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À la Lune por Yoru Eiri

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Notas del fanfic:

Cualquier parecido con la realidad... tal vez puede ser verdad

 

Ayana, Hyde, Tetsu y Ken, no me pertenecen. El circo tampoco me pertenece, solo la imaginaciòn.

 

Este relato esta inspirado en una noche lluviosa y el sentimiento de estar en la cuerda floja... para mi amiga Min que le gusta tanto el circo. Para Domi que es una amiga que quiero mucho. Para fer que le amo, para leidy que tambien es una gran amiga. Para mi progenitora. Para Shin que es un gran amigo y quiero tanto. Para todos los que me leen desde hace tiempo y que siguen haciendolo, los quiero mucho gracias a ustedes yo existo

Notas del capitulo: Si tienen la oportunidad, escuchen la cancion "Vai Vendrai" del circo Soleil... ya que todo el fic esta inspirado en este circo n__n

Refrescaba ya el aire frío de Octubre, y aquellas fechas que se aproximaban hacían su efecto entre el bullicio de la gente.

 

“Un solo murmuro de tus labios y yo moriría por ti” era el espectacular que se podía leer al entrar a la pequeña ciudad... el circo estaba por llegar...

 

Aquellas promesas rotas que se olían en las calles y la maldita basura romántica que hacía su furor; nada de eso se comparaba con el efecto que traía el sólo hecho de que el circo estaba por llegar. Y ¿qué era el circo para todas aquellas almas? Tal vez era el símbolo que todos esperaban, la magia hecha realidad, la película que se actuaba en los trapecios; o era simplemente todo aquello que nunca se podría alcanzar...

 

“Con tanto sentimiento en pecho y el corazón tratando de ser construido de nuevo” era sólo una frase más que atraería a la gente al gran espectáculo.

 

Ahora se pintaba los labios de rojo, era el toque final que debía poner a sus delicadas facciones para salir a anunciar la llegada del circo a la ciudad. El mismo traje que usaría en uno de sus actos, ajustado y de buen gusto. Los ojos delineados de negro, cual felino que se deslizaba en las cuerdas y los adornos que faltaban en su expresión de rey. Los brillos en un lado del rostro, dorados, verdes y plateados para resaltar el traje que usaba; y por supuesto que no podía faltar aquel tocado de plumas rojas que llevaría en el peinado extravagante que siempre cambiaba.

 

-¿Ya estás?- una voz se escuchó fuera de su santuario personal.

 

-Ya- terminó de delinear sus labios y ya estaba listo.

 

Se paró frente al espejo antes de salir... él era el mejor trapecista, simplemente el mejor, Todas las rutinas difíciles, los papeles principales... todo era suyo. Se sonrió de lado, era simplemente perfecto a su punto de vista.

 

-¡Hyde!- se escuchó de nuevo la voz desde afuera.

 

-¡Ya voy!- salió de su santuario para encontrarse con los demás trapecistas que trabajaban con él.

 

-Haber a qué hora- un muchacho mucho más alto que él le sonrío- deberíamos ser los primeros en el desfile... no los payasos.

 

Una linda muchacha de la estatura de Hyde se acercó y le pegó al más grande.

 

-No seas necio Johan- la pequeña trapecista le miró coqueta- lo que diga Hyde, será. Sin él no podemos salir nosotros, sería una descortesía.

 

-Claro Himiko, has lo que diga el enano.

 

Hyde les miró travieso, sabía que había algo entre aquellos dos; sabía muy bien que no sólo se darían las manos para columpiarse en las alturas.

 

-¿Qué miras?- un muchacho más, más alto que él, pero no más que Johan

 

-Miro a los tortolos- rió e hizo señas a los enamorados

 

-¡Calla Hideto!- Johan enrojeció- ¡y tu no digas nada Ken!

 

Himiko simplemente bajó la mirada y avanzó más deprisa.

 

-Hay que alcanzarles- dijo ella y corrió.

 

Eran ellos las cuatro estrellas en las cuerdas de la carpa. Eran los hermanos que no debían defraudarse y siempre darse las manos para no caer.

 

-Llegaremos tarde y la jefa se enojará- Ken le sonrió al más pequeño.

 

-Eso si.

 

Y corrieron para alcanzar a los demás.

 

El desfile que hacían cuando llegaban a una ciudad. Todos los artistas lucían un poco de lo que harían en el gran espectáculo; todo como si fuese magia andante por la ciudad poblada de sueños y esperanzas truncadas.

 

A pesar del frío y la espesa nieve que amenazaba con caer pronto, los artistas se lucían frente a los niños y adultos que se posaban frente al desfile para recuperar la magia perdida a través de los años.

 

-Vengan a disfrutar del sueño hecho realidad- una voz femenina anunciaba la llegada del circo- recuperar...

 

“Recuperar” aquella palabra que hizo eco por entre las callejuelas de la pequeña ciudad hasta llegar a los oídos de una joven sentada en algún banco de la plaza cercana. La joven, que lloraba amargamente, subió la mirada y se percató de que la solución a su llanto amargo estaba en aquella voz que le incitaba a ir a aquel lugar desagradable; el circo. Lo había pensado mucho, se había desvivido por aquel hombre que estaba segura que había perdido para siempre... pero tal vez el circo podría darle la oportunidad que estaba buscando... solo tal vez si llevaba a su amado al lugar que tanto amaba... podría recuperarle por completo.

 

“Recuperar” Desdichada joven que iría al mundo de los sueños para recuperar lo que estaba perdido ya. Se puso de pie y corrió por entre las callejuelas hasta llegar a donde pasaba el desfile de seres increíbles.

 

-Vengan al circo a ver que todo es posible...- la voz que incitaba a que los ojos brillasen

 

“Todo es posible” La joven se abrió el paso para quedar delante y ver mejor todos los seres que pasaban frente a ella. “Ayana, ese hombre no te quiere como tu lo quieres a él” se repitió en la cabeza mientras secaba las últimas lágrimas que habían caído por sus rozadas mejillas.

 

Y la música sonaba, los payasos pasaban frente a sus ojos y los niños se maravillaban de ver tal espectáculo. La alegría que se posaba en la gente que miraba con furor en el paisaje nublado de la pequeña ciudad no se podía comparar con la esperanza que sentía la chica con ojos vidriosos al ver el desfile.

 

-Esta noche, la primera gran función del circo- se escuchó de nuevo la voz que traía la magia- y nuestros trapecistas darán dos boletos de primera fila- la voz de la esperanza.

 

Ayana dio un paso al frente y miró a ambos lados del desfile; tenía que ver a los trapecistas, tenía que conseguir esos boletos, tenía que recuperar el amor de su novio, tenía que... tenía que...

 

-Uno, dos y tres- una voz masculina llegó a sus oídos- dos, tres cuatro- ordenó

 

Y una chica maquillada como hada salió a la escena frente a sus ojos. La chica pasó sus largos brazos alrededor de su cuerpo y esperó en una posición extravagante.

 

-Tres, cuatro, cinco- la voz siguió ordenando

 

Salieron dos muchachos, uno más alto que el otro, los dos con un traje ajustado y gris, maquillados de blanco con algunos rasgos en negro. Hicieron dos piruetas en el aire y se posaron a unos pasos de la chica con los brazos entrelazados entre los dos, formando una especie de columpio.

 

-Seis, siete y ocho- salió a la escena el trapecista vestido de oro con plata y verde.

 

Las plumas en su tocado se movieron bruscamente mientras corría, y esos ojos rasgados tuvieron que ver a la joven que lloraba con las manos sujetando su corazón. Saltó... apoyó sus pies en los brazos de los otros y saltó aún más alto.

 

Ayana lo miró maravillada mientras daba piruetas con los brazos pegados al pecho. “Te querrá...” resonó en su cabeza mientras admiraba la pirueta perfecta.

 

El muchacho aterrizó en los hombros de la joven trapecista y todos aplaudieron.

 

-Bien hecho Hyde- Himiko sonrió- como siempre... perfecto.

 

Pero Hyde no contestó, estaba embobado en los ojos penetrantes de la chica que trataba de no llorar. Le hipnotizaba el sentimiento, le hipnotizaba el maldito sentimiento escondido en aquellos ojos bonitos.

 

Bajó de los hombros de Himiko entre los aplausos de la gente y avanzó hasta encontrarse frente a la joven. Hizo una caravana y sonrió de lado. Un fantasma divino, era lo que podía ver Ayana en el maquillaje de aquel ser que se columpiaba en las nubes.

 

-Venga al circo- sin dejar de sonreír, metió sus pequeñas manos por entre su traje y sacó sutilmente dos boletos largos con logotipos del circo y los ofreció con elegancia.

 

-Si- Ayana tomó los boletos y los apegó a su pecho- Gracias- estaba al borde de las lágrimas... el ser mágico le había otorgado los boletos de la felicidad.

 

Hyde simplemente le sonrió y se alejó corriendo para alcanzar al desfile que ya había avanzado un poco más. ¿Por qué lo hacía hecho? ¿Por qué había dado los boletos a esa chica? Algo en su mente se lo había otorgado, esa visión tan perfecta, esa oportunidad... Simplemente tuvo que darle los boletos a esa persona... Sabía que algo tenía que ver con la magia que se podía oler en la pequeña ciudad.

 

-Vengan al circo- la voz- todo es posible, vengan a recuperar...

 

Y como si fuesen palabras que danzaban, se repitieron mil y un veces en la mente de la chica... Tenía que llevarle a su querido al circo. Sostuvo los boletos con ambas manos y se hizo lentamente hacia atrás, saliendo del desfile, saliendo de la gente; huyendo de lo extraño.

 

 

 

Notas finales:

Si tienen alguna duda, no vacilen en preguntar n__n

Espero que les haya gustado y me den animos para seguir escribiendolo.


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