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SOLAMENTE TU AMOR por Kitana

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Van a dar las doce, me deslizo al balcón en busca de aire fresco. Ufff estoy tan cansado… demasiado cansado para mi gusto. Esta noche es una de esas en las que me pesa ser como soy… ser quien soy…. Miro la luna en todo su esplendor iluminar mi miserable existencia. No sé porque estoy tan molesto, no lo entiendo, de verdad no lo entiendo… aunque hay tantas cosas que no entiendo en esta maldita vida. Como por ejemplo, ¿por qué teniendo un noviecito tierno y lindo como lo es Hyoga lo trato tan mal y le soy infiel casi por deporte? O ¿por qué estando tan enamorado como se supone que estoy de él hago las cosas que hago? Y otra cosa, ¿por qué si se supone que tengo todo lo que pudiera desear me siento de lo peor? ¿Por qué odio mi cuerpo? ¿Por qué odio ser lo que soy?

 

 

 

 Le doy un golpe a mi lindo cigarrito de marihuana, pero no logro sentirme mejor… quizá haga falta algo más fuerte. Me aparto del balcón para regresar a la fiesta. No será difícil conseguir lo que quiero, al menos no en una fiesta como esta. Bajo las escaleras a paso lento, en mitad de la escalera me encuentro con Milo. Como es su costumbre se mantiene sobrio y sin drogarse, debe ser el único de nosotros que no necesita ayuda para ponerse a tono. Él no necesita de alegrías artificiales, él es feliz por naturaleza, quizá sea por eso que me gusta tanto.

 

 

Déjame llorar, déjame reír

 

déjame soñar, pero no me dejes ir

 

déjame pensar, déjame sentir

 

déjame aprender tu manera de vivir   

Dame de beber, de tu manantial

 

dame de comer, de la fruta original

 

que se confundan, la verdad y la mentira

 

y que sólo tu amor, ilumine mi vida 

 

 

- Cam, ¿A dónde vas?- me dice con esa tierna sonrisita suya, es tan mono… y yo  lo encuentro como dice la canción “simple irresistible”.  No le respondo, simple y sencillamente me lanzo sobre él para besarlo, él no opone resistencia. – Espera Cam… aquí no.- dice apartándome con suavidad cuando busco su masculinidad entre sus pantalones.

 

- Entonces vamos arriba, seguro que no van a darse cuenta de que no estamos. – lo tomo de la mano y lo jalo hacia la habitación en que me encontraba hasta hace un rato. Milo me toma en sus fuertes brazos y me lleva hasta el sillón. Me acaricia y besa con ternura, es muy guapo y muy tierno… aunque no lo amo me hace sentir bien estar así con él.

 

- Te amo Camus.- dice mientras besa mi cuello, no le respondo, ¿qué puedo decirle? ¿Lo siento pero yo no te amo, solo amo a mi estúpido novio, pero me acuesto contigo y con cuantos puedo porque me hace sentir muy bien? Esa no es la respuesta que esperas encontrar cuando le dices a alguien te amo. Y yo soy pésimo dando explicaciones, así que calladito me veo más bonito. Me aparto de él para desnudarme, hoy más que nunca necesito sentirme bien, necesito saber que soy hermoso, necesito que alguien me desee.

 

 

Oh! Ah! Solamente tu amor

 

Solamente tu cariño

 

Oh! Ah! Solamente tu amor   Déjame llorar, déjame reir

 

Déjame tocar, el fondo de tu ser

 

déjame llegar, a tu esencia

 

que se confudan, la verdad y la mentira

 

y que sólo tu amor, ilumine mi vida  

 

Milo me contempla de rodillas en el suelo mientras dejo caer la última de mis prendas. Le sonrío y me tiendo frente a él en el piso con las piernas abiertas.  Milo se acerca y comienza a besar mi entrada, lo hace con una sensualidad bestial, no resisto que haga esto. Al fin entra en mí y comienza con su cadenciosa danza en mi interior arrancándome gemidos de placer que no me preocupa ocultar a nadie.  Me siento en el cielo… y aún así la carita de mi bobisímo novio no me abandona. ¿Por qué tuve que enamorarme de esta manera? Hyoga… es cuestión de tiempo para que termines haciendo lo mismo que yo hago con Milo, eso lo sé y creo que me lo merezco. ¿Por qué no puedo ser lo que tú quieres que sea?

 

 

 

Milo y yo nos abrazamos después de hacer el amor, al menos él me ha hecho el amor, para mí solo ha sido otra gratificante sesión de sexo con el modelo más codiciado de todo París después de mí.  Él acaricia mi cabello y me besa con suavidad en la frente.

 

- ¿Estás bien Cam?

 

- No… no estoy bien.

 

- Sí quieres podemos hablar al respecto,

 

- Está bien, pero aquí no, vamos a mi departamento… no te preocupes, él esta de viaje.- le digo al notar su preocupación. Milo sabe de Hyoga, pero parece no importarle. – Anda vístete, no quiero que media ciudad te vea desnudo. – le digo lanzándole su camisa al rostro. Me visto tan rápido como puedo. Milo se toma su tiempo, me siento en el sofá para esperarlo. – Ashh pero que lento eres, ¿así de lento te vistes en los desfiles?

 

- No, solo quería… prolongar este momento lo más posible, tú siempre me dejas solo y nunca te veo partir porque te vas mientras yo duermo.- dice una tristeza que me rompe el corazón.

 

- Lo siento, no tenía idea de que tú te sintieras así.

 

- No tienes de que preocuparte Cam, yo acepte las cosas así y no es el momento de dar marcha atrás o reclamar porque estaría fuera de lugar. Estoy listo, vamos. – dice y se pone de pie. Me sigue hasta la escalera… es tan lindo y tierno conmigo que me siento el peor insecto de la historia por hacerle esto, pero no puedo dejarlo, simplemente no puedo.

   

Abajo, la fiesta se ha convertido en una verdadera bacanal romana, todos están ebrios o drogados, según veo el único sobrio es el DJ, imagino que pasó lo mismo que la vez anterior, me perdí de ver a mis amigos haciendo idioteces por escabullirme a algún rincón para tener sexo con Milo.

  

 

 

Oh! Ah! Solamente tu amor

 

Solamente tu cariño

 

Oh! Ah Solamente tu amor

 

Oh! Ah Solamente tu amor

 

Quiero beber en tus besos

 

el deseo que nace de ti

 

alimentar la locura y la dulce pasión

 

que provocas en mi  

 

 

- Hace frío.- murmuro cuando salimos de la casa de Aioros. Milo no me dice nada, simplemente se despoja de su chamarra y la coloca sobre mis hombros. Cierto, esta ropa no es la correcta para estar en la calle con un clima como este, pero yo necesitaba verme sexy y mi ropa sexy no es muy abrigadora que digamos.  Milo y yo caminamos en silencio hasta su motocicleta, él adora esa cosa, a mi solo me gusta porque nos vemos hermosos en ella, esa es la verdad, pero no se lo diré como tantas otras cosas. Oh dioses, ¿Cuándo me convertí en un mentiroso patológico? Aunque, no decir las cosas no equivale a mentir ¿cierto?

 

- Vamos Cam.- dice Milo subiendo a su moto, me siento detrás de él, me aferro a su cintura con fuerza al sentir el motor rugir debajo de nosotros. Mentiría si dijera que no me da pavor la forma en que Milo conduce esta cosas, pero prefiero que él no lo sepa, no me dejaría subir de nuevo a esta lindura y probablemente se enojaría conmigo casi tanto como cuando de dije que odiaba ese té que solía prepararme antes de los desfiles.

 

 

 

Hemos llegado, Milo estaciona su moto en la entrada del edificio donde esta mi departamento. Bajo de la moto y camino hacia la entrada.

 

- ¿Vas a venir o prefieres congelarte aquí afuera? – le digo al ver que se queda quieto como una roca. Al fin se decide a bajar de su amada motocicleta y seguirme hasta la entrada. Subimos las escaleras hasta el piso donde vivo con Hyoga. Él ama este lugar, siendo sinceros yo lo odio y trato de pasar el menor tiempo posible aquí. Milo titubea un poco al entrar, imagino que no debe ser divertido para él encontrarse aquí, aunque nunca ni una vez me lo haya dicho, sé que piensa debo dejar a Hyoga y concentrarme en él.  A veces yo también pienso que debo dejar a Hyoga… solo que nunca lo pienso en serio. Básicamente no me gusta tomarme la vida en serio, prefiero divertirme lo más que puedo y Hyoga, mi lindo y bobito noviecito piensa que eso no es agradable. Imagino que dejó de ser agradable para el cuando decidí que tampoco iba a tomarme en serio eso de la fidelidad. - ¿Quieres tomar algo? – le digo a Milo cuando ya estamos en el departamento.

 

- Un café, hace frío.- dice abrazándose a sí mismo.

 

- Entonces ve a la cocina y prepáratelo tú, yo me refería a esto.- le digo mostrándole la botella medio vacía de mi brandy favorito.

 

-Deberías cuidarte un poco más, ¿no lo crees? Te vas de fiesta a mitad de semana, bebes demasiado, te drogas, apenas comes y prácticamente no duermes

 

-¿Y eso que? Estoy tan lindo y hermoso como siempre, y por cierto, te recuerdo que no tienes que cuidarme. Tengo suficiente edad como para cuidarme yo solito Mili.

 

- Ya te he dicho que no me llames Mili.

 

- OK comprendido. ¿Vas a beber o no?

 

- No gracias, tuve suficiente con lo que bebí en la fiesta.- dice sonriendo.

 

- ¿Y de esto también tuviste suficiente Mili? – le digo sentándome lo más provocadoramente posible en sus piernas.

 

- Cam… yo creí que tú querías hablar.

 

-Quería pero ya cambié de idea, en mi opinión hay mejores cosas que hacer con la boca y la lengua que hablar, ¿no lo crees? – le digo lamiendo el lóbulo de su oreja. Él no responde, se limita a acariciar mi espalda justo don de sabe que me pone a cien. Me levanto y dejo a Milo en el sofá. -¿Vienes o me atiendo solo? – le digo mientras camino hacia mi habitación. Milo me sigue en silencio. Se detiene en seco al llegar a la habitación. – No te preocupes, él no vendrá. Está en Nueva York, a kilómetros de nosotros, al menos por una semana; así que no tienes que preocuparte por él.  ¿No te excita hacérmelo en la cama donde duermo con él? – yo y mi bocota, Milo se da media vuelta y hecho una furia sale vuelve a la sala, se sienta en el sofá y me mira con esos ojitos de niño perdido que me derriten. – Lo siento… yo solo quería…

 

 - No te disculpes, te haré lo que quieras, pero en mi cama ¿sí? Acompáñame a mi departamento… por favor. – dice tomando mi mano.

 

- No. – él me mira con resignación.

 

- Está bien… - dice y me sigue de vuelta a mi habitación. Ya en la habitación me toma un instante desnudarme y desnudarlo a él.  Milo es… sencillamente lo más hermoso que mis ojos han visto. Me acuesto en la cama y él se lanza sobre mí como un animal salvaje sobre su presa.  Me hace el amor de forma salvaje y hasta un poco sádica, pero eso es lo que a mí me gusta de él, Milo me da lo que no me ha dado Hyoga ni ningún otro  de mis amantes… ninguno excepto el primero: Saga. Pero Saga no me amaba como Milo. Ni yo amé a Saga, él solo fue el tipo con quien descubrí el sexo. Yo nunca ame a Saga… pero sí a su maldito hermano gemelo. ¿Cómo es posible que aún piense en ese engendro? No sé… ahora no quiero pensar, solo sentir los labios hambrientos de Milo sobre mi piel. Milo me toma con el salvaje ímpetu que lo caracteriza, no sé como es que no lo descubrí antes… él es mi amante perfecto.

   

A la mañana siguiente me despierto completamente solo en la cama. Así que esto es lo que le pasa a Milo después de mis visitas… es absurdo, ¿Por qué me enternece tanto y a la vez despierta mis pasiones de una forma en que creí que nadie lo haría? Escucho ruido afuera de la habitación. Quizá mi lindo Mili se quedó después de todo. Me levanto de la cama y enfundado únicamente en mi traje de Adán salgo a buscarlo.

Lo encuentro en la cocina… ¡vaya¡ Mili es una verdadera joya, lo que esta preparando huele delicioso.

 

- ¿Qué haces? – pregunto sin dejar de mirar.

 

- Tu desayuno.- dice y me besa, sus labios saben a jugo de naranja, delicioso. Me abrazo a él restregando mi cuerpo desnudo contra el suyo.  Sin dejar de acariciarlo, lo orillo a una de las sillas que están detrás de nosotros.

 

- No sabía que cocinaras.- murmuro cerca de su oído.

 

- Lo sabrías si te quedaras en las mañanas.- abraza mi cintura con una mano y con la otra sujeta mi nuca para besarme con su típica intensidad.  Para no cambiar nuestras finas costumbres, terminamos haciéndolo en la cocina. A veces Milo es insaciable.

 

 

 

Mientras me baño pienso en lo bueno que sería estar enamorado de Milo, tiene todo lo que yo busco en un novio, es guapo, cariñosos, fuerte, un buen amante, cumple cada uno de mis caprichitos por muuy estúpidos y ridículos que estos sean… pobre niño, lo adoro pero no de la misma forma en que él me adora a mí. Y por el momento no puedo amar a otro más que a Hyoga. Salgo de la ducha y me encuentro a Milo secando su larga melena azulada frente al espejo. No puedo negarlo, se ve suculento así, recién bañadito, llevando solo sus pantalones puestos.

 

- Cam, creo que tendríamos que apurarnos, van a dar las once y se supone que tenemos que ir a una sesión fotográfica, ¿lo olvidaste?

 

- Ah… la verdad… sí, creí que eso sería mañana.

 

- Te equivocaste Cam, es hoy en la tarde. Apenas tenemos tiempo de llegar al estudio y ponernos al tanto lo que haremos.- dice Milo con esa linda sonrisita suya que tanto me gusta… tiene los ojos azules más hermosos de la historia… y ese cuerpo que te deja sin aliento…

 

- Entonces vamonos.- le digo dirigiéndome al closet para sacar algo de mi linda ropita.

 

- Camus… ¿puedo pedirte un favor? – dice Milo.

 

- Cómo no sea dinero, adelante. – le digo con mi sonrisa levanta pasiones.

 

- Bueno es que yo… necesito que me prestes una camisa… la mía está… manchada.- dice sonrojado, sí es la camisa que llevaba esta mañana en la cocina creo que se de que es la mancha.

 

- Claro que si Mili,  espera un poco… ay creo que  ninguna de las mías te quedará bien, tienes una linda y ancha espalda. ¡Un momento! - digo, él se sorprende, me subo en un banco para alcanzar la parte más alta del closet, con cierta dificultad consigo alcanzar el paquete que lleva ahí varias semanas. – Creo que esta sí te quedará. – le digo desempolvando un poco el paquete. – Vamos, pontela, estoy seguro que te quedará.

 

- ¿Es tuya?

 

- No… fue un regalo, no le gustó. Dijo que no era su estilo. Verás yo, nunca le doy regalos y le di esa camisa en su cumpleaños… no se si de verdad no le gustó o es que ya sabe que tu y yo…

 

- Entonces no la quiero. Es suya.

 

- Mili, no seas ridículo, solo úsala para ir al estudio, le pides a Marin que te preste algo después de la sesión y ya.

 

- No, mejor préstame una de las tuyas, no importa si no me queda bien. – dice con cierta tristeza.

 

- Oh vamos Mili, no seas quisquilloso, ponte la maldita camisa y vamonos.

 

- Contigo no se puede tener ni gota de dignidad. – murmura y me arrebata la camisa de las manos. Lo contemplo un instante con esa camisa puesta… es cierto, no es nada parecido al estilo de Hyoga, ese es definitivamente el estilo de Milo. ¿Estaba pensando en ese espléndido cuerpo cuando compré esa camisa? La respuesta es obvia, le queda perfecto a Mili. Una linda camisa púrpura que hace resaltar el tono bronceado de su piel y se ciñe  perfecto a su tórax. Hyoga es lindo, guapo, pero Milo es más que eso, destila sexo, pasión… justo lo que necesito.

 

- Listo, ya me puse la maldita camisa, ¿podemos irnos ahora?- dice él, esta muy molesto y creo que un besito no va a ser suficiente para que olvide esto. Y me temo que me castigará no dándome lo que me gusta, léase sexo. A veces Milo se porta mal… claro que yo me porto peor que él.

 

 

 

A bordo de su amada motocicleta llegamos al estudio donde se hará la sesión. Casi me desmayo cuando Milo dio esa estúpida vuelta en u para estacionarse frente al estudio, sentí que mi  linda carita iba a quedar embarrada en el pavimento.

 

- Milito si vuelves a hacer eso ni en tus sueños me vuelvo a subir contigo en esta cosa. ¿Entendido? – le digo al bajarme del maldito cacharro.

 

- Esta bien, esta bien, prometo no volver a hacerlo.- dice quitándose las gafas de sol que trae puestas. Con su sonrisa de “no importa lo que haga el mundo me ama”, se acerca a mí y me rodea los hombros con su brazo. Ninguno de los dos se preocupa por que alguien pueda vernos, en realidad dudo que haya alguien que no sepa lo que hacemos.

 

 

 

Esta es una sesión fotográfica igual a todas las demás, Camus mira sexy para allá, Camus no te rías, Camus deja de menear así el culo… oh sí, todas las sesiones fotográficas son idénticas. Al fin la parte final,  me harán unas tomas del brazo del divino Milo y detrás de nosotros el lindo Aioros. Milo me mira sin parpadear, es lindo, muuuy lindo y de alguna manera puedo decir que es mío, desde hace tres meses no comparte su tibia camita con nadie más que conmigo, aunque de mi no se puede decir lo mismo.

 

 

 

Milo y yo nos miramos, el aire elegante y seductor que tiene Mili lo hacen verse espectacular con ese traje negro que usa. La idea es aparecer como una pareja de novios junto al altar él de negro y oh dioses, yo de blanco, es decir yo soy la novia, no es que me desagrade pero preferiría otro papel, aunque si me pusieran a un novio así, claro que daría el sí. Ay, que cantidad de tonterías me vienen a la mente cuando estoy junto a Mili.

 

- Muy bien chicos, todo salió perfecto, descansen un poco y nos vemos mañana a las nueve, lleguen temprano por favor.- dice Sahorí, nuestra agente, dirigiéndome una de esas miraditas típicas suyas. Ay, yo no sé de que se queja, en los últimos meses no he llegado tarde a nada, hasta se me esta haciendo costumbre levantarme temprano.

 

- ¿Quieres ir a comer algo?- me dice Milo mientras se cambia de ropa. – Afro y Aioros quieren pizza, ¿tú que dices?

 

- Digo que mejor vamos tú y yo solitos al restaurante de la última vez.- le digo acariciando su pecho.

 

- Está bien… deja que les avise que no vamos y listo. – dice él muy nervioso. Creo que ya se le olvidó lo de la camisa. Que bueno porque no iba a pasar la noche solo y no se me antoja nadie más que él.

 

 

 

Salimos del estudio y de nuevo en su moto, nos movilizamos hacia el restaurante. Es un lindo lugarcito donde nadie fastidia, por eso me gustó. Además la comida es bastante buena.  Milo y yo tomamos una de las mesas del fondo, no es que quiera hacer travesuras pero Mili quiere tener paz y tranquilidad mientras come. La comida es su momento sagrado.

 

- ¿Qué van a ordenar?- dice la mesera sin dejar de babear por Mili.

 

- A mi tráigame una ensalada.- digo lanzándole prácticamente en la cara el menú.

 

- A mí se me antoja… espagueti a la carbonara, lasaña, ravioles… y de postre tiramizú  y un helado de chocolate. Y para beber una botella de vino. – dice Milo con su sonrisa sexy, aja, así que Mili esta en modo sexy, ya veremos cuanto sigue así.

 

- Preciosa, ¿sería un amor y me traerías un agua mineral? – le digo a la estúpida mesera mientras le lanzo una mirada sensual, esa que nunca me falla. La chica se pone roja como una paleta de fresa y se aleja muuuy nerviosita, ja, ja, ja, misión cumplida.

 

- ¿Qué estás haciendo? – dice Milo bastante molesto.

 

- Nada, lo mismo que tú. – él se queda callado. – Así que si no quieres que siga, compórtate. Yo no soy un tontito al que le vas a ver la cara, yo soy el hermoso Camus, y si no te gusta lo que hago, ponte seriecito Mili. – le digo sonriendo.

 

- Está bien, tú ganas y no estaba haciendo nada malo, solo era amable con la chica.

 

- Sí como no, y yo sigo siendo virgen.

 

- Lo siento… no volverá a pasar.- dice sonriendo. – dice acariciando mi rostro.

 

- Hola Camus, ¿cómo estás? – dice alguien apoyando su mano en mi hombro, al voltear me encuentro con el fastidioso hermano de Hyoga, Ikki.

 

- Ah hola Ikki, ¿qué tal?- le digo con toda naturalidad. Él me mira con ese asqueroso aire de superioridad que siempre tiene.

 

- Nada mal, pero apuesto a que tú te la pasas mejor, ¿y tu amigo es…? – dice mirando a Milo, oh dioses, si le dice algo a Mili, juro que va a arder Troya.

 

- No te hagas el idiota Phoenix, sabes perfectamente quien soy. – dice Milo levantándose, es más alto que Ikki. – Hace mucho que tengo ganas de partirte ese horrible rostro tuyo.

 

- Ah ya recuerdo quien eres, el niño bonito, el hermoso primito de Shaka. – dice Ikki con burla.

 

- Milo… por favor compórtate.- le digo en voz baja al notar que todos en el restaurante nos miran.

 

- Camus, por favor, no te metas, esto es entre este idiota y yo. – dice Milo tratando de tranquilizarme.

 

- ¿Se puede saber que haces tú con el novio de mi hermano?- pregunta Ikki señalando a Milo con el índice.- Por que sí sabes que este tiene novio.

 

- Sí lo sé ¿Y eso qué? ¿Debería importarte a ti lo que los demás hagan? Camus solo es mi amigo y estábamos aquí conversando tranquilos hasta que tú llegaste con tus estupideces. – dice Milo, esta furioso, más que cuando Aioria chocó su auto.

 

- Mili, ¿qué te parece si nos vamos de aquí? – le digo poniéndome entre él e Ikki, tengo que sacarlo de aquí, si Ikki se enfada va a lastimar a mi sexy amante y eso no me gustará nada.

 

- Así que Mili.- dice Ikki soltando una risotada. Milo me hace a un lado y le da un tremendo puñetazo a Ikki. Veo a mi queridísimo cuñado caer al suelo sangrando por la nariz y con los labios rotos cortesía de mi sexy Mili.

 

- Vamonos antes de que se levante.- le digo a Milo jalándolo fuera del restaurante.

 

 

 

Cuando salimos a la calle y veo a Milo me doy cuenta de que Milo está llorando.

 

- Mili… ¿estás bien?- pregunto.

 

- No, no estoy bien… nunca voy a estar bien…

 

- ¿Qué quieres decir?

 

- Nada… es solo que… perdóname, será mejor que no siga hablando. Me voy a casa, sí no te molesta quiero ir solo.- dice caminando hacía su moto.

 

- Espera, yo no quiero verte así… tú de verdad me importas Milo.- él se para en seco

 

- ¿De verdad te importo?

 

- Claro que sí… ya sé que no soy el más  indicado para esto pero… si quieres hablar… yo estoy dispuesto a escucharte.

 

- Gracias Cam.- murmura él y me abraza. - ¿Podrías venir conmigo a mi casa?- no respondo más que con un asentimiento, él sonríe sin dejar de llorar. – Toma, conduce tú.- dice poniendo en mis manos las llaves de su preciada moto.

 

 

 

Milo se abraza a mi espalda, ay dioses, esto si que es nuevo para mí.

 

 

 

Al fin llegamos a su departamento, con el corazón en la garganta y después de haber conducido su moto como si yo fuera una viejita de ochocientos años, pero ya estamos aquí.

 

 

Entramos en la habitación, Milo se deja caer pesadamente, me siento a su lado.

 

- Mili… ¿estás bien?

 

- No. Quisiera saber algo Cam… ¿tú amas a Hyoga?

 

- Yo… - quisiera decirte que no… pero en este momento, simplemente no sé que decir.

 

- No me respondas… es obvio que sí. Tú nunca habías tenido una pareja estable, hasta que lo conociste… debes amarlo mucho.

 

- Mili, por favor, no hablemos de él, ¿sí? Quiero que me digas algo, ¿Tú de verdad me amas?

 

- Sí. Muy a mi pesar te amo, aunque tú estés loco por ese Hyoga, aunque a mí solo me uses para no sentirte solo, aunque yo sea el mayor idiota que ha pisado la tierra por hacerlo, pero sí, te amo con cada célula de mi ser, te amo desde hace tiempo y eso no va a cambiar, aunque tú solo me veas como el tipo que mejor te hace el amor. He tenido que retenerte con sexo pero lo único que quiero es que me ames. Lo único que quiero en la vida es tu amor… solamente tu amor.

 

- Milo… yo no sé que decirte.

 

- No digas nada, solo promete que vas a olvidar esta conversación, ¿sí? Es muy duro para mí decirte estás cosas.

 

-Entendido.

 

- Y si no te molesta, hoy solo quiero dormir  contigo sin nada sexual de por medio.

 

- Acepto.- murmuro mirando sus hermosos ojitos completamente enrojecidos.

 

 

 

Déjame tocar el fondo de tu ser

 

Oh! Ah! Solamente tu amor

 

Solamente tu cariño

 

Oh! Ah! Solamente tu amor

 

Oh, Tu amor, tu amor, solamente tu amor

 

Oh! Ah! Solamente tu amor

 

Oh, Tu amor, tu amor, solamente tu amor

 

Oh! Ah Solamente tu amor

 

Tu esencia me la dejaste ver

 

Oh! Ah Solamente tu amor   

A la mañana siguiente me despierto con Milo abrazando mi cintura, acaricio un poco su cabello azul intenso. ¿Por qué me amas si yo soy un idiota? No puedo entenderlo y tampoco puedo entender esto que me está pasando contigo. Lo que sí sé es que me has hecho olvidar lo mal que me sentía después de hablar con Hyoga por teléfono ayer.

 

 

 

Ni siquiera sé porque lo llamé. Me sentía solo... necesitaba oírlo, sí oírlo para no sentir la necesidad de refugiarme en los brazos de Milo. Mi instinto me dice que Hyoga no se molestó por la estúpida broma de que quería regalitos de Nueva York, se molestó porque estaba con alguien, porque interrumpí algo. No es que yo intente reclamar algo, los dioses saben que nunca lo haría, no soy tan cínico. ¿Por qué Hyoga? ¿Por qué no puedo comportarme así contigo y con él sí?

 

Notas finales: espero rewiews, bye¡¡¡

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