Sentía sus latidos, el sabor de su sangre en mi boca, y la suavidad de su aterciopelada piel.
No podía dejar de succionarlo, el solo se estremecía y gemía en mis brazos, poco a poco su corazón dejaba de latir…hasta la habitación quedar en completo silencio. Lo deje en el suelo, mire su rostro, tan apacible…tan delicado, pose mis labios sobre los suyos notando que estaban completamente helados, me recriminé por lo que había sucedido, no supe controlarme. Me levante, cerré los ojos y unas lágrimas rodaron por mis mejillas. Caminé unos cuantos pasos, miré hacia atrás. Y sonreí “lo siento, no pude detenerme”.
El inicio.
2 años atrás, mi traslado a una escuela humana había sido un éxito, deseaba poder salir del castillo en el cual había estado encerrado por 200 años…aun joven, no era como los demás vampiros, no, era un híbrido, nacido de un licántropo y una vampira. En edad humana aparentaba unos 19 años.
-casa de la familia Larf-
-marianne!!! Apúrate!!! Vamos a llegar tarde al primer día de clases en la academia “SOUL”-decía un chico corriendo de un lado al otro mientras se colocaba su suéter colegial.
-no apresures a una chica hermano!!, crees que tener esta hermosa cabellera fue por arte de magia?-respondió marianne pasando su mano por su largo y dorado cabello.
-si hermanita, como digas, pero apúrate! Ya me estoy yendo!-dijo el chico corriendo hacia la puerta.
-no te despides?-dijo una mujer apareciendo frente a el con los brazos cruzados.
-ah! Madre! No te excedas solo voy a clases…nos veremos al rato-respondió el chico abrazando a su madre y luego saliendo de la casa
Marianne escuchó el sonido de la puerta.
-espérame hermano!!!-exclamó desde el cuarto terminando de peinarse, tomó su mochila y salio corriendo hacia la puerta-hasta al rato mami-agregó dándole un beso en la mejilla a su madre y salió de la casa.
Ya era la hora para ir a clases, mi primer día, realmente estaba emocionado, la primera vez que conviviría con humanos…que caminaría a la luz del sol y que comería comida, no la sangre de los animales que pasaban por el castillo.
Caminando con una total tranquilidad, total, si llegaba tarde, ya ni modos…con la mochila en el hombro.
Marianne le seguía de cerca- no vas a esperarme?-le gritó en tono molesto, como hermano mayor debía cuidarla…o cuando menos tratar.
El chico detuvo su paso, sonrió –si caminas lento te dejaré-respondió y siguió su paso.
Marianne al oír esta respuesta corrió al lado de su hermano.
-eres malo hermano, sabias eso?-dijo la chica mirando hacia otro lado haciendo pucheros.
-malo?, soy malo por esperar a que tu y tu cabello estén listos en la mañana?-le preguntó entre risas, aquella chica era bastante graciosa, y era inevitable molestarla.
-bueno…aun así eres malo!-exclamó y salió corriendo hacia la entrada del colegio. Ya que habían recién llegado.
El solo le miró irse corriendo, no tenia caso correr de igual manera, las prisas no llevaban a nada, caminaba mirando al suelo, después de todo el sol le molestaba un poco los ojos.
-emm…disculpe, la clase 3-D?-un chico hizo aparición enfrente de el, al escuchar la voz levanto la vista encontrándose a un chico de ojos claros y lacios, rostro delicado y una sonrisa angelical, en sus 19 años de vida, nunca había visto tal hermosura en un chico.
El chico le miró extrañado ya que este se le había quedado viendo.
-la clase 3-D?...estoy en esa clase-respondió regresando en si entrando al instituto.
El chico sonrió y le siguió de cerca, si estaba en la clase, eso significaba que sería compañero suyo….