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Las Cronicas del Sharingan: La Busqueda de Suzaku por TsukiDei

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Notas del capitulo:

Este capitulo ha sido editado~!! O:

Emmm, Aparece Dei! :O

Capitulo II:
Deidara
 

-Itachiiiiiii.

-¡Por el amor de kami, Sasuke! Si es de nuevo porque quieres ir al baño, y--

-¡¿Por qué siempre piensas que es por eso, eh?!

-...

-...

-Es eso... ¿Verdad?

-...si.

----

Teniendo a Sasuke ocupándose de sus asuntos, Itachi tenía más tiempo en analizar la información que le había proporcionado Tobi. Aún no se acostumbraba a pensar en él, pues el simple nombre le causaba curiosidad. Ese chico (hombre...lo que sea) era extraño, necesitaban tener cuidado con él.

Su hermano y él ya habían viajado hasta llegar a la Aldea de la Libélula, y ahora estaban por entrar a la Aldea de la Cascada. Según Tobi, el tal Deidara estaba en algún cercano a las orillas de Cascada.

Itachi sabía que vivía bien, este Deidara. Cascada era una aldea turística, por lo tanto sus habitantes se sustentaban con los visitantes que llegaban de otras aldeas. Cuando llegaron a la aldea, Itachi pudo notar la gran cantidad de comerciantes que había, y pudo ver que la calidad de vida de ese lugar era alta.

Claro, no había tomado en cuenta el hecho de que tal vez Deidara fuera un ninja. No había pensado mucho en eso, pero, si fuera el caso, no sabría que esperar de su situación económica. Si Deidara era parte de Akatsuki, lo más probable es que, en efecto, fuera un shinobi. La mente de Itachi, además de debatir e intentar predecir el cómo sería Deidara, rezaba en silencio que no tuviera el mismo aire que rodeaba a Tobi. No estaba seguro que pudiera soportar a otro igual...

Cuando llegaron era un poco antes del atardecer, justo antes de que el sol empezara a ocultarse y que empezara a pintar el cielo y las nubes de naranja y rojo.

Itachi se encargó de hacer unas preguntas. Nada comprometedor, preguntas redondeadas y discretas. ¿Conocen a Deidara? ¿Dónde se encuentra? Claro, como todos los buenos shinobis tienen que tener mitad de espía, no dejó salir ninguna información de su boca, y prefirió optar por blancos fáciles. Le hizo esas preguntas a un par de adolescentes que estaban pasando por ahí, y a una señora de edad media que parecía demasiado amable.

Las respuestas no fueron muy variadas. Las adolescentes reconocieron el nombre después de unos breves segundos de pensar, entre sonrojos y risitas coquetas al ver que unos chicos muy apuestos se estaban dirigiendo a ellas por ayuda. Le dijeron que Deidara era un joven que vivía en las orillas de la aldea. Las adolescentes decían no recordar mucho acerca de su apariencia, pues eran pocas las veces en las que salía. Sin embargo, ellas no dudaron en decir algo acerca de su ‘adorable hermano.'

La señora tampoco fue mucha ayuda, aunque Itachi agradecía que no se le quedara viendo ni se sonrojara ante cada palabra que cualquiera de los morenos dijeran. Ella comentó que reconocía el nombre, pues su esposo había comprado, hacia cierto tiempo, una de sus esculturas. La señora se refirió un completo minuto al buen trabajo que había hecho este joven escultor con la pieza que había comprado.

Terminando con un gracias, los Uchihas se dirigieron a donde supuestamente estaba el hogar de Deidara. Caminaron por el centro del pueblo, y rodearon algunas de las casas cercanas. Ambos Uchihas se dieron cuenta de que, mientras más avanzaban, el camino se tornaba más verdoso, y los árboles empezaban a acrecentar, mostrando con obviedad el cambio de ambiente, pues estaban dejando atrás la urbanización del centro del pueblo.

El camino también se estaba volviendo ligeradamente inclinado. Cuando estuvieron lo suficientemente cercas, pudieron observar la silueta de una casa que se avecinaba en la cima de la colina. Un poco detrás, se podía distinguir la indistinguible silueta de una pequeña cascada. Con una media sonrisa bien puesta en los labios de Sasuke, y una mirada de victoria en los ojos de Itachi, ambos hermanos empezaron a hacer su camino hacia la casa.

Sin embargo, fueron detenidos ante una serie de ruidos que provenían de algún lugar cercano. Itachi volteó su cabeza hacia su derecha, pues pudo identificar aquellos sonidos detrás de los árboles. Si mal no se equivocaba, eran golpes. Motivado por una extraña y nueva curiosidad, Itachi se detuvo abruptamente. Su hermano se detuvo detrás de él y lo miró con confusión en sus ojos.

Itachi, después de una mirada rápida a Sasuke, empezó a caminar hacia los árboles. Por alguna razón, se encontró deseando conocer el emisor de esos ruidos. No era una persona quien se metiera en los asuntos de otras personas, pero había algo que lo estaba molestando. Al avanzar un poco, sorteando ramas, arbustos, y árboles, se encontró con un espacio abierto.

Los árboles rodeaban el claro en un círculo, dejando al descubierto un pequeño campo. Las largas ramas de aquellos árboles estaban ungiendo como una suave sombra ante el aún potente sol que erguía arriba en el cielo. El campo estaba ambientado como una arena de entrenamiento, kunais y algunos shurikens estaban desparramados en algunos lugares al azar en el suelo, algunos enterrados en los troncos cercanos.

Itachi estaba muy ocupado para notar sus alrededores, sin embargo.

Itachi estaba ocupado estudiando a quien estaba emitiendo esos ruidos. Una chica, una atractiva chica rubia estaba entrenando en medio del campo. La chica estaba golpeando con sus puños, de una manera en la que Itachi pensó que una chica no podría golpear, los restos de un árbol, el tronco, para ser más precisos.

La chica era una kunoichi, por lo que pudo notar Itachi. Estaba vestida en un atuendo shinobi sencillo negro, que se ajustaba a sus modestas curvas perfectamente. Por su tamaño y proporciones, Itachi pudo notar que la chica era aún joven, tal vez hasta su misma edad. Algo que le llamó mucho su atención, fue su largo y rubio pelo, el cual danzaba en el aire con cada movimiento que hacía la chica.

No pudo hacerse una imagen bien de su cara, pues la chica estaba de espaldas. Con un crujido, Itachi pudo ver que el tronco por fin estaba cediendo, y con un último y fuerte golpe, la rubia lo partió en dos. Itachi sintió lástima por el pobre e inocente tronco.

-¡Itachi!- la voz de su hermano alcanzó sus oídos, y el Uchiha mayor tuvo el presentimiento de que no era la primera vez que Sasuke había dicho su nombre para llamar su atención. Sasuke a penas y había alcanzado a su hermano, y ahora estaba junto a él, mirándolo con reproche por haberlo dejado atrás. Itachi lo mandó callar inmediatamente con la mirada, a lo cual Sasuke solo rodó sus ojos.

Cuando Itachi por fin pudo despegar sus ojos de su hermano, volvió a buscar a la chica con la mirada. Cuando volteó al claro de nuevo, sin embargo, la chica no estaba a la vista.

Itachi frunció el ceño, y abrió su boca en confusión. Volteó a ver a su hermano, y por poco y no contiene su sorpresa al encontrarse con unos feroces ojos celestes, los que lo estaban mirando con enojo. Detrás de Sasuke estaba la chica, e Itachi se preguntaba cómo había llegado tan rápido detrás de él, y sin que se diera cuenta. Era frustrante que eso le volviera a suceder en menos de una semana...

Sasuke no había notado la nueva presencia, si no hasta que siguió el camino de la mirada de Itachi que volteó. Un sonido de sorpresa escapó sus labios, y dio unos pasos hacia atrás, al ver que le chica estaba justo a sus espaldas.

Ahora que Itachi la tenía al frente de él, pudo terminar de analizarla mejor. Su pelo era largo, y le cubría hasta la mitad de su espalda, y estaba amarrado en una media coleta, mientras que algunos mechones de su cabello cubrían la mitad derecha de su rostro, en un flequillo. Pudo también notar que la chica estaba plana de su parte delantera. No es que Itachi se fijara en eso, es solo que...eso.

Cuando los ojos de Itachi dejaron de recorrer el cuerpo de la chica, se encontraron con los de azules de ella. Si no fuera porque la chica lo estaba mirando de una manera enojada (lo más probable es que se hubiera dado cuenta del escrutinio que le estaba haciendo Itachi), Itachi diría que sus ojos eran hermosos. No, esperen. Itachi no diría eso, no importa si no lo estuviera mirando así. Aunque sí podía reconocer los vistos estéticos de la chica.

Cuando lo chica afiló sus ojos, el Uchiha mayor se dio cuenta de que se había quedado mirando demasiado tiempo.

-¿Qué demonios están haciendo espiándome, un? -preguntó la chica mientras se cruzaba de brazos. La voz era un poco más grave de lo que se había imaginado que sería, desconcertando un poco a Itachi.

Pero para ese entonces, Uchiha Itachi se había vuelto a colocar su máscara sin emociones en el rostro.

-Sentimos haber incomodado. Estamos en busca de una persona, y creo que tú nos puedes ayudar.- su voz era el perfecto soneto de la monoteidad, esperando imponer un poco de autoridad en el ambiente. La voz de la chica había sido retadora, e Itachi no quería retos en ese momento, y menos lidiar con niñitas.

La chica analizó por un momento las palabras de Itachi, y su rostro, en busca de alguna razón por la cual desconfiar. Con un suspiro resignado y mientras rodaba los ojos, les contestó:

-Síganme.- Y la chica dio una vuelta, emprendiendo el camino hacia la salida de ese lugar.

Con reluctancia, los Uchihas empezaron a seguirla. Itachi estaba intentando ver si era prudente seguirla, cuando observó que Sasuke le hacía un gesto de acercamiento con sus manos. Cuando estaban lo suficientemente cerca, Sasuke le murmuró:

-Está bien buena, ¿Verdad?- le preguntó descaradamente su hermano, con una media sonrisa.

Itachi lo miró raro por un momento, antes de suspirar y negar con su cabeza ante su actitud, no tanto sus palabras. Pequeño, tonto, y hormonal hermanito menor. Pero no lo podía culpar, tenía 15 años...

Un kunai pasó por encima de la cabeza de Sasuke, y si no fuera por los rápidos reflejos del Uchiha menor, hubiera sido un golpe directo. Aún así, unos cuantos mechones de su cabello no corrieron la misma suerte, y observó como esos caían en el aire. Sasuke miró desde el lugar de donde le habían lanzado el kunai, y se encontró con la mirada celeste de la chica.

-Los escucho, un. -dijo como respuesta, antes de voltear y seguir su camino.

Itachi la miró con extrañeza y luego volteó con su hermano, que a penas había salido de su sorpresa.

-Etto...- Sasuke comenzó, inseguro de decir algo. No terminó, pues lo vio inservible, ya que la chica había avanzado.

-Vamos.- Itachi lo apuró cuando pasó junto a él, mientras hacía una nota mental de vigilar a esta chica de cerca.

Por un segundo, Itachi se tensó al ver como la chica, quien iba unos pasos frente a él, sacaba algo de un porta-kunai que tenía amarrado en su cadera, pero todo presentimiento desapareció al reconocer ese objeto como unos guantes.

La chica se estaba poniendo un par de guantes negros, e Itachi no pudo evitar recordar que Tobi también usaba guantes. Ahora que lo veía, también vestía todo de negro. Un breve momento se preguntó si acaso era alguna clase de uniforme en esa organización o algo. Y si así lo fuera, ¿Entonces esta chica era parte de Akatsuki? Itachi intentó, con discreción, ver si le era posible encontrar el anillo en su mano, pero la chica ya se había colocado los guantes, y ella, al contrario de Tobi, no usaba el anillo por encima de éstos.

Cuando salieron de la masa de árboles, Itachi y Sasuke observaron cómo ahora la tarde había caído, y el ambiente se había pintado rojizo. No hubo tiempo para contemplaciones, pues la chica no se detuvo y siguió avanzando, en dirección a la colina. Por lo que podría suponer Itachi, la chica debía de conocer a este tal Deidara.

Cuando estaban cercas de la casa, ambos hermanos contemplaron con asombro la belleza de su exterior. La casa parecía antigua, pero se veía resistente, y el color celeste con el cual estaba pintada le daba un toque dulce, si acaso. Se veía elegante, con el pequeño camino de piedras que conectaba la puerta principal con el camino de tierra.

La chica se adelantó ligeramente, y abrió la bella y finamente tallada puerta de madera. Itachi pudo notar con media fascinación como tenía grabado en ella varios dibujos complicados de animales. Pudo distinguir un pájaro, un dragón, una especie de perro o gato, pero la chica no lo dejó terminar de ver, pues ya la había abierto, y la mantenía abierta para que los Uchihas pudieran pasar.

Cuando estuvieron adentro, de nuevo contemplaron el hermoso decorado coloquial al que estaba adornado. Había un mirador en el cielo que le llamó la atención a Itachi, pues de ahí podía ver las nubes rojas y rosas. Estaba alumbrado con algunas lámparas puestas en lugares específicos, y la luz de éstas se esparcía con la ayuda de varios espejos en forma de óvalos, también colocados en lugares inteligentes. El lugar era hogareño, y de alguna forma le recordaba a Itachi de su hogar en Fuego.

Los Uchihas vieron como la chica se acercaba a una pequeña barra, donde agarraba una botella de agua y empezaba a beber sus contenidos con ansiedad. Itachi observó sin sentido y con la más mínima de las fascinaciones el cómo una pequeña gota de agua caía desde su boca, recorriendo su pálido cuello, y luego perdiéndose entre la ropa negra. El mayor sacudió su cabeza ligeramente y se dirigió a la rubia.

-Estamos buscando a Deidara. ¿Lo conoces?

La rubia dejó de tomar agua y miró a Itachi. Luego chasqueó su lengua y rodó sus ojos, para darle una sonrisa de medio-lado, con un tinte de arrogancia y burla oculta en su mirada.

-Yo...-dijo despacio, rodando cada letra con su lengua, como si fuera algo muy complicado para que los Uchihas lo comprendieran.-...soy Deidara, un.

Hubo un silencio particularmente incómodo, en el cual los hermanos estaban procesando la información recién recibida. Deidara se empezaba a preocupar por la falta de habla de los Uchihas.

-Entonces...-Sasuke comenzó a decir despacio, mirando el suelo como si estuviera leyendo sus palabras de ahí, antes de voltear con Deidara y apuntarlo acusadoramente con su dedo.- ¡¿ eres Deidara?!

El rubio, se abrió su boca, un poco ofendido ante el insulto escondido detrás de las palabras del pequeño Uchiha. ‘¡¿ eres un él?!" El rubio se sentía con ganas de gritar. No era su culpa de tener una complexión delgada, ni tampoco era su culpa el haber heredado las facciones de su madre. De lo que si encontraba culpable, era su pelo. Ya, a él le gustaba largo. Punto. Y definitivamente algo les sucedía a los hombres de hoy en día, pues no reconocen a un hombre cuando lo ven.

Mientras el rubio discutía mentalmente ante su incomprendida y elegante hombría, Itachi le enterró un codo en las costillas de su hermano, señalándole que guardara silencio. Su hermano podía ser un estúpido algunas veces, pero aún estaba un poco asombrado ante eso. La chica, no era una chica. Y peor aún, la chica era el chico que habían estado buscando.

Itachi sacudió su cabeza, y miró a Deidara con determinación. Deidara levantó una delgada ceja ante la mirada de Itachi.

-Escucha, nosotros--

-No. escucha.- interrumpió Deidara, he Itachi lo miró mal.- Necesito darme un baño, cuando termine, hablaremos, un. Espero que tengas un buen motivo para venir aquí. -Una media sonrisa se avecinó a su rostro.- Por su bien, un.

Ambos hermanos fruncieron el ceño. Itachi abrió su boca para exigir una explicación a esa respuesta, pero fue cortado por alguien más.

-¡Nii-san! ¡Es terrible! ¡Se acabó--...-el rubio se detuvo abruptamente, al notar que no estaban solos. Era un rubio más joven, probablemente de la edad de Sasuke. Había entrado corriendo agitadamente desde lo que, Itachi suponía, era la cocina, con un plato de comida vacío, y ahora estaba mirando de pies a cabeza a los Uchihas.

-¿Qué quieres, Naruto?- preguntó Deidara, no contento con la interrupción.

-Etto...- miró confundido al rubio más alto.-... ¿Quiénes son ellos, Dei?

Deidara los miró por un momento, evaluándolos.

-Molestias. Ahora, cuídalos un rato.- Itachi frunció el entrecejo ante la dura referencia; no eran animales.- Iré a darme un baño, un.-terminó con una sonrisa de satisfacción, mientras desaparecía por un pasillo.

-¡D-demo...! ¡Nii-san...!- Pero Deidara ya se había ido. El rubio suspiró y volteó a ver a los pelinegros. Les dio una media sonrisa como la de Deidara, solo que esta no se veía tan amenazadora, y con un nuevo cambio de ambiente, les gritó- ¡Mi nombre es Uzumaki Naruto, de veras!

Los Uchihas sintieron una gotita de anime salir de su cabeza. Oh, la noche iba a ser muy larga...

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Con un suave movimiento, Deidara se soltó la liga de su cabello, dejando su pelo dorado libre. Sacudiendo su cabeza, se metió dentro de la regadera, dejando que la fría agua enjuagara todo el sucio de su cuerpo. Con un suspiro, permitió a sus músculos relajarse. Cuando sintió que había pasado el tiempo suficiente, se enjuagó el cabello y el cuerpo.

Se permitió recargarse un momento en la pared del baño, el agua aún golpeando su delgado y desnudo cuerpo. Su mente divagó hacia las personas que había conocido hoy. También recordó la visión que había tenido en la mañana, justo antes de poder haberse despertado por completo, aún en su cama.

¿Acaso era eso el suceso importante que iba a pasar? ¿Eran ellos las personas que había visto? Deidara también recordaba vagamente a haber visto a Tobi. Y cuando veía a Tobi, significaba que la organización se estaba movilizando. O alguien estaba causando problemas, o era que se había identificado el siguiente portador de un anillo. La segunda era la más probable.

Tobi era un idiota. Como si no tuviera suficiente con sus constantes y molestas visitas sin sentido, con su aparezco-mágica-y-misteriosamente-en-donde-sea no Jutsu, para que le enviara a cuidar, a esos niños. Y no, el no se consideraba un niño, por Kami, tenia dieciocho años ("en poco tiempo diecinueve", pensó con una sonrisa) y era más maduro y cuidadoso que la mayoría de los adolescentes. Claro, tenía que serlo. Una carga como la suya no es nada fácil. Pero...agh.

Suspirando pesadamente de nuevo, terminó de bañarse y se enredó una toalla en la cintura, mientras daba un paso a fuera de la regadera. Una punzada le sobrevino a su cabeza, y cerró sus ojos. De sus labios salió un pequeño sonido de dolor contenido. Sosteniendo su cabeza con una de sus manos, intentó seguir de pie, mientras que su otra mano buscaba apoyo, encontrándolo en la pared. Estaba estremeciéndose, y sus ojos estaban apretados con tanta fuerza que le empezaba a doler, pero ya estaba acostumbrado.

Eventualmente, los temblores cesaron, y sus ojos se abrieron lentamente, brillosos y aneblados. Pero con eso, una media sonrisa también se avecinó a su rostro.

No podía esperar para por fin poder hablar con los no tan misteriosos Uchihas.

Notas finales:

Un review, seria apreciado!!


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