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Fiesta De Disfraces por AthenaExclamation67

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Fiesta De Disfraces

By AthenaExclamation67

 

 

Me habían invitado a una gran fiesta de disfraces... ¿Cómo lo sé?, muy fácil, cierto rubio me invitó a ir bajo petición de mi amiga Lucy que no podía asistir.

Solo había una condición para poder ir a la fiesta:

  • Ayudarle a convencer a su novio (¡shit! Esta ocupado, como no lo averigüe antes con Lucy) para lograr que este fuera a la fiesta.

La idea me entusiasmó y enloqueció, conocería a ese rubio explosivo en persona (que pena que este ocupado) y de paso me invitaban a conocer el "Lejano Oriente" ¡¡GRATIS!!

Pero no saben lo mejor... Si, si, el exquisito rubio de ojos azules y cuerpecito perfectamente delineado, no me había comentado un pequeño detalle. Cuando lo vi a él, su novio, casi tiene que congelarme con su polvo de diamante por que pensé que me derretía allí mismo. ¡¡ Menudo Bombón!! (Véase a mi humilde persona tratando de contener las babas). Esta para comérselo, con el envoltorio y todo lo que traiga.

De pies a cabeza, un cuerpo excelente por no hablar de su trasero y llegando a su rostro de piel morena con ojos que encandilan a cualquiera. (Hyoga me sacó una foto, por lo visto quería inmortalizar el momento, se la muestro al rato, me la hizo para demostrarme que babeaba). Que cosota más bella, en realidad no tienen desperdicio ninguno de los dos.

*******************

Cierto día estaba yo tranquilamente navegando por la red, más concretamente en cierto foro cuando entró un mail...

 
From: Hyoga                                       To: Cygnus Lucy

 
Re: ¡HELP!

 
NECESITO TU AYUDA, SI ACEPTAS, TE PAGO EL PASAJE Y PUEDES VENIR CON NOSOTROS A LA FIESTA.

Llámame al: 689.354.672.224.568

Este era el mail que mi amiguita Cygnus_Lucy me envió, rogándome que fuera a ayudar al bello Hyoga en su lugar ya que ella por motivos ajenos a su voluntad, no podía ir.

RINGGGG... RINGGGG... Sonaba el teléfono en la mansión Kiddo.

-          Moshi, moshi - se oyó al otro lado del teléfono.

-          ¡¿E...?! - Pensé tratando de recordar algo de japonés.

-          ¿Konnichi Wa? - pregunté, mas no quería decir nada inoportuno - I'm Mariona - me conteste a mi misma y rogué para que el ser que estaba al otro lado comprendiera mi olvidado ingles.

-          ¡MARIONA! - exclamaron al otro lado del aparato - que bueno que me llames, Lucy me habló de ti y me dijo que me llamarías. Necesito que me ayudes urgentemente, la fiesta es el sábado y no consigo convencerle.

-          ¿El sábado? ¡Pero si estamos a miércoles!, Hyoga que el vuelo desde España lleva como 20 horas entre enlaces y todo... (Lo comprobé)

-          No, pero debes ayudarme, yo te mando la reserva del pasaje y sales esta noche mismo... ¿Shiiiii?

A ver quién le dice que no, con esos ojitos, esa voz y ese ¡NOVIO!

-          Ya Hyoga, ¡cálmate!, esta bien, no tendré problema espero, y voy en tu ayuda. (Ah... el lindo patito desesperado...)

Imprimí el check in con mi comp. Y salí pitando para el aeropuerto de Barcelona y llegué justo a tiempo para tomar el avión en el que tenia reservado mi pasaje.

Primero hasta Madrid, de ahí a Alemania y después el bello "Lejano Oriente".

El viaje, resultó ser muy agradable, sobre todo por que toda la tripulación eran chicos, muy atentos y para que negarlo, muy guapos.

Al rato de estar volando, me venció el sueño y caí rendida sobre ese incomodo asiento, justo cuando ya llevaba un rato escuchando los lloriqueos de un niño que su madre no conseguía acallar.

Cuando volví a la vida, ya que cuando me duermo parezco un cadáver, estábamos por aterrizar. (¡Damm!), me había perdido de hacer muchas fotos tal y como me gusta, aunque lamentablemente, las hechas en el avión se pueden aprovechar la mitad.

Se oyó al azafato anunciar el aterrizaje cuando estaba desesperándome, soy un culo de mal asiento (así me dicen en casa) y ya estaba harta, solo llevaba media hora despierta y para colmo no podía hablar con nadie ya que por raro que parezca no tenia nadie a mi lado. Con lo que a mi me gusta hablar, no me callo ni debajo del agua... ¡Imagínense!

El avión aterrizo suavemente, justo lo contrario de lo que yo esperaba, la verdad que me asustan tanto el despegue como el aterrizaje y a eso hay que añadirle los oídos tapados por los cambios de presión.

Permanecí sentada (raro en mí) hasta que se detuvo el avión y rápidamente después que dieron la señal, me deshice del cinturón de seguridad y salí de allí tan rápido como pude. Estaba deseando ver al lindo Hyoga y me preguntaba si vendría su novio con él aunque luego muy a mi pesar, deduje que no vendría ya que debíamos organizar el plan para convencer a Ikki.

Salí nerviosa del avión, con mi maletita y la foto de Ikki & Hyoga que me envió Lucy para poder reconocerlos, la verdad que no me hacía mucha falta, la primera vez que la vi esos dos hermosos rostros se quedaron grabados en mi memoria.

Un paseito por el aeropuerto antes de llegar a la salida y sin entender media palabra de lo que decían los carteles, seguí a la gente, total no creo que se fueran a tirar por un puente, así que... Un último giro a la izquierda y tomé la salida.

Ohhh... Allí estaba él, impecable, con una sonrisa resplandeciente esperándome. La verdad que agradecí al cielo que esos muchachos hablaran mi idioma, si no, no se que hubiera hecho.

-          Hola... - le dije tímidamente (puede que parezca muy atrevida, pero se me va todo a la hora de conocer gente) -¿Qué tal todo?

-          Hola - me saludó efusivamente al tiempo que me obsequiaba un abrazo y un tierno beso en la mejilla - no sabes lo contento que estoy por que hayas podido venir.

-          Y yo, te lo aseguro - le contesté (babas, babas)

Salimos del aeropuerto en un coche bastante moderno que él mismo conducía y empezamos a organizar el plan. Hyoga parecía muy angustiado y sin más dijo...

-          No vendrá, es muy tozudo, no vendrá.

Daba tanta penita, incluso parecía que se le iban a saltar las lágrimas.

-          No te angusties Hyoga, verás como irá, si no es por las buenas, será por las malas.

Si Ikki era tozudo a mi no me ganaba, con lo cabezota que soy yo - ¡A eso no me gana nadie! - pensé.

-          Hyoga... ¿De que se van a disfrazar? - le pregunté.

-          La verdad ni lo había pensado, pero es que si él no va, yo tampoco iré.

-          ¡WTF, como que no! - espeté - ¡JA! Ya se como vamos a convencerle.

Mi mente ya había maquinado un plan, deberían de ver la cara de Hyoga ante mi sonrisa malvada.

-          Dime... ¿sabe que has venido a buscarme?

-          Pues no, no estaba en casa y tampoco le dije que venías, no sabría como explicarme.

-          ¡Perfecto! Ya lo tengo todo ideado en mi cabecita. Esto es lo que haremos - le expliqué - Vamos para tu casa y bla... bla... bla...

Durante el recorrido en el coche hasta La Mansión todo quedó acordado y organizado, esperaba que mi plan no fallara y mucho menos que Ikki me asara como a un capón de Navidad. Y francamente, la cara de susto de Hyoga, no me animaba, el plan era perfecto, un poco descabellado, pero perfecto. ¡Se iba a enterar!

Llegamos al lugarcito, tremenda casota, entrada ya la tarde del viernes y nos dispusimos a salir del coche cuando se abrió la gran puerta de la entrada y salió por ella en bombón moreno de ojos azules que quitan el sentido (de nuevo Dazi perdón, pero es que lo amo ¿te parece si lo compartimos?), primero salió Hyoga y la cara del chico era calida y dulce que torno seria cuando yo descendí del coche.

-          ¿Quién es esa? - oí que preguntaba.

-          ¡¿Esa?! - pensé - será borde, pero tan guapo... (Ahí fue cuando no se de donde sacó Hyoga una cámara y dis que babeaba).

Enseguida nos presentó.

-          Ella es una amiga (amiga... Patito lindo y acabábamos de conocernos ^^) se llama Mariona y me acompañará a la fiesta de disfraces ya que tu no quieres ir. La llamé para que me acompañara y enseguida aceptó.

Exacto, eso era lo que tenía que hacer, a ver si Ikki reaccionaba como yo esperaba...

La respuesta no demoró. El gesto serio de Ikki se convirtió en uno que daba realmente miedo, frunció el ceño y sin más...

-          Si eso es lo que quieres - renegó.

Hyoga aguanta, pensaba yo, era la prueba de fuego (nunca mejor dicho) si conseguía aguanta y plantarle cara quizás conseguiríamos la reacción que esperábamos.

-          ¡Pues sí! - dijo dejándome con la boca abierta - como tu eres un soso y un aburrido, ella me acompañará encantada en tu lugar.

En ese preciso instante sentí como Ikki me quemaba con su mirada. Hyoga no solo estaba siguiendo el plan a la perfección, si no que se estaba pasando tres pueblos, se le olvidaba un pequeñísimo detalle. ¡La chamuscada seria yo!

Me tomó del brazo y noté que el suyo le temblaba, no se apreciaba a la vista pero a mí que casi me corta la circulación de lo fuerte que lo estrujó...

Entramos a la mansión dejando a Ikki en la entrada de la casa con cara de mala leche y quieto como un árbol. Una vez dentro, Hyoga me acompañó a la que sería mi habitación durante la estancia en ese bello país y el pobrecito se vino abajo.

-          Es un... un... un... - sollozó.

-          Tranquilo, verás como todo saldrá bien.

-          Pero es que tú no lo entiendes, es un anti-social, nunca me acompaña a ningún lado, parece que se avergonzara de mí, no lo entiendo.

El muy... Como podía tratarle así, estaba desconsolado, pobrecito, cuando conseguí que se calmara un poco salimos al jardín y me enseñó los alrededores de la mansión antes de la cena.

En el jardín, nos encontramos con sus amigos, Seiya, un muchacho alocado y jovial, Shiryu, un poquito más serio pero muy atento y Shun, un chico dulce y encantador.

-          ¿Que tal cuñado? - dijo este último.

-          ¡¿Cuñado?! - pensé - ¿el bruto ese es tú hermano? - dije casi sin pensar - Oopps, disculpa por lo de bruto, pero antes pensé que me chamuscaba con su mirada.

No cabía en mí del asombro, como podían ser tan diferentes, aunque yo no podía hablar muy alto, con mi hermano nos suelen llamar "El Huevo y La Castaña" y eso que somos mellizos.

Estuvimos charlando un rato y lo pasamos realmente bien, parece que Hyoga se relajó un poco durante el rato que estuvimos allí con los chicos mientras Seiya explicaba toda clase de chistes ante la atenta mirada de Shun y nosotros nos reíamos mientras explicaban sus travesuras.

-          ¡¡ LA CENA ESTÁ LISTA!! - gritó alguien desde la entrada trasera de la mansión.

Todos, nos apresuramos en llegar a la mesa para no hacer esperar a la anfitriona a la cual me presentaron inmediatamente.

-          Hola un gusto - le dije extendiendo mi mano para saludarla.

-          ¡Hola! - exclamó y me jaló la mano para estrecharme en un abrazo - ¿Pero que cosa se ha fumado? - pensé mientras veía como Seiya y Shun se reían a causa de la cara que había puesto.

Que efusividad había en esa casa, aunque se nos quitó la tontería a todos al entrar en el comedor y ver a Ikki ya sentado en la mesa con cara de haber chupado un limón.

-          No te preocupes - dijo Hyoga - siempre tiene esa cara, es incapaz de cambiarla.

Una gota de sudor frío recorrió mi nuca ante tal comentario.

-          Hyoga... ¿No se te esta pasando la mano? - le susurré provocándole una gran carcajada.

-          Se lo tiene merecido - me susurró al mío.

Hyoga estaba definitivamente ejecutando muy bien el plan, pero yo empezaba a temer lo peor para mí. Ikki nos miraba, más bien, a mi me acribillaba con sus miradas, mientras nos hacíamos todo tipo de confidencias.

Terminamos la cena que fue realmente exquisita y cada uno se fue para su habitación. Hyoga y yo nos quedamos unos minutos más hablando.

-          ¡Hyoga te pasaste! No me dejes sola o me va a calcinar. (Me mata, me mataaaa).

-          Neee. No te preocupes, es inofensivo, ve tranquila a dormir que estarás cansada del viaje y mañana debemos hacer muchas cosas antes de la fiesta.

Me despedí de Hyoga, el cual me regalo un beso en la mejilla y subí las escaleras hasta la que era mi habitación. Aquella mansión tan grande y mi poco, mejor dicho, nulo sentido de la orientación, me hicieron equivocarme y giré  a la izquierda en lugar de ir a la derecha.

Cuando me di cuenta, retrocedí sobre mis pasos mientras trataba de olvidar la mirada iracunda y penetrante de Ikki cuando me vi sorprendida.

-          ¡Que pretendes con Hyoga! - espetó mientras me agarraba de un brazo y me arrinconaba contra la pared.

-          Si tuviera la más mínima oportunidad, créeme que no la desaprovecharía - le contesté - pero te quiere a ti, aunque seas un cavernícola. De lo contrario, ¡te ibas a enterar!

Esa frase pareció hacerle reaccionar y me soltó.

-          Espero que a él no lo trates como acabas de hacer conmigo - añadí, más me arrepentí al momento de decirlo. Era más que obvio que lo amaba más que a su propia vida, de lo contrario, nunca se hubiera puesto así.

Trataba de mantener la compostura, ese enfrentamiento sumado al cansancio que tenía me hacían temblar las piernas (bueno, ¡vale!, Ikki me dio coraje ¡¿Contentos?! cuando me da la ira me tiembla todo ^_^)

Ikki me miró y retrocedió dejando que recuperara mi espacio. La mirada de fuego que tenía se apagó por completo al oír mis palabras, parecía que por fin entro en razón cuando Hyoga apareció en escena.

-          ¿Todo bien por aquí? - preguntó.

-          Sí - le contesté - Ikki me estaba preguntando si sabía donde te encontrabas y justo cuando llegaste estaba por contestarle - dije más relajada.

Ikki volvió a fulminarme con su mirada.

-          ¡Metiche! - exclamó.

-          Ya me darás las gracias...

Después de eso, me fui de allí dejándolos solos, estaba más que claro que sobraba, pero me dio tiempo a ver como ambos entraban al cuarto de Ikki y me acerqué hasta la puerta para escuchar lo que pasaba. (Que chusmeta. ¡Lo peor, lo peorrrrr!)

-          Discúlpame Hyoga, me comporte como un necio, iré contigo a la fiesta.

-          Ikki, lo haces por que estás celoso, si no, ni loco vendrías, si no fuera por el plan de Mariona...

-          ¿Qué plan?

Pero Ikki no obtuvo respuesta, Hyoga lo besó y así lo mantuvo entretenido y calladito. (Este patito, si que sabía cual es el punto débil de Ikki ^^).

En ese mismo instante salí más deprisa que un rayo del lado de esa puerta y me encerré en mi cuarto con la firme convicción que cuando despertáramos Ikki me asaría como a un pavo.

Me puse mi pijama y me metí en esa enorme cama, después me tapé hasta las orejas y me dormí rápidamente por lo cansada que estaba.

-          ¡VAMOS DORMILONA! - me despertaron aporreando la puerta.

-          ¡¡Ohayoo!! - saludo Hyoga asomando su cabeza desde la puerta - discúlpale es un bruto.

-          ¡¿Ohayoo?! - pensé - pero que forma es esa de despertar a la gente.

No pude terminar, cuando Ikki y Hyoga entraron por completo en la habitación me quedé callada como una piedra y roja como un tomate por la situación. Ellos dos perfectamente arreglados y yo en pijama, con los pelos revueltos y cara de recién despierta. (¡Imagínense!)

-          Vamos arréglate que vamos a salir.

-          Salir... ¿A dónde? - les pregunté.

-          Vamos a por los disfraces, apúrate - dijo Hyoga.

-          ¡¿Eh?! Esto... Si vosotros vais juntos, yo no tengo nada más que hacer, mi misión ya se cumplió.

-          ¡No, no! - exclamó Hyoga - ¿no recuerdas el mail de Lucyta?

"Irás al Japón a ayudar a Hyoga a convencer a Ikki de ir, también irás a elegir el disfraz, y como mis contactos aún me quieren, te he conseguido un boleto para ir a la fiesta".

¡Ahhh, Dios! Yo que pensé que me iba a librar.

-          ¡Vamos! - exclamó Ikki haciéndome dar un salto en la cama.

En cuanto salieron del cuarto para que pudiera vestirme, me bañé y me puse mis jeans, un jersey y salí pitando ya que Ikki seguía berreando (si, si berreando) mi nombre por toda la casa hasta que consiguió que bajara.

Nos subimos al auto, nuevamente conducido por Hyoga e Ikki se sentó atrás conmigo y pusimos dirección a quien sabe dónde.

-          Tenías razón - me dijo en un despiste de Hyoga - Gracias. Hyoga me contó anoche. (¡Shit! Me descubrió)

Ya estaba pensando cualquier cosa, más ahora que tenía la certeza de que conocía el "secretito" que ambos teníamos. Estaba segura de que nada bueno podía pasar.

Llegamos a una enorme tienda de disfraces y el rostro de Hyoga se iluminó al tiempo que el de Ikki y mío se retorcían en una mueca de desagrado.

-          ¿De que van a disfrazarse chicos?

Una sonora y maléfica carcajada salió de los bellos y apetecibles labios de Ikki.

-          El tuyo, a modo de venganza, lo elegiré yo - me susurró.

En ese momento desee morirme, seguro que me hacia pagar lo del día anterior por triplicado.

Mis ojos no se separaban de él (neee, no piensen mal aunque... ^^) mientras corría de un lado a otro viendo como rebuscaba algún disfraz para mi entre todas las perchas. Estaba segurísima que iba a escoger algún disfraz de pollo o pato, a saber, igual alguna cosa peor.

-          ¡Ya lo tengo! - exclamó mientras se acercaba a mi con una sonrisa en su boca que daba miedo. - Toma - añadió sacando una percha con un disfraz de detrás de su espalda. (Espalda robusta y firme y... Mmmmm, babas, babas. E... Perdón me fui del tema).

No podía haber sido peor, ni de pollo, ni de pato o algún animalito. Bueno, al menos para mi si lo era, hubiese preferido un disfraz de elefante morado, pero no, el muy #@#¿?¡! Me escogió un disfraz de PRINCESA, con tacones y tiara incluida.

-          ¡A no! - exclamé - ¡yo no me pongo eso!

-          ¡Si no te lo pones tú... te lo calzo yo!

-          ¡Ja! No me hagas reír...

-          ¡¿Qué no que...?! - dijo dirigiéndose hacia mí.

Para que dije nada, con la cara que puso no hizo falta más y después de tomar el disfraz de sus manos me fui hasta el probador para ver si era de mi talla renegando y maldiciendo. Y no se crean que Hyoga me ayudó, no, no, el patito se reía como un poseso.

Una vez que conseguí ponerme el trajecito, vi que en realidad era muy lindo, pero para nada de mi estilo, demasiado elegante, y yo que soy una bruta que no sabe andar en tacones. Pero podría haber sido peor, si me llega a escoger uno de animadora... ¡Me muero! u.uº

Ellos, entraron juntos en otro probador, las risas que salían de él se escuchaban por toda la estancia (pervertidos... no podían esperar a llegar a casa) después se oyó un gran silencio, acompañado por algunos suspiros (no me hagan especificar ¡que envidia!) hasta que salieron. Hyoga completamente sonrojado cuando vio mi cara e Ikki con una cara de satisfacción que no me dejo duda alguna.

Ikki, abonó la cuenta (todo un caballero) y nos regresamos a la mansión para poder descansar antes de la fiesta.

Yo estaba súper cansada, el viaje en avión, la cena y la noche que pasamos para convencer a Ikki y después el sobresalto con las "dulces" formas que tuvo para despertarme.

Subí a mi cuarto y les pedí que no me despertaran hasta la hora de arreglarse para ir a la fiesta, no tenía hambre y prefería dormir a pierna suelta hasta que llegara la hora.

Toc... Toc... Toc...

Me despertaron suavemente y Hyoga entró en la habitación sentándose a los pies de la cama.

-          Mariona... Ya es la hora - dijo mientras se sentaba a los pies de mi cama.

¿Pero estos chicos no saben esperar a que una les de permiso para entrar? - Pensé - ¡Dios debo estar espantosa!

-          ¡Venga a prepararse todos! - se oía a Ikki por el pasillo.

-          Hyoga ¿De que os vais a disfrazar? - pregunté - al final no me lo dijiste en la tienda.

No me contestó, se limito a sonreír y se fue para arreglarse.

Tardé como una hora en arreglarme, ese vestido no era demasiado fácil de poner, al menos para mi, y cuando salí para bajar la escalera, quedé más aliviada, la "Zanahoria" digo, Saori aún no había acabado.

-          ¡Kawaii! - exclamó Shun desde el pie de la escalera, haciendo que me sonrojara.

-          Gracias - le contesté después de comprobar que era a mi a quién le hablaba (miren si llego a tener alguien tras de mi...)

-          Ves que no es tan horrible el disfraz que te elegí, te queda muy bien.

Que tipo tan irritante (Grrrr...) pero me había hecho un cumplido, así que no lo pude evitar y me sonrojé más todavía.

Ikki estaba cañón, se había puesto un traje de príncipe, chaqueta azul y pantalón blanco, igualito al de Blanca nieves, que le quedaba estupendo, como anillo al dedo. Hyoga por su lado, iba también de príncipe, pero con chaqueta blanca y pantalón azul que también le quedaba perfecto, pero ¿acaso se habían puesto de acuerdo?

Seiya y Shun, iban disfrazados de escolares, muy lindos, con sus mochilas incluidas, y Shiryu que apareció con Saori tomada de su brazo cuando consiguió que saliera de su cuarto, iban ambos vestidos con los típicos trajes japoneses muy bonitos.

Durante el trayecto hasta el Gran Salón de la Mansión, donde como luego pude saber se celebraban ahí casi todas las fiestas, mi mente estaba sumida en un único pensamiento, la verdad que estaba angustiada pensando en lo desplazada que iba a sentirme, cuando él me sacó de mi mundo.

-          No te preocupes - me dijo ofreciéndome su brazo - no vamos a dejarte sola (¿tan obvia era?) verás que te lo pasas en grande.

-          Gracias - le conteste más aliviada sujetándome de su brazo (no iba a desperdiciar la ocasión ^_^) - vaya si en el fondo el bruto, digo Ikki, tiene corazón - pensé.

Cuando llegamos al lugar, Tatsumi nos abrió las puertas dejando oír la música que ya hacia un ratito que sonaba.

-          ¡Vaya! - exclamó alguien - al fin llega la anfitriona. ¡No les da vergüenza!

No le faltaba razón, y cuando oí las risas de todos empecé a relajarme, más cuando Ikki me lo presentó - él es Death Mask, guarda el templo de Cáncer y es italiano.

Que bueno que está - pensé - Italiano atractivote...

DM me presentó al resto de sus compañeros de armas, todos iban disfrazados de formas diferentes, Gigoló, Sacerdotes, Indios, Arlequines, incluso me pareció que uno de ellos iba disfrazado de León.

Desde luego no tenían ningún problema en ir así disfrazados - ¿dónde queda el sentido del ridículo? - Pensaba - ¡Ah, ya se! Me lo quedé todo yo - me contesté a mi misma. Aunque con lo guapos que son todos, no me extrañaba demasiado, de que se iban a avergonzar si todo les quedaba bien.

La velada transcurría tranquila, bailábamos música de todo tipo, merengue, salsa, pop, rock... Y de tanto en tanto nos acercábamos a las mesas repletas de aperitivos y canapés, todas ellas muy bien surtidas.

-          ¡¿No se va a atorar?! - pregunté al ver como Seiya engullía la comida.

-          ¡Huy! Ni te preocupes, es como un gran pozo sin fondo - contestó Shun.

Seguimos todos pasándolo muy bien, bebiendo, comiendo (unos más que otros) y bailando hasta que llegó un momento que yo estaba rezando para que no llegara.

-          ¡Anda ven! - me dijo la "Zanahoria" mientras me arrastraba a uno de los balcones del gran salón - empiezan las canciones lentas, nosotras ya no tenemos nada que hacer aquí - añadió resignada.

Al momento comprendí a que se refería, sonaron los primeros acordes de una canción y rápidamente se emparejaron. ¡Joder! La "Zanahoria" tenía razón.

-          Oye... ¿Dónde está tu pareja? - le pregunté

-          ¿Quién Fujur?...

No pude evitar reírme, quizás más de la cara de enfado que tenía que por el apelativo que le otorgó a Shiryu. Mira que llamarle como al Dragón de "La Historia Interminable".

-          Ese - dijo - esta allí, bailando con su noviecita, Sunrei, que había dicho que no iba a asistir, pero al final vino y en cuanto la vio se deshizo de mi.

Todavía me reí más, trataba de contenerme, pero me era imposible, Saori, estaba roja de ira.

Sonaron un par de canciones más y nosotras seguíamos charlando en el balcón mientras los muchachos bailaban y se hacían carantoñas, hasta que de pronto la música cambió de forma radical y Hyoga vino a buscarme para que saliera a bailar junto a ellos dejando a Saori sola en el balcón. (¡Chinchate Zanahoria!)

Ya estaba bien entrada la madrugada, eran como las cinco, cuando la fiesta terminó y todos nos despedimos marchando cada uno para su habitación. Los invitados se quedaron a dormir ya que era muy tarde y a mi me concedieron el honor de ir acompañada por los dos bellos príncipes de la velada hasta mi habitación. Cuando se fueron de allí para ir a la suya, no pude evitar sentirme un poquito mal, lo había pasado tan bien en ese día y medio que seguro los iba a extrañar por un tiempo.

Me fui a dormir con el disfraz puesto, me dolían los pies de los tacones, casi tuve que arrancarme la tiara y no tenia ni ganas de ponerme el pijama.

Al día siguiente, cuando desperté, me extrañe mucho del silencio que reinaba en la casa, me saque el traje de princesa para después bañarme y recogí todo en la maleta para irme aquella misma noche. Salí al jardín y tome unas cuantas fotos (muchas) para crear recuerdos hasta que Hyoga llegó.

-          Buenos días, me tenias preocupado, le prometí a Lucy que te devolvería de una pieza.

-          Gracias por invitarme Hyoga, lo pase muy bien con ustedes estos dos días.

-          Gracias a ti, parece que Ikki, será un poco más sociable desde ahora. Me lo ha prometido.

Ese comentario nos arranco una carcajada - pobrecito, con lo que le hicimos padecer - dije entre risas.

-          S¡ Venga, ya está todo listo! - exclamó Ikki llegando hasta donde nos encontrábamos.

-          Si, te tenemos una sorpresa - me explicaron al ver mi cara de asombro - te vamos a llevar a conocer un poquito nuestros lugares más bonitos.

-          ¡Oh! Un Tour - exclamé - ¡Gracias!

Pasamos toda la mañana y parte de la tarde, recorriendo lugares hermosísimos, mis ojos jamás imaginaron que existiera tanta belleza (aparte de los lindos príncipes). Comimos en un típico restaurante japonés, los chicos, se rieron de mí mientras luchaba por comer con los palillos hasta que gentilmente, la camarera me facilito unos cubiertos para que pudiera comer tranquila. (Eso o que no deseaba barrer todo lo que pudiera caer al suelo).

Tomé unas cuantas fotos más de ellos y de los lugares que fuimos a visitar y regresamos a la mansión justo a tiempo para recoger la maleta despedirme de todos y partir hacia el aeropuerto.

Me despedí de todos ellos, incluso de la "Zanahoria" y subimos al coche de Ikki, un chulisimo deportivo azul, igual al color de sus ojos y sus hermosos cabellos.

-          ¡SAYONARA! - exclamaron todos en coro haciéndome erizar de la emoción y luchando por tratar de contener las lágrimas.

-          ¡ADIÓS! - grité asomando mi cabeza desde la ventanilla del coche que ya emprendía la marcha.

Los últimos minutos, fueron geniales, recordamos la fiesta, la encerrona a Ikki y casi ni me entere de que ya era la hora de embarcar.

Antes de atravesar el arco del detector de metales, los tres nos abrazamos y partí hacia la puerta de embarque mientras las furtivas lágrimas surcaban mi cara. Agité mi brazo para volver a despedirme de ellos ya que me veían a través del cristal que nos separaba y le entregue el billete a la azafata viendo como ellos se marchaban.

Del viaje de vuelta, casi no recuerdo nada. Solo se que tal y como me senté y me abroche el cinturón de seguridad, me quedé dormida por tanto baile y emociones y paseos. Estaba realmente cansada.

Al despertarme, ya estábamos aterrizando, salí del avión y tome un taxi hasta mi casa donde al llegar llamé a Hyoga para que supiera que había llegado bien y descansé toda la tarde.

Cuando llegué al trabajo al día siguiente, les pregunté a mis compañeras que tal había ido el pequeño montaje. Tras confirmarme que el cuento de que me sentía mal había funcionado, les relaté todo el viaje con pelos y señales y también les enseñe las fotos que había tomado y que alguien me había tomado también. (Cuando sepa quién fue...)

A la noche y después de trabajar todo el día, pase las fotos a mi PC y encargue unas cuantas copias On-Line para poder enviárselas a Hyoga.


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