuando besó por primera vez al amor de su vida


Subió y se recostó en el suelo, había llevado con él un pequeño pastelito, parecido al que le compró su amigo en esa ocasión, le colocó una vela en medio, la prendió y cerró los ojos


—Quiero estar con Naruto por siempre —pensó con todas sus fuerzas, recordando el mismo deseo que pidió en aquel entonces, cuando aun era un adolescente ingenuo


Sopló la vela y mordió el pastelito


Una extraña sensación se apoderó de él, como si alguien le mirase desde algún sitio, pero sabía que era imposible, a esa parte del bosque casi nadie llegaba, aún así, miró hacia fuera de la ventana


Un espejismo, una ilusión, quizás una mera fantasía, no lo supo, pero afuera, mirando hacia el interior de la casa, miró a un hombre apuesto, cabello rubio y mirada triste. No sabía quien era, pero sintió que le conocía de toda la vida, sus ojos se humedecieron


Aquel extraño alzó la mano y su rostro se cubrió con lágrimas


—¡Naruto! —gritó Sasuke desde el interior


El otro simplemente asintió, secándose los ojos. El corazón le latió tan de prisa que desfallecer estaba volviéndose una opción, deseaba saltar desde ahí, abrazarlo con tanta fuerza que ya no pudiera escapar nunca más de él


Su viejo amigo, su novio de juventud, el amor de su vida, caminó hacia el árbol y comenzó a escalar las tablas, Sasuke se apartó de la ventana y esperó verlo entrar por la abertura en el medio, cuando finalmente llegó, apenas se colocó en un sitio estable, se abalanzó hacia él y lo abrazó


—Eres real, eres real —repitió un par de veces, sintiendo que se desmayaría


Decenas de sentimientos se arremolinaron en su interior, todos ellos inquietantes, ardientes, desesperados, ese junto a él era quien tanto anheló por años, a quien esperó día y noche. En esos momentos deseó todo a la vez, mantenerse así abrazados, besarlo, llenarlo de caricias, hacerle el amor, preguntarle mil cosas, saber lo que había hecho, todo, a la vez, pero no pudo más que solo continuar aferrándose a su cuerpo, temía que si lo soltara se alejaría para siempre, como uno más de sus sueños


Pero no fue así, era Naruto, volvió y era tan real como su existencia misma, la que negó por tantos años, ahora volvía a tener sentido, una ganancia dentro de tantas pérdidas


—Calma Sasuke, calma —apuntó a decir, con la voz temblándole, a punto de llorar


—¿Por qué me dejaste? —reclamó, aunque no había deseado hacerlo, solo quería besarlo, pero una voz en su interior se moría por saber


—Me llevaron, no pude hacer nada —confesó, luego finalmente lloró


Ambos eran hombres en mitad de sus 20, pero en esa casa de árbol juntos volvían a ser los adolescentes que se amaron de forma tan inocente


Se apartaron, Sasuke secó las lágrimas propias y ajenas, lo miró a los ojos, esperó que se calmara


—Sabía que cambiaría de hogar, pero no quería decirlo, si lo hacía, se haría realidad, en mi ingenuidad, pretendí que todo estaba bien, que no pasaría si solo no pensaba en ello —sonrió, se le veía avergonzado


Sasuke lo miró en silencio, era su momento, Naruto quería explicar y él quería saber


—Fui tan tonto al no decírtelo, aquel día llegué de la escuela, ya todo estaba empacado, la custodia de mis tutores de entonces había terminado, tuve que volver al orfanato, ese fue mi último hogar, nadie más me adoptó temporalmente, mucho menos de forma permanente


Podía notarse la angustia en la mirada de Naruto


—Todos estos años ¿estuviste ahí?


El rubio negó


—Al cumplir 18 dejó de ser obligatoria mi custodia, pero había muchos niños que estaban unidos a mí, se sentían solos y tenían miedo, me sentí identificado, yo sabía lo que se sentía, no podía irme, dejarlos solos


Sasuke entendía, pero algo en él le molestaba, no le parecía justo que Naruto tuvo que hacer eso, pero ya que fue su propia decisión, no había nada que él pudiera decir


—Hace 2 años el orfanato se quemó —confesó con pesar— Nadie murió, por fortuna, pero sí heridos, los niños fueron reubicados a distintos hogares de asistencia y yo me quedé solo


—¿Por qué no me buscaste entonces? ¿Por qué tú…? —de nuevo su egoísmo habló por él, reclamando


Naruto se quitó la camisa, para sorpresa de Sasuke, mostró una gran quemadura que iba desde su hombro hasta media espalda, ya solo cicatrizada, no dolía, solo el recuerdo de una noche llena de angustia, Sasuke se sintió terrible, culpable


—Estuve en el Hospital por meses, hace unas semanas me dieron de alta, entonces vine a la ciudad, pero no me atrevía a verte, tenía tanto miedo de que me odiaras


—¡Nunca! Jamás lo haría —contradijo rápido, abrumado aun por el cúmulo de sentimientos


—Sasuke yo… yo —empezó a llorar— Todavía te amo, nunca dejé de pensar en ti


El corazón de Uchiha se aceleró, feliz de que el hombre al que siempre amó, aún sentía lo mismo por él, era tan irreal, tan hermoso, que temió descubrir que todo aquello era un sueño


—Yo también, te amo Naruto, te amaré siempre


Se dieron un abrazo, tan fuerte y necesitado, al separarse, miraron sus ojos de manera mutua, después los cerraron y se acercaron, dándose un beso, suave y tranquilo, como el de aquellos años, con un poco menos de inocencia que aquel primero


Volvieron a abrazarse con fuerza luego que Naruto se colocó otra vez la camisa. En la esquina de la casita, el rubio acurrucado en los brazos de Sasuke, como si necesitara su protección. Habían llorado mucho, los dos, estaban agotados y se quedaron dormidos


Sasuke abrió los ojos abruptamente, asustado, temeroso de que lo vivido fue un sueño. Despertó solo, no estaba Naruto, pero percibió aún su olor, ese era real, estaba seguro, miró en dirección a donde dejó el pastelito al que solo le dio una mordida, pero ya solo quedaba el empaque, prueba de que alguien estuvo ahí y lo comió


Bajó de la casita, del lado contrario a donde estaba la ventana, vio a Naruto caminar despacio, mirando los alrededores, pronto anochecería. Sonrió al darse cuenta que no fue un sueño, avanzó hacia él y lo abrazó fuerte por la espalda


—Ven a casa conmigo


—Sí —respondió el rubio, tímido


Llegaron a casa de los Uchiha, Naruto vio que todo estaba casi igual. Sasuke le contó sobre sus padres, lo de su hermano, el rubio ya sabía todo eso, lo supo por los vecinos, ya que esos días que regresó se mantuvo cerca, observando los pasos de Sasuke, esperando el momento oportuno para volver a presentarse ante él


—¿Traes cosas?


—Están en el Hotel del centro


—Vamos por ellas mañana —sugirió, el rubio asintió— Naruto tú ¿quieres vivir conmigo?


El rubio se quedó paralizado, parecía que, aunque sabía que él tenía esas intenciones, la petición le llegó por sorpresa y tardó en responder


—Te quiero en mi vida de nuevo, si estás de acuerdo, si tú…


—Sí quiero —interrumpió, las lágrimas se acumularon en sus ojos— Nunca he tenido un hogar


—Yo seré tu hogar


Nuevamente Naruto lloró, estaba particularmente emocional ese día, a Sasuke le pareció más bello que nunca, ambos tenían tanto que sanar, tanto que hablar, compartir, expresar, pero tenían toda una vida por delante


El rubio se acercó a él y echó los brazos al cuello, Sasuke lo sujetó por la cintura y se besaron. Quedaron así tras el beso, sonriéndose


—¿Tienes hambre? Puedo cocinar algo —preguntó Uchiha, aunque se sentía avergonzado, su alacena no era la más completa


—La verdad es que no quiero eso ahora


—Entonces ¿Qué quieres? —cuestionó intrigado, pensando que quizás quería tomar un baño o incluso irse a dormir, ya eran casi las 9 de la noche


El rostro de Naruto se sonrojó por completo, apenado desvió la mirada, casi enseguida Sasuke entendió, la verdad es que él también quería, se moría de ganas, pero temía ir demasiado rápido, después de todo se acababan de reencontrar


—He esperado tantos años —confesó el rubio, luego miró a Sasuke


—¿Acaso nunca? —el otro negó


—Mi vida en el orfanato se volvió mi todo, nunca volví a experimentar lo que sentí por ti y no tuve interés en nadie jamás —dijo apenado, su rostro cada vez más rojo


Sasuke lo miró con ternura, se agachó un poco y le sujetó ambas piernas, levantándolo, Naruto le rodeó la cintura con estas y se abrazó con fuerza a su cuello. Subieron a la habitación, al entrar prendió la luz y avanzó directamente hacia la cama, ahí sentó al rubio y él permaneció de pie


—Sasuke tú ¿lo has hecho antes? —preguntó avergonzado, mirándolo a los ojos


—Sí —confesó con tristeza, no tenía mucha experiencia en el sexo, pero no era virgen


Naruto agachó la cabeza, parecía decepcionado, como si hubiera anhelado que ambos tuvieran su primera vez, tal cual pasó con su primer beso. Sasuke se puso de cuclillas frente a él y le sujetó la barbilla, mirándolo a los ojos


—Solo te he amado a ti, por eso, este momento es más importante para mí que la primera vez que tuve sexo ¿lo entiendes?


Esta vez el chico asintió con una sonrisa, Sasuke también lo hizo, sonrió sinceramente por primera vez en su vida adulta. Estiró el cuello y le dio un beso en la nariz al rubio, luego se puso de pie, comenzando a quitarse la camisa, mostrando su torso desnudo, Naruto estiró su mano derecha y lo tocó, recorriendo cada centímetro de forma tímida, bajó al abdomen y luego subió otra vez, sonrió nervioso, nunca había tocado a otra persona de esa forma


Sasuke continuó, quitándose los pantalones, los zapatos los habían dejado a la entrada de la casa. Dejó puesta su ropa interior, Naruto sintió curiosidad, pero no se atrevió a tocarlo, aunque quería ver dentro de esa prenda


Uchiha lo agarró de ambas manos y le indicó que se pusiera de pie, le agarró el rostro y le dio un beso en la boca, luego le llenó la cara de besos, bajando al cuello, saboreando su piel, era tan suave


Quitó la camisa y volvió a ver la quemadura, no dudó en besarle el hombro de ese lado, no le importaban sus cicatrices, solo su corazón. Se besaron mientras Sasuke le desabrochaba los pantalones, la ropa interior también cayó


La mano de Sasuke viajó hasta la entrepierna del rubio, ligeramente erecta, lo sujetó con suavidad y comenzó a moverla, Naruto exclamó un quejido, parecía avergonzado


—¿Te has tocado antes?


—Sí —admitió con vergüenza, pero para Sasuke fue un alivio, se sentiría realmente mal si le arrancara toda su inocencia de golpe


—Siéntate —pidió al rubio y este obedeció


Aunque se había masturbado, nunca le habían hecho un oral, Sasuke lo sabía, no quería que cuando sus piernas temblaran cayera al suelo. Se colocó en medio de sus piernas y lo miró a los ojos


—Hazlo —susurró, más sonrojado que nunca, aceptando que deseaba eso


Sasuke agarró su hombría creciente con la mano derecha y le comenzó a dar un par de besos, la respiración agitada de Naruto era excitante, pero quería ser paciente, pensar en que era la primera vez del chico y dejando de lado su egoísmo por simplemente penetrarlo hasta terminar solo él


Una vez que logró ponerlo erecto lo metió a su boca, no succionó, simplemente deslizó el tronco por sus labios, con suavidad, Naruto se agarró a la cabeza de Sasuke y cerró los ojos, sintiendo la calidez y humedad, sensación nueva para él, pero agradable


Se detuvo sin hacerlo terminar, se levantó un poco y agarrando las piernas de Naruto lo empujó hacia la cama, este se acostó, de un movimiento, Sasuke lo jaló hacia él, volviéndose a poner de cuclillas, pero más levantado, Naruto estaba temblando


—Relájate —susurró con tranquilidad, luego beso su glúteo izquierdo, moviendo su boca hacia los testículos, los besó y lamió, el rubio no dejaba de temblar


Sasuke volvió hacia el pene, lo dirigió a su boca y lo introdujo otra vez, después dirigió su mano izquierda hacia el glúteo y la colocó ahí, moviendo su pulgar hacia la entrada de Naruto, donde acarició, sintiendo el sobresalto del otro


Escuchó los quejidos del otro, dudaba si eran de placer o sentía miedo, quizás estaba haciendo demasiado, tal vez Naruto solo esperaba ser penetrado y ya, la verdad es que no sabía cuál era la percepción del chico sobre el sexo


—Escucha —habló una vez que desocupó su boca— Esto no ayudará a dilatar, pero quiero que te sientas cómodo, que pienses en el placer y no en el dolor, pero si quieres que me detenga…


—No, sigue —contestó rápido— Me gusta


Sasuke sonrió, aliviado de oír esas palabras, entonces continuó, esta vez llevó su lengua hacia la entrada de Naruto y acarició con ella, mientras su mano derecha le acariciaba el pene y con la izquierda sujetaba su glúteo derecho


Escuchó los gemidos de Naruto, esta vez sonaban distinto, menos incómodo, era como si el rubio entrara en confianza después de escucharlo preocuparse. Invirtió luego las acciones, se levantó un poco más e introdujo otra vez el pene a su boca, succionó despacio mientras su dedo medio entró en Naruto, moviéndose dentro, mientras el pulgar le acariciaba los genitales


Continuó así hasta que el líquido tibio entró en su boca, acompañado de un gemido de satisfacción, aunque no pudo tragar todo, quiso beber lo más posible, la esencia pura de Naruto. Sintió que le temblaba el cuerpo y su respiración comenzaba a controlarse, así que sacó el miembro ahora flácido y lo besó por todo el tronco, al final succionó un poco la punta aún sensible, haciendo que Naruto se arqueara al frente un instante


—Naruto —susurró sonriente, soltó sus piernas y subió, buscando su boca, se dieron un beso suave y lento, el rubio estaba con el rostro más rojo que nunca, pero sonriendo satisfecho


—Sabes mucho —comentó, mostrando un dejo de admiración y tristeza a la vez


—Solo me importa seguir aprendiendo contigo —volvió a darle un beso en la boca tras decirle eso, luego besó su pecho, yendo a sus tetillas las chupó un poco— Acomódate —movió la cabeza hacia la cabecera de la cama, indicando el sitio


El rubio asintió y obedeció, mientras lo hacía, Sasuke se quitó la ropa interior, su miembro ya estaba por completo erecto, Naruto lo miró fijamente y sonrió amplio


—Es bonito


—No digas esas cosas —dijo avergonzado, Naruto echó a reír


—Tengo miedo —confesó, agachando un poco la mirada


Sasuke subió a la cama y le sujetó la barbilla, levantándola para que le mirase


—Todo estará bien, estás conmigo —habló con amabilidad, luego le besó la mejilla— Esperé tanto por esto, hacerte mío


—Lo soy, soy tuyo, siempre he sido tuyo y lo seré hasta que muera —dijo con entusiasmo


Sasuke se sorprendió por el ánimo, luego le acarició el cabello


—Acuéstate


Naruto hizo lo que le pidió, luego Sasuke se acercó hacia él y se colocó entre sus piernas, las que temblaban mucho más que antes, lo sintió al agarrarlas por debajo de las rodillas, luego las movió hacia delante de él hasta que quedaron a la altura del pecho del rubio


—No parece cómodo, pero ayudará a que entre más fácil ¿está bien tu cuello?


Naruto asintió, soltando una risa traviesa, Sasuke parecía muy cauteloso con todos los detalles, eso hacía que perdiera el miedo y el nerviosismo aminorara


—Relájate —habló en un susurro, mientras su pene comenzaba a entrar por el ano del rubio, este se mordía los labios, volviendo a temblar— ¿Duele?


—Un poco —respondió, apretando con fuerza las sábanas


Entró por completo, hasta que sus pieles se rozaron, Naruto soltó las sábanas y se agarró de sus hombros, apretando, encajando sus uñas, a Sasuke le dolió, pero no dijo nada


—Me moveré, relájate y el lubricante estará de más, solo deja que tu esfínter se dilate, respira —besó su frente tras decirlo


Naruto no entendía del todo, pero hizo caso, se relajó, por lo que desencajó sus uñas y miró hacia abajo, la unión de sus cuerpos, luego sonrió


—Hazlo, muévete —pidió y el otro concedió


Los primeros movimientos mantuvieron su mirada puesta en ese sitio, luego volvió a mirarle a los ojos, Sasuke también miró los suyos, poco a poco sus movimientos fueron más rápidos, llegando cada vez al fondo, Uchiha se empujaba usando el agarre de sus piernas y Naruto apretaba sus hombros hasta que se intensificó el movimiento, entonces cerró con fuerza los ojos y se aferró a su espalda


—Muy intenso…. Demasiado —gimió entre lloriqueos


Sasuke relajó los movimientos, parecía que iba a detenerse


—No… no pares —suplicó, su voz se oía tan excitada que Sasuke no dudó en volver al ritmo anterior— No te detengas, por favor


Pese a lo apretado, pudo hacérselo sin mayor problema, Naruto aprendió rápido como respirar para relajar la zona anal, ambos estaban disfrutando del sexo. Para Sasuke era la primera vez que se sentía totalmente pleno dentro de alguien, no quería que eso terminara


Pero fue inevitable, eyaculó dentro de él hasta saciarse. El cuerpo por completo de Naruto se relajó una vez que sacó el pene de él, ambos respiraban con dificultad y compartieron un beso, húmedo, cálido, sensual


Abandonaron la posición, Sasuke se acostó del otro lado de la cama, Naruto no tardó en acurrucarse en su pecho, besándolo ahí un par de veces. Uchiha le correspondió rodeándole con su brazo


—La próxima vez, no seré tan novato —determinó Naruto con emoción— ¿Me enseñarás a chupártelo?


—No digas esas cosas —volvió a regañarlo, avergonzado, el rubio echó a reír


—Te enseñaré —admitió tras unos segundos


Luego los dos se rieron


—Solo quiero estar contigo siempre, mi querido Sasuke —susurró, cerrando los ojos


—Gracias por volver a mí —besó sobre sus cabellos


Se quedaron callados unos momentos, creyendo que el otro estaba dormido


—¿Sasuke?


—¿Sí?


Los dos comprobaron que continuaban despiertos, Sasuke deseaba oír esa voz siempre, a su lado


—Mañana ¿podemos hacer el amor en la casita del árbol?


—¿Qué? —preguntó confundido— Podrían vernos


—Por favor —insistió— ¿Sabes? Una de las veces que nos besamos ahí a escondidas, yo… yo quería meter mi mano a tu pantalón


—Naruto —rio divertido


—Lo vi en una película, una chica masturbaba a su novio mientras se besaban —confesó divertido— Pero temía que te enojaras


—No me habría enojado, pero es bueno que no lo hiciste


—¿Por qué?


—Porque esta vez contigo ha sido perfecta, los recuerdos inocentes de aquellos días quedarán sin mancha, el amor más puro


Naruto se levantó de sus brazos y lo observó, luego sonrió


—¿Qué pasa?


—¿Quién iba a pensar que Sasuke Uchiha era tan cursi y sentimental? —se burló divertido


—Cállate —regañó avergonzado


Los dos se rieron tras eso, luego Naruto volvió a sus brazos y se acurrucó nuevamente


—Te amo, te amo Sasuke


—Yo también mi Naruto, descansa —besó por última vez los sedosos cabellos


Cerraron sus ojos y no tardaron en quedarse dormidos, agotados por tantas emociones desatadas en tan poco tiempo


Esta vez, los sueños de Sasuke no tuvieron un despertar amargo, estaba junto al hombre que amaba y a quien siempre amaría, sin importar el lugar, el tiempo o las circunstancias.


FIN

Notas finales:

Hola Amixes! Les gustó el fanfic? Hace tiempo quería volver a escribir algo de Naruto, me gustó mucho el resultado, aunque el título no tuve una idea mejor jajaja, y el final quedó un poco abrupto, pero aun así, espero les haya gustado. Muchas gracias por seguir leyéndome, dejen comentarios por favor, hasta el próximo


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