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Para hacernos daño por Ter_Killer

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Notas del fanfic:

Como sabréis por otros fics de Naruto ninguno de los personajes de la serie me pertenece (si fuera así creo que sería todo una gran locura xDDD). Sólo los he secuestrado momentaneamente para dar rienda suelta a mi imaginación pervert XD.

Ya advierto de antemano que hay palabras malsonantes y acciones bastante rudas, aunque no creo que lleguen a herir la sensibilidad de nadie...pero por si acaso u.ú También decir que los personajes me han salido algo OoC, sorry por eso.

Nada más, disfruten del one-shot ;)

Notas del capitulo:

Quiero agradecerle a mi querida nee-chan Akane Miyano el que me haya beteado el fic ^^ Gracias cosa *O*

“Para hacernos daño” 

 

El sonido de la pelea aún podía oírse en aquel bosque, aunque con menos intensidad que horas atrás. Las dos figuras intercambiaban golpes, uno tras otro, intentando dañar y derribar al contrario. Atrás habían quedado las invocaciones de animales, los jutsus de alta complejidad o incluso los sencillos, cualquier kunai, shuriken o arma que ambos combatientes llevaran. El momento de tales cosas ya había pasado y habían sido utilizados hasta el límite.

Ahora ambos hacían uso de sus brazos y piernas, de todos sus conocimientos de taijutsu, que eran muchos, para pelear con su rival. El aguante, la fuerza y la rapidez con la que se atacaban al principio había ido decreciendo, y sólo las miradas de odio y resentimiento, mezcladas con algo más complejo, perduraban en los ojos de los dos sannin, que de vez en cuando soltaban gruñidos frustrados al ver que sus ataques no surgían efecto.

El más alto de los dos evitó las filosas uñas del otro por milímetros, no dudando que estas hubieran seccionado su garganta sino se hubiera retirado a tiempo. Mas no tardó en contraatacar propinando rápidos puñetazos que fueron esquivados uno a uno, pero con cierta dificultad por parte de su adversario.

Ninguno estaba en su mejor momento en aquel instante. Eran varios los golpes que sus cuerpos habían recibido, algún corte podía verse y la cantidad de chakra que habían gastado era descomunal. Sin embargo ninguno se daba por vencido, demasiado orgullosos, demasiado cabezotas como para detener aquella pelea.

En el momento en el que se habían encontrado de casualidad en aquel frondoso bosque, en el momento en que sus miradas se habían cruzado al igual que sus distintos caminos, habían sabido que pelearían hasta que uno cayera al suelo derrotado. No habría nadie que les interrumpiera, ni nadie que presenciara aquella batalla, pero no les importaba. Eso eliminaba imprevistos y les permitía centrar toda su atención en el contrario.

- ¡¿Por que no te mueres de una vez?! - las palabras del moreno destilaban veneno y rabia, mientras sus ojos de serpiente miraban con frustración al sannin ermitaño, para enseguida atacarlo de nuevo, propinándole un corte en la barbilla y un golpe en el estómago.

Jiraiya maldijo por lo bajo dando un salto hacia atrás antes de atacar, derribando al pelilargo con una patada. Sin embargo la segunda sólo golpeó el aire. El escurridizo sannin renegado consiguió recuperar el equilibrio a tiempo para impulsarse con las manos lejos del peliblanco.

La tensión que había entre ambos se podía notar a distancia, y la frustración al no poder terminar pronto aquel combate era más que palpable. Las miradas de resentimiento parecían que pronto provocarían descargas si seguían aumentando de intensidad y sin embargo ninguno quería dar su brazo a torcer.

Había mucho en cada golpe que se daban, en cada insulto pronunciado y en cada intento de dañar al otro. Cada ataque tenía el sabor de disputas pasadas y palabras no pronunciadas años atrás, de venganzas postergadas y gritos mudos, y eso ambos lo sabían.

Una patada hizo impacto en la rodilla del peliblanco, haciéndolo tambalear un instante.

- Maldición.- gruñó entre dientes viendo como Orochimaru volvía de nuevo para atacarle. Pero esta vez fue más rápido y, agarrando la muñeca del más pálido, tiró de él y lo estampó contra el árbol que había a la espalda del más alto. [Akane: Bendito árbol!!!!]

- ¡Ah! Serás…- sólo los buenos reflejos que el moreno poseía habían evitado un golpe más grave. Había conseguido amortiguar parte del golpe con sus manos, evitando chocar directamente con el pecho o la cabeza, pero eso no evitó que sus extremidades se resintieran por la brutalidad del choque.

Estaba a punto de girarse y encarar al otro para continuar la batalla, pero Jiraiya evitó tal acción con su propio cuerpo, presionándolo contra el árbol y evitando cualquier movimiento, encarcelándolo entre su anatomía y la corteza de aquel roble.

- Esto no me detendrá.- amenazó Orochimaru revolviéndose y intentando deshacer aquella inmovilización.

- Eso lo veremos.- el peliblanco usó toda su fuerza, anulando cada intento de escape, consiguiendo a duras penas mantener al renegado contra el árbol.

Los forcejeos de ambos eran cada vez más violentos y las maldiciones más malsonantes. Frustrado con aquella situación Jiraiya hizo uso de su poder y volvió a empujar al moreno contra el roble, mordiendo después el cuello de este.

-¡Arg!- el grito de dolor llegó claramente a sus oídos, mas no fue hasta que sintió un sabor metálico en su boca que se dio cuenta de lo que había hecho.  Su cuerpo había reaccionado solo, guiado por un oscuro impulso que había mantenido bien enterrado y que provenía de su época de juventud, cuando las peleas entre él y el moreno no acababan en el hospital precisamente.

- Cabrón ¿se puede saber qué haces?- el sannin de las serpientes se revolvió con furia ante aquello, sabiendo que esta venía más  por cierto miedo oculto que por el mordisco en si.

Jiraiya frenó de nuevo los movimientos de Orochimaru, agarrándole las manos que había conseguido permaneciesen atrapadas entre el roble y el pecho del moreno, y colocándolas ahora sobre la cabeza de este, apretándolas dolorosamente y en una posición incómoda.

- No sé de que te quejas, esto antes te gustaba.- la voz del peliblanco había sonado casi oscura, con un tinte dominante mientras volvía a clavar sus dientes en el otro, esta vez en su hombro.

Su cuerpo había reaccionado por instinto, reviviendo viejas acciones como si no hubieran pasado años desde la última vez que se comportó así con el de ojos de reptil, abriendo puertas que se había cuidado de mantener bien cerradas y que ahora era incapaz de sellar por el simple hecho de que no quería.

- Tus malditas perversiones te han derretido el cerebro.- Orochimaru intentó propinarle una patada, pero sólo sirvió para que el peliblanco colara una rodilla entre sus piernas mientras tironeaba de su ropa con la mano libre.

-¿Mis perversiones? Te recuerdo que de entre los dos el más indecente eres tú.- una risa maliciosa y sarcástica retumbó en el amplio pecho de Jiraiya, vibrando a consecuencia de la proximidad en la espalda del moreno.- Además, no sé de que intentas resistirte si tu cuerpo reacciona al mío.

Su mano deshacía entre tirones el nudo que mantenía sujeta la parte superior de la ropa del más bajo, colándose con brusquedad y palpando la piel cada vez más caliente del sannin renegado.

-¿Mi cuerpo? No soy yo el que tiene algo duro entre las piernas.- respondió venenoso el pelilargo revolviéndose para frenar el avance del otro, a pesar de que aquellas caricias estuvieran  despertando demasiado rápido cosas que había decidido enterrar, situaciones que había preferido olvidar por su bien y por el del otro. Pero como bien había dicho Jiraiya su cuerpo reaccionaba. Ambos cuerpos reaccionaban ante la proximidad del otro, reconociéndose a pesar de los años pasados.

- Dame unos minutos y eso cambiará.- las futuras consecuencias de aquella amenaza hicieron estremecer el cuerpo del moreno y gruñir excitado al peliblanco, que por fin paseaba su mano con ansia y brusquedad por el fino pecho de su enemigo, descendiendo y retirando la ropa a tirones.

Jiraiya no podía evitar comportarse así. De jóvenes sus encuentros siempre habían sido una especie de tira y afloja, el uno intentando dominar al otro, llevar las riendas de la situación, marcar el cuerpo del contrario hasta hacerlo sangrar. Daba igual que el moreno fuera siempre el uke, más de una vez lo había conseguido someter a su dominio y mantenerlo clavado en la cama mientras el otro decidía el ritmo, la postura  y el cuando permitirle llegar al clímax.

Por suerte, las magulladuras que aparecían al día siguiente en ambos podían explicarse con un simple ‘peleamos’ y unas miradas de falso enojo.  Todos les creían, pues su rivalidad era más que conocida.

- Veo que vuelves a tener el cuerpo de un hombre.- dijo con perversa satisfacción cuando su mano se coló bruscamente en los pantalones de Orochimaru y encontró el miembro de este, bien erguido y duro, esperándole.- Mejor.

Comenzó a masturbarlo con cierta rapidez, bien pegado al cuerpo del otro para sentir todas sus reacciones. Pero el renegado sannin no estaba dispuesto a dejarse hacer sin presentar pelea.  En un movimiento repentino se pegó a la corteza del árbol y se inclinó hacia abajo, rascando la mano del peliblanco contra la rugosa corteza del roble, y a pesar de la tela de su pantalón supo por el gruñido del otro que había conseguido infringirle daño.

Sin embargo sus acciones tuvieron consecuencias, y en represalia el más alto apretó su miembro con fuerza, provocando que un quejido escapara de los finos labios.

Jiraiya no se detuvo a distinguir los matices de aquel sonido, si había más placer que dolor o al contrario. Estaba demasiado ansioso como para pararse a examinar tales cosas. Retiró su mano de la entrepierna del moreno y en un par de tirones bajó la ropa que estorbaba, llevando su mano rápidamente a sus propias vestimentas y liberando su erección de la prisión de tela que se había convertido su pantalón.

- ¡¡AHH!! – no había esperado, en cuanto había liberado su miembro había penetrado al pelilargo, sin preparación, sin delicadeza, sólo un empeñón profundo, rápido y rudo, lleno de ansias y anhelos frustrados.

- Nngn que estrecho.- jadeó el peliblanco, clavando sus dígitos en la cadera de Orochimaru, que ahora mantenía los dientes apretados, llegando a abrirse una herida en sus labios que manchaba su barbilla. Esperó unos momentos antes de comenzar con las embestidas, notando con morboso placer la estrechez de aquellas paredes y los gemidos que el moreno ahogaba en su garganta.- Definitivamente estrecho…¿Qué pasa, ese tipejo de gafas no te folla o es que la tiene tan pequeña que casi ni la notas?

- Kabuto no me ha…tomado nunca, soy…ngn soy yo quien lo toma.- respondió controlando su voz como pudo, aferrándose a la corteza del árbol, clavando sus uñas en él, sin saber exactamente en que momento Jiraiya había soltado sus manos o cuando él mismo las había descendido.

- Así que también en el sexo es tu perra jmjm.- rió entre empujones y algún gruñido satisfecho.- Pero mejor, así no tendré que reclamar lo que es mío.

- Tú no tienes derecho a reclamar…nada.- siseó entre dientes, alzando su mano por encima de su hombro y tirando fuertemente del cabello del otro sannin.- Me dejaste, dejé de ser tuyo hace mucho tiempo.- casi escupió las palabras, viendo de reojo la expresión dolorida del otro pero sin soltar ni un milímetro las hebras blanquecinas.

- No tuve más remedio que hacerlo ahn , no después  de averiguar tus experimentos.- el enfado que destilaban sus palabras se vio también reflejado en la brutal embestida que le proporcionó al invocador de serpientes, clavando el fino cuerpo al árbol contra el que lo acorralaba.

- ¿Qué querías? Ahh. Te pasabas todo el día espiando y coqueteando con…toda chica que se te pusiera delante ngn, y como ahhh como ninguna te hacía caso te venías a acostar conmigo.- volvió a tirar del cabello de Jiraiya, acercándolo más a su rostro mientras el otro no le dejaba tregua en sus empeñones.- Algo tenía que hacer para distraerme y no ir a despellejarte como deseaba.

- No seas estúpido, sabes que te quería.- ahora eran sus dos manos las que se clavaban en las caderas del moreno, proporcionando más fuerza a sus embestidas, permitiéndole llevar un ritmo más rápido, sacando gemidos casi animales de ambos. Aquello no era sólo sexo, era una forma de desahogo, de dañar al otro, de vengarse y soltar el resentimiento de años.

- Bastardo. Dices que me querías, pero no ahn lo suficiente como para que lo nuestro no fuera algo secreto, mientras de cara al resto ibas metiéndole mano a cualquiera y yo tenía que morderme la lengua.- se medio giró para mirarlo con rabia.- ¿Te extraña que hiciera lo que hice? De alguna forma me tenía que vengar, y a ti no podía tocarte.

- Ngrn, te fui a buscar, me atacaste y te marchaste.- por unos momentos no le había podido responder. El enfado había hecho que todo el cuerpo de Orochimaru se tensara y que sus paredes internas estrangularan su miembro dolorosamente. Pero era un dolor placentero para él, algo que había aprendido no sólo a disfrutar sino también a buscar.

-¡Ya era demasiado tarde para eso! Ya ahhh ya no había marcha atrás…¡Kuso!

- Si me lo hubieses dicho. Ah, si me hubieses gritado todo esto en su momento…- le rebatió, su voz sonando contra el cuello del más bajo, marcándolo con sus dientes entre palabra y palabra.

- Si tú me hubieses prestado la misma atención que le prestabas a las chicas de los baños…

- No metas a esas chicas en esto, ninguna te hizo nada.- volvió a morderle sobre la primera herida que había hecho, degustando el gemido que surgió de entre aquellos labios que ahora destilaban veneno en cada palabra, empalándose aún más profundamente en el otro sólo para oír más gemidos como aquel, queriendo oír como el otro gritaba ahora que sentía que el clímax estaba cerca. Y por los estremecimientos del otro no era el único próximo a el.

- Claro que no, ¡me lo hiciste tú!- gritó clavando sus uñas en la dura corteza con desesperación, más aún cuando la amplia mano de Jiraiya lo masturbó con sabrosa rudeza.- Maldito bastardo…¡Aahhh! – su voz estrangulada resonó en aquel bosque en el momento de venirse, y el gemido ronco del peliblanco evidenció que este también había llegado al orgasmo, derramando su semilla en el interior del moreno.

Las respiraciones agitadas de ambos fue el único sonido que se oyó por unos momentos en aquel paraje. El moreno tenía la frente apoyada en el tronco del árbol, con los ojos cerrados y una expresión de cierta requemor en el rostro. Jiraiya por su parte tenía el rostro parcialmente oculto en el cabello del pelilargo, intentando resistirse y no aspirar con deseo aquellas hebras de ébano. Pero quisiera o no, sus pulmones se llenaban de aquel aroma, grabándolo en sus sentidos por mucho que batallara.

Porque ahora que sus ansias estaban saciadas veía claramente todas las consecuencias de aquel acto, de su falta de control. Ya no era un adolescente con las hormonas descontroladas, pero se había comportado como tal. Mucho peor.

 Perdido en su batalla interna, en sus recriminaciones a si mismo, no notó que una expresión similar a la suya había anidado en el rostro del de ojos de serpiente, que al igual que él se recriminaba el no haber luchado más contra sus instintos y haber evitado aquello.

- No tenías que haber hecho aquellas cosas tan crueles.- el peliblanco no lo había podido evitar. Las palabras habían salido solas. Pero ya que había perdido el control de sus actos al menos diría todo lo que llevaba dentro.

- En la aldea muchos me hicieron daño, tú el que más.- respondió simplemente, su voz ausente del tono rabioso con el que antes le escupía las palabras, pero no menos dolido.

- ¿Por qué no me atacaste a mí? ¿Por qué no tomaste venganza conmigo?- ahí estaba, aquella era la pregunta que por tanto tiempo había estado clavada en su interior como una espina.

- No hagas preguntas de las que sabes la respuesta.

Orochimaru no había retirado su vista de la corteza del roble, negándose a mirar al otro. Dejó pasar unos instantes antes de moverse ligeramente hacia un lado, apartándose del árbol. Jiraiya, entendiendo, salió de su interior, observándole fijamente mientras el otro comenzaba a arreglar sus ropas sin girarse un ápice. Arregló también las suyas sin quitarle ojo al moreno, hasta que por fin este se dio la vuelta y lo encaró.

Sus rostros no mostraban otra cosa que dureza y neutralidad, sus ojos fijos en los del contrario como queriendo leer aquello que ninguno decía.

- Podía haber sido de otra manera. No tenía que haber acabado así.- Jiraiya fue el primero en hablar, serio.

- Dejamos que sucediera de este modo, ahora no vale la pena lamentarse. No se puede cambiar.- entrecerró sus ojos reptilíneos, dando a conocer su opinión.

- La próxima vez que nos veamos vendré con otros y te mataré.- no era una amenaza, era una verdad.

-Y yo te atacaré hasta que quedes moribundo en el suelo.- no necesitaban mirar el rostro del otro para saber que ninguno mentía. El desenlace de aquel combate había sido algo que no se volvería a repetir. Ambos sabían que la próxima vez sería la última, que no pararían hasta que uno de los dos yaciera muerto en el suelo. Sin embargo ninguno deseaba despegar su mirada del otro. Era hora de marchar, pero inconscientemente alargaban los minutos tanto como podían.

- Orochimaru, yo…

- Lo sé, pero no lo digas.- le cortó. No quería oír aquellas palabras. Y el peliblanco no debía decirlas.- Ya es demasiado tarde. Sólo es hacernos más daño.

- ¿Tú…? – el moreno se quedó mirando al más alto sin comprender por un momento, pero al ver la expresión de Jiraiya supo a que se refería.

- Sigues haciendo preguntas de las que sabes las respuestas.

Ambos comenzaron a girarse para reanudar el camino que habían postergado para pelear. Ya no había más que decirse, y lo que quedaba no hacía falta pronunciarlo para que el otro lo supieran.

- Guarda tus espaldas, Orochimaru. La próxima vez no habrá tregua.

- Oh, ¿no me darás descanso? – no pudo evitar responder con cierta picardía ante la amenaza del otro. Porque esta vez sí había sido una amenaza. El peliblanco por su parte se ruborizó ante aquello.

- Idiota, sabes a lo que me refiero.- farfullo a la defensiva.

- Lo sé.- ahora endureció su expresión.- Tú ten cuidado con las serpientes, Jiraiya. No pienso dejar que vuelvas a ser tú el que dé el primer golpe. Cuando te quieras dar cuenta ya te habré envenenado.

Se dieron una última mirada, haciendo un gesto de cabeza a modo de despedida antes de saltar cada uno en una dirección, corriendo a toda la velocidad que podían y saltando de rama en rama.

El peliblanco se forzó para no mirar atrás, apretando los puños con enfado, perdido de nuevo en sus pensamientos, repitiéndose una y otra vez la “conversación” que había tenido con el sannin renegado, sin saber que aquel encuentro no sólo había dejado en él una sensación agria y un profundo dolor en el pecho. A varios kilómetros tras de si, una figura de cabellos de ébano se llevaba también una mano al pecho intentando mitigar el nuevo dolor que allí se había instalado.

 
Notas finales:

Half: Holas, como ya veis dejé esta vez un comentario de mi nee-chan XDDD y es que ella me convenció de que los árboles eran yaois. Sus palabras fueron algo así como :

Aka: Los árboles son yaois. Siempre están ahí en el momento oportuno >¬>

Half: Y todos sabemos cuales son esos momentos oportunos xDDDD Asi que, cuidado cuando paseis cerca d eun parque o un árbol sólo, porque si viene un seme...o un uke violador, sabed que el árbol se moverá para propiciar una buena escena pervert kukukuku XDDDDD


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