¡AL AGUA, PATO!
“Reposo durante el embarazo”
Cuando Aoi vio aquel titulo en cierto foro por Internet dedicado a reunir a usuarios que fueran ni más ni menos que padres primerizos, no dudo ni un segundo en informarse… como el consideraba que era debido, antes que nada quería dejar en claro a Uruha, a sus compañeros y el mundo entero, que podría llegar a ser uno de los padres más responsables que se hubiesen visto en la faz de la Tierra.
Bien, no tanto así, pero en verdad que no quería equivocarse ahora que veía la posibilidad de tener familia junto a esa persona que amaba… no deseaba pensar que el más mínimo error le rompiese esa ilusión, aún cuando de momento esa ilusión le pareciera su peor pesadilla a Uruha… que gracia le hacía verlo tan inmerso en su trauma con el sobrepeso y esas cosas…
“Hay muchos motivos por los que se puede indicar reposo durante el embarazo pero la única razón radica siempre en lograr el bienestar de la madre y el feto y que éste se desarrolle satisfactoriamente.”
“Reposo absoluto
Implica pasarse el día tumbada a excepción de las visitas al cuarto de baño. Se recomienda en casos de alto riesgo como; sangrado importante, amenaza de aborto, placenta previa, rotura de bolsa, edad gestacional prematura o si existen contracciones efecticas (las que consiguen dilatar el cuello). En estas situaciones se debe cesar toda actividad laboral y del hogar que implique siquiera estar de pie. En los embarazos de riesgo elevado se nota una gran mejoría en el momento de iniciar el reposo ya que el organismo agradece que el cuerpo esté relajado.”
Sus ojos incrédulos repasaban una y otra vez esas “exageradas” medidas de prevención… la pantalla del monitor de su portátil le indicaba que no se mentía, debajo de todo ese montón de información, varios eran los médicos que certificaban ese completo escrito… y si para que su nueva familia no se encontrase en riesgo, debía de atar de pies y manos a Uruha sobre la cama: Lo haría…
De hecho habría acatado completamente cada uno de los lineamientos, que incluso había impreso para estudiarlos a fondo en cualquier sitio en el que se encontrase, de no ser porque… tuvo la mala fortuna de toparse aquella tarde con un enfurruñado Uruha empeñado en la idea de que podría bañarse solo… En otras ocasiones se lo había permitido porque no consideraba TAN necesario ayudar al castaño a lavarse la espalda y esas zonas corporales que su actual condición le impedían lavar como era debido… Aquella protuberancia por demás notoria en su bajo vientre, demostrando que se encontraba más que cerca de los siete meses de gestación, comenzaba a causarle serios problemas al intentar frotar con jabón ya de a menos sus piernas. Pero luego de informarse… las cosas serían distintas…
-¡No vamos a discutir esto de nuevo, Kouyou!- ya… que una vez que lo llamaba por su nombre era porque el Shiroyama en verdad se encontraba enfadado.
-¡No! No lo vamos a discutir… ¿y sabes porque?- le rebatía el gestor, quien continuaba encajonado entre su compañero de cuerdas y las frías baldosas del baño… estaba tan cerca de volver a tener que meterse a la tina, mientras que Yuu, sentado en un banquito desde afuera, cual madre a sus hijos pequeños le lavaba el cabello… le avergonzaba eso, y tal parecía que su estupida pareja no entendía eso…- porque en todo caso si lo que quieres es bañarme de nuevo deberás meterte a la regadera conmigo… - le retaba, estaba más que seguro de que Aoi o se cohibiría con semejantes atrevidas palabras, si escasas habían sido las veces en que habían llegado a bañarse juntos con anterioridad, mucho menos lo harían ahora- es eso o ya te vas largando por esa puerta – señalaba con el ceño fruncido, no andaba de humor para aguantar nada más tampoco… la espalda lo estaba matando, y eso que procuraba no caminar demasiado.
-Uruha, es la última vez que lo digo…
Por unos segundos el silencio invadió la atmósfera, y esa inmutación mutua no se resquebrajo sino hasta que una exclamación de sorpresa salio de los carnosos labios del castaño guitarrista…
-¡¿Qué-que carajo haces metiéndote con todo y ropa?! – cuestionaba tartamudeando el más alto a un lado de la regadera, todavía vistiendo de manera “pudorosa” su bata de baño. La respuesta le llegó rápidamente justo en el momento en que sin ningún cuidado fue jalado al interior de esa lluvia que ahora empapaba a ambos con todo y esas pesadas prendas ya húmedas que aún vestían.
Lo que a continuación paso fue de la manera más rápida que el menor pudiese haberse imaginado, tanto que no había conseguido ni siquiera reaccionar ante nada; empotrado contra la fría pared y el empapado cuerpo de Yuu, en cierta manera de forma cuidadosa para que su vientre no fuese afectado en nada, noto como al instante el fuerte brazo del pelinegro ahora le pasaba por encima del pecho, y estratégicamente por debajo de la bata impidiéndole cualquier posible ruta de escape…
-Ahora mismo dejaras que te bañe… -ronronearon a su oído… más que resignación, esa ronca voz con el calido aliento de Yuu combinado con el montón de vapor que comenzaba a rodearlos… simplemente le derretía. No dudaba en que pronto sus piernas le fallaran, se suponía que estaba enfurruñado… ¿Cómo era posible que su cabeza se le calentará tan rápido?
¡Estupido ultimo trimestre de gestación! No era la primera vez que le maldecía… sino lo ponía sensible, lo ponía calenton… claramente sentía como esa mano ajena que continuaba encima de su pecho prácticamente ardía sobre su piel, ni que decir cuando en conjunto con su compañera… la mano libre del segundo en guitarra se coló por debajo de la bata para por fin terminar de retirarla. ¡Y ahora pintaba como pervertido! ¡¿Quién le aseguraba que realmente era únicamente él quien tenía pensamientos morbosos acerca de esa situación?!...
La mano del mayor término por recorrer su pecho de manera tortuosamente lenta, Shima por su parte hacía un esfuerzo sobre humano por mantener la mandíbula cerrada, por obligar a sus bajos instintos a no dejarle soltar ninguna expresión de… ¿placer?... ¡ah! ¿Placer había dicho? ¡¿Pero como no iba a sentirlo?!... desde que Yuu se había enterado de su condición hacía unos dos meses que…
-No me habías vuelto a tocar de esa manera… - confesaba el castaño al fin en un gemido casi lastimero, vaya… que no era de piedra, requería también sus atenciones, atenciones que Aoi había dejado en el olvido… ¡acaso ya era lo suficientemente gordo para…! –ya no me deseas ¿cierto…? -continuaba murmurando, siendo el único conciente de sus debrayes mentales, en tanto el otro guitarrista simplemente permanecía de piedra con aquellos comentarios ¡¿Qué diablos le estaba diciendo?!
-Shima…- le llamó en un susurro, con rostro severo, y aún espaldas de su pareja, trataba de darle a entender que si alguien sufría con sus abstinencias, fuera cual fuera la razón de estas, era por supuesto él…. Y esta no estaba siendo la excepción ¡maldito momento en el que había aceptado el reto de meterse a la regadera con Uruha!
De no ser por las palabras del mas alto a saber que habría sucedido… había estado a punto de dejarse llevar por una calentura… ¡y obviamente no iba a poner en riesgo a su futura familia por una calentura!... bien… que solamente había tocado el blanco y suave torso de Uruha… y la manera en que el cuerpo de este vibraba por las ansias de ser tocado de manera más pasional, de esa manera que nunca había fallado para hacerle sentir amado… y ni que decir de ese ultimo y desesperado gemido por su parte… eso poco y ya le había despertar más de una sensación, por supuesto sin olvidar a cierto amigûito que se cargaba entre las piernas, que ahora le pesaba de dolor…
-¡Buaaaaaaa!- lloraba Uruha cual niño pequeño, de manera exagerada para un “adulto”, aquello había hecho retumbar los oídos de Aoi para salir por completo de ese mutismo en el que se lamentaba por la excitación contenida sin soltar llanto alguno como hacía su compañero- ¡Yuu ya no me toca! ¡Yuu ya no me toca! ¡Yuu ya no me desea! ¡Piensa que soy gordo y feo y por eso el pobre de Shima se debe de aguantar! ¡Porque el pobre de Shima con esta panza ya no puede hacerse ni una paja a gusto!
Los ojos de Aoi podrían haberse desorbitado… ¡¿Qué diantres era toda esa cháchara que decía Uruha?! Le había hecho enrojecer por completo ni que decirlo… ¡pero antes que nada estaba su orgullo! Y por sobre todo la salud mental de sus vecinos… a saber que estarían pensando con todo el griterío que daba Shima al por mayor… ¡era hora de callarlo!
-Jamás he dicho que no te desee todavía…- murmuro a regañadientes volviendo a empotrar al menor contra la pared, a diferencia de aquel primer murmullo que le hubiese dejado escapar en su oído en un inicio… ahora su calida lengua hacía cierta tarea en el lóbulo de Uruha… que le hacía estremecer por completo, cerrando los ojos casi por inercia.
Un gutural gemido salio de sus labios con libertad una vez que la boca de Aoi continúo su labor ahora en el espacio entre su cuello y hombro… esa lengua hacía tan bien su trabajo…
Nunca supo en que momento su mano, con algo de trabajo debido a su condición, fue a parar hasta su propia excitación que desde hacía rato aclamaba por la atención del de negros cabellos…
La imagen que Uruha le ofrecía a Aoi era tan tentadora… no dudo en volver a rodearle con un brazo… mientras que ahora su mano diestra, para gran sorpresa y complacencia del menor, permanecía enterrada entre sus piernas… haciendo caso de una vez por todas a esa por demás caliente y prominente erección que Uruha llevaba…
Un masaje suave pero certero por parte Aoi obligo que el primero en guitarra se viera en la necesidad de apoyar su cabeza en el hombro de su hasta ahora mejor amante. La sensación de placer era devastadora al grado de perder el juicio, que el cielo fuera testigo de semejante meneo… ambos lo necesitaban, que sucediera lo que tuviese que suceder… que fuera quien fuera que protegiese a Uruha porque ahora mismo no pensaban realmente en nada, su mente se había nublado por completo en el momento en que la mano derecha de Aoi había acelerado el movimiento mientras Uruha literalmente arañaba uno de los costados de su chico, un delicioso y enloquecedor frotecito de la pelvis del mismo a sus espaldas…
Anhelante, jadeante y estremecido… arqueando su espalda y moviendo sus caderas, ahora más anchas, al ritmo de la mano experta de su pareja… necesitaba darle la cara, virándose para quedar de frente a su amado guitarrista permitiéndole así que continuase haciendo de él lo que quisiera, su rostro deformado por el placer y el deseo… y esas gotitas de agua combinados con el sudor que seguramente emanaba ya por el desenfreno, le dejaban todo en claro: Ninguno de ellos deseaba detenerse.
-Yuu… - esa era la recompensa que Aoi le debía a Uruha… aún siendo esos gemidos que casi se convertían en gritos algo que a el tanto le encantaba, a ultimas fechas en ese aspecto le tenía muy dado al abandono - ¡Yuu…! – ese cántico de lujuria y placer que de esos carnosos labios emanaban le cegaban completamente para continuar con su labor, degustando el blanquecino cuello de su “patito”, dejando en el proceso marcas que tardarían semanas en borrarse…
El cuerpo de Shima se sacudió violentamente casi provocándole miedo por semejante reacción, esa erógena zona comenzaba a tensarse con sus caricias… Como una explosión desde su ingle… como una descarga que le invadía desde la parte más baja de su columna vertebral… buscando un roce aun más intimo entre ambas caderas… los espasmo de su vientre convirtieron sus gemidos en un sonoro alarido muestra de su completa excitación… había terminado por bañar de su albina semilla la mano de Aoi… la cual rauda pero a paso lento se unía con su compañera para envolver en un intimo abrazo a su desfallecida pareja…
-Al agua, patito… - susurro sobre la piel de Uruha, ambos con una sonrisa de satisfacción, se dedicaron a templar el agua… tibia estaría bien, mañana sería un buen momento para hablar con el medico acerca de las relaciones sexuales en medio del embarazo.
Así era como había acontecido su primer y fogoso baño al lado de Uruha, quien se suponía ahora mismo debía de estar descansando en casa… grande fue su sorpresa al momento de salir de aquella tienda de artículos para bebé, todavía acompañado de Kai, cuando justo del otro lado de la calle alcanzo a observar al castaño guitarrista al lado del enano vocalista de su banda… ¡tan serenos de la vida con un montón de compras a cuestas!
Poco le importaba haber aclarado tantas cosas con el batero de su banda, con su mejor amigo… ¡ese descerebrado de Shima lo escucharía en cuanto llegara a casa!