Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre las hojas por metafora89

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Estoy de exámenes y algo alterada. Necesitaba escribir algo un poco dramático y con algo de mala leche... y finalmente, salió esto.

Era algo que ya tenía pensado desde hacía un tiempo... En un principio iba a ser un one shot. Al final, será un two shot.

Contiene spoilers del manga, sobretodo del 398 y 399.

Ahm, y es Madara's PoV / Hashirama's PoV (y siiigo con lo mío)

Notas del capitulo:

Narrado por Madara... 

 

Camino en la oscuridad del bosque, moviéndome con seguridad por unas tierras que conozco como la palma de mi mano, acechando desde las sombras una villa de la cual una vez fui el fundador y por la cual he sido completamente olvidado. Mi recuerdo tan sólo se conserva en una enorme estatua de piedra erigida en aquel valle al que ahora llaman “Valle del Fin”. ¿Quién no sabe que fue allí donde tú y yo, oh, gran Hokage, nos enfrentamos? ¿Quién no ha oído de la gran batalla que allí transcurrió y en la cual tú me diste muerte?

La mención de mi fin me causa hilaridad. ¿Realmente esperabas poder acabar conmigo cuando ni siquiera el todopoderoso tiempo lo ha hecho? Siempre fuiste un poco ingenuo. Pensaste que podías vencerme, pensaste que los Senju eran mejores que los Uchiha y pensaste que había alguna posibilidad de que pudieras controlarlos. Y quizá ese pequeño sueño en el que estabas inmerso se hiciera realidad durante un momento. Pero, ya lo he dicho, el tiempo no perdona… Pronto, las cosas volverán a su cauce natural.

Lástima que no puedas estar aquí para verlo. Habría sido hermoso poder encontrarnos una vez más. Pero, por supuesto, el poder de la longevidad sólo me corresponde a mí, sólo yo soy lo suficientemente poderoso como para haber derrotado la muerte tantas veces que ahora es ella mi fiel servidora. Y su aliada, la destrucción, se convertirá ahora también en mi amiga. Yo seré quien destroce este patético lugar que una vez construimos, cegados por la ilusión de unir nuestras fuerzas y convertirnos, así, en una aldea cuyo nombre fuera capaz de hacer temblar a la más sólida de las rocas.

Yo. ¿Cómo pudiste olvidarte de mí? ¿Cómo pudiste llegarte a creer que estaba acabado? Seguro que cada día, cada minuto, cada segundo mi nombre resonaba en tu mente. Uchiha Madara. Podría asegurar que se quedó grabado en tu interior desde el mismo momento en el que lo oíste por primera vez. Alguien capaz de hacerte frente, capaz incluso de, querido Hashirama, vencerte. ¿Cómo no fuiste consciente de lo absurdo que era pensar que estaba muerto?

¿O es que las alabanzas por parte de todos lograron ensordecerte, entumecer tus sentidos y creerte algo más que el simple humano que eras? ¿Lograron acaso esos halagos tapar mi voz, transportada por el viento, aconsejándote, advirtiéndote, casi gritando que algún día todo aquello en lo que creías acabaría siendo aplastado por mi poder?

Te ganaste el respeto de todo el mundo ninja, de tu clan… Y del mío. Sin embargo, no es algo que pueda hacer que me avergüence de los Uchiha, ya que también te ganaste el mío. Sí, te admiraba como nunca había admirado a nadie. Ni siquiera a mi hermano menor había sido objeto de tanto aprecio por mi parte. De hecho, la primera vez que nos encontramos, llegué a sentirme ligeramente intimidado.

Yo, intimidado. Es algo que suena increíble incluso dentro de mi propia mente. Saber que había un clan cuya fuerza podía equipararse con la nuestra, una persona cuyo nombre era tan temido como el mío, alguien contra quien la palabra “derrota” no sonaba como un término lejano y desconocido… Era algo que nunca había tenido que plantearme anteriormente. Luchamos incesantemente. Nuestro orgullo, nuestras ansias, todo aquello nos hacía incansables e imbatibles. Aún puedo sentir la adrenalina corriendo por mis venas cuando pienso en aquellas luchas sin fin, salpicados por la sangre de nuestros amigos y compañeros, de aquellos que morían a nuestro alrededor. Pero nosotros no éramos capaces de escuchar sus suspiros agonizantes, ni sus llantos, ni el desagradable sonido que emite la carne al ser rasgada por el filo de una espada. Sólo existíamos tú y yo.

Nos costó demasiado tiempo oír las súplicas de nuestros súbditos, completamente insensibles, como éramos, a su sufrimiento. Querían que pactásemos, que llegásemos a un acuerdo. Tú aceptaste en seguida, a diferencia de mí. En nuestras reuniones para llegar a acuerdos, podía ver por qué lo habías hecho, lo veía en aquella pequeña sonrisa permanente tallada en tus labios, sabías que tú ibas a ser quien ostentara el poder al final. Te habías vuelto popular incluso entre mis tropas. Te preferían a ti que a mí.

Por supuesto, ese hecho me molestaba. Pero lo que realmente me inquietaba y me hería era la estupidez de mi propio clan, quienes no se daban cuenta de que aquello sólo conduciría a la supremacía de los Senju y a ser sometidos por estos, como vulgares siervos. Los Uchiha no estábamos a destinados a permanecer bajo nadie.

No obstante, ¿qué más podía hacer? Como líder, sólo podía hacer lo que mis seguidores me pedían. Firmé el pacto, observado por ti, torturado por aquel gesto de satisfacción dibujado en tu rostro. Me convertí en un perro más. La resignación era algo que no había conocido antes.

De igual modo que la inactividad.

Aquel estado de paz era algo completamente nuevo para mí. Yo sólo había vivido la guerra, había crecido en su seno, y había ligado mi existencia a la misma. Y sé que a ti te pasaba algo parecido. Quizá fue eso, las ganas de volver a sentir aquella emoción especial que nuestras encarnizadas batallas provocaban en nosotros, lo que hizo que acabáramos compartiendo lecho.

Después de todo, no era tan diferente a las luchas mantenidas. Nuestros cuerpos sudorosos en contacto, jadeantes, sin ceder, pese al agotamiento. Los gemidos y suspiros que salían de nuestras bocas. Las estocadas, aunque esta vez no fuera una espada lo que manejáramos.

Al final, siempre me dejabas dominarte, sin oponer demasiada resistencia. A ti te daba igual lo que ocurriera en nuestros aposentos privados, te daba igual comportarte como mi perro durante un rato, mientras fueras cobijado por la oscuridad de la noche. Total, a pleno día, delante del resto, era exactamente al revés. Tú eras mi amo y todos lo sabían. Por supuesto que no te importaba lo más mínimo ponerte a cuatro patas ante mí a cambio.

Lo peor de todo es que yo dejaba que eso compensara el resto, gobernado por aquel estúpido sentimiento de satisfacción que me dejaba el saber que durante esos instantes había estado por encima de ti. Era como un niño que se alegra por que le hubieran regalado un dulce, cuando podría disponer de toda la tienda.

Y, sin embargo, estaba completamente ciego. Yo, quien había tomado los ojos de mi hermano para evitar la eterna oscuridad, seguía sin poder discernir lo que me rodeaba. Y tú fuiste consciente de ello desde el primer momento. Lo viste antes que yo mismo. Viste que me había enamorado de ti.

Y tú eras un hombre que sabía aprovechar bien las oportunidades que se le brindaban, Hashirama. Me utilizaste y yo te dejé hacerlo. Totalmente hundido en mi admiración y amor por ti, yo mismo te puse mi espalda para que pudieras escalar sobre ella.

No puedo creerme que llegara a ser tan necio. En un mundo en el que el poder era la única ley, yo me dejé llevar por aquel estúpido sentimiento, sin siquiera saber que lo estaba haciendo. Por supuesto, yo era el líder de los Uchiha: nadie estaba por encima de mí. Tenía mi Sharingan, incluso los demonios temían mi chakra. No me di cuenta de lo que en realidad ocurría hasta que fue demasiado tarde.

Destrozado y humillado, intenté oponerme a ti. Pero ya ni siquiera mi propio clan me escuchaba. Nadie creía en mí. Había sido traicionado por mi amante, por mis amigos… Fui yo quien empezó traicionándose a sí mismo.

Y pensar que me acusaban de querer únicamente disponer de poder… Ojalá hubiera sido así. Pero, al final, el sacrificio de mi hermano, y el mío propio fue completamente en vano.

Abandoné Konoha con mi orgullo hecho pedazos, al igual que mi corazón.

No disponía de nada, excepto de lo que había aprendido durante la guerra. Mi sed de revancha y venganza. Mi sed de sangre y destrucción.

Y aún así… Aún así… Cuando me enfrenté a ti no pude vencerte. No quise hacerlo. Traté de dejar todos mis recuerdos y sentimientos a un lado y no pude. ¿Dónde estaba el Madara que había sido antes de conocerte?

Te dejé pensar que me habías derrotado… Lo habías hecho.

Partí una vez más. Necesitaba sumir lo relacionado contigo en el olvido, al mismo ritmo en el que mi nombre hacía lo propio en las cabezas de todos. Al mismo ritmo en el que los Uchiha pasaban a un segundo plano, bajo el control de los Senju.

No es hasta ahora cuando me he atrevido a regresar. Ya no estás aquí. Moriste, mientras que yo sobreviví. Ahora que ya he logrado mostrar mi superioridad frente a ti, estoy preparado para hacer aquello que tenía que haber hecho hace mucho: voy a destruir aquello que una vez nos unió.

Konoha, Uchiha y Senju se convertirán en una simple leyenda, un recuerdo enterrado entre las hojas caídas, como ocurrió con mi existencia y lo que una vez sentí por ti.

Notas finales:

No tengo ni idea de si es IC, OOC, porque Madara es todo un misterio para mí.

Sin embargo, le considero orgulloso y ambicioso...

El siguiente one shot, que escribiré en cuanto tenga ocasión, será la historia de Hashirama... 

(Estoy más dormida que despierta... si hay alguna incoherencia, ya la corregiré XD) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).