En aquel momento fuertes pasos se escuchaban por los pasillos del palacio, la consejera de la reina de la hadas pedía ver a la soberana de inmediato. Mientras tanto la reina no paraba de sufrir por haberle cortado las alas a aquel pobre niño que no hacía mas que lo que le dictaba su corazón. Dejó aquellos dolorosos pensamientos de lado al escuchar que desde la puerta del salón del trono alguien pedía autorización para verla.
-Alteza, la consejera pide verla.
-Dile que puede pasar.
-Con su permiso.Al salón del trono entraba una chica de cabellos rubios y largos, con los ojos tan azules como el cielo, hizo una reverencia cuando se encontraba frente a la reina y comenzó a hablar.
-Su Majestad, por favor, dígame dónde está él. Necesito a mi hermano –La chica amenazaba con llorar de desesperación.
-No puedo Winry, él está donde debe estar. Aquí ya no estaba seguro, si hubiéramos dejado que se quedara…
Ya no pudo continuar porque un ente oscuro y agresivo había hecho acto de presencia en el salón.
-Yo me hubiera podido quedar con él –Esas palabras fueron pronunciadas por aquella sombra que había irrumpido en el lugar –Parece que no pensaste bien en lo que te dije ‘Alteza’ –Aquella última palabra lo dijo con un tono de sarcasmo que no logró asustar a las dos hadas que se encontraban ahí mismo, al menos no más de lo que ya lo había hecho su sola presencia.
-¿¡Qué demonios haces aquí Envy!? ¡Te dije que no volvieras a pisar este lugar, vete a las sombras de las que saliste!
-No vine a hablar contigo maldita mocosa, vine a hablar con la reina.- Aquella figura delgada y de cabellos largos y verdosos vestía completamente de negro y claramente no venía con las mejores intenciones del mundo.
-¿Y precisamente de qué vienes a hablar conmigo? Que yo recuerde jamás me dijeron que vendrías.
-Ya sabes que no me gusta avisar y también sabes de lo que quiero hablar.-Dijo mostrando una mueca de superioridad en su rostro.
-No tengo ni la menor idea de lo que quieras decirme.
Aquello hizo que Envy perdiera la paciencia y se pusiera como loco, lanzó un relámpago oscuro que destrozó una de las paredes del cuarto, ocasionando con eso que los guardias empezaran a llegar. La reina los detuvo queriendo con eso protegerlos de aquel demonio.
-¡Tu sabes que he venido por él! ¿A dónde lo has enviado maldita zorra?
-Lo mandé a donde tu no lo podrás tocar –Aquellas palabras sonaron firmes, tanto que hasta el intruso temió por un momento que fueran la verdad.
-Esto si que es divertido, nunca pensé que ‘Su Majestad’ fuera tan egoísta, mira que mandarlo lejos sólo porque lo quiero para mi – Aquellas palabras cargadas de veneno no venían solas. –Pero bueno, ya que no me quieres decir, tendré que buscarlo y cuando lo encuentre te vas a arrepentir. –Diciendo esto último desapareció en las sombras.
-¡Majestad, tiene que decirme dónde está mi hermano! ¡Necesito protegerlo, aun es muy joven y no podrá defenderse solo! –Winry suplicó, en su cara se notaba el terror por lo que ese ser despiadado pudiera hacer.
-Lo siento, pero si te lo digo Envy podría seguirte y llevárselo. Además, donde está es difícil que lo encuentre y, -Levantó la mano indicando a la rubia que guardara silencio pues ya estaba a punto de replicar –aunque lo encuentre no podrá hacer nada si no tiene las alas de tu hermano. Confía en mí, nunca dejaría que le pasara algo. -Pero… -Lágrimas habían comenzado a salir de sus ojos –Puedo sentir que está triste…y es por mi culpa.
La reina se acercó a la chica y suavemente secó sus ojos con sus delicadas y blancas manos, tanto Winry como su hermano menor eran algo muy especial para ella. No le gustaba verlos llorar o sufrir, aunque tampoco había entendido la últimas palabras que la rubia había pronunciado ¿cómo podía ser ella la causante del sufrimiento de su hermano menor?
-Está triste porque no comprende, en cuanto sepa por qué hice lo que hice se sentirá el ser más feliz del mundo, ya verás.-El tono de sus palabras le transmitió algo de consuelo a la chica, pero no podía dejar de preocuparse por aquel que era su familia.