Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Eres un maldito! por Marieth

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esto es algo que se me ocurrió en una noche de insomnio, espero que no sea malo y les guste

Notas del capitulo:

Esto es algo que acabo de escribir hace escasas tres horas, mi amiga Cris me ayudó a criticarlo y a cuidar que no se me fueran las faltas de ortografía.

Espero les guste.

Notas: Lo que está en negritas es lo que piensa Roy, lo que está en normal es mi narración y lo que está en cursiva es lo que dice la voz.

Aquel día lluvioso se encontraba aquella figura solitaria, aquel militar de cabellos cortos y negros que hacían juego con sus enigmáticos ojos negros, frente al recuerdo de aquel que había amado con todo su corazón, aquella solitaria lápida, único vestigio de la existencia de aquel hombre.

“¿Por qué? ¿Cómo te has atrevido? ¡Eres un maldito Maes! Primero me dijiste que me amabas, pero luego me demostraste lo contrario.

Aquella cruel guerra me obligó a buscar desesperadamente tu cariño, tu correspondiste, o al menos por un tiempo. Me hiciste sentir en las nubes con tus palabras llenas de cariño y esperanza, me mostraste el paraíso con tus caricias, cada que te sentía en mi interior llegaba al punto de olvidarme que estaba en un campo rebosante de muerte. Si no hubiera sido por ti creo que habría muerto en la desesperación de mis propios pecados.

¡Pero tú! Al regresar, al terminar el suplicio me abandonaste, me dejaste con ese amor quemándome el alma, destrozaste mi corazón con aquella noticia.

Si, me refiero a cuando me comunicaste que te casabas. Te pedí con desesperación que no lo hicieras, te recordé todo lo que vivimos, pero no te importó, sólo alegaste que lo nuestro había sido un error, un juego. No lo supiste, no dejé que lo supieras, pero me destrozaste ese día, destruiste lo que quedó de mi corazón, lo único que me quedó fueron los hermosos recuerdos.

Traté de seguir con mi vida, pero ahí estabas siempre, ofreciéndome tu amistad. La acepté, fingí que lo otro ya no me importaba, pero me estaba quemando por dentro, a duras penas contenía mis deseos de tumbarte al escritorio de la oficina y hacerte mío ahí mismo, aunque tuviera que violarte de plano.

No te entendí, la verdad que no. No te importó mi amor ni mis súplicas, no te importó que tiempo atrás me tragara mi orgullo y te rogara, pero tampoco te importó perder la vida para ayudarme con mi carrera en la milicia.

No sabes lo que me hiciste sufrir. ¡Fuiste un estúpido! Yo no necesitaba ascender, yo lo que en verdad quería era tu cuerpo, tu alma, tu corazón. Pero en cambio, me diste una pena más, algo que no me deja dormir, algo que me hace sentir basura.

¡Eres un maldito!"

De pronto algo hizo que el moreno levantara de pronto su vista y la posara hacia la nada. Una voz hacía frente a sus reclamos.

“Él, eso es lo que tú dices. Pero ¿qué harás cuando aquel pobre rubio te reclame a ti? Tú le dices a un muerto que te hizo sufrir, le reclamas por algo que ya está enterrado desde hace tiempo, pero no te das cuenta de lo que TÚ haces ahora.

Aquel niño, aquel alquimista te regaló su corazón y sus sentimientos puros, te entregó su cuerpo y su alma, a la larga lo único que lograrás es que Edward reclame sobre tu tumba lo mismo que le reclamas a tu amigo Maes.

¿Acaso el chico tiene la culpa de que no seas capaz de superar el pasado?

Él se entrega a ti todas las noches con sus pensamientos más limpios, te grita con todo el corazón que  te ama, no sólo eso, si se lo pidieras es capaz de morir por ti.

Pero TÚ, lo único que haces es aprovechar su calor para imaginar que el que te ama es otro, le susurras palabras de amor a un recuerdo, le robaste su inocencia tan sólo para no sentirte sólo.”

Los ojos del militar se abrieron desmesuradamente cuando la voz cambió, ahora no escuchaba un susurro irreconocible, ahora escuchaba la voz de aquel que estaba usando para espantar a su soledad y olvidar su dolor. Escuchaba la voz de Ed.

“¿Crees que soy un juguete? ¿Qué no siento? ¿Qué no me duele? Cuando me entere ¿qué crees que pase? ¡Espera! ¿De qué te preocupas? Para ti sólo soy un instrumento, un sustituto, algo que no deja que te hundas en la soledad.

No te importo.

Aunque me muera en tus brazos, no llorarás por mí, aunque ofrezca mi vida a cambio de la tuya no me lo vas a agradecer con un beso o una caricia, si desaparezco no me vas a extrañar.

No tienes corazón.

Eres despreciable.

¡Eres un maldito!”

La lluvia seguía cayendo sobre esa solitaria figura, no se sabía si lloraba, su expresión era una mueca de dolor, en aquel silencio sólo se escuchó un susurro débil y lleno de tristeza.

-Perdón.

Notas finales:

Espero que les haya gustado el fruto de una noche en vela. Me gustaría su opinión para saber si quieren que no lo vuelva a hacer

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).