"Thank u 4 lovin' me" por Ana_Escarlata_Milo

THANK YOU FOR LOVING ME

(SONGFIC)

La bella habitación iluminada por una tenue luz dejaba ver dos perfectos cuerpos amándose, manifestando lo importante que eran mutuamente en la vida de cada uno, complementándose, demostrando al mundo que el amor lo puede todo y que es el que te hace superar las dificultades de la vida.

- Aaaah … Milo…- Camus reposaba sobre la cama boca arriba, aferrado a las sabanas de la cama, gimiendo de placer al sentir el miembro de Milo dentro de él, apreciando esas ráfagas de placer que iban aumentando conforme el griego aumentaba la fuerza de sus embestidas.

- Te amo Camus – Milo continuo con las arremetidas, mientras besaba el cuello y los hombros de su amado.

- Yo aaah… yo también – Camus se arqueo por completo y dejo salir un fuerte grito de placer al momento de llegar al orgasmo, manchando ambos abdómenes, aprisionando el miembro de Milo que seguía en su interior, ocasionando que este ultimo gruñera de placer, derramando su semilla en el interior de Camus al llegar al orgasmo.

Milo salio de su interior, recostándose a un lado de Camus atrayéndolo hacia el para que su cabeza reposara sobre su pecho, ambos dejando que Morfeo los llevara a su mundo, haciéndolos recordar lo que habían vivido días anteriores, logrando que su amor se fortaleciera por completo…

- FLASH BACK -

Camus y Milo se habían conocido en una comida organizada por los amigos de ambos, se hicieron buenos amigos, compartiendo gustos y cualidades, conociéndose con el tiempo, forjando su relación, descubriendo un amor que jamás había existido en sus vidas…

Ya llevaban mas de 3 meses saliendo como algo mas que amigos, pero jamás como novios, Camus no lo permitía, la relación era hermosa pero extraña para la vista de Milo, ya que el francés jamás había aceptado ir a dormir con el y pasando de las 8pm, el pelirrojo desaparecía de su vida, pero el amor te ciega, Milo no hizo nada por investigar el porque de la situación…

- Amor, vamos hoy a cenar – Camus y Milo estaban recargados en el barandal del balcón del departamento de Milo, disfrutando del hermoso paisaje que les ofrecía Roma.

- Ya sabes que no puedo Milo, pero mañana vamos a desayunar si? – Camus acerco sus labios a los de Milo, arrinconándolo contra la pared del balcón besándolo con pasión, tratando de que con eso Milo olvidara el tema de no poder quedarse con el después de las 8pm y tener que regresar a la residencia donde vivía.

- Esta bien, mañana te veo donde siempre – Le susurro a la oreja para después morderla juguetonamente.

- Bueno, entonces te veo mañana, te amo – Le dijo regalándole una hermosa sonrisa y besando fugazmente esos labios gruesos y rojos que tanto amaba, lo soltó y salio del departamento. Milo lo vio irse para después regresar al balcón y recargarse contra el barandal, dejando salir un largo suspiro de sus labios – yo también te amo – dejo que sus palabras se las llevara el viento y se adentro al departamento ya estaba empezando a refrescar.

Camus llego con anticipación al restaurante donde siempre desayunaban, pero esta vez había cierta melancolía en sus ojos y su semblante era mas serio de lo normal. Media hora después llego Milo, sentando frente al francés en la mesa más alejada que tenía el lugar.

- Hola amor – Milo rozo levemente los labios de Camus.

- Hola - El pelirrojo no respondió a la caricia de su amante, se acomodo mejor en su asiento y levanto la vista para mirar directamente a los ojos a un desconcertado griego.

- ¿Qué pasa Camus? – Milo cada vez estaba mas incomodo, nunca había visto tanta frialdad en su amante y eso simplemente le decía que algo malo había pasado o iba a pasar.

- Milo, lo siento, esto no puede continuar – Remato Camus bajando la mirada, no quería ver el semblante del griego, lo amaba demasiado como para verlo sufrir.

- ¿Qué? ¿Por qué? – Milo trato de agarrar la mano del pelirrojo pero este último la retiro antes de que pudiera tomarla – ¿Ya no me amas? – le pregunto con un hilo de voz, lo estaba destrozando – ¿Fui un juego para ti o que?... Dime que demonios pasa Camus!! No te quedes callado!! – Golpeo con ambos puños la mesa, el griego salio de sus cabales, no podía entender porque tan repentina ruptura, el enojo y el dolor lo estaban matando en ese instante – Di algo por favor – Milo comenzó a llorar, no podía mas.

- No digas eso Milo, yo te amo, pero no esto no puede continuar, perdóname – Camus se paro y salio corriendo del lugar hecho un mar de lagrimas, pero no podía hacer nada, el ya tenia una promesa hecha desde antes de conocer a Milo…

Camus continuo corriendo hasta llegar al lugar donde tenia estacionado su vehículo, se subió y manejo a toda velocidad lejos de ahí, lejos de Milo.

Llego a una mansión a las afueras de Roma, se arreglo un poco y se seco las lágrimas, no lo podían ver así, bajo del automóvil y se adentro a la residencia, siendo recibido por los mayordomos los cuales les decían que ya era tarde y se tenía que arreglar, Camus los ignoro y subió lentamente a su habitación, pero al entrar encontró a varias sirvientas que lo esperaban para alistarlo, soltó un gruñido y se dejo prepara.

Salio de su habitación, un mayordomo lo acompaño hasta la entrada de la mansión y le indico que subiera a la limosina para llevarlo al lugar donde lo estaban esperando.

El francés bajo de la limosina y camino con pasos seguros y elegancia a la entrada de la Iglesia.

Las puertas se abrieron de par en par, dejando entrar a la hermosa criatura que iba caminando rumbo al altar, vestido con un hermoso traje sastre blanco ajustado a su firme cuerpo, resaltando su belleza y su cabello rojo-fuego largo y lacio, el cual esta atado a una hermoso lazo blanco con brillantes incrustados, presumiendo de ese porte y elegancia característico de los franceses.

Camus llego al altar y se paro junto a su prometido Saga Rutherford sin siquiera mirarlo, esperando ha que el Padre empezara con la ceremonia.

Y así lo hizo, la ceremonia empezó con calma hasta la hora de aceptarse como maridos.

- Saga Rutherford ¿acepta usted a Camus Beaulieu como su futuro esposo, amándolo y respetándolo, estando con el en la salud y la enfermedad hasta que la muerte los separe? – Pregunto el Padre.

- Sí acepto – Respondió Saga, tomando a Camus de las manos y mirándolo directamente a los ojos.

- Camus Beaulieu ¿acepta usted a Saga Rutherford como su futuro esposo, amándolo y respetándolo, estando con el en la salud y la enfermad hasta que la muerte los separe? – Retornó a preguntar el Padre.

Camus se quedó mirando a Saga, su mente era un desastre, no sabia que hacer, quería a Saga y le había prometido casarse con el, pero también estaba Milo, la persona que mas amaba en esta vida, ¿Qué hacer? Se preguntaba una y otra vez…

Milo continuaba dentro del restaurante llorando, tratando de encontrarle lógica a lo que acababa de suceder pero… era obvio que de lógica no había nada, le dijo que lo amaba pero que no podía continuar con la relación…no entendía nada pero prefirió irse de ese lugar, necesitaba aire fresco, se levanto de la mesa dejando algo de dinero y salio del local.

Se puso a caminar por las hermosas calles de Roma, pero eso solo lo entristeció mas, recordando las veces que Camus y el caminaban por ahí, abrazados o agarrados de las manos, besándose y platicando de sus vidas, conociéndose cada vez mas, aunque recordando esos momentos, cayo en cuenta que Camus siempre le ocultaba cierta parte de su vida, eso lo hizo caer un mas en su melancolía, -Mi pelirrojo no confiaba en mi, ¿me amara tanto como dice? – susurro al aire…

Continuo caminando tratando de calmarse y relajarse, de nada servia sufrir, así no lo traería de regreso, siguió recorriendo el lugar hasta que llego a la fuente de Trevi, hermosa como ninguna otra y llena de recuerdos alegres, era el lugar favorito de los dos, les encantaba pasarse horas sentados en la orilla de la fuente, pidiendo deseos y aventando monedas.

Se sentó a la orilla como muchas veces lo había hecho pero esta vez sin compañía, sin momentos alegres, solo con su soledad y sus recuerdos, saco una moneda de su bolsillo y se quedo con la mirada perdida hacia esta, buscando el deseo perfecto - Trae suerte arrojar monedas con la mano derecha sobre el hombro izquierdo en la Fontana de Trevi – murmuro Milo cuando una sonrisa triste apareció en su cara, alzo su mano derecha sobre su hombro izquierdo para aventar la moneda a la fuente una vez que ya tenia listo su deseo – Deseo…

- Camus Beaulieu ¿acepta usted a Saga Rutherford como su futuro esposo, amándolo y respetándolo, estando con el en la salud y la enfermad hasta que la muerte los separe? – Repitió el Padre un poco desesperado por el silencio de Camus.

Camus dejo salir una solitaria lagrima – Perdóname Saga – susurro Camus, soltó sus manos de las de Saga y le dirigió una ultima mirada arrepentida al momento en que se ponía a correr para salir de la Iglesia, abrió las puertas empujándolas y pensó rápidamente donde podría estar Milo.

Recordó el favorito de los dos y emprendió su partida hacia ahí, corriendo por las calles de Roma, con la vida dependiendo de eso…

- Deseo que regrese a mi lado – Milo aventó la moneda a la fuente, bajando la mirada al momento tristemente, perdiéndola en el suelo, dejando a sus lagrimas salir libremente por sus ojos, pensando que con eso se aliviaría un poco el dolor.

Espero unos minutos para tranquilizarse, se puso de pie y se dispuso a regresar a su departamento cuando escucho su nombre a lo lejos, volteo y lo vio… vio a su hermoso ángel correr hacia el, no pudo reaccionar, solo esperar a que llegara al lugar donde estaba, junto a la fuente.

- Milo!!! – Camus seguía corriendo hasta que pudo llegar a la fuente de Trevi y lo vio ahí, cabizbajo y llorando, eso le partió el corazón pero eso no lo detendría – Milo… - Susurro cuando llego y se paro frente a el viéndolo directamente a los ojos, dejando salir a su alma y sentimiento a través de sus hermosos zafiros – Perdóname Milo – Agarro ambas manos y las besó.

Milo seguía en shock, no podía creer que lo que acababa de pedir se hiciera realidad, sintió sus manos siendo besadas y eso lo hizo reaccionar, rápido separo sus manos de las de Camus y lo abrazo fuertemente, lo necesitaba… necesitaba sentirlo cerca, sentirlo suyo – Mi Camie – Susurro en la oreja de Camus aumentando la fuerza del abrazo.

Camus correspondió el abrazo, levanto la mirada y se encontró con esos hermosos turquesas – Te amo – le confesó en un hilo de voz, dejando que las lagrimas mojaran su níveo rostro.

- Yo también – Bajo un poco la cabeza para besar sus delgados labios.

Ambos se separaron, Milo saco dos monedas y le dio una a Camus, se sentaron en la orilla y aventaron la moneda a la fuente, deseando estar juntos por siempre, sellando con este gesto su amor.

“Se dice que cualquier persona, sea ciudadano o extranjero se merece los mas nobles sentimiento, así que debe aventar una moneda a la fuente de Trevi para recibir amor, pasión y protección para una relación amorosa.”

- FIN -