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Gente sin escrúpulos por Aphrodita

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Notas del capitulo:

Fic número 47 de la pareja, aunque, gracias a Dazi, esta pareja seguirá igual de anónima ¿? Seguiré contándolos, ojalá pueda estar el día de mañana presente para poder ver el mugroso subforo de fics, y sino espero que algún fanficker nuevo o viejo (da igual) siga adelante con esto cuando yo no esté.


Título pedorro, lo sé.

Gente sin escrúpulos


Aphrodita



One Shot...


No eran dos personas que lograban entablar un dialogo ameno y cordial, quizás porque Ikki lo veía a Seiya aun muy inmaduro, sin notar sus quince años, que aunque no eran muchos, habían hecho del Pegasus un pequeño y atractivo hombrecito.

Había arrastrado al susodicho castaño hasta el bar, en donde el Phoenix, haciéndose el adulto bebía de su vaso de wishky, como si su acto limpiase de alguna extraña manera sus retorcidos pensamientos pero ¿Quién a osar imaginar que Seiya también llegase a ese punto?. Es que era el peliazul, a él no podía negarse, tal vez por miedo o respeto, o vaya a saber uno porque, pero no lograba decirle “No”, por eso se hallaba en el bar de la Mansión Kido observando a su compañero de batallas beber alcohol sin ningún tipo de reparo.

- Es sencillo ponny, yo tengo un “problema”, tu también, nos ayudamos mutuamente.

Aunque precisamente no era un “problema”; pero así decidieron llamar a eso sin nombre, a esa pequeña “piedra” en el camino que los impedía ser felices como ellos querían, en vez de ser felices con lo que tenían. Sus inmaduros corazones de adolescentes que los arrastraba a maquinar un diabólico plan.

- Yo no tengo ningún problema. –Susurró el Pegasus por lo que se “ganó” en buena ley una mirada asesina de su amigo.
- Si lo tienes.
- Bueno, lo tengo ¿Cuál es el punto?
- Tu me ayudas con Hyoga y yo te ayudo con Shiryu.
- ¿Cómo?. –El castaño ocultó su sonrojo, aparentemente no era tan precavido como él creyó con respecto a sus sentimientos.

Ante de responder esa pregunta, Ikki bebió un trago largo de su wishky.

- Yo hablo con Shiryu, veras que antes de que termine la semana lo tendrás detrás de ti. –En realidad no tuvo ni la más pálida idea de cómo lograría aquello, por empezar no sabia siquiera los gustos sexuales de Shiryu –Y tú apartas a ese ganso pecho frío de mi otouto.
- ¿Y como lo logro?
- Es tu jodido problema.
- Así no te voy a ayudar. –Negó el castaño de pie junto a su amigo.

El Phoenix súbitamente lo tomó del cuello de su remera blanca respirando en su rostro todo el alcohol consumido.

- Me vas a ayudar, porque soy el único que habla con la lagartija de cosas tan intimas. –Lo soltó de malos modos –Eso o te quedas solo, sin Dragón.
- Esta bien. –Aceptó el Pegasus acomodándose la camiseta –Supongo que no será tan difícil.

Seiya creyó que solamente se trataba de evitar que el pato lograse su cometido de conquistar al dulce de la casa, pero era más que eso, solo que el peliazul no tuvo los huevos para decirlo directamente.

- Pato de mierda, le quiere hacer cosas sucias a mi otouto, lo sé... –Susurraba Ikki cargando su vaso.
- Ikki, deja de beber.
- ¡No me jodas!. –Levantó su puño amenazante, aunque eso ya no causaba efecto en el ponny quien ni se inmuto por el gesto.
- ¿Y si lo quiere?. –Atinó a investigar Seiya sentándose en uno de los bancos, tomando un vaso limpio del aparador.
- ¡No lo quiere!. –Negó el Phoenix rotundamente –Solo está caliente con él.

El Pegasus elevó sus hombros restándole importancia al asunto, para é era lo mismo; tomó la botella de wishky e intentó servirse pero le fue arrebatada de las manos.

- ¿Qué...?
- Eres un crío para beber.
- ¡Hay Ikki!. –Se quejó el pequeño intentando llegar a la botella que el peliazul hábilmente alejaba de su alcance. –Tu tienes 17.
- No te la voy a dar, después tendré que cargarte yo hasta tu cuarto y no tengo ganas de escuchar un sermón de la lagartija o de Saori.

Así siguieron un buen rato, discutiendo sobre la edad y el alcohol, hasta que finalmente Ikki cedió, no era su padre; Así, mediante vaso de wishky, sellaron su pacto de ayudarse mutuamente con sus “problemas” y aunque no lo confesaron en voz alta, ninguno de los dos tuvo la mínima idea de cómo llevarlo a cabo.


***

Fueron pasando los días con normalidad, llegó el fin de semana y aun Ikki no había hablado del tema con Shiryu, aunque tenían una buena amistad y alta confianza, hablar de aquello ¡Hablar de Seiya con el Dragón! Era algo sumamente difícil, pero sin opciones lo buscó, hallándolo en la cocina, preparándose un sencillo refrigerio porque según el pelilargo estudiar le daba hambre.

Comenzaron hablando de cosas sin importancia, el Phoenix buscó la forma de preguntarle o de siquiera insinuarle algo referente a Seiya pero no supo que decir hasta que pronunció lo primero que le fue a la mente, con su espalda recostada contra la mesada, cruzado de brazos.

- Dime Shiryu... ¿Qué opinas de la homosexualidad?. –Tosió nervioso poniendo cara de circunstancia ¿?.
- Pues. –Shiryu abrió sus ojos, sorprendido por una pregunta tan ¿personal? ¿Gay? No supo como definirlo –No tengo nada en contra de ello, creo que el amor se puede dar de muchas formas. –Dijo finalmente elevando sus hombros. --¿Por qué la pregunta?
- No, por nada. –Negó el Phoenix.

Y sin mas, el Dragón se fue de la cocina mordiendo su sándwich ¿Qué le ocurría al peliazul? ¿Desde cuando le interesaba lo que él opinase respecto a la homosexualidad? Día extraño y atípico aunque en su interior creyó adivinar los “porque”; se arrepintió en ese momento, de haberse ido de la cocina, quizás su buen amigo Ikki se encontraba confundido y necesitaba con quien hablar, por eso, cuando lo pescó de espaldas subiendo las escaleras rumbo a los cuartos lo llamó.

- Ikki. ¿Quieres seguir hablando al respecto?
- No ¿Tu?. –Ahora el sorprendido era el Phoenix.

Shiryu negó y aun mas confundido se alejó rumbo a la biblioteca ¡Pero claro! ¿Cómo iba a preguntarle así? Tuvo que haber nombrado a Hyoga para conseguir que el peliazul se sincerase con él, pero bueno, ya tendría tiempo de hablarlo con Ikki si es que se presentaba la ocasión.


***


Esa misma tarde, en la sala de la Mansión Hyoga intentaba sincerarse por enésima vez con un vergonzoso peliverde, ambos sentados en el sillón de tres cuerpos, muy pegados, quizás innecesariamente ya que había lugar de sobra.

- Shun hay algo que quiero decirte. –El Cisne plasmó una nerviosa sonrisa.
- ¿Q--que?. –Por reflejo Shun bajó su vista al suelo y juntó sus piernas, apoyando sus manos sobre su falda.
- Te conozco desde que éramos pequeños.
- Todos nos conocemos desde niños. –Susurró Andrómeda fijando su anhelante mirada en su compañero.
- Si, pero contigo siempre ha sido distinto. –Se aclaró la garganta e intentó seguir –Cuando perdí a mi madre y fui a parar al orfanato el primer niño que me habló fuiste tu.
- Si, lo recuerdo. –Sonrió Shun con emoción sintiendo la cercanía del rubio, pudo oler su aliento con cierto aroma a menta.
- Por eso para mí siempre has sido especial... –Tomó su blanca mano, entre las suyas, juntando coraje acotó –Yo te...
- ¡Hola! –Se escuchó súbitamente interrumpiendo una posible declaración.
- ¡Ah! –Gritó Andrómeda aterrado al ver una castaña cabellera surgir detrás del sillón
- ¡Seiya!. –Se decepcionó el ruso --¿Desde hace cuanto estas ahí?
- ¿Exactamente?. –Averiguó el pequeño pisando el sillón para sentarse entre medio de los dos tórtolos –Dos días, seis horas, cuarenta y tres minutos, diez segundos.
- Seiya, no es gracioso. –Andrómeda se llevó una mano a la frente.
- ¿Qué hacían?. –Investigó el Pegasus con una divertida sonrisa en sus labios, a su lado Hyoga literalmente quería masacrarlo.
- Sei, ¿Podrías dejarnos a solas?. –Pidió el Cisne amablemente –Hay algo importante que quiero decirle a Shun.
- Mas tarde. –Espetó el castaño palmeando la falda de su amigo rubio –Shun necesito que me acompañes al centro, debo comprar algo urgente.
- ¡¿Ahora?!. –El peliverde sintió desfallecer, la posibilidad de un ruso declarándose parecía cada vez mas lejana.
- Si, ahora. –Seiya puso ojos de ternero degollado –Te necesito, por la amistad que nos une, por las batallas que hemos...
- ¡Ya!. –Exclamó Shun –Vamos, iré por mi campera. –Finalizó con un tono de decepción muy obvio.

Plasmando una sonrisa aun mas grande, de oreja a oreja, el Pegasus se puso de pie y saludó a Hyoga para luego ir hasta la puerta a esperar pacientemente a su amigo Andrómeda. El Cisne se reservó lo que en ese momento estaba pensando, al fin y al cabo era la particularidad del castaño ser inoportuno, pero ya estaba haciendo uso y abuso de esa “habilidad”.

Seiya suspiró mas relajado, un segundo mas tarde y al diablo con el pacto. Pero aquello no acababa allí, Ikki le había dicho muy seriamente “Eres el mejor amigo de mi otouto, convéncelo” Pero le era tan difícil al Pegasus hablar mal de un amigo.

Aun así, camino al centro, el Pegasus se las arregló para resaltar todo lo malo del ruso, iban cinco cuadras y el castaño ya no supo que mas decir, a su lado Shun lo escuchaba sin emitir juicio alguno.

- Además, con ese complejo de Edipo que tiene, veo muy difícil que quiera a alguien... –Ni el se creyó lo que estaba diciendo.

Andrómeda frenó su paso abruptamente y elevando su mano lo censuró, pero antes de explotar, porque no era su estilo, respiró profundo.

- Seiya ¡Basta! Deja de hablar mal de Hyoga ¡Tu no eres así!
- Solo te hago ver... –Empezó a balbucear con un hilillo de voz perdiendo confianza en sus argumentos.
- Hyoga no es así, hace diez cuadras que te vengo escuchando, dejemos a Hyoga en paz. –Cerró sus ojos y buscó tranquilizarse con éxito –Perdón por gritarte pero será mejor que no hablemos de él ¿Si?

Seiya asintió y siguieron caminando con aquella tregua de paz momentánea, ya que el Pegasus no podía dejar el tema allí, aunque no le gustaba en lo mas mínimo lo que estaba haciendo era parte del plan. Al final no compraron nada, se la pasaron viendo tiendas de vídeo juegos con un peliverde de muy mal humor.

Esa misma noche mientras el Pegasus se encontraba en su cama leyendo una revista antes de la cena, Ikki ingresó a su cuarto sin previo aviso como cual huracán grado 3, cerrando la puerta a su paso.

- Ikki. –Espetó Seiya nervioso arrodillándose en su cama.
- Hola ponny. –El aludido se sentó en la silla junto a la cama y levantó sus piernas apoyando los pies en el colchón.
- ¿Qué haces? ¿Por qué cierras la puerta?
- ¿Qué ocurre?. –Investigó el Phoenix sorprendido por la actitud del otro –Privacidad. –Luego cayó en la cuenta, al ver las pupilas nerviosas de su amigo --¿Qué pasa? No te voy a hacer nada. –Sonrió de medio lado –Salvo que quieras. –Rompió a reír cuando vio la cara de pavor del menor –No ponny, no te toco ni con un palo, además aun estas muy pequeño, te quedan muchas pajas por delante antes de...
- ¡Ya! –Interrumpió el Pegasus sonrojado de pie a cabeza --¿Qué quieres?
- Hablar. –Sacó una cajetilla de cigarrillo de su bolsillo.
- ¿Tu fumas?. –Se espantó el castaño.
- No, solo lo tengo de adorno, colecciono cigarrillos. –Respondió sarcástico --¿Cómo te fue?.

Al ver que su compañero de armas intentaba prender uno de esos cigarrillos puso mala cara y se lo arrebató de los labios destruyéndolo entre sus dedos.

- En mi cuarto no.

Sin opciones, el peliazul guardó la cajetilla antes de que otro cigarrillo sufriera el mismo cruel destino de su compañero: morir injustamente en manos del ponny.

- ¿Cómo te fue con mi otouto y el ruso degenerado?
- ¿Y a ti con Shiryu?. –Le dedicó una mirada desafiante –Ya ha pasado el fin de semana y no lo veo detrás de mí –Finalizó citando las palabras de Ikki semana atrás.
- Ya... No es tan fácil hablar de ti en buenos términos.
- Idiota.
- Yo también te quiero.

No supo porque, pero Seiya se avergonzó ante esas palabras que si bien fueron en son de broma significaba mucho viniendo de alguien como Ikki.

- En eso ando. –Acotó el Pegasus –No es fácil para mi tampoco, no me gusta hablar mal de Hyoga o estar de metiche todo el día.
- Pero es tu especialidad... –Comentó el peliazul resuelto –Digo, ser metiche.

El castaño le dedicó una falsa sonrisa.

- Además... –Pronunció Seiya –Tengo miedo de... De... ¿Y si se quieren?. –Finalizó profesando ese temor que venia rondándolo desde que comenzara con su persecución.
- Ese es el tema ponny. –Ikki bajó las piernas de la cama y acercó su cuerpo para hablar mas cerca de su amigo –Aun no pasa nada entre ellos, si dejo que pase... Pues, si... Podrían quererse ¿Por qué no?

Fue un instante, en el que el Pegasus se quedó muy pensativo, con su cabeza ladeada y su frente fruncida, le costó comprender las palabras del otro pero cuando lo hizo abrió sus ojos como plato.

- ¡Ikki!... Tu... Tu...
- ¿Qué?. –Espetó fastidiado.
- Tu no haces esto porque no quieres que Shun tenga novio. –Resaltó la palabra “novio”. –Si no porque no quieres que Hyoga lo sea.
- Exactamente. –Cerró sus ojos y elevó sus cejas --¿Qué? ¿Porque me miras así?
- ¡Que idiota que fui!
- Hasta que te diste cuenta. –Susurró el peliazul feliz.
- No es gracioso. –Suspiró el castaño. –Ikki ¿No deberías ser sincero con tus sentimientos?
- ¿Cómo? ¿Qué?. –Un momento de profunda confusión y conmoción.
- Claro, hablarlo con Hyoga, sobre lo que sientes.

El ponny de tonto no tenía nada, eso comprendió el Phoenix quien sin éxito había buscado hacerle creer al otro que Hyoga le desagradaba completamente como cuñado, pero Seiya en vez de caer en esa mentira interpreto mal pero a su vez bien: No lo quería como cuñado, o si... Pero de Shun.

- Ponny, llegas a decir algo de todo esto y te juro que te atormentaré día y noche...
- No te preocupes. –Interrumpió el Pegasus –No tengo razones para decirlo, además estoy en desventaja. -–Dijo refiriéndose a Shiryu.
- Y no quiero hablar del tema contigo. –Acotó firme.
- Bueno, no te preguntaré.

Un silencio pesado se instaló entre los dos, en su interior Ikki supo que era tiempo de marcharse, no tenia nada que hacer en esa habitación, pero Seiya interrumpió sus pensamientos.

- Dime, ¿Cómo te fue con Shiryu? ¿Te dijo algo?... ¿De mi o de lo que sea?
- Pues. –Se rascó su cabeza, sin saber que decir, porque en realidad no había hecho nada al respecto –Voy bien. –Mintió –Falta poco. --¿Para que? Se preguntaron los dos.
- Dioses, a este paso moriré virgen y solo, rodeado de gatos. –Fatalista el pequeño castaño, con sus quince años pensando así.
- Sinceramente no se como pegarían ustedes dos. –Reflexionó el peliazul --¿Qué harás con Shiryu? Alguien como tu se aburrirá a su lado.
- No digas eso. –Se ofendió Seiya –Shiryu es una persona muy interesante.
- ¿Qué harán en la cama? ¿Leerán un libro todas las noches antes de dormir?
- ¡Yo no pienso en esas cosas!. –Se sonrojó el Pegasus dedicándole una mirada iracunda al otro quien se limitó a reír por el arrebato.
- Lo mal que haces, ahora no lo piensas pero dentro de unos años querrás arrojarte a las vías del tren, pero con tanta mala suerte que será una vía en desuso.
- A ti no te importa las cosas que pueda llegar a hacer con Shiryu, yo lo quiero y quiero que el me quiera.
- Esta bien, no te sulfures, pero piénsalo... –Pronunció poniéndose de pie para caminar hasta la puerta –En la cama tu jugaras a los videos juegos y el leerá un libro... Dizque pareja, no funcionará.
- Deja de boicotiarme. –Exclamó arrojándole la revista –Y tu con Hyoga ¿Qué harán? ¿Se pelearan todo el día para sentir alguna emoción?
- Ja—ja... –Rió Ikki sarcásticamente abriendo la puerta –Tu necesitas alguien que te soporte ponny, eres muy hiperactivo, no te frena nadie, lo cansaras a las primeras horas. –No supo porque pero la idea de un Seiya hiperactivo en la cama alteró sus hormonas.
- Tu también necesitas alguien que te soporte, con ese carácter de mierda que tienes necesitas reír mas seguido y dudo que el carácter de Hyoga logre arrancarte al menos una sonrisa.
- ¡Oh! Veo que aprendiste a discutir. –Se cruzó de brazos, divertido, aguantándose la risa.
- ¡Ya vete de mi cuarto!. –Lo siguiente que le arrojó fue el reloj despertador que fue a dar en el piso hecho añicos.

Ikki finalmente se fue, riendo por los pasillos, si que el ponny tenia chispa. Por su lado el castaño buscó tranquilizarse, solo el Phoenix lograba erizarle los pelos de la nuca, pero ¿Qué mas daba? Lo estaba ayudando con Shiryu ¿Verdad? Bueno, no lo supo a ciencia cierta pero el peliazul era su única posibilidad ya que con el Dragón tenían una extraña y atípica amistad.


***

Manos a la obra, Ikki buscó a Shiryu hasta encontrarlo en la biblioteca, estudiando; a decir verdad era el único de los cinco que estudiaba o que por lo menos intentaba finalizar los estudios truncados por las batallas. Cómo siempre comenzaron hablando de cualquier cosa hasta que habilidosamente el Phoenix se las ingenió para terminar conversando sobre Seiya, que lo dio para pensar al Dragón ¿Por qué tanto interés, de repente, por el Pegasus?.

- ¿Qué opinas de Seiya?
- Pues... –El pelilargo abrió sus ojos, algo asombrado por la petición ¿Qué opine del castaño? Otro día raro en la Mansión Kido –Me parece una buena persona, aun le falta madurar pero se nota que tiene un gran corazón.
- Si, es de admirar ¿Cierto?. –Incomodo por lo que acababa de decir el peliazul cruzó las piernas apoyando su pie sobre su falda.
- Si, es un gran guerrero además de buen tipo. –Shiryu se sacó los lentes --¿Por qué me preguntas?
- Solo curiosidad. –Dijo rápidamente interrumpiendo las palabras de su amigo –Pero más allá de ello, de cómo es como persona. –Molesto, inoportuno, un grano en el trasero, diría Ikki y lo estaba pensando solo que no era momento para hablar mal del ponny –Físicamente es... ¿Atractivo?
- No se si atractivo.-- Se encogió de hombros ¿qué estaba pasando allí? –Es muy pequeño, creo. –Dudó a lo ultimo.
- Si, pensaba lo mismo. Pero lo he visto con poca ropa. –Arqueó sus cejas plasmando una sonrisa en sus labios –Ha crecido el niño de la casa. –Todo sea por hacerle ver al Dragón que el ponny era un candidato potencial.

Saori ingresó al lugar interrumpiendo la conversación y acaparando toda la atención del pelilargo pidiéndole ayuda con su PC, el Phoenix maldijo por dentro, sin más Shiryu se fue sin decir nada puntual acerca de Seiya.

En lo que quedó de día el Dragón no pudo quitarse de la cabeza las palabras del peliazul, su desmedido interés sobre el Pegasus, sus palabras, acaso ¿Le estaba pidiendo opinión sobre él? Eso estaba claro pero... Le llevó unos minutos tomar una errónea apreciación, Ikki estaba confundido, sentía algo por Seiya y había ido con él fin de “exorcizar sus fantasmas” esos que siempre rondan el tabú de la homosexualidad, que no era para nada fácil de sobrellevar. El pelilargo se sintió culpable, por no ver esto y no ayudarlo desde su lugar de amigo a aceptar sus sentimientos.

***

En la habitación de Shun, Hyoga intentaba sincerarse con Andrómeda, utilizando esta vez otros medios, dejando de lado las palabras, buscando expresarse con el cuerpo, acercó su rostro al del peliverde, susurrando apenas:

- Siempre te he querido Shun... Pero ahora que crecimos yo te...
- ¿Qué hacen?. –Exclamó Seiya saliendo del armario.
- ¡Seiya! ¡¿Qué haces escondido allí?! –Investigó el peliverde entre sorprendido y aterrado.
- Es que se me perdió la tarjeta de memoria de la consola y pensé que tal vez...
- ¡Sal de aquí!. –Exclamó el Cisne sobrepasado, luego de que el susto se le fuera.
- No, ¿por qué?. –El Pegasus frunció su frente, falsamente molesto –Es la habitación de mi amigo, yo tengo tanto derecho como tu de estar aquí.
- Seiya. –Suspiró Shun temblando quizás por la ira, era un sentimiento que no solía experimentar salvo con su castaño amigo --¡Vete de mi cuarto!
- Shun. –Sentenció Seiya buscando la forma de evitar dejarlos solos --¿Por qué me tratas así? Yo también soy tu amigo ¡Tu mejor amigo!
- ¡No lo serás si te quedas un segundo mas en este cuarto!. –Se puso de pie señalando la puerta --¡Fuera!

Y a los empujones se quitó al Pegasus de encima, quien no tuvo mas opciones de dar la media vuelta y desaparecer por el pasillo cuando su supuesto mejor amigo le cerró la puerta en sus narices. Shiryu lo encontró cabizbajo, sentado en las escaleras y lo invitó a estudiar ¡que divertido! Aunque en realidad el castaño había aceptado para estar cerca del Dragón.


***


Encerrados los dos en la biblioteca, junto a las matemáticas, el Pegasus comprendió que no entendía absolutamente nada y que si seguía así no aprobaría los exámenes de fin de año; alguien interrumpió sus pensamientos, Ikki, cuando apareció su cabeza por la puerta de la biblioteca sentenciando un escueto:

- Ponny, te espero en el bar ¡Ahora!.

Tan amoroso él, Seiya no pudo ni asentir ni negarse a la orden que le dio el Phoenix, observó al pelilargo sentado frente a él intentando esconder una sonrisa.

- ¿Qué?
- Parece que a Ikki le urge tu presencia.
- ¿Y?
- Y que... Es raro ¿No?. –Shiryu rió apenas, muy divertido con la situación.
- ¿Qué insinúas?
- ¿Yo? Nada, solo digo que últimamente los veo a los dos muy pegados y hablando.

Si supiese el Dragón las verdaderas razones.

- Nada que ver. –Negó el castaño –No sé que estarás pensando pero...
- Vamos Seiya, se nota que a Ikki le interesas. –Dijo el pelilargo recordando el díalogo con el peliazul quien le pidió su opinión sobre el susodicho sentado frente a él.
- No... El... –Iba a decir “Le Interesa Hyoga” pero por su salud física se quedó a mitad de la frase.
- ¿Qué tiene de raro o de malo? ¿Por qué no se fijaría en ti?
- ¿De veras crees...?. –Seiya bajó su vista al suelo con sus mejillas algo sonrojadas --¿Qué cualquiera puede fijarse en mi?
- Cualquier mujer heterosexual y cualquier hombre homosexual, claro está.
- O bisexual. –Acotó el Pegasus.
- O bisexual. –Asintió Shiryu.

Allí quedó la conversación, el castaño supo que lo mejor era ir cuanto antes con Ikki si aun quería conservar su vida, aunque le dio pena decirle al Dragón “me voy”, no le quedó otra y partió rumbo al bar, en el camino se cruzó con un furioso Shun.

- ¿Qué te ocurre?. –Andrómeda le frenó el camino.
- ¿A que te refieres?
- ¡Sabes a que me refiero!
- ¡Hay! No me grites. –Seiya tomó aire –Es que no me gusta Hyoga para ti.
- Yo decidiré quien es para mi ¡Yo!.
- Esta bien, no te enojes.
- Si, me enojo. –El peliverde se cruzó de brazos –Porque esto no es propio de ti.
- ¿No?. –Dudo el Pegasus de si mismo
- Mi hermano está detrás de todo esto –Asintió furioso --Por algo se la pasan todo el día hablando.
- No Shun. –Negó el castaño aterrado por verse descubierto–Estas equivocado es que realmente eres mi mejor amigo, busco lo mejor para ti... --¡Mentiroso! Le gritó una vocecita en su interior, la voz de su conciencia.
- ¿Entonces? ¿Son celos?.
- ¿Eh?
- ¿Temes perder mi amistad?. –Ante esta idea Shun se tranquilizó un poco y Seiya al ver esto asintió sin dudar. –Eres tonto, sabes que no me perderás.
- Lo sé Shun...
- Veras cuando tengas novio, no digo novia porque las chicas no te gustan... –Sonrió Andrómeda –Que me comprenderás.
- Si, supongo... Si me permites... –Intentó huir el menor.
- Si, vas con mi hermano, te esta esperando en el bar.

Una sonrisa pícara por parte del peliverde le dejó por sentado a Seiya que tooodos en la Mansión pensaban que tenia algo con el Phoenix ¡Antes muerto! Desde ya, el peliazul lo mataría antes de besarlo, había mas probabilidades de sufrir una muerte lenta y dolorosa que de ser besado por Ikki.

El Pegasus atravesó el césped del jardín, aunque también se accedía al bar por el interior de la Mansión prefirió sentir el sol golpeando su rostro antes que el puño del Phoenix, seguramente que este se encontraba ya algo entonado por el alcohol. Así lo encontró el castaño, terminándose la botella de wishky, se acercó a él sentándose en un banquillo a su lado.

- Los vi. –Sentenció el peliazul.
- ¿Qué?
- Los vi, a mi otouto y al ruso... los vi. –Dio el ultimo sorbo a su vaso.
- Ikki, te tomaste todo el wishky
- Ya estaba empezado.
- No sé que habrás visto pero... –Seiya no supo que decir.
- Las cosas no están saliendo como lo esperé.
- Lo mismo digo. –Suspiró el Pegasus
- Pero tu sabes que no tienes oportunidad con Shiryu, en cambio yo si...
- ¿Tu que sabes? ¿Cómo sabes...?
- Solo lo sé. –Ikki ocultó algo, ambos lo supieron.
- Quizás se quieren. –El castaño levantó sus cejas pensativo, luego se corrigió –De hecho se quieren.
- Carajo, lo sé.
- ¿Qué harás?... Mejor dicho ¿qué hago? ¿Sigo intentándolo?
- Desde ya ponny.
- ¿Por qué mejor no te olvidas de él y ya?. –Seiya se arrepintió de decir eso cuando su amigo lo enfrentó.
- ¿Y que propones ponny? ¿Tu calentaras mi cama en las noches?
- Yo... –Balbuceó el Pegasus recordando las palabras de Shiryu.

Se produjo un silencio muy incomodo, el castaño pudo sentir en su nariz el aliento del Phoenix impregnado de alcohol, el peliazul no se distancio del menor, por el contrario se acercó tomándolo por la nuca con una mano.

- Eres molesto ponny.

Luego de decir eso le estampó un beso en los labios, furioso, cargado de deseo y hasta quizás de venganza contenida ¿Por qué hacia eso? Se preguntó Seiya intentando sacárselo de encima.

- ¡Ikki! ¡¿Qué haces?!
- Te besé ponny. –Rió Ikki algo alcoholizado --¿A que no estuvo bueno? Beso bien ¿No?
- Idiota, si tuviera con quien compararlo. –Seiya intentó ponerse de pie, lo hizo pero el Phoenix sintiendo culpa lo tomó de un brazo para frenar su partida.
- Espera.
- No me toques. –Espetó observando con desprecio esa mano que evitaba su huida.
- ¿Qué dijiste?.
- Que no tengo con que compararlo, nada mas.
- Lo siento. –El peliazul se disculpó sinceramente, pudo notarlo el castaño en sus ojos –No imaginaba.
- ¡¿No lo imaginabas?! Tengo 15 años, estúpido... Y soy gay... –Afirmó sus ultimas palabras para luego dudar --Creo. –Nunca había estado con una chica para estar 100% seguro de ello; intentando contenerse continuó --¿Sabes lo difícil que es para mí poder estar con alguien?
- Pense que mínimamente... –Tartamudeó Ikki comenzando a perder fuerza en sus palabras –Te habías besado con alguien, pero bueno ¡No es tan malo!. –Naturalizó a lo ultimo.
- Para mi sí. No esperaba que mi primer beso me lo diera alguien que apesta a alcohol.
- Ya te pedí disculpas.
- Tampoco esperaba a que fuese a la luz de la luna, en la playa y con Shiryu pero... –Dijo Seiya casi escupiendo las palabras de pura ira y frustración –Mínimamente hubiese deseado que fuese mas dulce, no que un orangután me agarrase de la nuca y me forzase.
- Fue dulce, estaba tomando wishky. –Bromeó el Phoenix y recibió como respuesta un gancho derecho que casi lo tumbó al piso.
- Idiota.

Sin mas el pequeño ponny se fue, asestando la puerta de un golpe, el peliazul se quedó apoyado contra la pared sintiéndose innecesariamente culpable, innecesariamente para él porque no le importaba en lo mas mínimo Seiya ¡En lo mas mínimo! Sin embargo, aunque no quiso reconocerlo, si... Y mucho.

¡Pero no lo sabia! No imaginó que ese sería el primer beso del Pegasus.

***


Pasaron los días luego de aquel... “incidente”, ninguno de los dos cruzó palabra con el otro, Ikki quizás por culpa y Seiya por vergüenza, pero esa distancia les sirvió para replantearse muchas cosas. El encuentro con Shiryu se dio una mañana, en la sala de la Mansión, el Dragón notó a su amigo muy pensativo por eso buscó con éxito un dialogo.

- Se sincero Shiryu. –Pidió el peliazul jugando nervioso con el cordón de su pantalón deportivo –Me preguntaba si... Bueno... –Empezó a dudar, su compañero esperaba paciente sus palabras --¿Sientes algo por Seiya?
- Desde ya. –Aseguró el pelilargo --¿Quién no? Si es una excelente persona. –Pudo notar el rostro ensombrecido de su amigo, por eso acotó –Lo quiero, muchisimo.
- Pero ¿De que manera?
- ¿Adónde quieres llegar con esto Ikki?

El aludido, presionado, se acomodó mejor en su asiento y fue sincero.

- Si le darías a Seiya una oportunidad... Me refiero, como pareja.
- No me gustan los hombres.
- ¿No?
- No, lo quiero a Seiya pero no de esa manera.

Ikki no supo porque pero se sintió ¿Tranquilo? ¿Relajado? ¿Esperanzado con la respuesta de Shiryu?.

- De hecho, estoy con una mujer. –Soltó el Dragón confesando a medias –No se lo he dicho a nadie, por quien es ella... Pero si no te lo cuento voy a explotar.
- ¡Dime!. –Pidió feliz con una gran sonrisa.
- Promete no enojarte y sobre todo no decirle a Seiya, tenemos miedo de su reacción, digo... El siempre fue con ella muy ¿Cómo decirlo?, ¿Fanático?
- ¡Ya Shiryu! Dime.
- Saori.
- ¿Sa—Saori?... ¿Nuestra Saori?
- ¿Qué otra Saori conocemos?
- Dioses. –Exclamó el Phoenix muy sorprendido –Esperaba que me dieras cualquier nombre, menos ese, aunque a decir verdad ahora entiendo muchas cosas.
- No queremos decir nada... –Bajó su vista al suelo, algo incomodo por la situación –Tenemos miedo, ella es una Diosa y yo solo un Guerrero... Podrían tomarlo a mal o...
- ¡Que se pudran!

El pelilargo rompió a reír al ver la felicidad del otro, siguieron conversando sobre ello, así el peliazul descubrió que su Diosa y su amigo estaban juntos desde hacia nada mas que seis meses, poco tiempo pero el suficiente para ver que Shiryu la quería y respetaba no solo como Diosa sino aun mas importante como la pequeña mujer que era.

***

Seiya caminaba por el jardín entre pensativo, enojado y asombrado... Un poco asombrado de lo fácil que le había resultado cambiar su visión sobre Ikki; y el destino quiso que el pequeño, mientras pensaba en el Phoenix, se topase con una escena inesperada: En los bancos mas alejados de la Mansión ¡Hyoga estaba besando a Shun! En la boca y con lengua.

- ¡DIOSES!. –Exclamó el castaño tan fuerte que los dos involucrados en aquel beso voltearon temblando del susto y de la sorpresa --¡Le diré a Ikki que se estaban besando!. –Y sin mas dio la media vuelta y salió corriendo.
- ¡No! ¡No le dirás nada!. –Aseguró el Cisne cuando pudo reponerse y lo siguió por el jardín --¡Antes te mato!

Estuvieron un buen rato jugando al “Atrápame si puedes” hasta que finalmente el ruso tomó a su muy querido amigo del cuello y lo zamarreó un rato, sin embargo luego del enojo llegó el momento de calma.

- ¡Seiya! ¿Por qué te comportas como un crío?. –Investigó el rubio cruzándose de brazos --¿Qué ganas diciéndoselo a Ikki? Dime.
- Nada.
- ¿Entonces? ¿Por qué vas a destruir lo que tenemos?

Ante esas palabras Seiya comprendió que su pseudo amigo peliazul estaba un poco equivocado, Hyoga sí quería a Andrómeda, pero para quitarse la duda lo preguntó.

- ¿Tu lo quieres a Shun?
- Lo amo. –Corrigió el Cisne serio.
- ¿Mucho?
- Me duele el pecho de tanto que lo amo.
- Hasta ver con el cardiólogo.
- ¡Seiya! Te hablo en serio
- ¡Bueno!. –Realizó un gesto algo infantil, un puchero con su boca –Entonces a Ikki no lo quieres ¿Verdad?
- ¡¿A Ikki?!.... –Le salió del alma –Es mas feo que pisar caca descalzo... No, gracias. Además con el carácter que tiene necesita alguien como tu.

El Pegasus se quedó de piedra al oír eso, mas su compañero rompió a reír.

- Para quitarle esa amargura crónica que tiene, necesita reír un poco y eres el único que lo saca de sus casillas o lo hace explotar en risas... –Analizó el ruso --Puedes llevarlo a los dos extremos.

Como el odio y el amor.

- Será mejor que me vaya, el aire frío de Siberia te afecto el cerebro. –El castaño dio la medio vuelta y pálido como una hoja de calcar desapareció.

Pero no contento con eso, el destino volvió a joderle la paciencia cuando en la cocina se cruzó con Shiryu.

- Sei... Ikki me pidió que te dijera que lo esperases a las 22.00 horas junto a la pileta.
- ¿Qué quiere ahora?. –Preguntó el castaño en un susurro con real fastidio, abriendo la puerta de la heladera para hacerse de la botella y beber un poco de jugo.
- Y recalcó que seas puntual.
- Seh. –Destapó la botella y bebió del pico.
- Seiya, no hagas eso... Toma de un vaso. –Lo retó el Dragón.

El pequeño regañado hizo caso, es que al pelilargo no podía decirle que no... A este paso, se dio cuenta, no podía decirle que no a nadie.

¡Pero no! No fue suficiente con todo eso, Shun ingresó por la misma puerta que minutos antes había ingresado Seiya pronunciando un:

- Sei ¿Podemos hablar?
- Los dejo solos. –Se apuró Shiryu atravesando la puerta vaivén que dividía la sala con la cocina.
- ¿Qué sucede Shun?. –El Pegasus se sentó a la mesa.
- No le dirás nada a mi niisan ¿Verdad?
- Si me das 50 dólares puedo pensarlo.
- ¡No seas malo!. –Sentenció dolido pero esbozó una sonrisa cuando su amigo empezó a reír.
- Lo quieres. Se quieren. –Corrigió a lo ultimo muy pensativo, el otro asintió con una mirada pícara.
- Hicimos el amor. –Confesó en un susurro apenas audible pero estalló en carcajadas cuando el castaño abrió sus ojos como ensaladera.
- ¡Están locos!
- Si, el uno por el otro. –Llevó sus manos atrás de su espalda, nervioso por la situación –Estamos enamorados mas que locos. Por eso Sei... –Se acercó a su amigo tomando sus manos –Te lo ruego, te lo suplico, te lo imploro, por favor... –Soltó esas manos separándose un poco, bajó su vista al suelo con su rostro apenado --Temo la reacción de mi niisan si llega a enterarse que estoy con un chico y no con una chica.
- Por ese lado no creo que se moleste.
- ¿Eh?
- Nada... –Seiya se odió en ese momento por tener una boca tan floja --Que no creo que le moleste que te gusten los chicos, sino con quien estas. Ya sabes como es, además de cínico, psicópata, insensible, ¡ladrón de inocencia!. –Acotó eso ultimo recordando el beso que le había robado impunemente –Pero te adora y quiere lo mejor para ti.
- Parece que tu conoces mas a mi niisan que yo. –Reconoció Shun algo ¿celoso? ¿Envidioso? –Mejor dicho: sabes cosas que yo no sé.
- Hyoga te llama. –Dijo señalando la puerta cerrada y cuando Andrómeda volteó para ver, en ese segundo, el Pegasus aprovechó y salió corriendo escapándose del lugar.

Había sido un día muy raro para el pequeño Seiya, muchas de las cosas sucedidas y habladas le habían hecho replantearse demasiadas cosas para su gusto. Por un lado Hyoga y Shun se veían muy bien juntos, tanto que daba envidia, Shiryu no le daba ni la hora... Aunque bueno, eso si, pero lo que el Pegasus esperaba de él, comprendió, nunca llegaría... Y las palabras de sus amigos creaban un mar de confusiones en su inmaduro corazón.

Pasó el día intentando no pensar, pero “no pensar” cobraba la forma del peliazul que para colmo lo esperaba a las 22.00 horas vayan a saber los Dioses para que, aun peor ¿qué iba a decirle? ¿Qué Hyoga y Shun se amaban? Iba a morir y se rehusaba a morir en manos de Ikki luego de haber sobrevivido a tantos enemigos.

Cenaron los seis la deliciosa comida que las mujeres a cargo de la cocina habían reparado, sin embargo el Pegasus no estaba de animo para comer, en una esquina de la mesa el Phoenix se limitó a ignorarlo, no posó su mirada ni una sola vez en el menor.

Cuando llegó la hora, con desgano el castaño bajó a la sala y atravesó la puerta, llegó hasta la enorme piscina de la Mansión y se sentó en una reposera a esperar al peliazul, pero los minutos pasaban y nada. Hasta que una silueta cobró forma ante sus ojos, Seiya se puso de pie y se quedó observando algo avergonzado a su amigo, si... Apenado cuando los recuerdos de aquel estúpido beso sin sentido golpeó a su mente.

- ¿Qué sucede?. –Investigó Seiya al notar la extraña mirada del otro y su mutismo.
- Admito que no es la playa. –Pronunció Ikki señalando la piscina –Ni soy Shiryu. –Rió apenas –Pero estamos a la luz de la luna ¿Cuenta?
- ¿Qué quieres decir?. –Balbuceó el Pegasus nervioso al ver como su compañero caminaba lentamente hacia él.
- ¿Puede enmendar mi error?. –Llegó ante el menor y tomó con delicadeza su rostro con una mano, acercando su boca lentamente a la espera de una negativa que nunca llegó.

Como nunca llegó, los labios del peliazul si llegaron a destino, posándose apenas superficialmente sobre los del castaño quien tembló entre emocionado, avergonzado y temeroso; él no tenía experiencia en eso, sin embargo Ikki lo fue guiando y cuando irrumpió su boca con la lengua, Seiya solo se dejó llevar.

Se sintió muy bien, a gusto, se sorprendió al notar la calidez humana que el Phoenix poseyó en cada uno de sus gestos y hasta le enterneció el hecho de que recordase sus palabras y buscase recrear un lugar, el lugar ideal de Seiya. Aunque al pequeño ponny ya no le importaba esos detalles mínimos, se sintió querido y eso fue lo que buscó todo ese tiempo sin éxito hasta ese momento.

- Ikki. –Sentenció el castaño cuando el beso finalizó –tengo algo que decirte, las cosas con Hyoga salieron mal.
- Mejor. –Sonrió el peliazul abrazando por la cintura a su ¿novio? hundiendo su rostro en su cuello para oler su varonil perfume –Porque también con Shiryu las cosas no salieron bien. –Interiormente agradeció a su amigo Dragón por empujarlo a realizar lo que estaba haciendo con Seiya.
- ¿No?
- ¿Te importa?. –Investigó Ikki algo dolido, tomando cierta distancia.
- Para nada. –Esbozó una gran sonrisa y acortando esa distancia dolorosa que impuso el Phoenix se colgó de su cuello.
- Sabias que estaba con ella.

Seiya asintió escondiendo su cara en el pecho del peliazul.

- ¿Y tu como lo sabes?. –Levantó su mirada curioso –Digo... Que yo sé.
- Porque una vez te escuché llorando como niñita con mi otouto, diciendo algo así como que Shiryu estaba con “ella” sin especificar bien. No recuerdo, solo recuerdo tu llanto poco masculino... ¡Auch!. –Recibió un golpe en su brazo por aquellas palabras.
- Te aprovechaste de mi. –Analizó a lo ultimo, pero algo feliz.
- Seh. –Reconoció Ikki tomando entre sus brazos el pequeño cuerpo de su hombrecito --¿Me dejas que siga aprovechándome de ti en mi cuarto?
- Noooo. –Se negó el Pegasus rojo como tomate.
- ¡Ja!. Creo que deberé esperar hasta que cumplas los 16, no falta mucho. –Dudó de sus palabras, aun quedaban algunos meses –Eres un niño aun.
- No lo soy. –Se ofendió el castaño frunciendo su frente.
- Entonces subamos.
- Bueno, si lo soy. –Se corrigió rápidamente, sintiendo la presión que los poderosos brazos de Phoenix efectuaban con ese abrazo.

Una indecorosa mano descendió hasta su trasero pero se lo permitió ¿Qué mas daba? Ese era solo el comienzo de algo mas grande.
¿Las cosas habían salido mal? Dependiendo de la perspectiva: Había salido no mal, pésimo.
Pero que bueno que no habían podido solucionar el “problema” del otro.


FIN
Notas finales:

Eso es todo. Me pasó algo muy loco estos días, no sé si el tema de que Miarroba nos había dado ese susto tuvo algo que ver, pero atravesé por una etapa en que ni ganas de entrar a los foros, ni a Pegasus Fantasy.

Aun más preocupante, por lo menos para mí, no tenía ni ganas de escribir. Y debo admitir que cuando me senté a seguir este fic (Lo había dejado por la mitad, casi el final) me obligué a escribir una línea... No suelo “obligarme” a escribir algo que no quiero o cuando no quiero, pero hice la excepción, y cuando finalicé el primer párrafo no pude parar hasta verlo terminado, había vuelto en mi esa pasión dormida por escribir o.O

Nunca antes me había pasado eso, es más... Pensé que no iba a volver a escribir nunca más, y no por enojo o lo que fuese, sino por falta de ganas, sentí que había muerto una etapa, ni los foros me interesaban, pero he descubierto terminando este fic que aun me queda mucho hilo en el carretel, así que nos vemos pronto con otro fic, un Aioria x Milo. Gracias por leer =).


24 de Junio de 2007 – Argentina.

 

 

Pido perdón, pero por falta de tiempo ni puedo subir todos mis fics aquí ni responder comentarios debidamente, es por eso que les digo que si quieren saber de mi (aun vivo y respiro) pueden ir a mi foro --> www.pegasusfantasy.creatuforo.com

 

Besos!


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