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Pan con Limón por arcasdrea

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Notas del fanfic:

Declaración: Todos los personajes de Slam Dunk no me pertenecen, pero ya mi mente sinistra esta craneando un plan para hacerme con ellos. muajajajajajaaj!

Aclaración: Me enfermé y caí en cama, por lo que la divagación de mis neuronas por la fiebre causo esto que a continuación leerán.

Es un poco ficción, y hechos de la vida real, como sabrán yo soy profesora, así que será casi como un relato de mi cotidaneidad.

El porqué del título, se explica como el unico Antojo que tenía mi mamá cuando estaba embarazada de mi. Un antojo incomprendido, pero que agarrandole el gustito, no se le puede dejar. Como la relación de estos dos. (Aunque confieso que yo no aliño ni las ensaladas por odiar el limón XD)

Pan con Limón



Capitulo primero

Estaba arreglándole la solapa del delantal a su hija cuando el nuevo profesor hizo su ingreso. Todos los apoderados, que asistian al primer día de escuelas de sus hijos, le miraban sorprendidos por la juventud que denotaba, con esa apariencia infantil se podría decir que recien habia salido de la Universidad. Pero el más sorprendido era él, su gran primer amor de juventud, sería el profesor de su hija.

El pelirrojo dejó sus cosas en el escritorio y se dedico a saludar niño por niño, padre por padre. Desde un principio debía establecer buenos vinculos con los pequeños que educaría por dos años y aún más con sus familias.

Cuando llegó hasta él, pudo ver con satisfacción que le reconoció inmediatamente por la cara de estupor que puso por algunos segundos.

- Buenos dias profesor – le saludo acomodando la voz a una gentil. Tentado estuvo a decirle do’aho como en los viejos tiempos, pero estaban su hija y los demás padres y sus respectivos hijos.

- Que sorpresa Rukawa – se dieron un apretón de manos. Luego se acunclilló a la altura de la pequeña que se aferraba temerosa a la pierna de su padre – Hola hermosa... ¿cómo te llamas? – y le dedico la mejor de sus sonrisas.

El zorro que le observaba embobado cayó en cuenta de que su corazón latía como loco, por lo que se supo una vez mas enamorado de ese do’aho.

- Hanako... pero papi me dice Hana... – la pequeña ya estaba plantada frente a él con total desemboltura, la sonrisa del pelirrojo le habia dado la confianza necesaria – tú dime así, me caíste en gracia – y ni tonta se le arrojo al cuello, abrazándolo efusiva.

El zorro alzo una ceja consternado, su hija era antipática con todos los adultos. Que adorara tan rápido al pelirrojo, era un acontecimiento. “Debe ser el efecto que Sakuragi tiene sobre los Rukawa”, sonrió internamente.

- Tu hija es adorable, Rukawa. Permiso – se excuso para seguir con su ritual de saludos.

El pelinegro, al mismo tiempo, debio explicarle a su curiosa hija dónde y cómo es que conocia a su profesor.

Hanamichi ya terminado con todos los presentes, dio los buenos días de manera general, se presentó formalmente como el profesor de primer grado y les comunico que podian quedarse los primeros treinta minutos en el salón, pero que al indicarlo el timbre debian retirarse para comenzar con la jornada escolar.

Rukawa tuvo la intensión de hablar con él, pero todos los padres tuvieron la misma idea, pero por razones distintas. Así que solo se dedico a observarle, para darse cuenta que a pesar de los casi siete años sin verle, mucho no habia cambiado, solo se veía más maduro, serio y compuesto.

En esencia seguía siendo Hanamichi Sakuragi.

- Me gusto – dijo Hana de un momento a otro. Su padre le miro cuestionador – me gusto mi profesor, es guapo... me casaré con él.

- QUEE!!?? – todos los presentes en el salón, incluido el profesor le miraron. Él contrariado se agachó al lado de su hija y le pregunto quedito – estás bromeando?

- No... me casaré con él – contesto conforme, mientras tomaba asiento en su provicional pupitre.

- Eres muy chica – le reprocho, pero sin subir el tono.

- Haré que me espere hasta que cresca – agacho la cabeza derrotado por la elocuencia de su hija. Tenia demasiada personalidad para tener solo seis. A veces, solo a veces, se arrepentia de haberla adoptado, pero es que desde que la vio, la amo con toda su alma.

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La fue a buscar en la tarde, dejando de lado sus obligaciones en la oficina y posponiendo todos su compromisos, queria verle nuevamente bajo la excusa de ir a buscar a su hija. Habian quedado que el chofer la iría a retirar, pero habia estado desconcentrado, siempre pensando en el momento en que le volvió a ver hasta que su secretaria le reprendió, cuando por error firmó una factura que sólo debia revisar. En ese mismo instante, decidió ir a buscarle, pues no estaría tranquilo hasta no ver esa cabellera roja nuevamente.

Y allí estaba él, dándole el Hasta Mañana a sus niños que perfectamente formados en dos hileras le respondian con entusiasmo. Todos se le avalanzaron para despedirse con un beso, y después correr hasta sus padres. Hanako en cambio le tomó la mano al pelirrojo y se quedó a su lado.

- Qué pasa Hanako?

- Puedo irme contigo a tu casa?

- Ah?! – abrió inmensamente los ojos, pero tranquilizándose en un dos por tres respondió – lo siento Hanako, pero tu papá te está esperando allá.

Desde su auto, Rukawa vio atentamente todo. Lamento no poder escuchar que burrada le dijo Hanako para que el pelirrojo se sonrojara furiosamente, pero luego agradecio no estar a su lado, cuando se sonrojo él como quinceañero cuando el profesor le indico.

- Diablos! – masculló la pequeña – tuvo que fastidiarlo todo – dio un puntapie a algo invisible, obligó a agacharse al pelirrojo para darle un sonoro beso en la mejilla y luego correr hasta el auto, donde ya su padre le abría la puerta del asiento trasero. Hanamichi reía divertido por las ocurrencias de la niña.

- Hasta mañana, profesor – se despidió Rukawa antes de entrar al auto, con la mano en alto.

- Hasta mañana... ¡y espero que mañana tengas la decencia de saludarme con un apretón de manos que sea! – le grito después de constatar que nadie estuviera alrededor.

Rukawa arrancando el motor, sonrió divertido. Habia visto un guiño del antiguo Tensai.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Estaba sentado solo en lo que reconociera como su antiguo salón 10, pero este se veía inmeso. Se reflejó en la ventana, tenía la misma apariencia de cuando estaba en Shohoku. Frente a él, sobre la tarima, el actual Hanamichi Sakuragi le impartía clases de algo... ¿Reproduccion humana? grito su mente cuando reconoció los dibujos trazados en la pizarra.

- ... La penetración ocurre cuando el hombre introduce su pene en la vagina de la mujer. En ese momento, los tejidos que rodean la parte exterior de la vagina se hinchan, el clítoris se eleva y el pene se erecta completamente – de repente la explicacion del pelirrojo cesó pues clavaba sus ojos en él – aunque en el caso de dos hombres es un poco distinto – Rukawa tragó saliva cuando el profesor se le comenzó a acercar lentamente, desanudándose la corbata, que deslizo lentamente para dejarla caer al suelo, y abriendo luego uno a uno los botones de su camisa blanca – creo señor Rukawa que deberé gráficarlo con el ejemplo.
- Pro... fesor – murmuro excitado, cuando el pelirrojo, ya a su lado, tocaba con lujuria su miembro por sobre los pantalones.

- Entre hombres, uno es penetrado por el ano – lo asio de las caderas y le levanto de su silla para sentarlo en el pupitre. Rukawa no supo como, pero de un momento a otro estaba desnudo – el cual debe ser dilatado previamente – un dedo largo y travieso le hizo ver estrellas del puro placer que experimento. Pronto sintió tres moverse dentro de él – una vez preparado, el Seme, a quien yo estoy representando, mete su miembro lubricado previamente – el pelinegro cerró los ojos entre asustado y complacido, cuando el pelirrojo puso sus piernas blancas sobre sus hombros y comenzo a penetrarlo lentamente.
- Ah!! Ah!!! Ssss... ah!...mmmh... – comenzo a jadear, mientras el profesor le seguía explicando con su ronca y sensual voz.
- El vaivén debe ser lento primero, para que el Uke... que eres tú – le susurro al oido - , se acostumbre a la intrusión, sin embargo, a medida que la tensión sexual aumenta y se sabe que se llegará al climax, el ritmo debe aumentar para llegar de ese modo a un glorioso orgamo que será gritado con todas tus fuerzas – y así fue. Los jadeos eran más grandes cada vez, la pelvis chocaban con fuerza en su trasero, el ver a Hanamichi agitarse de ese modo tan desenfadado sobre él, solo provocaba que sintiera que su cuerpo iba a desvancerse de tanto placer que experientaba

- Ahhhhhhh!!!!!MAS FUERTE!!! MAS RAPIDO!!! AH! AH! MUEVETE MAS RAPIDO IDIOTAA – exigio eufórico, el pelirrojo respondio al toque. Aumento el ritmo aún más, hasta que en ambos surgió una corriente eléctrica, deliciosa que emergio desde sus sexos para recorrerlos hasta los dedos de sus pies, que se crisparon con la sensación – AhhhhAHHhhhAHHHHH!!!! – después de muchos minutos, sus ojos volvieron a abrirse cansados, frente a él el doaho le miraba con una sonrisa deslumbrante y sensual. Rukawa acerco su mano para acariciarle la mejilla sonrojada y perlada por el sudor, sin embargo...

- Papá...- una voz infantil y aguda salió de la boca del pelirrojo, Rukawa alzo la ceja extrañado.

- PAPAAAAAAAAAA – el grito de su hija le hizo aferrarse al techo como si de un gato asustado se tratara.

- HANAKO!!!! NO ME ASUSTES ASI!!!! - reprendio a la niña realmente alterado por el susto que le dio al despertarlo así. Espera, era un sueño? se pregunto desorientado el pelinegro, que como poseso comenzo a mirar a todos lados, para caer en cuenta que estaba en su habitación, con todas las sábanas y cobijas revueltas, el cuerpo sudoroso, su hija mirándole inquisidora y con una gran mancha sospechocilla en la sábana que justo cubría su entrepierna orgullosamente abultada.

- Papá... qué escondes ahí? – y ahí estaba la bendita e inocente pregunta de su chiquilla que le arranco todos los colores conocidos hasta ahora.

- Nada que te interese – contesto al cabo de varios minutos, ya repuesto de la impresion, adoptando la antigua actitud del “Ice King”.

- Ahhhh!- exclamo enojada la niña al tiempo que pateaba el aire – eres un estupido – y con aire ofendido salió de la habitacion para alivio del zorro.

Ya en la mañana y con muy malas pulgas por no poder volver a pegar pestaña en lo que sobraba de noche, fue a dejar a su hija. Que desde el asiento trasero, ocasionalmente le mandaba miraditas de odio a través del retovisor. Kaede suspiró cansado, no le gustaba estar enojado con ella, y menos por un tema tan tonto (pero vergonzoso) como el que le pillara excitado, más empalmado que el Obelisco de Buenos Aires.

La niña ni le dio el “Hasta Luego” acostumbrado cuando se bajó del auto, así que decidió cobrárselo, siguiéndola hasta el interior de la escuela.

En la puerta del salón, estaba Hanamichi recibiendo a sus alumnos. Hanako ya estaba al lado de él, obligándole a agacharse para darle un sonoro beso. Algo de molestia por esa actitud tan desenvuelta de su retoño para con el profesor, le hizo llegar con cara de perro Bulldog hasta ellos.

- Buenos dias, Rukawa –saludo sonriente, alzando la mano para que fuera estrechada.

- Profesor – respondio serio, pero esto no evito que respondiera al gesto con cortesía.

- Ya te puedes ir – dijo despectiva Hanako, acaparando la mirada de los dos adultos, una extrañada, la otra molesta.
- ¿Por qué tienes esa cara de morrón? – Sakuragi se habia agachado para quedar a la altura de sus ojos - ¿No querias venir a clases qué estás tan enojada?

- No es eso... – la mirada asesina que le dirijiera su pequeña, hizo temblar a Rukawa, pues sabia que venia lo peor – es por el tonto de mi papá, que después de pillarle gimiendo en medio de un sueño... no me quiso mostrar que escondia debajo de la sábana justo ahí – y su dedito indice mostró firme la gloriosa parte de la anatomia de Rukawa.

La cara de Rukawa era un poema. Rojo como la grana, escondiendo la vista del profesor, avergonzado hasta la médula; sin embargo, su gesto cambio a una de enojo cuando la estereofonica carcajada del pelirrojo se escucho por todo el pasillo escolar. Rukawa deseo golpearlo.

La niña miraba extrañada como su profesor se sujetaba el estomago para calmar su risa.

- Ahhh! Rukawa... menudo lio en el que te metiste por esconderle “eso” a Hanako – algunos dicen “calladito, te ves mas bonito”, pues con esas palabras Hanamichi cabo su tumba, por que el retoño arremetió con...

- ¿eso?... profesor Sakuragi, entonces usted sabe qué escondía mi papá?

Hanamichi quedó más blanco que un papel y más tieso que una piedra. Al tiempo que quien comenzaba a reir era Rukawa, celebrando internamente la agudeza de su hija. ”ESA ES MI HIJA” bailaba un inner zorro todo orgulloso por la capacidad de la nena de meter a los adultos en las situaciones más inverosimiles. Divertido y con un gesto de reto y venganza, miró al pelirrojo desafiándolo a si era tan machito para contestar ahora. Era el profesor de su hija, el que todo lo sabe y todo lo ve, tenía la obligación moral y profesional de contestar. Ja!

- Eh... eh... – el tartamudeo y la complicación del pelirrojo en buscar una respuesta a semejante pregunta era realmente divertido para el zorro, aunque tambien le parecio delicioso verlo tan complicado, provocando algo de ternura por él – es que tu papá escondía algo muy importante para él, por eso no deseaba mostrartelo...ehmmm.... era... era... SU OSO DE PELUCHE...

Ambos Rukawas alzaron la ceja. La niña de no creerselo y Kaede pensando que la ocurrencia era bastante estupida, con semejante ayuda mejor que se quedará callado.

- Está bien, chao papá – le pidió agacharse para darle un beso en la mejilla y luego entró al salón para saludar alegremente a sus compañeritos.

Los adultos suspiraron con alivio, por lo menos se lo habia creido.

- Hanako es sorprendente – mencionó Hanamichi mirando hacia el interior del salón.

- Sorprendentemente precoz, siempre me mete en lios – comentó mirando en la misma dirección que el profesor, pero pronto se dio cuenta que éste le miraba a él.

- Qué.. qué pasa...

- Nunca pensé que te volveria a ver y menos con una hija... eres muy afortunado... felizmente casado y con una niña preciosa y muy inteligente... te envidio.

Quedo de una pieza, ese no podía ser Hanamichi Sakuragi, no podía ser aquel hombre que estaba reconociendo que le envidiaba. Pero de repente, algo de las palabras dichas por su interlocutor capto poderosamente su atención.

- Tú no estás...

- No, no estoy casado... mi mala suerte con el amor mejoró... bastante – reconocio entre orgulloso y avergonzado – pero aun no halló lo que busco, creo que los años me hicieron exigente.

- Pues yo tampoco – comento como quien no quiere la cosa, para sorpresa del profesor, que quiso preguntar inmediatamente, pero Rukawa fue mas rápido – Hanako es adoptada... ella lo sabe, llegó a mi cuando tenia 3 años... desde que la conocí la ame con todo mi corazón, por lo que peleé hasta las últimas consecuencias para hacerme con su custodía.

- Vaya... – murmuro sinceramente sorprendido.

- Te invito un café después de la jornada y te comento más detalles. Y así tambien me enteró de tu vida en estos siete años – ¿de dónde salió esa invitación?

- Está bien – contestó por inercia, pues estaba mas sorprendido que el propio zorro por esa invitación – hoy después de clases... hasta luego. – y cerró la puerta del salón, desapareciendo tras ella.

El timbre de inicio de clases retumbo por todo el pasillo, sacando de sus cavilaciones al zorro, que entre feliz, ansioso y consternado, volvió sobre sus pasos para irse a trabajar.

Tenian una cita.

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Sin embargo, con lo que no contó es con tener sentada entre los dos a su hija, sorbiendo de vez en cuando su malteada con ruidosa molestia y acaparando toda la atención y conversación del pelirrojo. Maldita mocosa... deberé inventarte un castigo confabulaba siniestro en contra de la nenita.

- Me gusta tu pelo rojo... es natural? – preguntaba Hanako con sus ojillos café atentos al rostro sonriente de su profesor, y con descaro paso su manita por los cabellos del pelirrojo desordenándolos un poco – es suavecito...

- Tu cabello es hermoso tambien – alabó el adulto mirando ese cabello castaño, que caía copioso sobre la espalda, terminando en graciosos ondulines. Una coletita atada con moño rojo (el nuevo color favorito de Hanako) a un lado de su cabecita le daba el toque coqueto.

- Ejem.. ejem... – carraspeando llamó la atención de los dos – Hanako toma este billete y ve a jugar por allá – con su pulgar por sobre su hombro indico una serie de juegos dispuestos por la cafeteria para los niños.

- No quiero – achico los ojos retadora.

- Ve! – ni tonta para enfretarse a la furia de su padre, tomó el billete y salió corriendo a los juegos, no sin antes darle un beso en la mejilla al pelirrojo. Obediente, pero no tonta.

- Hanako! – grito enojado por el atrevimiento.

- No te preocupes, Zorro... Hanako me cae en gracia – dijo imitando una de las muchas frases que ocupaba la niña.

- Te ha llegado a querer en demasia – respondió con otra aún más celebre. Ambos sonrieron cómplices.

- Y qué ha sido de tu vida zorro, además de Hanako?

- Otra vez el zorro, pensé que ya habiamos madurado.

- Las malas costumbres no se olvidan – y le guiño un ojo con picardia. El pelinegro debio hacer acopió de todo su autocontrol para no sonrojarse.

- Do’aho – murmuró molesto.

- Viste! – le señalo acusador con el dedo – jajaja... y dime... qué tienes que contar?

- Ehm.. pues... como no tuve ninguna oportunidad para ir a EEUU a hacer carrera en la NBA, entré a la Universidad en Kyoto, por eso me fui de Kanagawa... estudié Ingeneria Comercial y ahora trabajo para una productora de música como gerente financiero.

- Vaya trabajo!

- Sí es bueno – reconocio revolviendo su capuccino sin mucho entusiasmo.

- Ya veo que te fascina – comento con sárcasmo.

- Y tú? Por qué profesor?

- Siempre se me dieron bien los niños. Aunque no te niego que en un principio fue fortuita la elección... pero ya en tierra derecha, me he enamorado de mi carrera – menciono con un brillo deslumbraste en sus ojos - los culpables de que fuera profesor creo que fueron Yohei y los chicos... el año que egresamos del instituto, se inscribieron como voluntarios en un campamento de verano para niños, a mi me llevaron a la fuerza, pero ya allá dicté el taller de basquetball, además de tener un grupo de 10 niños a mi cargo... eran unos demonios, pero al final los quise demasiado, aun nos hablamos, ya sea por teléfono, mail o msn, de vez en cuando nos reunimos. La cosa es que al final, fuimos el mejor grupo de todo el campamento, ganamos todas las competencias. Creo que fue en ese instante que descubrí mi vocación.

- Pues cuando te vi entrar al salón me sorprendí bastante – confeso un tantillo sonrojado – se me hace díficil imaginarte como profesor, pero según Hanako eres bueno.
- Jajajajaja... esa niña tuya me hace sacar canas verdes a veces con sus ocurrencias... pero es encantadora... – ambos adultos desviaron su mirada hacia la niña que jugaba y reia feliz en una piscina llena de bolitas de colores – cómo fue que llegaste hasta ella?.

- Mmm.. la productora apoya una serie de obras beneficas, mas que nada para evitar impuestos... bueno... en una navidad, nos obligaron a asistir a una fiesta de una de esas beneficencias, un orfanatorio para niños abandonados al nacer, por madres precoses, drogadictas o necesitadas. Los niños corrian por todo el lugar, nos tenian locos tratando de repartirles dulces, excepto una niña castaña que estaba sentada en un rincón.

- Hanako... – Rukawa asintió.

- Algo me llevó acercarme hasta ella... en un principio no me hablo nada, costó bastante entablar una conversación, peor para mi que no soy un maestro de la labia. Después de unos minutos de insistencia y un chupete de mora, Hanako me dirijio la palabra y en serio Sakuragi, desde que sus ojos café se posaron en mi, algo me removió... su actitud, su personalidad, todo en ella me fascino. Me enamoré de la pequeña – su vista fija en la niña rebosaba alegria – después hice todos los trámites, papeleos hasta las cosas mas extraordinarias con tal de adoptarla. La iba a visitar seguido al orfanato, le llevaba una serie de regalo y cada vez me engatusaba aún más. Finalmente, y obrando un milagro, por que es díficil que le den la adopción a un hombre soltero como yo, Hanako pasó a ser mi hija.

- Que linda historia... debes estar muy feliz.

- Muy feliz – y sonrió tierna y abiertamente, dejando atónito al pelirrojo.

- Creo entender tu felicidad. Mis veinte niños siempre me alegran el día, de vez en cuando dan ganas de lanzarlos por la ventana, pero solo basta una sonrisa para que uno se derrita como hielo al sol. Y conociendo como es Hanako, cada día debe ser mejor que el anterior.

- Tienes razón... pero... – Sakuragi le miro espectante – en mi caso siempre quiero arrojarla por la ventana... siempre logra sacarme de quicio.

Ambos rieron con ganas. Esa chiquilla los habia vuelto a reunir y de una manera muy especial, con una incipiente amistad que nunca se habian dado la oportunidad de tener. La niña habia obrado en los dos adultos un interes común más importante que el basquetball.

- Me ha quitado el titulo – comentó Sakuragi al tiempo que se enjugaba las lagrimas producto de la risa, acaparando la mirada extrañada del zorro – yo me jactaba siempre de ser el unico que te sacaba de tus casillas.

Ahora fue el momento de las miradas intensas. Ambos sonreian complices, añorando los buenos momentos vividos en el pasado. No necesitaban explicarlo con palabras, ambos pensaban y recordaban lo mismo. En sus ojos lo reflejaban.

- Profesor, quiere ser mi nuevo papá? Se nota que se gustan... cásense – Hana llegó a trapicarse con la propia saliva. Rukawa abrió los ojos como huevos y abrió la boca, pero no emitió sonido. La niña tenia el mentón apoyado en sus brasitos cruzados que reposaban en la mesa, al tiempo que sus ojos de gatito inocente se paseaban de uno al otro.

- Cof...cof...Hanako... no digas esas cosas... cof... con tu padre solo somos amigos... – contesto complicado el pelirrojo, pidiendo ayuda desesperado con los ojos al zorro.

- No inventes cosas que no son, hija – trato de hablar conciliador, aunque la niña era mas dura que un piedra cuando se le metia una idea entre ceja y ceja.

- Por qué son hombres?... nah!... los hombres también son novios ahora... son unos viejos cerrados... – y así de simple volvió a los juegos, déjando a dos hombres adultos jóvenes en una situación bastante embarazosa.

Notas finales: Nos vemos en el siguiente. Gracias por leer.

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