Un día común comenzaba, quizás no solo tan común, ciertos hechos marcarían el rumbo, que alguna vez pensó en rechazar, Kih, con un carácter extrovertido absolutamente, tenía todo lo que cualquiera pudiese desear, una buena situación, inteligencia y belleza. Pues al parecer no todo es tan lindo. Se encontraba estudiando en la Universidad una carrera que le daba ciertas flexibilidades, y potenciaba lo que él realmente quería, llamaba la atención por donde pasase, aunque él, realmente se encontraba decepcionado, de todo y nada, a veces es raro, o no tanto, cosas que no tienen explicación hoy, la tendrán mañana, su vida optimista como siempre; buena comunicación con sus padres, grandes empresarios, y una hermana, que era introvertida, una extraña mezcla, ella lo tendía a rechazar, quizás era mucha energía para ella, o simplemente ¿envidia?, pues qué más da.
Se removía dentro de la cama, intentando localizar aquel pequeño aparato del mal, llamado despertador.
- ¡Rayos! – mientras se intentaba tapar – hoy, no… - se sentía molido, y abrumado, el deporte le ayudaba a canalizar sus energías como decía uno de sus mejores amigos, vaya que necesitaba canalizarlas.
- Joven Kih, se encuentra bien, esta listo el desayuno – decía su empleada, o como él solía llamarla Kuri.
- Voy Kuri, un segundo, sólo uno – decía mientras intentaba poner un pie debajo de esa linda cama… como apreciaba dormir.
Caminando con cierto pesar se dirigía a su baño, viendo su reflejo en el espejo, si era realmente lindo, apuesto, lo que cualquiera pudiese desear, hombre o mujer, pero él quería algo especial, basta de aventuras, locas y sin sentido alguno, una noche de pasión no calmaba lo que él ahora quería. Quería importarle realmente a alguien, de preferencia chico, chicas lo rodeaban por montones, pero no conocía nadie que pudiese interesarle, al menos no de aquella forma, entrando a la ducha, relajando de a poco sus músculos y comenzando a despertar su cuerpo, su mente, y quizás… su alma, escondido entro de ella guardaba un nombre, que jamás siquiera pensaría en revelar, es que era simplemente imposible, según creía. Seco su cuerpo rápidamente, no podía perder mucho tiempo, debía desayunar y partir a la Universidad, un día más comenzaba, viendo aparecer a su linda hermanita, de 15 años, Lisa.
Abrazándola, fuertemente – ¡Li!, tan linda como siempre, hermosa hermanita, ¿te llevo al cole? –
- Solo si dejas de asfixiarme – empujándolo en forma contraría.
- Que apática has salido, bueno en fin, desayunamos y partimos –
Conversaban de cosas triviales sin sentido, alguna película, que cosas importantes marcaban la agenda de sus padres, obvio a aquellos eventos a los cuales debían asistir, era obligación, si él era sociable, pero tal cantidad de gente, no era bueno, para nadie, todos intentando cortejarlo, o que se sintiese grato, no faltaba algún viejo libidinoso, que se acercaba a él con otras intenciones, ¡rayos!, atraía a quienes no debía, y sí, para que su día fuese bueno, hoy tendrían aquella fiesta, que sus padres organizaban desde hace meses, era importante, un gran salto para la compañía, el dinero no era una prioridad para Kih, pero ciertamente se divertía con él y daba ciertos lujos que no cualquiera podía tener.
- Li, una consulta… ¿quieres ir hoy a la fiesta? – jugando con el jugo.
- No, pero ya ni modo – con un toque de resignación
- Es demasiada gente, no sé como cabe tanta gente, me gustan las fiestas, pero estas son realmente grandes, y más como hijos de los anfitriones, uff – aunque no todo sería tan malo, puede que, apareciese…
- Basta, vámonos –levantando y yendo a tomar su morral
- Ya voy – tomando su mochila, y tomando las llaves de la moto – Hoy iremos en moto, me es más rápido –
Cada uno con los respectivos cascos partieron en la moto, dejando a su hermana en el colegio, y partiendo a su Facultad. La clase que tuvo pasó, sin darse cuenta ya se encontraban en un receso, y bueno no hay mucho por hacer, encontrándose a Daniel, en la cafetería, con una cara, y ojeras, del porte del mundo.
- Vaya, me doi cuenta que estuvo buena la fiesta anoche ¿no? – con una sonrisa de burla en sus labios
- ja, ja… no te rías; y para que sepas, si estuvo buenísima, pero el dolor me lleva… - con una mano en su cabeza – y tu ¿de qué vas? –
- Pues nada, haciendo hora, debo ir a comprar un nuevo traje, es para la fiesta de mis padres –
- Oh, vaya es hoy ¿no?, sí, mis padres creo que irán, e irán nuevos y jóvenes inversionistas jojojo – riendo de tan solo pensar a quien podría conocer
- ni lo sueñes, la última vez que mezclaste eso, no terminó nada de bien –
- … bueno son cosas que pasan, ya ni modo, pasado pisado. Y… ¿te acompaño? –
- Genial, vamos… - partiendo hasta el estacionamiento
- Oye, sabes recuerdas a aquel tipo…-
- ¿Cuál tipo? - con cara de incertidumbre
- Pues… ese alto, así como de 25 años, guapísimo por lo cierto, de tez trigueña y unos ojazos azules, wow, eso sí que es un partidazo – sonriendo de oreja a oreja.
- Ehm… - ruborizándose, tan solo recordarlo – creo que sí… ¿Cuál era su nombre?-
- Ethan Alexssandre, como es posibles que olvides ese nombre, ¿irá esta noche?, porque si va, definitivamente será algo digno de ver –
Tosiendo, ¿Qué acaso se habrían fijado en el mismo hombre? - ¿Acaso te gusta? –
- No, por supuesto que no, solo es atractivo, eso nadie lo niega, pero de ahí a algo más, pues ni me va, me gusta muchísimo más su amigo, Víktor… uf… -
- ja, ja, ja… tu pensando en nuevas conquistas, no cambiarás… jajaja – riendo a carcajadas
- Pues no, quizás sí, aunque si Viktor quiere que cambie, pues lo intento – guiñándole el ojo de manera coqueta
- Ya bestia, sube, luego – entregándole el casco
- oh, que amigo más querido y amable has resultado ser – riendo
Se dirigieron a una de las mejores tiendas de ropas, ciertamente una de las más exclusivas, escogiendo rápidamente un traje semi-formal, si bien era una fiesta, no le gustaba el terno por completo no, tenía que tener algo de su estilo ¿no?, yendo a dejar luego a su amigo.
- Cuídate, nos vemos en la noche – decía poniendo en marcha nuevamente la moto
- Si, obvio ahí me tendrás… -
Vaya, que sucedería aquella noche, esperaba fuese buena, y no otro aburrimiento gratuito, ojala algo interesante, y por alguna casualidad a Alexssandre de su lado. Lo habría visto en variadas ocasiones, cruzando solo palabras cordiales, pero vagaba en su mente, aunque si, estaba decepcionado de todo, aunque podría ser él quien le hiciese recuperar aquello olvidado, que ilusión sería aquello ¿Imposible?...
Eso, solo el tiempo podrá decirlo, o quizás esta noche determine todo aquello, que podrá ocurrir, dando un vuelco a todo.
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Es que cuando ya no tengo sueños, es cuando no tengo a que aferrarme. Lograr una sensación vagamente especial.
Eres el reflejo, de mis más oscuros deseos.
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