"El mundo, ¿qué es?... la creación de Dios. ¿La humanidad? También es una creación divina. ¿El caos y sufrimiento? Lo provocan los humanos unos sobre los otros. La Tierra... ¿un infierno en la vida mortal?. La muerte... la muerte... ¿qué es la muerte?", ¿el fin del dolor?, eso es lo que sabrán a continuación...
La lluvia caía sobre los ingenuos que se atrevían a retar al clima, los vientos atacaban con todas sus fuerzas sobre los cuerpos con los que chocaban; aun así existían personas demasiado temerarias, o también imbéciles, que se aventaruban, entre ellos un joven de 18 años. El muchacho era de cabello castaño, ojos cobrizos y mirada fría, de tez clara, alto y delgado pero fuerte; vestido con una elegante camisa blanca de manga larga, una corbata negra que hacia juego con esos pantalones de vestir al igual que los zapatos. A pesar del pésimo clima, él seguía rumbo un camino.
El joven entro a una extraña tienda bastante rústica y con un ambiente antiguo; jarrones, estatuas, pinturas y un sin fin de cosas que estaban ocultas por unos delgados y sucios manteles; trataba de par paso cortos, la humedad de su cuerpo empezaba a formas pequeños charcos de agua sobre el piso de madera; un hombre que estaba sentado detrás de un escritorio de caoba oscuro, el cual no podía claramente verse su figura por las sombras que le rodeaban, le dirigió la palabra.
-buenas tardes señor, ¿en que le puedo ayudar?
-primero solo deseo darle una ojeada a su mercancía antes de comprar un objeto.
-¿y que le llama la atención?, ¿desea alguna pintura, alguna vajilla, alguna caja de música?; usted avíseme y yo lo busco.
-estoy buscando algo que regalarle a una amiga.
-en ese caso, existen algunos lindos alhajeros que podrían gustarle, también un accesorio o joya podrían servir.
-¿podría mostrarme alguno?
-por supuesto.- entonces se acerco al muchacho, la luz pudo revelar aquella figura; era la de un hombre de treinta años, cabellos negros y largos, con unos lentes delgados y finos, delgado pero bastante escultural, ese cuerpo estaba vestido con un hermoso traje negro, cualquiera que lo viera juraría que era un abogado o algún funcionario importante.- sígame por favor.
Lo dirigió al oeste de la habitación, donde estaban guardadas las cosas pequeñas pero de gran valor.
-¿que tipo de regalo va a ser?, ¿y que tipo de amiga es esa chica?
-pues dentro de poco va a ser su cumpleaños, y es una amiga de la infancia.
-umm, creo que talvez éste le guste a ella.- al decir esto mostró una pequeña caja de música y alhajero, tenia la forma de una manzana, además lo rojizo de la madera le daba una mejor imagen.- ¿qué tal?
-de seguro le gustara, ¿cuánto va a ser?
-son solo $500 yenes.
-hecho, aquí tiene.
-ok, déjeme hacerle una factura.-entonces se dirigió a su escritorio.
Ahí estuvo esperando aquel cliente, poco a poco las gotas resbalaban en su cuerpo hasta caer en el piso; no tenia nada con que secarse, y entonces sin decir nada quito uno de los manteles que cubrían uno de las mercancías para quitarse el exceso de humedad. Una vez hecho esto trato de devolver el trapo húmedo a su lugar de origen, pero no pudo, una hermosa creación le estaba robando sus ojos.
-aquí tiene su factura.- sonrió el moreno.
-dígame, ¿cual es el precio de esto?
-¿eh?
Los dos posaron su vista en un espejo de forma elíptica y posado verticalmente. Magnífico era poco para esa belleza, bordes de oro rodeaban el cristal, pequeñas incrustaciones de jade y otras piedras preciosas se encontraban distribuidas perfectamente sobre el borde dorado, una figura de un ángel rezando estaba en el borde inferior del objeto, la forma de un corazón alado y con corona se encontraba sobre el borde superior (Ch: este corazón es la forma del símbolo de Kira); el cristal del espejo era totalmente plano, pero aun así su textura era finita y suave, no se ensuciaba ni opacaba su imagen a pesar de que manos curiosas e irrespetuosas tocaran esa delgada figura. En resumen, una verdadera obra de arte escondida por manteles sucios.
-¿usted lo quiere? No se lo recomiendo.
-¿qué tiene de malo que yo lo quiera?
-éste espejo esta cargado de mala suerte, una extraña maldición lo rodea, la verdad es que le tengo un extraño miedo a éste espejo.
-no le veo nada espeluznante, si le tiene tanto miedo entonces no tiene nada que temer, pues yo seré el que sufra las consecuencias.- dijo esto algo sarcástico con un poco de enfado.
-pero...
-¿y que dice?, ¿acepta o no?
-... esta bien, pero conste que se lo advertí.
-¿y cuanto cuesta?
-$2000 (Ch: bastante barato a pesar de los materiales con los cual esta hecho)
-hecho.
-es un placer hacer negocios con usted.- envolvió el espejo en una sabana de color crema, la amarro con algunas delgadas cintas de color rojo, para que después el chico se la llevara.
A los pocos minutos de que el castaño se fuera, llego un hombre un poco más joven que el dueño al hogar, de cabellos negros y ojos grisáceos, el cual estaba empapado de pies a cabeza.
-¿que paso Mikami?, ¿algo nuevo?- contesto el que apenas llegaba.
-pues acabo de hacer negocios hace un momento.
-oh, genial, ¿y cuanto ganamos?
-$2500.
-wooo, eso estuvo muy bien, ¿y que fue lo que compraron?
-un pequeño alhajero musical y el...
-¿y el?
-el espejo del shinigami. (Ch: aquí hago referencia a la palabra shinigami con la muerte)
-¡¿estas loco!?, ¡Ese espejo esta maldito!
-lo se...
-¡¿cómo demonios se te ocurre venderlo!?, y peor, ¡revelarlo!
-sabes tan bien como yo Matsuda que el que ve aunque sea por unos instantes el espejo y queda maravillado de él se vuelve loco por poseerlo; sino se lo vendía de seguro nos hubiera asaltado por conseguirlo.
-... tienes razón... ¿pero por lo menos le advertiste del peligro que corre?
-no me hizo caso, el espejo lo había ya hechizado...
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En otra parte, el joven que vimos anteriormente se encontraba en un departamento que al parecer era suyo. El lugar era increíble, de pisos de madera, con las ventanas cubiertas por unas delgadas cortinas blancas, palmeras en las esquinas, muebles de alta calidad, al parecer a aquel joven le sobraba el dinero.
Al pequeño alhajero musical lo dejo sobre su pequeña mesa de vidrio mientras que al espejo lo coloco en su habitación en una de las paredes al lado de la cama pero a la vez la más alejada de ésta. Admiro su nueva compra.
-en verdad que eres una verdadera obra de arte creada por los mismos ángeles.
Sus pensamientos fueron cortados al oír su celular, el cual contesto.
-bueno.- contesto el cobrizo.
-¡Light te estamos esperando para que llegues a la fiesta!
-ya voy Misa...
Rápidamente se cambio de ropa por una más cómoda y seca. Al terminar tomo el alhajero y dedico una sonrisa a su nueva adquisición.
En la fiesta de cumpleaños de Amane Misa...
Todo mundo estaba realmente alegre, los niños corrían, las señoras hablaban sobre lo desobligado de sus esposos, los señores hablaban de lo poco atractiva de sus esposas, pero a pesar de todo el alboroto la alegría no se le quitaba a una energética muchachita. La cumpleañera poseía una cabellera rubia repartida en dos coletas, de hermosas orbes de color miel, de piel blanca, y en sus orejas un par de aretes con forma de cruz; vestía una camisa de manga larga blanca bastante fresca pero elegante y adornada con un moño tinto en el cuello y algunos crucifijos plateados detrás de éste, una falda negra ligera y con facilidad de movimiento, unas mallas de rayas negras y blancas en las piernas , y por último unos zapatitos negros de charol. La chica se acerco al recién llegado.
-¡Light!, Por fin llegas.
-feliz cumpleaños Misa.- ante esto levanto el paquete de regalo.
-oh, muchas gracias Raito, únete a la fiesta.
-gracias pero me tengo que ir.
-¿ya tan pronto?
-tengo mucho que hacer. (Ch: si, subirse el ego en su nuevo espejo)
-que lástima joven Light.- esta frase la dijo una mujer bastante alta; traje blanco, con largas coquetas en sus orejas, sus ojos eran violáceos, su cabello corto, plateado y en flecos que cubrían el vendaje de su ojo derecho. Era de una mirada bastante madura pero a la vez fría.
-lo siento Rem pero así son las cosas. (Ch: como lo leyeron, aquí Rem es humana... extraño verdad, y es hermana de Misa)
-bueno ya que.
-hasta luego Raito.- mientras movía su mano despidiéndose de su amigo.
-tengo un mal presentimiento...
-de que hermana.- contesto la menor de las Amane (Misa para que no quepa dudas)
-veo un extraño aura carmesí rodeando a tu amigo, un aura bastante extraña...
En el departamento de Light...
El muchacho regresaba a su hogar, no le importaba tanto la llegada, él vivía solo desde hace mucho tiempo. Pero al parecer, el misterioso espejo comenzaba a invocar a su dueño.
Yagami le dedico otra mirada satisfactoria a su inquisición para después cambiarse de ropa por una pijama; él siempre se dormía temprano para levantarse en la madrugada.
Se estaba vistiendo enfrente del espejo, estaba a punto de ver su reflejo a través de él hasta que algo lo asusto terriblemente. Una sombra, una persona misteriosa detrás de él objeto estaba ahí. La cara de esa sombra estaba oculta tras unos flequillos tan negros como la oscuridad de las tinieblas, esos gruesos y alborotados flecos tapaban sus ojos, su boca pequeña e inexpresiva, su piel tan pálida, se revelaba poco su blanca y casual camisa. Aquel ser posó una de sus manos sobre el espejo como si quisiera salir de éste, Light solo lo veía con los ojos en blanco, temía por su vida, pero después de unos segundos aquel fantasma quito su mano, se volteo para dar la espalda, y poco a poco fue alejándose hasta que desapareció. Yagami solo seguía viendo el espejo bastante extrañado y con un miedo indescifrable.
-"era-a un fantasma-a, una al-alma en pena, o un de-demo-monio... ¿¡que es!?"