Maldición de Amor
Cáp. I Pequeño Paraíso
- ¿Qué es este lugar?- Se encontraba en frente de una puerta de madera adornada con flores, ramas verdes, era un arte de la naturaleza, había entrado por una puerta al parecer corriente, nadie se imaginaba que detrás de esa puerta se encontraba aquella asombrosa puerta, que ironía una puerta de tras de otra, pero al pasar aquella puerta y mirar hacia atrás solo se veía un espacio en blanco, un vació inmenso, ¿Qué debería hacer?, seguir adelante o volver por donde vino hacia un mundo en cual detestaba, un mundo de sangrientas confrontaciones, pero prefería olvidarlo, por el momento, pero ¿y si?, ¿ya no regresaba?, mucho mejor para ella, quien quería vivir en aquel mundo.
Dando un pequeño empujón la puerta se abrió despacio, muy lento pero fue más débil el empujón que le dio, al parecer aquel lugar estaba destinado para ella, al terminar de abrirse la puerta, una pequeña sonrisa se coloco en sus labios, nunca antes había sonreído, pero aquella vez se sintió en paz, una paz que en aquel mundo nunca ha tenido ni podría tener, esa tranquilidad ablandaba su corazón, sus emociones podían salir a flote, sin necesidad de reprimirlos.
Delante su yo tenía un paraíso, si en verdad existía uno aquel lugar debería de ser, pero no recordaba haber muerto, tal vez un sueño, no le importo, camino despacio, enfrente tenia una fuente, adornada con bellos Ángeles alrededor de ella, en el centro había un ángel de gran tamaño dejando caer de sus alas un agua cristalina, del lado derecho se encontraba un canal en donde había más agua, pero esta corría hacia otro lado, al lado del canal se encontraba un hilera de árboles impidiendo el paso más allá.
Del lado izquierdo se encontraban rosales de todo los colores, acompañados de otras plantas exóticas, había una gran cantidad de rosales que continuaban más adelante, siguió caminando, pasó la fuente y había más rosales, más a lo lejos se encontraba un cabaña de madera era hermosa, pero quien vivirá en este lugar, los adornos también era obra de la naturaleza, siguió caminado rodeando la cabaña, mientras más avanzaba, la cabaña se iba convirtiendo en un hermosa pequeña mansión, tenia unas ventanas hechas de puro vidrio, el cual se podría ver el interior si no tuviera esas cortinas de color blanco adornadas con pequeñas flores en las orillas, al estar enfrente de la pequeña mansión las puertas al igual que las ventanas eran de vidrio, dibujados en frente ramas al igual de vidrio, estas se abrieron, dudo un poco en entrar pero se animo, con paso lento fue introduciéndose poco a poco, para ser una mansión por dentro se veía como una casa cualquiera, solo había los muebles necesarios pero hermosos, hechos de vidrio, se acerco a un pequeña mesita que estaba en el centro, se encontraban pequeños Ángeles de porcelana, pero algo hizo que levantara la mirada se encontró con la mirada de una hermosa muchacha, se quedaron viendo por un rato.
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Se encontraba en frente de un portal de dos partes, este era de vidrio adornado por ramas cubiertas de flores, una obra de la naturaleza, empujo las dos partes y se abrieron despacio, comenzó a caminar un poco temerosa a sus lados había jardineras repleta de flores de muchas especies entre las cuales destacan los narcisos y las orquídeas.
Siguió caminando y se encontró con una alberca, en cada uno de sus extremos se encontraban Ángeles de vidrio, sosteniendo unos cantaros que de ellos salía el agua cristalina que llenaba la alberca, sonrió al ver la relajante escena, se agacho para introducir su mano en el agua, estaba tibia se quedo unos minutos y siguió caminando por los jardines de flores, hasta que noto que había una pequeña mansión, pudo ver que las puertas eran de vidrio al igual que el portal, estaba apunto de abrirlas cuando noto que alguien se movía dentro de esta, era una mucha morena clara, cabello oscuro hasta los hombros, esbelta estaba agachada en frente de una pequeña mesita, sostenía en sus manos un Ángel de porcelana, aunque no podía ver su rostro pudo notar una sonrisa en sus labios, de pronto levanto la mirada y pudo observar sus ojos escarlata, se quedo inmovilizada un momento hasta que decidió retirarse de hay corriendo, pero pudo escuchar un,
– Espera-
y siguió corriendo aun más rápido, pensando que la había dejado atrás, tenia un poco de miedo, atravesaba los jardines, cuando observo a la chica, estaba en frete de ella , ¿en que momento la había alcanzado?, la pelinegra camino hacia ella, retrocedió al no darse cuenta que se encontraba un pequeño objeto en el suelo tropezó con el y callo al suelo, al abrir los ojos la pelinegra estaba sentada sobre sus propias pierna mirándola.
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Notó que la muchacha era muy hermosa, tenía piel blanca, cabello rubio hasta la cintura, ojos azules, era muy hermosa, pudo ver que la muchacha se iba corriendo, no sabia que hacer, solo pudo gritar.
- espera-
Pero esta no hizo caso alguno, así que decidió perseguirla, no sabia por que lo hacia pero algo le decía que tenia que hablar con ella, la rubia era muy rápida pero no se dejo inmutar por eso, corrió tan rápido como sus pies y habilidades se lo permitían, era rápida más que la rubia, por primera vez se sintió agradecida por tener esa habilidad, normalmente detestaba todas las habilidades en ella, detestaba haber nacido en esa familia, en solo unos instantes estaba en frente de ella, la rubia se detuvo, pero retrocedió tropezando con un pequeño ángel que estaba en el suelo y callo, se sentó sobre sus pierna y se la quedo viendo, después se preguntaba por que, si antes no tenia la mínima intensión de sonreír a nadie y menos a un extraño, y ahora la sonrisa salía a flor de piel, sin necesidad de inmutarse, le sonrió y pregunto-
-¿Te encuentras bien?- tendiéndole una mano para ayudarla a levantar.
Sin saber por que la rubia sonrió, esta muchacha le daba una paz, pero por que si no sabia quien era,
- si- tomo su mano y con ayuda de la pelinegra se puso de pie- gracias.- la pelinegra no dejaba de sonreírle, le contagio esa emotiva sonrisa y comenzó a sonreír, aun sostenía su mano, estar en aquellas condiciones con un desconocido nunca creyeron hacerlo jamás, pero aquellas personas se hacían sentir entre ambas una paz infinita, como si estuvieran destinadas a encontrarse, después de unos segundos que parecieron horas.
- ¿Por qué corriste?, no pensaba hacerte daño- la pelinegra soltó su mano, dejando ver sus labios delgados en un tono rosa.
- pues no lo se, creí que…- no termino la frase, asimilando la situación - ¿eres la dueña de esto?-pregunto un poco confundida
- a a a, no, pensé que era tu yo, por eso te perseguía quería pedir disculpas por haber entrado sin permiso- tenia la mano sobre su cabeza, aunque no sabia por que quería disculparse, si su familia se enterara que pedía disculpas a una desconocida hubieran acabado con ella, simplemente era ilógico que alguien nacido en esa familia estuviera pidiendo disculpas, más bien dicho era ilógico que alguien como ella estuviera utilizando las palabras con una desconocida.
- tenia miedo, eso creo- la rubia estaba confundida, es la primera vez que hablaba con alguien de esa manera, y a pesar que la persona que tenia enfrente era totalmente desconocida, no sabia nada de ella.
- ¿entonces ese lugar, no es tuyo?- no es muy hermoso, pero no, no es mió.- sonrieron de una forma única, aquella sonrisa no se la habían mostrado a nadie, aquellas personas eran extrañas.