¡ES LA DIETA DE LA LUNA, Y NADA MÁS!
Nunca antes había estado tan agotado con un tour como en este que por fin llegaba a su fin, bien… que eran GazettE y por lo regular andaban de un lado para otro, literalmente de arriba para abajo alrededor del mundo y de regreso… pero… ¡bah! Era un mísero tour por algunos distritos de Japón únicamente… quien sabe, igual y era toda la presión que se cargaba lo que más agotador volvía todo su entorno, y sino le creían tan solo era cosa de echarle un vistazo a la apretada agenda que tenía desde hacia dos meses:
Primeramente tratar de recuperar el tiempo perdido. ¿Qué a que se refería con eso? ¡Obviamente a todo lo que estuviese relacionado con Yuu! ¿A que otra cosa podría ser sino? No estaba seguro de si en su actual estado podría atenderle realmente como el pelinegro le pediría… en… todos lo ámbitos, si es que cualquiera entendía a que se refería… como tampoco estaba seguro acerca de hasta donde diablos su pareja se había atrevido a tocar a Kai luego de su ausencia, porque pese a que el solo nombre del batero fuese un tabú… estaba seguro que sabía mantener su distancia… aquí el mano larga era el Shiroyama.
Vaya… que muchas veces Akira le había planteado la pregunta acerca de si realmente era lo suficientemente insensible como para no preocuparse ni un poco por el dolor de su líder luego de que Aoi le escogiera a él, dejando completamente de lado al Yutaka… ¡Cielos…! Que nadie podría ser tan frío como para no sentir nada ante las amargas lágrimas que siempre amenazaban por salir de los oscuros ojos de Kai nada más le observaba él o el propio Yuu, ya ni que decir de que los contemplara juntos, al parecer el solo mirarles por separado ya le provocaba el suficiente daño… tampoco es como si fuese un témpano de hielo… de haber sido así, no habría estado tanto tiempo bajo una mascara rencorosa que se limitaba a observar a lo lejos la envidiable felicidad que alguna vez desperdigaran Kai y Aoi en su ahora inexistente relación… de haber sido un témpano de hielo… nunca se habría enamorado de Aoi después de todo… ¿no? No había sido culpa suya, el procuro siempre mantenerse a raya simplemente sonriendo de lado… fue su compañero de cuerdas quien dijo aquellas duras palabras “Nunca fue él a quien necesite”…
Él nunca vio a Yuu como el malo de la historial, en realidad no se trataba de buscar en ninguna parte al culpable de nada… era cierto, el dolor de Kai era grande y preocupante para la banda en general… pero seguramente sus errores habría tenido, a su punto de vista esa relación nunca dejo de parecerle sosa y aburrida, le sorprendía que con lo inquieto que era Aoi consiguiese aguantarle su tranquilo y monótono ritmo a Kai. Él lo sabía… era cuestión de tiempo, la peor enemiga del romance siempre ha sido la monotonía, y gracias al cielo… en esa ocasión no fue la excepción.
Después… si era necesario continuar enumerando las cosas por hacer, se topaba con una de las más importantes: Practicar con su adorada guitarra… tan fiel, tan leal ante sus dedos… pareciera que no le hubiese importado que su portador se hubiese dado a la vagancia por tantas semanas… no, ella continuaba tocando con la misma intensidad de siempre, y como recompensa… el tenía, no, el debía de mejorar… deseaba demostrarle que aun era digno de portarla entre sus manos… era como algún tipo de contrato con su valioso instrumento de trabajo. Como músico quizás únicamente el podría darle la debida importancia a ese trato…
Luego de ello se venía otro punto de sumo interés: procurarse a si mismo y de igual manera a ese endemoniado pequeño ser que ahora mismo le mantenía en abstinencia de cigarrillo, alcohol y cualquiera otro de sus vicios. Era un pequeño y endemoniado ser que le privaba de cuantas cosas el adoraba, pero… aún así no comprendía como era que a días recientes podía encontrarse hablando con él, teniendo verdaderas y largas charlas con él, contándole todo lo que en el día le acontecía… y quien sabe, quizás era su imaginación, pero el podía apostar que desde su bajo vientre… el principal culpable de sus desgracias en verdad le escuchaba…
Y ya para finalizar venían tres cosas un tanto complicadas; la primera… soportar los sermones a escondidas que Reita le propinaba, continuaba con su absurda idea de que terminara por confesar todo… pero… ¡¿para que?! Si aun no se le notaba nada, en ese aspecto se había estado cuidando con esmero, ninguna muestra de sobrepeso sería la que le delatará… no sería victima de las miradas indiscretas de sus compañeros, ese era el segundo aspecto, según cuidando su pequeño secreto… y ya para terminar ¡¿Por qué no?! Estar presentándose casi de a diario en tal o cual distrito, dando todo de si en los escenarios, sudando la gota gorda para satisfacer a todos los asistentes a los conciertos…
Pero ¿saben que era lo más irónico luego de seguir todo este organigrama por dos largos meses? Bien… pues ni más ni menos que el solo hecho de que todo eso había terminado por irse al traste ¡por un estupido desmayo que no podría haberse esperado hasta que llegasen al hotel para hacerle colapsar ya cuando estuviese descansando en cama! ¡No! Ahí iba y justo en frente de todos, la cabeza dejo de parecerle pesada y su visión se nublo por completo para no volver a saber nada de si…
-Ya están los resultados…
Discretamente consiguió pasar saliva nerviosamente para pasar inadvertido ante la mirada de sus compañeros en aquel consultorio al que le habían llevado, haciéndose todavía el dormido, ponía toda su atención posible en lo que fuese a decir ese joven medico que nada tenía que ver con su medico familiar, que era un anciano… Pero joven o anciano no le interesaba nada mas, llevaban ahí mas de tres horas y ya tenían realizados quien sabe cuantos exámenes de su sangre, todavía en medio de su “inconciencia” le había revisado a conciencia… era cuestión de segundos para que su sentencia de muerte fuese dada… Llevaba unos veinte minutos y ahora si parecía el momento de que lo delataran.
-Los he revisado a fondo y… francamente me parece algo impresionante el padecimiento de Uruha-san…
Ahí iba, podía escuchar claramente hasta el más mínimo sonido en la habitación… desde las respiraciones de sus compañeros hasta el roce del bolígrafo del medico sobre algunas recetas que se encontraba firmando. Debía de hacer algo… ¿despertar de improviso sería la solución? No quería ni imaginárselo, pero seguramente ahora mismo Reita a diferencia de los otros tres, tendría una gran sonrisa burlona en sus labios, ni que decir si le ocurrió inventar alguna excusa, era obvio que ahora si Reita intentaría dejarle sin alternativas con tal de que dijese la verdad… ¿Qué hacer?
-Ey… - una débil voz irrumpió en la larga pausa que había hecho el medico de esa clínica en Yokohama, antes de conseguir dar su veredicto.
-¡No, Shima! Te acabas de desmayar hace algunas horas, te han hecho algunos estudios… es mejor que te quedes recostado- era Kai el más alarmado quien se acercaba a Uruha para acomodarle en una mejor posición sobre la camilla que yacía postrada a un lado del escritorio del consultorio ese.
-Yo no tengo nada… - bufaba molesto y enfurruñado poniéndose en pie; a lo lejos era el Tsuzuki quien le dedicaba una especial mirada de complicidad combinada con una como de alguien que esta a punto de contar el mayor misterio del universo. Maldito Reita, seguro disfrutaba de hacerse el importante ante sus ojos… con algo de miedo decidió virar su mirada en dirección a Ruki y Aoi, que eran quienes se encontraban sentados frente al fulano ese que decía saberlo todo de medicina- Yuu… ¡¿a que diablos me han traído?! Ya les dije que no tengo nada… -insistía aun más, sorprendido por el hecho de que ahora Kai prácticamente le apresara contra la camilla. Aquí había algo raro…
-Con que en cinta… - susurraba Ruki sin voltear - ¿Cuánto tiempo llevas haciéndote el dormido, Uruha?- inquirió el vocal una vez que se digno a mirarle siquiera - Kitade-dono… - continuaba ahora señalando al profesionista frente a él- nos ha hecho el favor de hacerte un chequeo mientras continuabas dormido… ya tenemos más de una hora de habernos enterado de lo de tu… estado.
-¡¿Qué?!- era la exclamación del castaño guitarrista ya dejando de forcejear bajo los brazos de su líder - ¡¿de que mierda me estas hablando, Takanori?!- era el no darse por aludido o resignarse al hecho de que ahora le mirasen con rencor y que Aoi quizás ni siquiera a eso se dignase… todavía recordaba la primera vez que se había aventurado a la estupida idea de mentirle al pelinegro… había sido una pequeña mentira, ¿Qué diferencia existía entre decirle que iría a ensayar por su parte, a decirle que en realidad estaría un rato ahogándose en alcohol en un bar de mala muerte solo porque andaba de capricho luego de haberse equivocado en una nota en medio de una presentación? Quizás mucha… el caso era que Aoi deseaba sinceridad ante todo como base de esa relación, era eso o simplemente dejarlo todo por la paz y tratarse únicamente como compañeros de trabajo, con la excusa de que luego de que una relación amorosa terminase por culpa de algún conflicto de esa índole… era casi imposible recuperar la confianza del afectado, o llegar a pensar que la amistad podría aun mantenerse…
-¿Por qué no cierras esa maldita boca que tienes por un rato? A no ser que vayas a decir algo de verdad inteligente- hablaba al fin el segundo en guitarra, con una actitud bastante contraria a la que cualquiera se hubiese imaginado. No le daba la cara a nadie, sus largos cabellos le cubrían el rostro completamente y sus puños apretados eran lo único que dejaban en claro el mal humor que se cargaba ahora mismo.
El silencio reinaba en la habitación, eran siempre las ordenes de Kai las que se seguían, y si el batero decía que todos saliesen del cuarto dejando a la pareja sola, era eso lo que debía de hacerse sin replicas ni reclamos. El castaño continuaba sentado al borde de la camilla, con sus pies colgando desde las alturas… ese que en estos momentos en verdad anhelaba poder seguir llamando su “pareja” yacía aun sentado frente al escritorio dándole la espalda… admitía que en otros tiempos siempre había disfrutado de degustar con la mirada esa ancha espalda del guitarrista, pero ahora, viéndole prácticamente temblar quizás de coraje, de frustración… de lo que fuese por lo que en esos momentos le odiase… le hacía que algo se estrujase en su interior inevitablemente.
-Yuu… - intento llamarle en un hilo de voz… recordaba que el mayor continuamente le recordaba que adoraba cuando le hablaba suavemente. Lamentablemente en esta ocasión no parecía funcionar… le partía el alma que no le dirigiera la palabra, que solamente se limitara a estar en ese estado desesperantemente catatonico y autista… - Yuu… por favor… -tanteo ahora por dejar caer sus pies al suelo para acercarse.
-… - seguía sin haber respuesta justo cuando opto por posar una de sus manos sobre el hombro de aquel que le ignoraba olímpicamente en esos momentos – por eso te fuiste… yo nunca te he pedido explicaciones… - hablaba entrecortadamente el segundo en guitarra, haciendo de todo por esconder su rostro entre sus manos- pero por eso te fuiste…
-Yo… - no estaba seguro de que decir, pero luego de conseguir que al fin Aoi le dedicase algunas palabras, no podía hacer menos que aprovechar el momento… claro, pero era una lastima que sus palabras se quedasen atascadas a medio camino en su garganta.
-No duele el que te hubieses largado, ni el que lo ocultaras… pues a final de cuentas Akira nos ha terminado por contar todo –el cuerpo de Aoi seguía temblando- sino… el hecho de que pensaras que te iba a juzgar - fue en ese momento cuando Uruha no pudo aguantar más la curiosidad de saber que diablos escondía Aoi de su rostro entre sus manos y sin previo aviso le dio la vuelta arrebatándoselas de la cara… dejándole ver perfectamente como aún con el ceño fruncido, la mirada del pelinegro se encontraba totalmente inyectada en sangre… ¿acaso él…?
-¿Ibas a llorar…?- cuestiono de manera muy queda inclinándose un poco para apreciar el dolorido rostro de su pareja- ¿por mi…? – y la respuesta se encontraba ante sus ojos, negándose a darle una respuesta… el otro tan solo atinaba a desviar la mirada a un punto muerto de la habitación.
-No te hagas el importante tan solo por cargar un niño con sangre Shiroyama en el vientre – le sonreía Aoi ahora de manera cretina. Vaya manera que tenían de resolver sus problemas amorosos, y encima… vaya manera que tenía el otro para tenerle plena confianza, al grado que ni siquiera dudase un solo segundo en considerar que ese niño efectivamente fuese suyo – le has gritado a Ruki, ¿Qué excusa planeabas decirle para que hacerle ver que se encontraba equivocado?
-Supongo que deberé disculparme… - sonreía Uruha algo cohibido luego de pasar por esa tensa situación, pero la inseguridad desapareció luego de con un movimiento algo brusco el segundo guitarrista de GazettE le obligase a sentarse a horcajadas sobre sus piernas.
-Sobre el desmayo podrías haber dicho que era por tu famosa dieta de la luna, esa que te dejaba sin comer durante días y en lugar de adelgazarte hasta pareciera que te ponía mas regordete…- recomendaba Aoi, recordando ciertos sucesos de hacia algunos meses en que Uruha a base de dietas trataba de mantenerse en línea y en perfectas condiciones, con resultados nefastos tal cual narraba el guitarrista…
-¡No critiques mis métodos de nutrición! –soltaba Uruha un pequeño reclamo acompañado de una mirada asesina, como quiera que fuera le había costado su trabajo llevar ese tipo de régimen alimenticio… aún como bien decían… no había terminado por hacer nada mas que afectarle en su peso.
Se encontraba aun en medio de sus pensamientos debrayantes acerca del porque diablos tenían razón acerca de eso de que las dietas no funcionaban verdaderamente, cuando sintió la fría mano del otro colarse bajo sus ropas, más específicamente en su bajo vientre… en otro momento habría jurado y perjurado que Aoi le entraba a esas sesiones de caldeamiento y sexo desenfrenado en lugares públicos, como aquel pequeño consultorio… pero luego de sentir como su mano no hacia mas que posarse en cierta zona de su vientre, muy cerca de su ombligo…supo perfectamente cuales eran sus intenciones…
-Cinco meses… y yo ni siquiera estaba al tanto de que existías…
Confirmado. Él no era el único desahuciado y loco que hablaba con ese ser que todavía ni siquiera concebía… al parecer Yuu padecía del mismo mal que él…
Ambos pares de manos se reunieron sobre el vientre del castaño guitarrista, que a penas daba muestras de abultamiento, para intentar dar un poco de calor a lo que fuese que estuviesen a punto de recibir en un futuro…