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La Teoría de los Smarties por Kumori

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Notas del capitulo: Es un one-shot algo extraño, pero me pareció interesante subirlo para evr qué es lo que pensáis de él.

 

LA TEORÍA DE LOS SMARTIES

 

El tic-tac punzante y mecánico que emitía el reloj de cuco le hacía parpadear más de lo normal. Sus ojos se cerraban y abrían constantemente a un ritmo marcado, mientras sus pupilas permanecían ancladas en la caja semiabierta de smarties que tenía entre las manos. Cualquiera hubiera creído que se hallaba solo en la habitación, pero Naruto sabía que no era así. Estaba seguro de que si le hablaba, él respondería.

—El enfado se les pasará pronto —comentó con lentitud, mirando a las cortinas—. Es lógico que aún se sientan mal contigo. Al fin y al cabo, nos traicionaste al irte con Orochimaru.

—Hn.

Con un suspiro, Naruto se levantó del sillón que había en un extremo del cuarto y avanzó unos pasos hacia la ventana, donde con la luz evanescente de la Luna iluminaba la silueta de Sasuke y proyectaba su sombra.

—Últimamente estás más susceptible de lo habitual, te saltas los entrenamientos cuando te da la gana, pasas olímpicamente de Sakura, de mí e incluso de Kakashi-sensei. Seguro que ni estás comiendo bien —Naruto frunció el ceño y tensó la mandíbula—. ¿Qué coño te pasa, Sasuke? Puede que los demás sí, pero yo no me lo creo. No me creo que estés así sólo porque la villa te trate con un poco más de hostilidad que antes.

—Lo que me pase o no, no es asunto tuyo  —Sasuke clavó su gélida mirada en los orbes azules de Naruto—. Métete en tus asuntos. Vete.

—Sé que te pasa algo más. Algo que no quieres contarme —dijo llevándose un smartie a la boca—. Por eso estoy aquí. Así que si quieres que me vaya, tendrás que echarme por la fuerza.

A Naruto le pareció que Sasuke había sonreído, sin embargo, fue una sonrisa demasiado efímera para considerarla real. Ahora, su rostro encajaba su pequeña muestra de debilidad con un rictus inexpugnable.

—Tú debes de haberlo sentido varias veces, ¿no es así?

—¿A qué te refieres? -Naruto se sentó en la cama, pensativo.

—Me refiero a ese vacío que te ahoga cuando aceptas no poder encajar en ningún lugar. Cuando ves que eres diferente y... —Sasuke calló de pronto al sentir que había dicho demasiadas tonterías juntas.

Naruto rió con un tono suave y agradable.

Así que se trata de eso..., sus ojos brillaban en un matiz añil que se filtraba perfectamente con la atmósfera nocturna. Tras un largo silencio, alargó un brazo hasta su compañero y sonrió ampliamente.

—¿Quieres? —le invitó con la caja de smarties en alto—. Si no terminaré comiéndomelos yo todos.

—Odio los dulces.

—Pero te gusta el chocolate, ¿no? —repuso Naruto.

A regañadientes, Sasuke sacó de la cajita de cartón coloreado tres pastillas exactamente iguales excepto en el color. Cogió una y se la metió en la boca.

—No están mal —admitió.

El joven de pelo rubio rió interiormente; si Sasuke decía que algo "no estaba mal" significaba que debía estar muy bueno. Sí. Totalmente cierto el hecho de que el orgullo Uchiha era un elemento complicado de diseccionar.

—Las venden al lado de la casa de Sakura —Naruto se recostó en el colchón con las manos a la cabeza. Tenía un deje de satisfacción en la cara cuando Sasuke lo observó en silencio—. Me gustan mucho porque son de varios colores. Ya sabes, puedes sacar tanto una pastilla verde, como una roja, luego otra marrón, rosa... En cierta medida, es emocionante.

—Al final son todas de chocolate, ¿qué tiene eso de "emocionante"?

—Sólo el hecho de sacarlas en distintas secuencias de colores es emocionante, idiota.

—Eres un anormal —siseó Sasuke, cerrando la mano torno a las otras dos pastillas que aún conservaba—. Todas las pastillas de la jodida caja son de chocolate, que estén lacadas en varios colores tiene poco que ver, el resultado va a ser siempre chocolate.

De repente la habitación quedó silenciosa. Naruto se estiró y le devolvió una mirada incrédula al joven pelinegro.

—¿Me estás diciendo que te importa un comino la superficie colorida de los smarties? ¿Incluso aquellas pastillas que vienen algo desgastadas o más coloreadas que el resto? —resopló con burla—. Y yo que pensaba que eras un superficial.

—Deja de sacar conclusiones raras por tu cuenta, estúpido. ¡¿A quién demonios le importaría el color de las pastillejas esas?! Son simplemente eso, pastillas de chocolate.

—Es que antes no lo hacía, pero luego me di cuenta de que los smarties tenían mucho que ver con los humanos, con nosotros.

Sí. Estaba claro. Naruto se había golpeado en la cabeza con un tazón de ramen, varias veces. Sasuke no quería escucharle más. Su mal humor estaba pitando como una olla de vapor, sabía que pronto estallaría si no se alejaba de allí rápido. Cogió el jersey que descansaba en el sillón en el que se había sentado antes Naruto, se colocó bien la bufanda y se dispuso a salir por la puerta. Tenía casi los dos pies fuera de la habitación, cuando alguien lo retuvo por el hombro y lo empujó contra el sillón.

—Suéltame, Naruto —exigió al encontrarse a su compañero encima de él.

—Dame una sola razón para hacerlo.

—...

—Creo que deberías escucharme, Sasu-teme. No estoy haciendo todo esto por diversión, si es lo que piensas.

—Es lo que pienso.

Ese pequeño comentario congeló a Naruto por completo. Era como si el frío le hubiese paralizado el cuerpo y a su vez le infligiera daño. Dolido, inspiró profundamente y habló de nuevo:

—Antes, dijiste que todas las pastillas de la caja eran de chocolate y que daba igual su color —deslizó su mano por el torso de Sasuke con la mirada perdida—. Y yo, te dije que los smarties estaban relacionados con los humanos. ¿Sabes por qué?

—¿Debería entender tu locura?

—Abre tus manos.

A la vez, el joven pelinegro abrió ambas manos. Al fijar la vista en una de ellas, sus ojos parpadearon al compás de cierto reloj de cuco. Una mancha se expandía por el interior de su mano en una mezcla de color incierta; el color de las dos pastillas se había ido al estar expuestas al calor del puño de Sasuke y ahora eran totalmente blancas.

De pronto, como un flash, Sasuke lo comprendió todo. Entendió el objetivo del numerito de su amigo.

—Los smarties se parecen a los humanos porque pese a que son todos de distintos colores y tonalidades, al final terminarán siendo iguales: blancos, y rellenos de chocolate —dijo Naruto en un murmullo—. Por eso no importa que ahora no encajemos en ningún sitio, ya que tarde o temprano lo haremos, cuando llegue el momento.

Sasuke iba a decir algo, pero para cuando se dio cuanta, sus labios ya estaban rozando los de Naruto. Le había besado de improvisto, rápido, tanto que ni siquiera él había sido capaz de reprimir el impulso. Instintivamente, había unido su boca con la de su alocado y extravagante compañero. Quizás porque quería compensar a Naruto, o tal vez porque él mismo se moría de ganas de hacerlo.

Fue un acto incomprensible, de alguien incomprensible, para poder unirse poco más a alguien aún más incomprensible, que le había estado contando el planteamiento con más fundamento y sentido que había escuchado jamás. 

La teoría de los smarties.

 

FIN

Notas finales: ¡¡Muchas gracias por leer y darle una oportunidad a mi locura!! Nos vemos pronto :D

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