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Sadomasoquismo y travestismo por Daramyui

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Notas del fanfic:

Este, junto con las actualizaciones de los dos fics que estoy publicando, es mi pequeño regalo de cumpleaños. Siempre me ha gustado mas hacer regalos que recibirlos, por lo que disfruten de este corto relato en honor a mis 20 veranos

Notas del capitulo:

Este, junto con las actualizaciones de los dos fics que estoy publicando, es mi pequeño regalo de cumpleaños. Siempre me ha gustado mas hacer regalos que recibirlos, por lo que disfruten de este corto relato en honor a mis 20 veranos

Miró una vez más la dirección que le había dado, no se lograba entender bien el número. ¿Aquello era un tres o un cinco? Giró el rostro torciendo el papel intentando descifrar el nombre de la calle. ¿Cómo podía Shindong escribir tan mal? Además de su trabajo iba a recomendar que le obligasen a hacer los cuadernillos que utilizan los niños pequeños para aprender a escribir bien. En toda su vida no había visto letra más espantosa en su vida, y eso que conocía a Junsu, a quien todavía le costaba descifrar de vez en cuando sus escritos. Continuó caminando por la calle mirando atentamente los números de los edificios. Aunque no sabia si buscaba el numero 36 o 56. Observó el edificio con el número 36 y decidió continuar para buscar el 56, al menos ya tenía uno localizado. Cuando llegó al final de la calle descubrió que solo había hasta el numero 50. Volvió a recorrer el camino que le separaba del edificio, ya estaba seguro cual era. Buscó en el telefonillo el número del apartamento y llamó, no ponía nombre ni ningún tipo de identificación, por lo que no estaba seguro de si llamaba al correcto. La voz de su compañero le relajo mucho, no se había confundido. La puerta se abrió con un chasquido y entró a su interior. No tenia nada de especial, era un edificio más como los cientos que adornaban la capital.

 

-Llegas un poco tarde-fue lo primero que dijo Shindong al abrirle la puerta.

 

-Culpa tuya. Aprende a escribir y así no me perderé la próxima vez-aquella fue su disculpa cariñosa.

 

El interior del apartamento tampoco tenía nada especial, de paredes blancas y escasos muebles, alguna fotografía enmarcada repartida por las habitaciones y cortinas blancas. Se quitó el abrigo y lo colgó en el perchero que tenia a la entrada.

 

-Es bonita-admitió Donghae mirando una de las fotos.

 

-Es mía, ni se te ocurra mirarla-amenazó con una sonrisa quitándole la fotografía de las manos y volviendo a colocarla en sus sitio.

 

-Vale, vale. Me buscare una para mí. Quiero una cubana escultural de piernas interminables y 100 de pecho-confesó Donghae sonriendo.

 

-La semana pasada querías a una europea de ojos verdes, bajita y con cuerpo de guitarra.

 

-Es que me gustan todas las mujeres-confesó-Bueno ¿para que me habías llamado? ¿Qué era eso tan urgente?

 

El día anterior Shindong le escribió la dirección de la casa de su novia porque tenía un problema que no había querido decirle. Tenia que ser algo muy grave para citarle a él solo allí, pues Shindong vivía con ellos en el apartamento y solía visitar la casa de su novia cada vez más a menudo. Algo había ocurrido que necesitaba enseñárselo urgentemente, pero sin que estuviese la joven delante, por eso habían tenido que esperar hasta que ella salió de casa. Shindong le guío por la casa hasta el dormitorio y Donghae se ruborizo.

 

-Ayer, buscando en el armario una prenda suya, encontré algo que me asustó un poco-explicó Shindong nervioso buscando dentro del armario.

 

-¿Para que buscabas su ropa?-preguntó Donghae sentándose en la cama con mucho cuidado de no deshacerla.

 

-Vi un vestido precioso en una tienda y quería regalárselo, pero para eso necesito saber su talla. El caso era que encontré esto-sacó una bolsa de deporte del armario y la depositó en el suelo-me da vergüenza preguntarle para que lo tiene porque se daría cuenta de que he estado registrando su armario.

 

Donghae se sentó en el suelo mientras su compañero abría la bolsa y dejaba al descubierto el contenido que tanto había desconcertado al mayor. A el también le dejó perplejo, conocía a su novia de vista y alguna pequeña conversación y era muy buena chica, muy formal y educada. Dentro de la bolsa había una enorme cantidad de cosas que nunca creyó encontrar en aquel dormitorio. Esposas, látigos de cuero, un body de cuero rojo y un largo etcétera. Los ojos de Donghae se abrieron como platos observando con detenimiento cada uno de los objetos.

 

-¿Y nunca has hablado con tu novia de esto?-preguntó Donghae sacando unas sandalias de cuero del mismo color que la escasa ropa que encontró y de imposibles tacones.

 

-Nunca. Siempre se ha mostrado muy normal en esos temas-explico avergonzado, de pronto miró el zapato que Donghae inspeccionaba y lo cogió-Es demasiado grande-comentó para si mismo.

 

Volvió al armario en busca de unas sandalias que utilizaba ella a menudo y comprobó la talla. Aquellos taconazos no eran suyos, demasiado grandes para sus pequeños pies. Con alivio se lo explicó a su compañero, quien miraba con curiosidad una cadena muy extraña con unas pinzas a cada extremo.

 

-La excusa de "se lo estoy guardando a una amiga" me parece demasiado obvia. ¿Estas seguro que todo esto no es suyo?-preguntó sin apartar los ojos de la cadena.

 

-Tan solo mira el sujetado, ella no tiene tanto pecho. Y los zapatos son enormes-comento Shindong aliviado.-Además, ¿tú eres capaz de imaginártela con estas cosas?

 

-Me estaba empezando a hacer a la idea.

 

Recibió un duro golpe en la cabeza al decir aquello y soltó de golpe la cadena a la que tantas vueltas le había estado dando. Shindong cogió la cadena y preguntó para que servia, Donghae iba a responder cuando se ruborizo tan violentamente que las palabras no salieron de sus labios. Si el mayor no sabía para que se utilizaba aquello no iba a ser él quien se lo explicase, le avergonzaba que pudiese pensar algo raro de él. Ya mas relajado Shindong sujeto el látigo con fuerza y amenazó al menor, claramente en broma.

 

-A tu novia le tiene que ir más o menos como a mi ¿no?-preguntó Donghae mirándose al espejo, se había quitado la camisa y se había puesto un sujetador de cuero negro con cadenas.

 

-No creo, tu lo llenas de espalda-dijo tranquilamente mirándole desde el suelo.

 

-Estoy sexi ¿verdad?-empezó a hacer posturitas frente al espejo frunciendo los labios.

 

Desabrocho con algo de torpeza el cierre, siempre había sido un poco torpe con aquello y tuvo que dar varias vueltas hasta que logró desengancharlo. No dejaba de preguntarse como eran las mujeres capaces de ponérselos y quitárselo con tanta facilidad si a él le costaba muchísimo, y eso cuando solo tenía un enganche, cuando tenia tres necesitaba la ayuda de una mano femenina. Logró quitárselo y Shindong apareció por su espalda.

 

-¿Qué haces?-preguntó al ver como el mayor pasaba sus brazos rodeándole.

 

-Se me ha ocurrido un uso para esto y me gustaría comprobarlo-dijo mostrándole la cadena.

 

Donghae intento apartarle, no sabia que uso se le había podido pasar por la cabeza a su amigo pero si era el mismo que él conocía no quería que lo hiciera. Tropezaron con la bolsa que continuaba en el suelo y cayeron estrepitosamente. Donghae frenó la caída con las manos pero el peso de Shindong le aplasto la nariz contra las frías baldosas del suelo. De pronto la puerta se abrió. El color desapareció de aquel hermoso rostro que había aparecido de golpe por el ruido que habían hecho. Salió corriendo sin dejarles decir una sola palabra.

 

-Me parece que vuelves a estar soltero-comentó Donghae con un intenso rubor en sus mejillas.

 

 

Fin.

Notas finales:

No me resisto a las parodias ¿Quiénes serán las próximas victimas?


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