Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ya no estoy solo por dark kirito

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Tian Guan Ci Fu/Heaven Official’s Blessing/ La Bendición del Oficial Celestial pertenece a Mo Xiang Tong Xiu. Escrito en el móvil, errores son sin querer. Muchísimas gracias a todos los que leen.

.

.

Ya no estoy solo

.

Cuando varias almas desean algo, pueden crear un milagro.

.

.

Tian Guan Ci Fu/Heaven Official’s Blessing/ La Bendición del Oficial Celestial

.

.

Hua Cheng x Xie Lian

.

Santuario Puji

Xie Lian aferra las piernas alrededor de la cintura de Hua Cheng mientras los brazos rodean el cuello del hombre al que besa. Algunos gemidos se ahogan en labios de ambos, Xueyu Tanhua golpea una y otra vez aquel punto sensible, sin tregua. La piel de los dos está húmeda gracias al sudor que resbala de forma elegante. Las mejillas del dios no podrían estar más rojas ni los ojos más cerrados. Las cejas arqueadas hacia arriba en un culposo gesto de placer mezclado con timidez.

—Mmm~ — se escucha un segundo cuando el mayor toma aire pero, es capturado de nueva cuenta — San… ah… — se repite el acto — San... ah… — igual — San Lang… ¡AH! — el mencionado llega a un sitio que creía impensable y que casi le llevó a la locura de gozo — … eres tan travieso.

El supremo ríe un poco e intensifica el movimiento. Su virilidad se abre paso cuidadosa pero salvajemente en entrada ajena que para estas alturas, está tan necesitada que le succiona.

—Ge… Gege~…

Decir que Xueyu Tanhua también está tan colorado como la ropa que usualmente porta, no es una exageración.

El tiempo sigue entre jadeos, uno que otro ronroneo y más sonidos de amor. Segundos, minutos e incluso horas, imposible saber. Finalmente Xie Lian se siente lleno por quinta vez en la noche y con ello su conciencia vuela tan lejos como la tierra de la Corte Celestial. Hua Cheng le da un tierno beso en la frente, le cubre con una sábana que hace poco le obsequiara y le abraza para protegerlo como su gran y mayor tesoro.

.

.

Por la mañana

El oficial abre lentamente los ojos y lo primero que ve es a su esposo. Sonríe encantado. Fue difícil al inicio pero en la actualidad Hua Cheng es capaz de dormir tranquila y plácidamente sin su parche. El corazón de Xie Lian late agitado al entender que confía tanto en él como para mostrar algo tan íntimo.

«—¿Cómo puede San Lang pensar que es feo? Es tan apuesto…»

Con dicho pensamiento en mente, sus ojos viajan de los ajenos a los labios, se ruboriza al captar un deseo perverso. Bueno, no es un santo y tampoco es la primera vez que lo hace. Se acerca un poco y los labios quedan a milímetros pero es interrumpido.

—San Lang no tiene inconveniente en que le robe un beso pero cuando lo haga, me gustaría estar consiente — sonríe divertido, el otro se aclara la garganta y dice con falsa molestia.

—¿Acaso no estás despierto ahora?

—Al lado de Gege me relajo tanto que podría pasar alguna vez y yo siempre — roza la boca ajena con la propia, seductor, tentativo y a la vez dejando el antojo — siempre deseo observar a Dianxia, como lo he hecho por tantos años.

—Cuando lo dices de esa manera suena perturbador.

—A Gege no pareció incomodarle.

—Pero debería, ¿no? — los dos se observan y ríen.

—¿Acaso Gege me está haciendo alguna clase de invitación? — le acaricia la mejilla.

—Estuvimos haciéndolo toda la noche, ¿quieres más?

—¿No se lo dije? Cuando se trata de usted San Lang…

—¡Ya, ya, ya! ¡Basta no lo digas! — se cubre la cara con las manos.

—¿Aún no se acostumbra? — le coge por las muñecas para ver la dulce expresión — Usted sabe lo que provoca así que no huya.

Xie Lian está tan cohibido que siente el profundo deseo de golpear su cabeza con tal de quedar inconsciente pero capturado de esa manera autoritaria pero gentil, le deja pocas opciones y honestamente realmente no tiene intención de escapar, si fuera el caso Hua Cheng no lo impediría y tampoco es que pudiera. Si, Xie Lian es sometido porque así lo dicta su corazón.

—Tengo hambre — dice el oficial. Una cosa son los sentimientos y otra las necesidades del cuerpo.

—No caeré está vez Gege.

—Ah yo… no… — su cara de torna de un delicado carmín — está vez es verdad.

Hua Cheng suspira entre comprensivo y frustrado, luego sonríe.

—En ese caso, permita que San Lang prepare algo.

Hua Cheng va hacia el altar y coge algunas frutas para rápidamente hacer una ensalada. Xie Lian la observa como lo haría un niño a los dulces pero luego de dar el primer bocado frunce el ceño.

—¿Qué pasa Gege? — el aludido guarda silencio pues no tiene la intención de ser ingrato — ¿No le complace? Puedo hacer otra cosa o ir a Ciudad Fantasma por…

—No es que sepa mal, me sabe extraño.

—¿En qué sentido?

—Como muy amargo.

El supremo siente un escalofrío recorrerle la espina, ¿acaso había sido descuidado? Aún cuando confía en la gente del pueblo Puji porque sabe que adoran a Xie Lian, revisa la comida pero en su prisa, ¿tal vez no lo hizo adecuadamente? ¿Es que está envenenada? Rápidamente prueba un bocado, luego otro y habiendo hecho lo mismo con unos seis. Arquea la ceja, confuso.

—Gege, creo que algo pasa con su sentido del gusto.

—¿En verdad? — acaricia su mentón pensativo — ¿crees que se deba a que yo…? — no puede continuar la interrogante, su cara se pone de mil colores al rememorar lo que hace con el rostro entre las piernas de Hua Cheng. En esos momentos no importaba porque estaba rebasado por el placer pero ahora, todo se siente distinto.

—No — contesta tajante chengzhu— Será mejor que le revise un médico.

—Estoy bien, ya pasará como tantas otras cosas. Estoy acostumbrado.

—¿Y si empeora?

—No lo hará.

—¡Gege! — Hua Cheng está tan furioso que luego de gritar le sujeta de las muñecas con fuerza — Dianxia, ¿cómo puede descuidar su salud de esta manera? — hay angustia en su rostro — Xie Lian sonríe incómodo.

—Lo lamento San Lang. No ha sido mi intención. Esta bien, estoy en tus manos. Por favor llévame con la persona en quien más confíes.

—Además de usted en nadie más pero, si un médico ha de inspeccionarle, ¿acaso cree que permitiría que lo hiciera alguien que no sea yo? — el dios pone una expresión muy tonta, confundido.

—San Lang… ¿no dijiste que es un asunto delicado?

—Lo hice.

—Y… bueno. ¿No deberíamos ir con alguien ah…? — mastica las palabras para no ofenderle — ¿no deberíamos acudir con un especialista?

—¿Acaso Gege lo ha olvidado?

—¿Eh?

—Cuando ese sirviente suyo me echó del ejercito, aún quería servir a Dianxia así que me enliste como enfermero.

—¡Ah! — el oficial exclama recordando algo muy importante — ¡Eras tú! ¡Tú fuiste el que respondió mi pregunta aquella vez! — el menor le sonríe — Pero aún así…

—Admito que fue poco tiempo pero después… cuando le vi herido sin poder hacer nada, me juré a mismo que sería todo lo que pudiera necesitar. Sería fuerte para protegerle, acumularía conocimientos para resolver todas sus dudas, haría una fortuna para que no tuviera que robar, aumentaría mi poder espiritual para proporcionarle el que está sellado y estudiaría medicina para salvar su vida de ser necesario, así como usted lo hizo por mi.

Xie Lian queda atónito. ¿Qué tanto ha pensado ese hombre en él? ¿Qué tanto de su vida ha dedicado solo a él? De pronto se siente tan en deuda que desvía la mirada hacía un lado.

—San Lang ha hecho tanto y yo no tengo forma de pagarlo.

—¿Acaso no lo sabe ya? Aquel día en la muralla planeaba suicidarme pero usted hizo latir el corazón muerto en mi pecho al descender como un dios. Luego literalmente salvó mi vida al atraparme entre sus brazos cuando caí. Me dijo que toda la mala suerte y desgracias a mi alrededor no eran mi culpa… Si no fuera porque usted me notó, Qi Rong me habría arrastrado en aquella carreta hasta fallecer. Aún cuando varias flechas me atravesaron en el campo de batalla, usted le dio sentido a mi último aliento. Dianxia, soy yo quien no puede pagar su amabilidad y no al revés. Así que por favor, permítame revisar su estado.

Xie Lian asiente tímidamente. Las manos de Hua Cheng se desplazan por cuerpo ajeno. El paciente cierra los ojos y se muerde los labios sintiendo culpa. El supremo tan concentrado y el derritiéndose ante el tacto pero es que esto no es tan distinto a lo que hacen siempre, ¡¿cómo podría no disfrutar las manos de San Lang?! En esas esta cuando el medico le toma con fuerza de los hombros. Xie Lian le mira y pierde color en el rostro cuando se topa con la consternada expresión ajena.

—¿Tan malo es…? ¿No se puede curar?

—Es que algo así no puede ser… debe haber un error, no es posible… —susurra casi inaudible — Dianxia no puede…

El corazón del oficial da un vuelco. Esta aterrado en su nivel más exagerado pero aún así logra sonreír y acaricia la mejilla de su esposo.

—Dime que es. Estoy seguro de que juntos podemos encontrar una solución.

—Dianxia… es que usted… usted está… embarazado.

Ya ni hablemos del porqué Xueyu Tanhua sabia eso, es que… ¡¿qué tantas posibilidades estudió?! ¡¿En qué mundo Xie Lian podía quedar en cinta?! Ese es un tema que podrían discutir más adelante. Niega con la cabeza, es justo por estar en esta situación que debe verificar que no hay equivocación.

—San Lang… — el aludido mueve la cabeza ligeramente para dar a entender que le escucha — ¿Esperabas que pudiera embarazarme? — tal pregunta, con tal seriedad provoca que el supremo suelte una carcajada — No… no te rías — y ahora está aún más acongojado.

—Yo jamás pensé que Gege podría corresponder mis sentimientos pero, sabía que no se quedaría solo por siempre. Tarde o temprano encontraría a una persona con la que formaría su familia y yo, debía proteger su felicidad.

—¿Aún cuando tú… tu… me amas tanto? ¿Aún en esas circunstancias seguirías a mi lado?

—Lo haría — no titubea, el otro se lanza en un fuerte abrazo y deja fluir el llanto.

—¡San Lang, San Lang, San Lang! ¡Mi amado esposo! — Hua Cheng le besa como un pollito picoteando arroz, completamente feliz.

—Gege, Dianxia, mi dios — continúan besándose un rato hasta que se miran sonrojados.

—Así que estamos embarazados San Lang.

—Mmm, lo estamos.

—Aunque me pone muy contento poder darte un hijo, me pregunto, ¿cómo es que pasó?

—Bueno Gege, cuando dos personas se aman…

—¡Alto! ¡Por favor! Ya sé cómo hicimos este bebé. Me refiero a cómo es posible que siendo un hombre… — le expresión de chengzhu se vuelve severa, casi hay un brillo asesino en su ojo.

—Si es fruto de una maldición el pequeño no tiene la culpa pero, el responsable deseará no haber nacido.

.

.

Santuario Quiandeng

Una semana más tarde y luego de varias interrogaciones y análisis, la pareja descubre que no se debe a las milagrosas pastillas que les obsequiaran los habitantes de Ciudad Fantasma ni ningún tipo de artimaña. Esto en realidad se debe a los creyentes de la pareja. Como ya se sabe, con el tiempo Hua Cheng y Xie Lian fueron venerados por muchos como si se tratase de un mismo dios, no podía existir uno sin el otro. Para nadie es secreto que se aman profundamente y ello llevó a las personas a anhelar que ese legendario amor diera frutos. Si bien es fácil que el cuerpo de Xie Lian experimente un cambio como el Señor/Señora del viento, la gran mayoría está en contra puesto que, admiran que Hua Cheng se haya enamorado de un hombre… enamorado del alma y le importa un bledo lo que piensa el mundo, siendo correspondido por el ser en cuestión y que tiene la misma ideología. No, convertir al oficial Celestial en una mujer no está a discusión, así que todo ello quedó arraigado en el subconsciente de los creyentes, desencadenando en tan bizarra e inverosímil situación.

Xie Lian observa a su marido incrédulo.

—¿Entonces todo fue provocado por los creyentes que nos rezan?

—Así es Gege.

—Supongo que no puedo enojarme con ellos, en realidad más que molesto estoy feliz. ¿Deberíamos ponerle un nombre o sería mejor esperar?

—Hua.

—¿Eh? Pero tendrá tu apellido, ¿no se escucharía muy raro Hua Hua?

—En algún sentido sonaría adorable pero, ¿porqué el mío? Podría ser Xie Hua.

—Oh como cuando solía usar ese apodo, aunque a la inversa. Aún así, ¿porqué Hua? — insiste — Seguro hay más opciones.

—Porque Taizi Dianxia es el dios coronado de flores y nuestro hijo será una flor.

—¿Cómo sabes que será un niño?

—Porque será un pequeño Dianxia.

—San Lang…

—¿Si?

—¿No estás asumiendo demasiadas cosas? ¿Cómo puedes creer que algo así pasará?

—No es creencia, es convicción.

Tal determinación conmueve a Xie Lian que confía ciegamente en sus palabras. Sonríe, después de todo Hua es un nombre sumamente especial para el, aunque por otra razón. Acaricia su aún plano vientre.

—¿Te das cuenta Hua? Tus papás están esperando para conocerte.

Hua Cheng se acerca al abdomen ajeno y pone una expresión que el otro no puede ver para decir:

—Así que no causes problemas a Gege, los niños se deben comportar.

—San Lang… — se queja — ¿cómo podría un bebé tener el control de eso?

—Yo solo le advertí — se cruza de brazos.

—Eres tan duro. Igual que con E-ming, ¿porqué siempre eres tan cruel con algo que forma parte de ti?

—…

—¿Tanto te odias? — Xie Lian hace una cara nostálgica llena de melancolía.

—Dianxia es a quien más amo, mi persona especial y la que más me importa aún si eso me hace un mal padre o un mal amo para E-ming, YinYu y los demás. Mis pensamientos están llenos de usted así que espero lo mismo de aquellos que comparten mi sangre. Si no vamos a cuidarle entonces no tiene sentido nuestra existencia.

Xie Lian guarda silencio, sabe muy bien que no puede cambiar una ideología tan arraigada pero desea que el ser creciendo en su vientre logre cambiar eso puesto que a veces siente que tanta dedicación a su persona hace que Xueyu Tanhua no sea del todo y genuinamente feliz.

.

.

Pasados dos días. Palacio XianLe en la Corte Celestial.

Mu Quing y Feng Xing discuten algunas cuestiones con Xie Lian sobre algunos insignificantes fantasmas que andan causando problemas en los alrededores de Ban Yue. Es entonces que el oficial del arco le mira preocupado.

—Dianxia, ¿esta bien? Se ve muy sonrojado, ¿tiene fiebre? — Taizi le observa con dificultad por lo que se acerca, se da cuenta de que respira dificultosamente, le toca le frente — ¡Esta ardiendo!

En un segundo Xie Lian tira a Feng Xing sobre el escritorio ante un atónito y congelado Mu Quing. Xie Lian se ruboriza aún más y literalmente se trepa sobre su antiguo guardaespaldas. Feng Xing traga saliva que con trabajo pasa por la garganta, está tentado a lanzar al atacante al piso pero el respeto que le profesa se lo impide, además… honestamente la obra de arte ante él… ¿cuántas veces no vio el príncipe con ojos distintos a los de un amigo? Solo en sus sueños podía poseerlo porque no creyó que Xie Lian tuviese esas inclinaciones. Hoy día Hua Cheng lo mataría si tan siquiera le tocaba un cabello pero, ¿cómo puede resistir al dios que luce incomparablemente más sensual que nunca? Si Dianxia iba a tomarle por la fuerza aún frente a Mu Quing no le detendría, si después Xueyu Tanhua le cortaba la garganta era lo de menos. El dios coronado de flores se desliza sobre su cuerpo y exclama un gemido en su odio que le hace temblar.

—Feng Xing…

—¡¿Te has vuelto loco Xie Lian?! — el antiguo asistente que corre rumbo a ellos.

—Feng Xing…

—¿Qué desea Dianxia?

—Necesito…

—¿Si? — anhelante.

—Necesito a San Lang.

Mu Quing queda clavado al piso a menos de medio metro, el rostro de Feng Xing es todo un poema. ¡No era que Xie Lian le deseara! ¡Solo imploraba que le trajeran al esposo! Y decir que casi cae en una trampa (que su misma mente le puso). Un sudor frío le recorre la espina, ahora ya no le da tanto miedo pensar en que Hua Cheng le mataría. Si hubiese tocado a Xie Lian sin su consentimiento… ¡seguramente le habría hecho papilla! Agradece a los cielos por haber permanecido dócil y una vez en libertad fue corriendo por el hombre en cuestión. Sus sentimientos podían ser enterrados una eternidad más, nadie debía saber… ¡definitivamente no había razón para enterarse!

.

.

Por la noche, en el mismo palacio Xian Le, en la Corte Celestial.

Obviaremos el hecho de que Xueyu Tanhua se pasea como amo y señor de un territorio antes prohibido para el, considerando que todos los dioses están endeudados a un nivel en el que Aguas Negras pareciera estar en la gloria, no es sorpresa.

La pareja está situada en la cama, Xie Lian sobre el regazo de Hua Cheng que acaricia la virilidad desnuda de Xie Lian, este por su parte le toma de los hombros.

—San Lang, tengo demasiado calor.

—Es natural Gege, sus hormonas están alteradas.

—Esto no es suficiente — el supremo aumenta la velocidad y fuerza provocando que el otro arquee la espalda — sigue sin ser suficiente. Te necesito…

—No me torture Dianxia, no es que no quiera hacerlo pero en su condición no sabemos si puede ponerle en peligro. No me atrevería.

Xie Lian se muerde los labios y asiente frustrado. No solo por el, debía pensar en Hua pero es tan difícil, todo su ser arde. Hua Cheng ya le ha hecho correrse unas seis veces y la incomodidad no disminuye, incluso aumenta, ¿y si el embarazo le hace un adicto al sexo? No tendría la cara para ver a nadie más. El oficial llega al éxtasis de nuevo y con ello gruñe molesto. El supremo suspira.

—Gege, puedo complacerlo pero no estoy seguro de que pueda soportarlo.

—Confío plenamente en San Lang.

Hua Cheng le acaricia el rostro con la diestra, le besa con devoción y pasea esos mismos labios por todo el cuerpo hasta que finalmente pone a Xie Lian boca abajo aunque, siempre procurando que no tenga precisión alguna sobre el abdomen por lo que le sostiene de los muslos. Con dichos toques recorre el trasero que de vez en cuando muerde o chupa dejando nítidas pero delicadas marcas rojizas semejantes a pétalos de flor. Lame la piel y mete la lengua en la abertura del príncipe que abre la boca y ojos incrédulo.

—¡San… ungh…!

Ni siquiera pronuncia el nombre, aprieta la sábana entre las manos. Aquel desvergonzado musculo mojado transita sin un mínimo de recato, tan sinvergüenza, agonizante y delicioso. Algunas lágrimas ya escapan de los orbes reales. Xie Lian se convulsiona, el pilar vibra y cobra firmeza de nueva cuenta. Hua Cheng entra con ritmo endemoniado, en distintas posiciones, ángulos… con tal longitud (ni poca ni demasiada) crea milagros, tal parece que el oficial aún tiene lugares desconocidos en el cuerpo.

—¡Aaaah! ¡Piedad! ¡Piedad amado ah! ¡Esposo! — y decir que ha llegado al punto de implorar.

—¿Gege desea que me detenga? — interroga sin abandonar la labor.

Dianxia no sabe si reír o llorar. ¿No debería al menos parar un instante para preguntar? Aún así niega débilmente con la cabeza que ya le da vueltas.

—¡Si! ¡No! ¡Ah! — exclama frustrado — Con… continúa… ¡Ah! — Hua Cheng es todavía más salvaje — ¡Piedad! ¡Ah! ¡No más! ¡Más rápido! ¡Uh! ¡Más despacio! — ni el sabe que quiere pero a sus oídos llega clara la risa de chengzhu, lo único que entiende es que perderá cara ante él por el resto de la vida — Aaaaah~ — llega al máximo grado de deleite y con ello se desvanece sobre el lecho, sin sentido de si mismo.

.

.

Xie Lian despierta perezoso y torpe, se frota los ojos. Al contemplar la sonrisa de Hua Cheng a su lado, esconde la mitad inferior del rostro entre la sábana para que no advierta el rubor, claramente las orejas y frente le traicionan.

—¿San Lang cumplió como esposo?

—Mas de la cuenta… no olvides que hace solo unos meses todavía era virgen, de continuar así un día me vas a matar.

—Lo siento — se disculpa sincero — Creo que lo exageré.

—No, está bien… me gustó mucho…

—Si no fue así, ¿significa que puedo…?

—San Lang~… — se queja derrotado.

Cabe mencionar que aquella no fue ni de cerca la única vez que Xie Lian fue víctima de sus desleales hormonas pero su marido siempre supo encontrar un remedio sin tener directamente sexo con él, dejándole inconsciente dos de cada tres veces, lo que le llevaba a cuestionar, ¿dónde y cómo había aprendido tanto? Y sentir culpa por ser el único que la pasa bien. De todos aquellos encuentros el supremo jamás le pidió una sola cosa, sonriendo y diciendo que todo estaba bien. ¿Quién diría que un Fantasma demoníaco puede ser más Santo que toda la Corte Celestial junta? Bendita e infinita paciencia de ese hombre y así, ¿cómo podría no amarlo tan profundamente?

.

.

Palacio de XianLe (Corte Celestial) Tres meses más tarde.

Xie Lian se cambia de ropa en compañía de Mu Quing y Feng Xing luego de que accidentalmente Pei Ming le hubiera tirado tinta cuando revisaban documentos.

—Te digo que puedo hacerlo por mi cuenta Mu Quing, hace siglos que lo hago solo. Ya no eres mi asistente.

—¡Que molesto eres! ¡Por una vez que ayude no va a pasar nada! ¿O te opones porque no soy Xueyu Tanhua?

—¿Qué…?

—¡¿Cómo te atreves a dirigirte a Dianxia de esa manera?! — el anterior guardaespaldas.

—¡No seas hipócrita! ¡Al menos yo admití que quería ser su amigo! ¿Porqué no admites tus verdaderos sentimientos?

—Ah… — Xie Lian — En realidad no lo hiciste Mu Quing, me di cuenta.

—¡¿Qué sentimientos bueno para nada?! — el castaño.

—¡El será un despistado pero yo no!

—¡¿Continuas ofendiéndolo?!

El par casi se va a los puños de no ser porque Dianxia se interpuso en el medio, extendiendo un brazo en dirección a cada oficial. Al tener únicamente la prenda interior, fue posible ver su ligeramente abultado vientre. El del zanbatou arquea una ceja.

—Xie Lian…

—¿Si?

—Que hayas encontrado el amor no significa que descuides tu figura. Hua Cheng podrá estar loco pero no te confíes.

—No lo está — señala enojado — ¿y qué quieres decir?

—Dianxia — el del arco — No pretendo darle la razón a este pero es verdad. Ese sujeto lo ama y supongo que los defectos del cuerpo pueden pasarse por alto, aún así…

El príncipe que agradó a los dioses comienza a sudar frío. No es que sea fanático de contemplarse ante el espejo pero sea lo que sea que tenga, ¿es tan evidente? Estudia sus antebrazos, piernas y estaba girando el cuello para echar un vistazo a la retaguardia cuando su ex asistente decidió continuar.

—Estas ganando peso.

—¿Uh?

—Si Dianxia, se le nota la panza.

—…

—...

Siendo un dios marcial, ¡¿Cómo sería posible?! Además de todo el arduo ejercicio que hace en compañía de Hua Cheng y por si fuera poco, ¡¿TENÍAN QUE DECIRLO DE ESA MANERA?! Una vena se hizo visible en la frente.

—¡No subí de peso! ¡Estoy embarazado!

—…

—...

—¡QUE RAYOS HAN ESTADO HACIENDO USTEDES DOS! — el par al unísono.

.

.

Minutos más tarde (Mansión Paraíso)

Hua Cheng está sentado en una gran silla como si de un gran trono se tratase, cruzado de piernas, imponente. Xie Lian por su parte mira por la ventana deseando no estar ante tan incómoda situación mientras Mu Quing y Feng Xing están de pie ante el supremo, bastante furiosos.

—¿Qué le hiciste a Dianxia? — el castaño.

—¿No lo sabes ya?

—No te pases de listo — el otro — ¿Cómo es que está esperando un hijo?

—Oh, ¿desconoces el método? Te hacía un poco menos ignorante.

—¡TÚ!

Ambos oficiales concentran su poder con intención de atacar, el fantasma siquiera mueve un dedo mientras sonríe con ironía.

—¡Alto! — la autoritaria voz de Xie Lian les hace pegar un brinco y les paraliza en el acto — San Lang no hizo nada malo, esto es debido a los rezos de nuestros creyentes.

—¿Qué? — el castaño — No le quite culpas Dianxia, ¿cómo podrían ellos desearle algún mal?

—¿Porqué lo sería?

—Bueno, es anormal…

—Cuida tus palabras. Puedo tolerar muchas cosas pero no esta. Estás hablando de mi familia.

—Si yo… — se arrodilla preguntándose porqué lo hace. Ya no es como en el pasado, no es uno de sus tantos súbditos y aún así, le es imposible evitarlo.

—Les contaré toda la verdad no porque quiera excusar a San Lang sino, porque les considero mis amigos. Sin embargo no voy a permitir que se expresen mal de mi esposo o mi hijo, ¿oyeron?

El par asiente en silencio. Es verdad, ya no son sus sirvientes pero de alguna manera se siente como si lo fueran.

.

.

Quince minutos después

Feng Xing frunce el ceño.

—Y pensar que los creyentes tienen tanto poder en la vida de los dioses. Ya no sé si me siento seguro siendo un oficial celestial.

—Algo similar le ocurrió al Señor del viento. ¿Los humanos nos adoran o estamos a su servicio?

—Un humano — el supremo — que asciende a dios sigue siendo un humano. Un humano que ha descendido a demonio, continúa siendo un humano. Si no logras entender eso, has vivido en vano.

Mu Quing se queda con las ganas de insultarle, en primera porque lo admita o no, le tiene miedo y en segunda si no es Hua Cheng, seguramente Xie Lian tomará represalias. Pone los ojos en blanco, hastiado y suspira.

—Mientras todo salga bien, supongo que no hay problema. ¿Ya tienes un médico de cabecera?

—Si.

—¿Lo conozco?

—Es San Lang.

—… — silencio — Sabe mucho, ¿no? — expresa con ironía, el otro le sonríe con nula amabilidad.

—Es solo que tú sabes muy poco.

El del zanbatou le señala mudo, se traga las palabras y mejor da la vuelta.

—Buena suerte, estaré muy ocupado así que no me molesten — se va.

—No me agrada su actitud — Feng Xing — Como sea Dianxia, Xueyu Tanhua. No tengo mucha experiencia pero si necesitan algo, no están solos.

Taizi sonríe, el supremo simplemente asiente sin darle importancia y de esa manera continúan el trabajo que Nang Feng lleva de vuelta a la Corte Celestial.

.

.

Tres meses después (Corte Celestial)

A estas alturas para nadie es un secreto que Xie Lian está embarazado y mucho menos la identidad del padre. Incluso los nuevos dioses recién ascendidos conocen perfectamente a la pareja y son muy conscientes de lo peligrosos que pueden llegar a ser. La evidente amabilidad de Xie Lian ya no es un pretexto para ser subestimado. Es más, le admiran por varias cuestiones pero una de ellas tiene que ver precisamente por su actual condición. Según se sabe, la gestación deja a la mujer (que es quien generalmente da a luz) en un estado vulnerable y delicado pero en el caso de Xie Lian que siendo un hombre (y cuyo cuerpo no debería estar adaptado) parece no haber inconvenientes. No tiene mareos, ni cansancio, falta de apetito o exceso de. Tampoco náuseas y nada por el estilo. Lo único que le ha incomodado es el brutal incremento en el libido sexual (de esto el público no tiene porqué enterarse) así que para todos está de maravilla. Hoy incluso ha invitado a los nuevos dioses marciales pues quiere atestiguar por si mismo lo increíbles que son y si entre ellos hay algún jade que necesite pulirse. En esta ocasión Pei Ming, Mu Quing, Feng Xing, Xie Lian y ciertamente Hua Cheng les observan de pie mientras, los demás oficiales realizan encuentros simulados. No pasa mucho tiempo y Dianxia frunce el ceño.

—¿Está cansado Gege? ¿Le traigo una silla?

—Gracias San Lang, no es necesario. Tú mismo recomendaste que es bueno para mí realizar actividades físicas y solo estar parado no es hacer algo en realidad — sonríe — Me siento bien, es solo que…

—Si, pensé lo mismo — Pei Ming — estos chicos…

—No tienen talento — sentencia Mu Quing.

—Oh — chengzhu — Realmente adoras esa frase, ¿no? Y tan equivocado siempre.

—¿Quién dice que erré?

—¿Verificamos quién es mejor con el sable?

—¿Sigues resentido por eso?

—Aun si lo estuviera no soy el único resentido. ¿crees que no me doy cuenta de la forma en que miras la cuenta roja en mi trenza?

—Pase buscándola todo un año solo para venirme a enterar de que la habías robado.

—No la robé, jamás tomaría algo que pertenece a Dianxia sin su aprobación, él me la obsequió.

—¡No seas mentiroso! ¡¿Porqué me haría trabajar tanto de ser así?!

Hua Cheng le ignora, poco después escucha una voz en su cabeza.

—San Lang se siente halagado, así que Gege ha decidido recitar los votos matrimoniales para entrar a mi matriz de comunicación.

—¿Porqué has puesto una contraseña tan vergonzosa?

—¿No es evidente que me gusta escucharle decirlo?

—¿Y si alguien más quiere hablar contigo?

—No tengo intención de oir a nadie más. Siempre estuvo planeada únicamente para usted.

—… — avergonzado.

—Pero no usaría la matriz de no ser de suma importancia, ¿qué ocurre?

—No es que no confíe en ti. No tengo duda de que jamás me robarías pero, ¿estás seguro de que te regalé mi pendiente? ¿No te habrás confundido? Quizá la encontraste en la calle o algo así.

—…

—¿San Lang?

—¿Lo olvidó?

—…

Xie Lian comienza a sudar frío y más al contemplar el inexpresivo rostro de su pareja. Si tuviera que adivinar diría que no está enojado, tampoco decepcionado pero de alguna manera siente que le ha lastimado profundamente. ¿En verdad la obsequió? ¿Porqué no puede recordarlo? Si bien es cierto que olvidó muchas cosas en estos ochocientos años, todo lo concerniente a Hua Cheng quedó reservado en su subconsciente y salió a flote en la Cueva de los diez mil dioses, al grado en que temió que su cabeza fuera a explotar. El asunto del pendiente sembró aún más discordia entre Feng Xing y Mu Quing, ciertamente no lo habría pasado por alto y aún así, nada le viene a la mente. Se pierde en sus pensamientos cuando uno de los nuevos oficiales grita y cae al piso.

—¡Ni siquiera te lastimé! — dice otro.

—¡¿Qué clase de postura es esa?! — exclama el príncipe coronado de flores como buen entusiasta de las artes marciales — Los pies no están correctamente plantados, la cintura no tiene balance, ¡las estocadas no son fluidas! ¡¿Qué han estado haciendo durante su entrenamiento?! ¡Mu Quing! ¡Ven! ¡Vamos a mostrarles cómo debe hacerse!

—¿Porqué yo? — bufa.

—¡Dianxia! — Feng Xing — ¡En su condición no…!

—Solo no se exceda Gege, no queremos un muerto aquí.

—Xueyu Tanhua — Pei Ming — ¿no debería detener a su marido?

—¿Para qué? El muerto no será él, ni podrán tocarlo. Además el ejercicio le hace bien.

«—¡¿QUÉ CLASE DE MÉDICO DA ESOS CONSEJOS?!» — Piensa el trio de amigos a la vez.

Con su opinión siendo olímpicamente ignorada, Mu Quing no tuvo más opción que pasar al frente.

—No digas que no te lo advertí Xie Lian. Iré enserio.

—No esperaba menos.

Apenas el antiguo asistente desenvaina su sable, es lanzado decenas de metros hasta terminar literalmente clavado en una pared ante la sonora y desvergonzada carcajada de Hua Cheng.

—¡Feng Xing tu sigues! — exclama Taizi.

—¡No, no, no! ¡No estoy a la altura.! Soy más de armas de largo alcance — suda frío.

El príncipe suspira y centra su atención en Pei Ming que sonríe lleno de confianza.

—Sera todo un honor.

El combate inicia bien y el seductor de chicas se las apaña perfectamente dejando perplejos a los nuevos dioses. Pero con el pasar de los minutos la velocidad y fuerza de Xie Lian aumentan, de pronto llega a una mesa donde tienen varias armas y al dar una patada que de pura suerte esquiva su adversario, estas salen disparadas como proyectiles, por fortuna no lastiman a nadie…

—¡Dianxia tranquilícese! — Pei Ming que tiene una daga incrustada en el muslo — ¡No puedo continuar!

—Aun estás vivo, ¿no? — chengzhu.

—¿Aún…?

Con Shi WuDu fallecido y Ling Wen confinada eternamente a su palacio, Pei Ming no tiene más aliados pero es un hombre astuto. Dicen que en la guerra y el amor todo se vale y su orgullo no es impedimento para pedir tregua. De esa forma corre en dirección a Hua Cheng, con Xie Lian dando caza, pronto la espada del dios de la chatarra choca con la cimitarra maldita, sonríe divertido.

—¿San Lang practicará conmigo?

—Si eso hace feliz a Gege.

—¡Claro que sí!

Los dos saltan, corren, dan estocadas, evaden, giran, tan veloces, tan certeros… incluso los que vieron el enfrentamiento contra Jun Wu quedaron sorprendidos. Sus habilidades no tienen comparación con ese entonces. ¡¿Hacen esto de forma cotidiana?! No es de extrañar que nadie fuera rival para Xie Lian que de por sí ya era mucho más hábil y poderoso. ¡Apenas si podían seguir con los ojos a ese par de monstruos! Pero esos toques de cintura, esa cercanía de rostros, el roce de cuerpos… en realidad técnicamente no había nada malo pero si uno presta más atención… sigue sin haber algo mal.

Y así finaliza la demostración, con las bajas de Mu Quing y Pei Ming que más tarde se sintieron mejor pero sumamente humillados.

.

.

Una semana más tarde (Santuario Puji)

Xie Lian está en compañía de Shi QuinXuan que come algunos platillos que trajo Hua Cheng de Ciudad Fantasma.

—Enserio Dianxia — se llena animosamente la boca con varias porciones de pollo frito — ¡Esto es delicioso! No puedo creer que en Ciudad Fantasma tengan tan buenos gustos.

—En realidad — se rasca la mejilla sonriendo incómodo — San Lang les ha pasado algunas recetas basadas en mis gustos.

—Su esposo es muy considerado — sonríe radiante sin dejar de comer.

—Lo es.

—Por cierto, no es que me moleste comer gratis pero, ¿porqué me ha invitado? — deja los palillos y le mira con seriedad — Ya no soy el señor del viento, tampoco tengo energía espiritual pero si aún puedo ayudarle en algo. Sabe que somos amigos.

—Precisamente. Bueno, supongo que ha escuchado de mi condición, ¿cierto?

—¿Se refiere a que espera un hijo?

—Si.

—¡¿Necesita que le ayude en el parto!? ¡Eso es demasiado! ¡Se que solía convertirme en mujer pero no conozco tanto el cuerpo femenino! — mueve exageradamente las manos, negando — ¡No puedo! ¡Si algo pasa me sentiré muy culpable! ¡Además su Xueyu Tanhua me matará! ¡No, no, no!

—¡Cálmese! — le sujeta de los hombros — Alguien más se encargará de eso, en realidad… me gustaría que fuera el padrino de nuestro hijo.

—¿…qué?

—Ya sabe. Espero que no sea el caso pero si a San Lang y a mi nos pasa algo, me gustaría confiarle su educación.

—P-pero no tengo dinero.

—La fortuna de San Lang no irá a ningún lado y hay cosas mucho más importantes que eso.

—¿Está seguro? Por como soy ahora… ¡Pasará muchas vergüenzas!

—¡No hay otra persona en quien confíe más!

—¿Qué hay de Feng Xing y Mu Quing?

—Ellos son buenos amigos a los que estimo mucho pero, usted me apoyó cuando no tenía nada que ganar. Se ofreció a infiltrarse en Ciudad Fantasma conociéndome poco, me defendió tantas veces solo porque así es su carácter. Es una persona agradable y de valores, si mi hijo puede tener un ejemplo como ese, nada me haría más feliz.

—D-dianxia — los ojos se le llenan de lágrimas, de inmediato sonríe confiado — ¡Lo haré! ¡Ese niño será un gran hombre cómo sus padres! Aunque estoy seguro de que les tendrá a su lado mucho tiempo.

—Eso espero.

—¡Seguramente! A todo esto, ¿Ya le preguntó a su esposo? — preocupado.

—De hecho fue idea de San Lang.

—¿Eh?

—Yo no he pensado tan lejos pero él es alguien muy previsor.

—¿Y porqué yo? Casi no me conoce.

—“Cualquier persona que cuide de Dianxia cuando yo no pueda hacerlo, tiene mi gratitud.”

—Vaya, es bastante generoso. Seguramente opina lo mismo de Mu Quing, Feng Xing y el general Pei Ming.

—”Ni una mascota le daría a ese par de idiotas. En cuanto a Pei Ming podría morirse y nadie lo notaría.” Eso dijo San Lang cuando sugerí que nuestro hijo tuviera más padrinos para no dejarle a usted toda la carga.

—Ja, ja, ja, — tenso — Ahora estoy angustiado.

—¡Lo hará genial! — da una aprobación de pulgar.

—¡Dianxia!

.

.

Mansión Paraíso (Días más tarde)

La gestación no presenta mayores inconvenientes. Las revisiones periódicas no han tenido contratiempos. Xie Lian luce radiante y lleno de vida, tan encantador que Hua Cheng le besa o abraza cada que tiene oportunidad. Los antojos con respecto a la comida han sido mínimos y siempre dentro de un rango normal, en el ámbito sexual el dios se ha estabilizado y solo con un poco de ayuda de su marido le es suficiente. No hay náuseas y los mareos han sido escasos, un par si acaso. Chengzhu contrató a varios sastres para la ropa del bebé ya que Xie Lian dijo estar bien con su habitual túnica blanca a la que solo puede ajustar un poco menos el cinturón y asunto arreglado. De igual manera Hua Cheng mandó a confeccionar diez trajes más de mayor talla porque es un hecho que esa pancita, va a crecer más.

La pareja camina por un corredor, hombro a hombro.

—¿Ya decidió si va darle biberón o va a amamantar a nuestro hijo?

—¿Crees que pueda dar leche?

—Oh, ¿Gege no lo sabe? Si se estimulan las glándulas adecuadas, incluso un hombre puede amamantar.

—¿Enserio? Creí que solo podían hacerlo las mujeres.

—No es así.

—Vaya, en verdad me sorprende todo lo que sabes San Lang. Mmm y ya que eres el médico de cabecera, ¿qué recomiendas?

—Como su esposo no quiero que alguien más toque sus…

—¡Wah! ¡Basta! ¡No sigas! — Hua Cheng suelta una carcajada, la víctima se lleva la mano a la frente apesadumbrado — Un día me matarás de vergüenza con tus bromas.

—Lo digo enserio Dianxia. Quisiera ser el único con ese privilegio.

—…

—Pero si he de ser honesto. El amamantar le trae beneficios tanto al hijo como a la madre, en este caso padre. Así que es recomendable hacerlo — suspira.

—Descuida San Lang. Prometo que siempre habrá espacio para ti a mi lado.

—No se presione, soy un hombre muy paciente.

—Eso — sonríe con ternura — ya lo sé. Por eso no planeo hacerte esperar.

Hua Cheng se detiene un instante, conmovido cuando el oficial se tambalea de izquierda a derecha, su brazo golpea la pared.

—Estoy mareado San Lang — el aludido le coge entre los brazos. Xie Lian cierra los ojos con fuerza e inspira hondo buscando sobreponerse sin lograrlo — Creo que me voy a desmayar.

—No se preocupe, cuidaré de usted.

—¿Debería estar tan tranquilo? — ríe ligeramente — Solo me gustaría no molestarte… lo siento.

—Jamás será una molestia.

—Gracias.

Poco después la cabeza de Xie Lian cae a un costado y su cuerpo pierde fuerza, yace dócil y sin sentido en dominio de Hua Cheng que cariñosamente le acaricia la cabeza y luego besa su frente.

—Cualquiera entraría en pánico o estaría aterrado ante algo que es desconocido pero usted siempre es tan valiente y fuerte. Lo está haciendo muy bien Gege. San Lang está muy orgulloso — besa sus labios.

Dicho y hecho. Salvo aquel desmayo sufrido por Xie Lian debido a unos cuantos ajustes en su cuerpo, no volvió a perder la conciencia en el resto del embarazo, para tranquilidad de Hua Cheng que incluso había dejado de dormir (no es que necesitara hacerlo) Con tal de estar disponible para cualquier contrariedad.

.

.

Xie Lian se mira fijamente en el espejo, frunce el ceño y mueve la boca como si quisiera decir algo y no a la vez.

—¿Qué pasa Gege?

—¿No crees que además de mi abdomen, el pectoral también aumentó de tamaño?

—Y lo harán más.

—¿No se ve… extraño?

—Para mi siempre será perfecto pero si espera mi honesta opinión, San Lang está muy agradecido — sonríe coqueto.

—Mmm si… ¿no sé porqué pregunté? — resignado.

—¿Está molesto?

—¿Con lo maravilloso que has sido? ¿Cómo podría enojarme con mi esposo? Además, ¿no siempre dices cosas inapropiadas?

—Ja, ja, ja. Me atrapó Gege. En ese caso, ¿San Lang puede…?

—Ni lo menciones. Aún cuando ya se lo que vas a decir. ¡Todavía es muy incómodo de escuchar!

—Gege es encantadoramente tímido. Me da ganas de hacerle otro hijo.

—¡Ah! ¡San Lang!

Y sin importar cuántas conversaciones tuvieran, Xie Lian siempre terminaba perdiendo y deseando desparecer para evitar el bochorno.

.

.

Santuario Puji

Y de esa manera el día del parto finalmente llega. Xie Lian intentaba ayudar a su marido con la caligrafía pero este solo hacía garabatos travieso y rebelde mientras le sostenían la mano. De pronto el oficial siente un dolor muy intenso en el vientre que le obliga a doblarse sobre si mismo, claro que, teniendo cuidado con el bebé.

—San Lang… creo que ya va a nacer.

—¿Aún mantiene su decisión de un parto natural? Todavía podría practicar una cesárea. Aún si su cuerpo se adaptó para esto… dolerá.

—Esta bien.

—San Lang… no quiere verle llorar.

—Lamento ser tan egoísta. Sé que con tu habilidad la cesárea no es un problema pero, mi madre aún siendo una reina me tuvo de forma natural, quisiera ser tan valiente como ella.

—En ese caso daré mi mejor esfuerzo para que sufra el menor tiempo posible.

—Confió ciegamente en ti.

Hua Cheng tuvo todo listo en menos de un minuto. Xie Lian se encuentra recostado en la estera de paja (encima de una sábana desinfectada). La dilatación no es mucha así que tienen que esperar unas tres horas, es entonces que aumentan las contracciones, cuando la abertura es óptima Hua Cheng le pide pujar. El dios lo hace con toda su fuerza mientras sonríe pero le es imposible contener algunas lágrimas traicioneras. Literalmente es un suplicio, es muchísimo más doloroso de lo que había esperado, a tal grado que teme volverse loco. Siente que el cuerpo se parte en dos y que su corazón dejará de latir. Un poco de sangre se hace presente y se asusta pero Hua Cheng le toma de la mano.

—No tenga miedo Dianxia.

Xie Lian asiente. ¡No llegó tan lejos para caer patéticamente!

—¡Waaaaaaah!

Grita pero era más el sonido de un guerrero que se lanza ante el enemigo. Como todo un hombre. Las mejillas de Hua Cheng se colorean de un intenso escarlata. ¡Este es su dios! ¡Este es el hombre que admira y respeta! ¡Que sublime es su Dianxia!

—¡Veo su cabeza! — avisa el medico que suelta la mano con intención de recibir al fruto de su amor.

—¡Aaaaaaaaah! — puja con más fuerza.

—¡Un poco más! ¡Solo un poco más!

—¡AAAAAAAAAH!

Por fin el niño sale, pronto es golpeado por su padre fantasmal en el trasero y llora como si no hubiera un mañana. Xie Lian palidece.

—¡No tan fuerte San Lang!

El dios coge a Hua, efectivamente tiene las pompis rojas, manías que le han quedado a Hua Cheng por castigar a E-ming.

—Hua no es una cimitarra — se queja — Ya no maltrates al pobre E-ming.

—No lo hago, solo es un llorón.

—…

La mencionada arma y Ryouye se mueven alrededor, contentos, festejando la llegada de un nuevo hermano. El supremo coge al niño, le baña y pone ropa limpia para entregarlo a Xie Lian que le acomoda entre sus brazos y recarga sobre su pecho. Los dos le miran llenos de cariño.

—Así que San Lang también se equivoca, ¿no?

—Bueno, en situaciones así uno nunca puede estar del todo seguro.

—Si. Tenemos una bella hija.

—Le dije que sería una pequeña Dianxia.

—En realidad — sonríe mientras llora lleno de sentimientos — es idéntica a mi madre — le abraza como si fuera alguna clase de barrera contra el mundo — Está vez juro que te protegeré y te haré muy feliz.

—Así será Gege porque… — dice Hua Cheng.

—… ya no estoy solo — completa Xie Lian.

.

.

Notas finales

Gracias por leer! Si les interesa mi trabajo:

Me encuentran en Amor Yaoi como dark kirito (Cuenta principal)

Fanfiction como blue kirito (cuenta secundaria)

AO3 como dark kirito (Cuenta de reciente creación)

Aunque soy nueva en el fandom de Tian Guan Ci Fu y apenas tengo 3 fics XD.

Dedicado con mucho cariño a Gege :D. Gracias por hacerme feliz con mis locuras XD. Tu San Lang es increíble! Y Tú Xie Lian es adorable! Espero que te haya gustado aunque sea un poco ^\\^.

Hasta otra compañeros de vicio :D.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).