FELICIDAD COMPARTIDA ¡QUE MIERDA!
Todavía no había soltado los cubiertos, sus manos continuaban quietas sobre la mesa pese a que hacia rato que cierto baterista amante de la cocina había pasado literalmente a arrebatarles el resto de su desayuno. Con la mirada baja continuaba maldiciendo a las vísperas de su último trimestre de gestación… si, ellas y nada más que ellas eran las únicas culpables de que se encontrase así de sensible… luego del teatro armado por Ruki y de todas las cosas que, aunque tonterías, le había dicho este a Aoi… había pasado a sentirse terriblemente culpable; ahora ni que decir de lo que le había echado en cara Kai… si, él sin pensar acepto la propuesta del vocalista de su banda para vivir todos juntos, sin tener en cuenta la opinión de Aoi, o siquiera pararse a pensar si eso le causaría algún tipo de molestia… se suponía que Yuu le había pedido comenzar a vivir juntos para compartir los buenos ratos que vendrían para ellos… pero, claro… ahí iba él a arruinarlo todo, aceptando que medio mundo interfiriera en esa armoniosa privacidad que seguramente deseaba Aoi desde un principio, ¡¿Qué clase de felicidad compartida era esa?!
-¿Y ahora tu que tienes?- le preguntaron del otro lado de la mesa, obligándole por ende a levantar el rostro temeroso. El silencio era aterrador, no en vano desde la fría partida de Reita, seguida por una por demás silenciosa despedida de Ruki, habían transcurrido por lo menos treinta minutos. Frente a él, ahora mismo, se encontraba un curioso Aoi con una ceja enarcada y con un bocado de panqueque trinchado en su tenedor… a saber en que momento el pelinegro hizo por recuperar su desayuno…
-Nada…- se limitaba a responder con la cabeza baja… ¿Qué iba a decirle exactamente? ¿Iba a disculparse aún cuando Aoi no daba ni la pauta para saber si estaba o no molesto? Eso le provocaba más escalofríos, no saber en que diablos pensaba ese tonto… ¡¿acaso no podía ser más directo y decir lo que pensaba en lugar de entretenerse con su estupida comida?!
-Si es por lo que dijo Kai, no te apures…- seguro que no eran mas que migas lo que restaban en el plato del Shiroyama, de otra manera no se explicaba como era que tan rápido había conseguido engullirse todo para pronto estar a su lado revolviéndole los cabellos. El movimiento se detuvo y la mano del pelinegro simplemente se quedo postrada encima de su mata castaña – bien dicen que “las mujeres llegan hasta donde el hombre quiere” ¿no?
-Ese refrán va al revés, Aoi- corregía Uruha con cara de que aquello le sabía mal- es “el hombre llega hasta donde la mujer quiere”, y encima de que ese dicho ahora no cuela ni un poco, créeme que esa comparación no me ha agradado para nada… - bufaba molesto, pero aún así dejando salir un largo suspiro… al parecer no había problema alguno… y como quiera que fuera… ¡trataría de no provocar ninguno mas! -¡ey, ey, ey! – exclamaba con el rostro mas pálido que de costumbre, ese frío toque que ahora tenia que aguantar su calido vientre le torturaba. Con mirada asesina observaba como un Aoi, ahora postrado en cuclillas frente a él, se la pasaba de lo lindo acariciando eso que, según recordaba de la boca de varias mujeres en su familia, llamaban “pancita, o watita” o lo que fuera… -esta muy fría ¿sabes?
-En este caso… ¿debe visitarse a un doctor o a un ginecólogo?- meditaba el segundo en guitarra, ignorando olímpicamente los rezongos que le pudiese dar su compañero de cuerdas –por otro lado creo que en poco la ropa holgada no ayudara en mucho para ocultar tu condición y… - con esa mano en la barbilla en son pensativo en verdad que se veía gracioso. Pronto desapareció la molestia de que esa conversación de un momento a otro se convirtiera únicamente en un monologo por parte de Aoi… Una sonrisa se dibujo en los labios de Uruha, aunque Aoi estuviese pasando de su presencia, esa escena le provocaba demasiada… ¿ternura? Algo así… - deberemos llenar la despensa de comida, no quiero volver a salir de casa a las dos de la madrugada en busca de tiendas de autoservicio…- las suaves caricias en su vientre a penas y abultado se volvían cada vez más lentas; por ahí había escuchado que había mujeres que no se enteraban de su estado sino hasta después de los seis meses… ahora que lo recordaba, ya estaba por rozar esa cantidad de tiempo ¡no quería ni imaginarse como se iba a poner! Una de sus tías pasó por esa situación y en menos de tres meses había subido de peso lo que no había subido en los dos trimestres anteriores… ¡¿Qué sería de él?!
Enormes eran las zancadas que daba el baterista por toda la estancia de su hogar… con los brazos cruzados, no podía sino aumentar más y más su enojo cada vez que de reojo observaba a la causa de todos sus problemas: Ese ser incorregible que tanto se negaba a madurar… Miyavi-kun, quien en su sofá ahora disfrutaba como si nada de un pote de yogurt que sabría el cielo en donde había conseguido… ¿no se suponía que todo el camino había estado siguiéndole de cerca? ¡Diablos! No era momento para pensar si acaso a parte de ser un maestro de la guitarra también era mago para aparecer o desaparecer a su antojo… aunque le agradecería enormemente desaparecer por el momento, pero eso ya no venia ni al caso…
-Creo que así podrás estar más contento Kai-san – acotaba el solista relamiéndose los labios luego de haber terminado de saborear su enfrente de estomago sabor a fresa batida…
-¿A que te refieres?- inquiría el batero aun con actitud indignada. ¿Cómo se atrevía ese sujeto a hablarle de estar contento cuando ahora mismo se sentía que se lo llevaba… a saber que cosa? Nunca en su vida se había molestado con Aoi, más allá de pequeñísimas discusiones de trabajo, pero punto final… y ahora… de verdad que ese guitarrista idiota le había sacado de sus casillas… ¡Demonios! Que era la primera vez que por más que trataba de ocultarlo no podía negar que se encontraba más que molesto.
-A que Aoi-shi deseaba privacidad, y que como ahora la tendrá estará feliz. Y si Aoi-shi es feliz, seguramente Kai-san también lo es… - bueno, no negaría que esas palabras le habían hecho sonrojar bastante al grado que tuvo que desviar su mirada de la escena que el más alto le ofrecía: entretenido en usar su índice para sacar el resto de yogurt que quedase en el pote… Miyavi estaba seguro de que había dado en un punto flaco para el líder de GazettE – si yo fuera usted no estaría molesto…
-No es que no este feliz por el, es solo que… - a punto se encontraba de ingeniarse una excusa creíble, cuando sus palabras se vieron interrumpidas por la voz del otro, que por extraño que le pareciera… le sonaba como la de un adulto…
-Todavía lo amas… o crees hacerlo… -respondía de manera tajante el interprete de “Senor senora senorita”, el cual ahora no hacía mas que sostenerle su nerviosa mirada con un par de ojos más que serios, propios… afilados… por alguna extraña razón le daba miedo que le mirase de esa manera…
-¿No-no se suponía que debías de estar en casa, Miyavi-kun?- preguntaba Kai como si tratase de velar por un niño pequeño que llegaba de visita, de ese tipo de niñitos que por vez primera conseguían salir a la calle sin ayuda de un adulto. Tratando de aparentarse relajado termino por arrojarse a un lado en el sofá donde yacía el mayor. Debía mostrar que aquello no le afectaba… no quería que nadie se metiera en sus cosas, y menos ese ser tan escandaloso que sin permiso ya estaba mas que inmiscuido en su vida…
-Si me voy te quedarás solo – respondía regresando a su habitual faceta de niño Peter Pan y su complejo de “jamás seré un adulto” mientras ladeaba un poco su cabeza.
-Siempre estoy solo, Miyavi-kun… desde que Yuu esta con Uruha prefiero estar solo –se sinceraba el Yutaka ¿Qué mas daba? Algo le decía que el solista no andaría desperdigando sus confesiones por toda PSCompany, parecía de fiar a pesar de su inmadura actitud. Lamentablemente sus melancólicas palabras en lugar de conmover parecían ni siquiera haberle agradado a su acompañante…
-Pues entonces al parecer si que te gusta estar solo y sufriendo por antojo – enarcaba una ceja a la vez que aquellas palabras salían un poco acidas de su boca… por no decir de una manera mordaz – pareciera que el tonto de Aoi-shi fuera la única persona en este mundo. Siempre he dicho que las obsesiones no son buenas, pero… digo, sino te toco con él no te tocará nunca – parloteaba incoherencias el pelinegro que presumía de menudes en su cuerpo por excelencia- resignación ante todo ¿no lo crees Kai-san?
-…- un largo silencio a conjunto con el ceño fruncido de Kai era lo que obtenía por respuesta, hasta que por fin unas no muy amigables palabras llegaron a sus oídos – creo que el que debería de resignarse de una vez por todas para no joder vidas ajenas es otro…- espetaba aquella indirecta más directa que nada. Pensando en que como siempre el más alto no se daría por aludido, o fingiría no hacerlo, intento cambiar de tema, en ello estaba cuando…
-¿Tanto te jode que alguien que no sea Aoi intente acercarse?- le preguntaron de pronto.
Era algo que nunca se había planteado… y para lo cual no tenía respuesta, después de todo ¿realmente que tenia de especial el guitarrista de su banda? Nada que no tuvieran otras personas, quizás el hecho de que fuese su primer intento por tratar de que una relación suya funcionase pese a su limitación de tiempos… aun con su manera estricta de seguir horarios y agendas… era la primera vez en que deseaba que todo fuese perfecto…
-Yo me había esforzado porque todo saliera bien… -susurro a penas y casi para si mismo que como respuesta a lo que el otro le decía…
-¿has pensado alguna vez que a Aoi le pudo haber gustado simplemente dejarse llevar por las situaciones…?
-Por dejarte llevar a veces las cosas no salen como uno lo desea – apelaba Kai, ahora entretenido en observar la alfombra de su estancia mientras recargaba sus brazos sobre sus rodillas ahora flexionadas por encontrarse sentado en el sofá desde hacia un rato.
-¡¿y tu que sabes?! ¡Ahora mismo se esta dejando llevar conforme vengan las cosas al lado de Uruha y no veo que tengan problema alguno con ello! – bien, por fin le estaba diciendo toda esa sarta de cosas que desde hacía ya varios meses se venía guardando con tal de no molestar al baterista y sus ansias por ser un perfeccionista de mierda –si continuas tratando de manejar según tu de manera “correcta” la vida de las personas con las que estés, créeme que también se aburrirán… - casi sin querer observo el reloj postrado por encima de una vitrina que por ahí estaba postrada… Kai había tenido razón, era hora de pasarse a retirar, a diferencia de los chicos de esa banda… el si que tenia trabajo que hacer en la disquera. No se lo pensó dos veces para ponerse en pie…
-Pues según veo tu ni te cansas de intentar ser una de esas personas. Ya quisiera yo que te aburrieras – dijo de manera cruel la voz del baterista una vez que le dio la espalda para dirigirse a la salida.
-Solo intentaba que te dieras una oportunidad. Pero deséchala si quieres, que no me afectara en lo más mínimo; cuando menos no más de lo que ya lo has hecho con esas palabras… - era oficial, aquello había sido un rechazo… -Nos vemos, Kai-san…
El silencio fue abrumador una vez que la puerta de su casa se cerro haciendo desaparecer la espalda de Miyavi detrás de ella… ¿Cómo podía siquiera sonreírle para despedirse luego de esa “discusión” y ese rechazo que había presencia? ¡Bah! Ahora mismo continuaba enfadado… y ese engendro con infantilismo permanente no había hecho más que incrementar su mal humor… ¡ni quien fuera a extrañar sus boberas después de todo! Al fin podría estar en paz… ya tendría menos dolores de cabeza, eso seguro era bueno.
Lo único que ahora mismo interrumpía la tranquilidad de su hogar era el tono de su tonto celular que quien sabe en que recóndito del sofá se encontraba. Tardó más de quince minutos en hallarlo, pero era algo predecible… el solía saber en donde se encontraba todas y cada una de sus cosas, más sin embargo con su humor de perros no pensaba muy bien y lo ultimo que le interesaba recordar era el hecho de haber arrojado ese aparatejo en el mullido mueble de descanso. Un mensaje de texto fue lo se topo en la pantalla de inicio… mensaje que en resumidas palabras decía:
“Asunto: Próxima entrevista de GazettE. Participantes: Ruki y Reita. Fecha: Sujeta a modificaciones”
Bien, era momento de ponerse a trabajar y organizar con el mannager todo para la dichosa entrevista. Esos dos eran los que ahora mismo menos dolores de cabeza le daban… seguro no habría problema alguno.
Vaya… que no sabría que tan pronto debería de darse cuenta de lo equivocado que se encontraba.