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Hasta que Mueras por Celen Marinaiden

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Notas del capitulo: Waw, un poco de notas sin sentido, pero por allí me preguntaron si soy mexicana (por algo que puse en el capítulo pasado relacionado con el comercial) y sip, la respuesta es sí xD

¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸, HaSta QuE MuErAs ¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸,

Second Shot

Mientras Kaori hablaba entusiasmadamente sobre alguna cosa sin importancia, que parecía divertir al montón de treintañeros que estaban en la mesa, Naruto contaba los segundos para irse de aquel lugar, ya que tenía que esperar el tiempo suficiente para no verse grosero. Malditas normas de etiqueta.

Ah, pero cuando encontró la oportunidad perfecta, no dudó ni un instante en hacer una reverencia al más puro estilo japonés, mientras se excusaba y se retiraba lo más dignamente posible. Caminó con propiedad algunos metros, pero en cuanto salió del campo de vista del resto de los invitados de Andrew, se lanzó a correr como si estuviese en una maratón, y seguramente llegó a las escaleras que daban al ático en tiempo record.

Subió los escalones de dos en dos, con bastante agilidad y casi con la misma alegría de un chiquillo, mismo que fue gratamente recompensada cuando al llegar finalmente al ático, se encontró con que Sasuke ya estaba allí, y daba toda la apariencia de estarlo esperando. Aunque no acordaron una hora fija para encontrarse la noche anterior, Naruto tenía la esperanza de que el pelinegro acudiera a la misma hora en la cual se conocieron, por lo cual, verlo allí desde antes, era todo un hecho para celebrar.

- Ya estas aquí -fue lo primero que salió de la boca del rubio, mientras que se recriminaba mentalmente por no haber tenido una mejor frase de entrada- Te busqué todo el día, pero no te encontré.

Sasuke -quien estaba de pie ostentando cierta elegancia- sonrió apenas, mientras que permanecía unos cuantos segundos en silencio antes de contestar.

- Tú y yo nos parecemos un poco -fueron sus primeras palabras, y para Naruto su voz sonó como una melodía de antaño- A ti no te agradan las personas, y a mí no me agrada presentarme ante ellas. Rara vez me dejó ver.

- En ese caso, ya somos dos -Naruto sonrió- Si de mí dependiese, me pasaría todo el día encerrado en la habitación, y no saldría hasta que fuera momento de ir a casa.

- Y... ¿Por qué no lo haces así?

- Porque mi onii-chan -remarcó la palabra con notable burla- Me obliga a tener que asistir a esas cosas.

- Podrías rechazarlo.

- Podría -concedió Naruto- Pero resulta que no, sino le hago caso de vez en cuando, luego no me deja en paz.

- Es comprensible -asintió vagamente- Y ¿No tienes alguna otra cosa pendiente que tu hermano te haya pedido?

- No, y no lo invoques, o es capaz de aparecerse por aquí y decirme que lo acompañe a una excusión feliz.

- ¿Excursión?-una sutil sonrisa se plasmó en la luz- ¿Qué te parece si te invito a una?

- ¿Cómo?

- Conozco muy bien los alrededores, así que creí que podríamos dar un paseo.

- Ya fui a uno con Andrew, aunque la verdad fue horriblemente aburrido.

- De acuerdo, has matado toda la buena intención que tenía, dobe.

- ¿Lo decías con buena intención? Debiste aclarármelo antes, si es así, puedo aceptar la idea.

- Pues tienes mucha suerte de que no haya cambiado de opinión, usuratonkachi.

Naruto no pudo evitar arquear una ceja al escuchar la última palabra, haciendo el amago de cruzarse de brazos.

- ¿Sabes? Estoy considerando la idea de aumentar feamente el grado de mis insultos, también -comentó el ojiazul- Así ambos podremos estar al mismo nivel.

Sasuke sólo pudo encogerse de hombros mientras sonreía con algo de burla.

Intercambiaron un par de comentarios más, antes de que ambos se pusieran en marcha, bajando los escalones del ático, y saliendo por la primera puerta libre que encontraron, mientras que el rubio agradecía internamente que nadie estuviese a la vista, especialmente sus familiares.

De esa forma, se dirigieron directamente al bosque, recorriendo algunas partes a las que ya había ido con Andrew, pero que a diferencia de esa vez, en esta ocasión Naruto sintió que el viaje si lo estaba disfrutando, además, indudablemente, Sasuke era mucho mejor “guía” de lo que su anfitrión, e incluso parecía conocer perfectamente el terreno, por lo cual, era seguro que no era la primera vez que el ojinegro estaba en ese lugar.

No tuvieron que caminar mucho para llegar al sitio que Sasuke quería mostrarle, y, cuando lo hicieron, el rubio quedó maravillado por la sencillez que tenía, ya que le daba un encanto que no se podía ignorar. Se trataba de un claro bastante amplio en medio del bosque, rodeado de algunos frondosos árboles lejanos, un rebosante pasto verde que daba la impresión de ser capaz de moverse con el viento, y aparentemente en medio, un pozo de piedra, con unos ladrillos bastante coloridos, que tenían un aire de haber sido pintados no hace mucho.

- Este pozo es parte de la casa -informó Sasuke, caminando directamente hacía él- Hace años que no tiene agua, así que Andrew esta planeando arreglarlo, por eso lo pintaron, aunque todavía faltan algunas cosas que quiere colocarle, piensa convertirlo en... -se paró junto a la sencilla construcción de piedra, apoyándose en ella lo suficiente como para impulsarse y sentarse en encima-... un pozo de los deseos -completó, revirando un poco los ojos- Si alguien me lo pregunta a mí, esa es una idea bastante cursi, pero él lo hace con el fin de hacer este lugar más llamativo.

Naruto, quien estaba a su lado, concordó silenciosamente con el comentario, imitando al pelinegro, y sentándose en la circunferencia del pozo, girando la cabeza para que su vista se perdiera en el fondo negro que estaba a su espalda.

- ¿Es muy profundo?

- Lo normal en todos los pozos, supongo -respondió el ojinegro- ¿Quieres comprobarlo? Te puedo arrojar por allí para que lo veas.

- No, gracias, quiero que mi muerte sea más heroica que el caerme en un pozo por tonto.

- Una muerte... más heroica, eh -una sonrisa algo irónica se r plantó en su boca- Es un interesante pensamiento.

- Mi cabeza esta llena de ellos -sonrió con cierta arrogancia falsa- Mi psiquiatra lo dice todo el tiempo.

- ¿Tienes un psiquiatra?

La pregunta del ojinegro fue tan sincera, que el rubio pudo darse cuenta nuevamente que Sasuke había creído uno de sus comentarios bromistas. Aquello era un hecho del cual se había percatado el día anterior, de alguna forma, el moreno daba la impresión de tener un toque de ingenuidad -o credulidad-, al cual Naruto no estaba muy acostumbrado, pues ninguno de sus conocidos ostentaba algo semejante.

- No -aclaró con diversión- Aunque una vez quisieron llevarme a un psicólogo... pero me las ingenié para librarme. Me niego a ir con un loco que me diga que cuales son mis problemas y supuestamente como resolverlos. Conozco mis problemas, y que no quiera resolverlos es otra cosa.

Naruto volteó a un lado, dándose cuenta de la forma analítica en la cual Sasuke le observaba, como si estuviese desentrañando algún tipo de misterio en su mente. Sin embargo, el ojiazul decidió ignorar esa idea, y se limitó a sonreírle al azabache.

No tomó demasiado tiempo para que ambos se enfrascaran nuevamente en una larga conversación, saltando de un tema a otro, compartiendo risas y dando la impresión que tenían mil temas diferentes para tocar.

- No puedes hablar en serio -dijo Sasuke en algún punto de la conversación-.

- Claro que sí -respondió Naruto- Realmente compró ese libro de brujería, porque quería conquistar supuestamente al amor de su vida.

- ¿Y lo intentó?

- Oh, sí -ensanchó su sonrisa- Se vistió todo un mes de rojo, pinto sal de color rojo con colorante vegetal y la regó por la puerta de la casa del pobre chico, oh, y hasta se limó las uñas para sacar polvo de ellas, y luego se lo puso a su café cuando él estaba descuidado.

Sasuke arqueó una ceja, y por la expresión de su cara, dejaba ver que aquello le parecía bastante absurdo.

- Y también, cuando él fue a cortarse el cabello, ella se las ingenió para obtener un puñado de sus cabellos, los puso en un frasco, lo llenó de su saliva y lo enterró en su jardín.

- ...

- ¡Yo tenía la misma cara que tú cuando nos contó! -exclamó alegremente Naruto, casi riéndose- La verdad, yo comencé a preocuparme por ella y por su salud mental.

- Tsk, yo creí que el lugar donde vivía era supersticioso, pero me doy cuenta de que no importa cuantos años pasen ni las épocas, las personas no cambian... creo que hasta empeoran.

- Te doy la razón.

- Y, al final ¿Qué pasó?

- Pues que no funcionó, obviamente, y Annie terminó tirando su libro de conjuros al primer río que encontró.

- Creo que esa es la única decisión inteligente que tomó.

- Pero a veces me siento un poco responsable por eso -aclaró Naruto, entrecruzando sus pies- Yo fui quien le pidió que me acompañara a la librería, y además, la animé a comprar un libro.

- Sí, pero no le dijiste que comprara algo así, ni la obligaste a hacer tantas tonterías.

- No, pero me di cuenta que los libros seguramente no son para todas las personas... hay unas con mentes muy débiles, que terminan comprando libros que les dicen que le roben cabello a las personas que les gustan.

- Oh, y supongo que tú tienes una mentalidad fuerte.

- Muy fuerte -aseguró- Soy muy selectivo y usualmente leo cosas que valgan la pena, Shakespeare, por ejemplo, como te dije ayer.

Sasuke esbozó un amago de sonrisa, permaneciendo en silencio unos cuantos segundos, mientras que sus ojos negros parecían perderse un poco en el follaje que se extendía frente a ellos, lleno verdor.

Naruto no dijo nada, porque no lo encontraba necesario. Su mente se permitió divagar un poco, rememorando de forma fugaz el tiempo que ya llevaban juntos, y que le había permitido conocer un poco más del moreno, dándole la oportunidad de ver que ciertamente era fascinante estar con él, escuchar sus comentarios y dejarse llevar por la sensación de comodidad que lo invadía, porque era demasiado cómodo estar con Sasuke, con él no había tenido que preocuparse por mostrarse como un casi sabelotodo, -cosa que le costó los primeros y únicos amigos que hizo en la Universidad-, ni tampoco debía de esconder ese aire un tanto oscuro que poseía, y que era el hacía que de vez en cuando Minato quisiera llevarlo a ese afamado psicólogo. El pelinegro parecía sorprenderse o que le molestase alguna de las dos cosas, -o resto de las peculiaridades de Naruto, en realidad-, ya que contrariamente a eso, ambos se entendían bastante bien. Era como tratar con un conocido de toda la vida, al que se le tiene mucha confianza.

Repentinamente, el moreno viró el rostro con algo de rapidez, con cierta expresión curiosa en sus facciones que llamó la atención rotunda del rubio. Finalmente, los finos labios del pelinegro se abrieron, diciendo unas palabras que ciertamente Naruto no se esperaba.

- Capuleto, Montesco, miren el castigo que ha caído sobre sus odios, los cielos han hallado el modo de destruir sus alegrías por medio del amor. Y yo, por haber tolerado sus discordias, perdí también a dos de mis parientes. Todos hemos sigo castigados.

La voz de Sasuke había sonado increíblemente bien, profunda y llena de un sentimiento arraigado, que hizo que el rubio sintiera una escalofrió de gusto, reconociendo al instante de donde provenían aquellas palabras que habían sido dichas con una envidiable entonación.

- ¿Cómo iba el final? -cuestionó entonces el Uzumaki, bajo la atenta mirada del otro-.

Durante algunos instantes, una mueca pensativa y de concentración se ubicó en el rostro del ojiazul, hasta que finalmente se iluminó con alegría.

- El sol no saldrá a causa del duelo -comenzó el rubio- Vayámonos de aquí, para hablar de estos sucesos tan lamentables. Unos obtendrán perdón, y otros castigo... pues nunca hubo historia más dolorosa que esta de Julieta, y su Romeo.

Sasuke sonrió entonces ante sus palabras, luciendo un atisbo semejante al orgullo en sus ojos, mientras que a Naruto lo recorría nuevamente esa sensación de bienestar, que le hacía sentir como un niño que ha respondido correctamente, a la pregunta más difícil que le ha hecho su profesor. Quizás era ridículo tener ese tipo de pensamientos, pero no podía evitarlo.

- Sí -dijo el moreno- El final iba de esa forma.

- No creí que tú aprendieras esas cosas -dijo divertido el blondo- Debes de tener mucho tiempo libre como yo.

- Oh, en su momento lo tuve, ahora simplemente son cosas que no se han borrado de mi memoria -explicó- En realidad, almaceno mucha información que he aprendido con los años.

- Pues yo he aprendido con los años una cantidad enorme de tonterías -se encogió de hombros- Y ese tipo de cosas, como el final de Romeo y Julieta, son parte de ellas.

- Lo dudo -aseveró- Saber las palabras con las cuales termina la obra más emblemática de Shakespeare, no me parece una tontería. Puedo asegurar que todo mundo sabe cómo termina la historia, pero no con que palabras.

Naruto se preguntó si aquello podría considerarse como un halago, ya que inesperadamente, tenía esa casi risible idea.

- Supongo que debe ser algo de ley para quienes les agradan los libros clásicos, como a ti o a mí -se encogió de hombros- Siempre me he preguntado como reaccionaron las personas que vieron la historia por primera vez, en los tiempos de Shakespeare. Ahora creo que a nadie le parece tan trágico que los dos murieran, porque ya es parte de lo típico en una historia de romance, pero estoy seguro que la primera vez que la gente lo vio, seguramente fue impactante, algo así como... ¡Como Shakespeare Enamorado! ¿Viste esa película?

El ojiazul estaba completamente seguro de que la respuesta sería afirmativa, sin embargo, Sasuke negó con suavidad, meciendo los mechones negros de su frente.

- ¿No? -pareció escandalizado- ¡No puedo creerlo! ¡Es ya un clásico!, y encima, especialmente si te gusta leer a Shakespeare, tuviste que verla al menos para juzgarla.

- Supongo que... -habló algo quedamente- Nunca he tenido la oportunidad a mi alrededor de presenciarla.

- ¿Presen...? -dejó a medias la pregunta- ¡Oh, vamos! Al menos pudiste comprarla o algo.

- Oh, discúlpame entonces -torció los labios- No sabía que se trataba de un crimen.

- No es un crimen, pero si es raro, y definitivamente cuando llegues a casa, tienes que ir a rentarla al menos para verla.

- ¿Tan buena te parece que es?

- Claro, tiene mucho encanto.

- ¿Y acerca de qué trata exactamente?

- Bueno... trata sobre Shakespeare, en el tiempo en el que se supone, esta escribiendo la obra de Romeo y Julieta, que originalmente iba a ser una historia de piratas o algo así. Entonces una chica de la realeza, se presenta a las audiciones vestida de hombre, declamando de una forma que consigue que Shakespeare se interese en ella. Cuando él descubre su secreto, se enredan en un romance y a medida que ese romance avanza, Shakespeare hace modificaciones a su obra original, convirtiéndola poco a poco en la historia que todos conocemos actualmente. Aunque no tiene mucho chiste si te la cuento toda, así que es mejor que la veas; lo que si puedo decirte es que es total y completamente rosa, y demasiado cursi hasta el grado de empalagar... pero la verdad es que la obra de Romeo y Julieta, en si, también empalaga de una forma bastante efectiva.

Sasuke, quien lo había estado escuchando con atención, asintió levemente, como si con ello estuviese dándole la razón.

- Así que... ¿Es como si se contaran dos historias al mismo tiempo? -preguntó el pelinegro, de esa forma aparentemente ingenua-.

- Sí, algo así -concedió- Al menos da la impresión de no ser la misma historia de siempre.

- Bien, desearía entonces encontrar alguna día, la oportunidad para ver esa película que comentas.

- Seguro que sí, no es tan difícil de conseguir.

- Te sorprenderías lo difícil que podría ser para mí.

- Pues no pareces un pobre indigente, así que no creo que sea para tanto.

Sasuke sin embargo le dedicó una sonrisa algo lejana, acompañada de una mirada que Naruto no fue capaz de descifrar.

- Bien, pues... -vaciló un momento en sus palabras- Insisto en lo que dije antes... la primera vez que Romeo y Julieta fue presentada al mundo, el mundo debió llorar.

- Ciertamente... debió de hacerlo.

Y por un momento, Naruto se sintió como todo un poeta sacado de un libro, en compañía de otro, y tal idea no pudo hacer más que arrancarle una sonrisa.

La plática entre ambos continuó y se alargó tanto que pronto la hora en la que Naruto debía volver llegó, y eso se hizo notar cuando su celular sonó insistentemente, y al contestarle a su hermano, Minato le dijo que la cena no iba a tardarse mucho en ser servida, y que era obvio que deseaba que estuviese presente, para afianzar esos “lazos” familiares, que en secreto, Naruto se preguntaba dónde estaban.

Antes de dejar el pozo, el rubio se dio la libertad de sacar un flamante euro de su bolsillo, y arrojarlo al colorido pozo -aun sin agua-, haciendo la pantomima de pedir un deseo, de forma bastante sobreactuada, que logró obtener una singular sonrisa del pelinegro. Al ojiazul no le quedaba más remedio que aceptarlo, pero cada vez que sonreía, Sasuke adquiría aun más encanto del que ya tenía, porque sería de necios el no reconocer que el moreno era ciertamente apuesto, y que una sencilla mueca como una sonrisa, disparaba hacia aun más arriba aquel atractivo.

Luego de recorrer el camino de regreso, entraron nuevamente a la casa por una de las tantas puertas que había, y las cuales, quizás no deberían permanecer abiertas, porque seguramente un día de esos entraba un ladrón.

- Hasta aquí llego yo -anunció Sasuke, cuando estuvieron frente a uno de los pasillos que daba al comedor-.

- ¿Por qué? ¿No vas a cenar? -cuestionó el blondo-.

- Te dije que tenemos cierto parecido, no me gusta mostrarme frente a la gente en numerosas cantidades.

- En ese caso, tienes suerte de que a ti no te obliguen a asistir, pero ¿Dónde vas a comer?

-De eso no te preocupes -se encogió de hombros- Por otra parte ¿Irás a dormirte en cuanto termine la cena?

-No -negó- Planeaba ir al ático, quiero usar el telescopio para mirar las estrellas.

Sasuke lo miró en silencio durante unos instantes, haciendo que él se preguntara si su respuesta no había sido tonta, aunque esa era la verdad, quería observar el cielo, y si era posible, quería hacerlo en compañía del pelinegro, era algo que ya había pensado desde la noche anterior.

- ¿Puedo acompañarte? -preguntó finalmente el de ojos negros- Aunque te diré que no soy tan bueno en la astronomía como quisiera.

- Da lo mismo, será más entretenido de esa forma.

- Bien -asintió- Entonces nos veremos allí en cuanto termines.

- De acuerdo ¡Hasta dentro de un rato! -exclamó dándose la vuelta, con una sonrisa-.

- Hmpf, dobe -dijo al mirarlo marcharse, aunque el otro bien lo escuchó-.

Cuando Naruto llegó al comedor, se alegró al darse cuenta de que aun no habían comenzado, así que no tendría que interrumpir nada, y tampoco tener que pasar por momentos incómodos. Se sentó junto a su hermano, y dio el mejor saludo que pudo a los presentes que le prestaron atención. Minato lo observó con el reproche pintado claramente en su rostro, mientras que Kaori lo miró dos segundos antes de centrarse en la mujer que tenía al lado.

- No debiste desaparecer de esa forma -continuó Minato, con la “reprimenda” que había dejado a medias por el teléfono móvil- Estábamos preocupados.

Sí claro, Kaori seguramente se había mortificado como una magdalena, al no haber encontrado a Naruto para que cuidase a su hijo.

- Ya te dije que estaba con un amigo -respondió en defensa- No había motivo porque preocuparse.

- Pudiste decirme antes de desaparecerte toda la tarde -replicó el mayor-.

- Dijiste que vine aquí para distraerme y eso estaba haciendo.

Aquel dialogo probó tener la suficiente fuerza como para hacer que Minato guardase silencio, cediendo calladamente ante su hermano.

La cena transcurrió de forma tranquila, y ciertamente, un tanto monótona, bastante parecida a las ocasiones anteriores, salvo que ahora, ya existía mucha más confianza entre los presentes, por eso las risas y el parloteo parecían igualar al alboroto que hacían los niños, que se encontraban en una mesa especial para ellos, en compañía de algunos padres que consideraban que necesitaban un poco de vigilancia o de ayuda.

Cuando finalmente una pareja se marchó, llevando a su bebé en brazos, Naruto esperó con algo de paciencia durante siete largos minutos, hasta que al no resistir más, se despidió de su hermano con una sonrisa alegre, ante aquellos los ojos verdes acusadores, que lo observaron claramente con un tanto de inconformidad. Al menor de los Uzumaki eso no le importó demasiado, ya que estaba acostumbrado a que en ocasiones a su hermano se le subiesen los aires protectores, aunque realmente aquellos lapsos eran un tanto escasos, y así como llegaban se iban.

Naruto avanzó por los pasillos ligeramente iluminados, -pues finalmente el ocaso ya había caído y pasado-, siguiendo por un camino que ya podía jurar que conocía de memoria. Subió la escalinata con un poco más de tranquilidad que en la tarde, encontrándose al llegar al ático, con que este estaba iluminado, lo cual fue el primer indicativo que tuvo de que no se encontraba solo. Sus ojos vagaron entonces por la habitación hasta dar con la figura de Sasuke, quien se encontraba sentado en la misma silla del día anterior, recordándole su primer encuentro. Pero, cuando el moreno se percató de su presencia, y su vista se fijó en la suya, el rubio tuvo que aceptar que le alegraba enormemente que aquel par de orbes ónice, lo mirasen con reconocimiento y no con la indiferencia de al inicio.

- He de aceptar que no esperaba que terminaras tan rápido -fue lo primero que salió de los labios del pelinegro-.

- Esta vez no dejé que me arrastraran a tener que soportar sus tontas conversaciones.

- ¿Escapaste?

- No, pero hice una salida elegante -dijo, sonriendo- La verdad no tenía ni un poco de intención de quedarme, y platica que tenían se puso muy sosa ¿Puedes creer que algunos piensan que los asustaron?

- ¿Cómo?

- Pues... un sujeto dijo que anoche le pareció escuchar pasos en su habitación, y que además también escuchó como si alguien susurrara. Y un par de hermanas comentaron que vieron sombras extrañas que se perdían los pasillos... si me lo preguntan a mí, creo que esas personas son demasiado supersticiosas.

Sasuke, quien permanecía sentado, se puso de pie, con una expresión bastante neutra en su rostro.

- ¿Eso crees?-dijo, su voz tampoco denotaba mucho-.

- Obvio. A la gente le gusta inventarse cosas como esas, o peor, se las imaginan.

- Así que... ¿Son inventos? ¿Imaginaciones?

- Sí, o bromas ociosas.

El ojinegro caminó entonces, alejándose del Uzumaki y avanzando por la habitación, dirigiéndose hacia la pequeña terraza, que tenía sus puertas abiertas de par en par.

- ¿Sabes? -dijo entonces, girando hacia el rubio y sonriendo apenas- Tu forma de pensar se asemeja mucho a la de los científicos de antes, siempre diciendo que todo poseía una explicación racional.

- Hasta la fecha es así -se encogió de hombros- Todo tiene una explicación lógica, y lo que aun no la tenga, eso quiere decir que todavía no ha sido descubierta, pero cuando se encuentre, entonces perderá todo misterio.

Sasuke hizo más notoria su sonrisa, encogiéndose de hombros y dirigiéndole una cariñosa mirada a Naruto, que se sintió ligeramente desconcertado por ella.

- Eres todo un hombre de ciencia, usuratonkachi.

Naruto torció los labios, al caer en cuenta que seguramente el otro se estaba burlado de él, por lo cual se cruzó de brazos, y comenzó a avanzar por el amplio ático, hasta donde se encontraba el ojinegro.

- Si quieres, puedo cargar una biblia para protegerme, aprenderme salmos por si alguna vez me topo con un demonio, traer agua bendita por si las dudas, usar ropa interior llena de crucifijos, y hasta decir que todas las mujeres que muestren un poco de inteligencia y conocimientos, son brujas -se encogió de hombros- ¿Así o más científico?

- Dobe -masculló, y realmente parecía entretenido con lo que escuchó- Realmente tienes ideas peculiares.

- Me jacto de no ser como los demás.

- No -afirmó- No lo eres... tú... tienes ¿Cómo decirlo? Tienes una esencia particular, una que no concuerda con tu edad, más bien, parece la de una persona mucho mayor.

Naruto sintió un incomodo vuelco en su estomago, porque entendía perfectamente a lo que Sasuke se refería, aunque nunca esperó que alguien pudiese darse cuenta de eso en tan poco tiempo. Era algo que Naruto no podía evitar, porque sencillamente era incapaz ser como los demás chicos de su edad, que vagaban por la escuela sin la menor intención de ir a estudiar realmente, que iban de parranda en parranda cuando tenían la oportunidad, vivían aventuras amorosas o sencillamente disfrutaban de inútiles placeres a los cuales, el rubio jamás le encontraría algún tipo de encanto. Era cierto que en un par de ocasiones intentó todo eso, para ver si con ello, podía llevar una existencia tan común como los demás, pero de nada le sirvió.

Todo eso era demasiado... fútil.

Él jamás podría adaptarse con personas de su edad -al menos, no del todo-, porque estaba demasiado lejos de ellas. Demasiado lejos de todas las personas en realidad, porque por dentro, se había convertido en una copia muy patética de los pensadores de antes, que preferían desentrañar misterios del pensamiento, antes que embriagarse dulcemente con un buen vino.

Porque era cierto aquello de que uno es tan joven como sus alegrías, y tan viejo como sus penas. Por ello, Naruto estaba seguro de que él no era más que un viejo patético por dentro, uno que había vivido cobijado por la soledad, decepcionado de las personas, y resentido con la vida... ¡Y sólo tenía veintiún años!, ¿Qué iba a ser de él al llegar a los treinta?, quizás se volvería alguna especie de copia miserable de Oscar Wilde*.

¡Sí! Sería como Oscar Wilde, despreciando a una sociedad de rostros falsos, mentes ignorantes, incapaces de comprender más allá de sus ridículas limitaciones, que tratan de seguir sus propias reglas de la moral y el comportamiento, cuando por dentro no eran más que hipócritas, condenando los mismos pecados que ellos cometían. Juventud estúpida y vejez decadente.

Oh... ¡Cuantos pensamientos profundos!, y si Naruto seguía a ese paso, terminaría filosofando y poniéndose en actitud existencialista.

- ¿A qué se debe esa sonrisa?

La pregunta de Sasuke lo tomó desprevenido, haciendo que una expresión de un tanto de confusión se adueñara de su rostro.

- ¿Estaba sonriendo? -cuestionó tontamente-.

- Sí -contestó con paciencia- ¿En qué pensabas? Te quedaste callado.

- Dicen que quien se ríe solo, de sus maldades se acuerda.

Sasuke arqueó una ceja con diversión, negando suavemente con la cabeza ante el comentario.

- Así que ¿Pensabas en maldades?

Naruto sonrió, encogiéndose de hombros cual chiquillo.

- No, la verdad es que me puse en plan dramático... estaba pensando en cosas tontas... dijiste más o menos que mi forma de ser no es adecuada para mi edad ¿Cierto?, al menos, eso entendí yo.

En respuesta, Uchiha asintió suavemente.

- Puedo hablar fluidamente contigo -dijo él- Antes jamás había tenido la oportunidad de encontrar una persona de tu edad, con la cual yo pudiese hablar de esa forma.

- Sasuke, lo dices como si fueses un anciano -el aludido simplemente se encogió de hombros también- Así que... ¿Tú tampoco te entiendes muy bien con gente de nuestra edad?

- Podrías tomarlo de esa forma, y he de aceptar que me intriga mucho el que seas así ¿Tus padres tienen una dura educación contigo?, ¿Por eso conoces tantas obras literarias y acontecimientos?

El ojiazul sonrió con un deje de nostalgia.

- Mis padres están muertos -aclaró- Y... no, ellos nunca me obligaron a algo así, tampoco mi hermano... todo debe ser cosa mía.

- ¿Cosa tuya?

-Sí -asintió vagamente- Soy un eterno buscador del conocimiento -dijo, dándole énfasis a sus palabras- Amante de las peculiaridades, aventurero de los libros, un veterano de la soledad, y un intento de orador.

Eso realmente debía de ser una de las cosas más ridículas que pudo haberle dicho a otra persona. De hecho, ahora que esas palabras ya habían salido de su boca, comenzaba a sentirse casi con pavor, y con las inmensas ganas de desaparecer. ¡Sasuke ahora si iba a verlo como un bicho raro!

Sin embargo, pese a lo que esperaba, el moreno no pareció mirarlo como si fuese alguna atracción de circo, de hecho, parecía al contario.

- ¡Enhorabuena! -exclamó entonces-.

El rubio debía de admitir, que era la primera vez que escuchaba a una persona decir esa palabra, aunque claro, no desconocía su significado.

- Seguramente tú eres mi alma gemela -agregó, con cierta burla notable-.

Naruto se sintió entonces un tanto avergonzando, sin saber muy bien como manejar la respuesta del otro.

- No digas tonterías, dattebayo ¡Y mejor acompáñame a ver la constelación de Casiopea!

Bien, aparte de haber dicho nuevamente aquella muletilla, el rubio se sintió algo ridículo por ponerse incomodo por unas simples palabras, que en realidad no debían de tener más sentido, que el que Sasuke quería darle a entender, dejando ver que ambos eran parecidos.

- Se ve muy bien en esta época del año -agregó el ojiazul, acercándose al telescopio- Y si tienes suerte, hasta te voy a enseñar a Leo y Draco, si es que se ven bien en esta época del año.

- ¿Solo tres constelaciones? Que tacaño.

Naruto sonrió, revirando los ojos y colocando sus manos sobre la manta que cubría el telescopio, para jalarla y descubrirlo.

Era algo risible de pensar, pero realmente se encontraba entusiasmado por tener la oportunidad de mirar el cielo nocturno con alguien más, a quien realmente le interesara. Era una experiencia que creyó que jamás podría realizar, casi como un insípido deseo cumplido.

Y, mientras comenzaba a mostrarle el precioso cielo nocturno a Sasuke, hablando de constelaciones y de las leyendas que giraban en torno a ellas, se sintió tan en calma como en mucho tiempo no se había sentido, disfrutando del sonido de la voz del pelinegro, cada vez que este se dejaba escuchar, dándole a todo un aire tan... ideal.

ŞaşΰŊąŞaşΰŊą ŞaşΰŊą ŞaşΰŊą ŞaşΰŊą ŞaşΰŊą ŞaşΰŊą ŞaşΰŊą ŞaşΰŊą

Después de pasarse un día escabulléndose y paseando por los lugares menos insospechados, Naruto estaba seguro de a Andrew absolutamente le convendría contratar al pelinegro para ser su guía turístico, o alguna cosa semejante. En sus andanzas, se habían encontrado con Kino, que estaba jugando a las escondidillas y buscaba rápidamente un lugar para refugiarse. Sasuke entonces le indicó sobre un buen armario que se encontraba en la biblioteca y que de momento estaba vacío; Kino entonces le agradeció, canturreando que allí nunca iban a encontrarlo, y luego echó una carrerilla para llegar antes de su amigo que estaba contando, terminara de hacerlo.

El rubio Uzumaki se alegró de que aquella fuese la única persona con la cual se toparon, ya que su terror era que su hermano y su cuñada pudiesen verlo, y obligarlo a verse envuelto en alguna que circunstancia definitivamente no iba a gustarle, menos ahora que se divertía. Porque ciertamente, todo lo que estaba haciendo en compañía del pelinegro resultaba ser bastante entretenido, y con su grado respectivo de diversión. Finalmente aquellas sí parecían ser unas vacaciones que valiesen la pena.

Para cuando llegó la hora de la comida -y el tiempo pareció irse como agua entre sus dedos-, Naruto usó de todos sus recursos para zafarse por una vez de aquella engorrosa situación, y, sin variar un poco las acciones de los días anteriores, fue con Sasuke a refugiarse a aquel tan preciado ático. Cuando volviese a su casa, el ojiazul iba a insistirle hasta la saciedad a su hermano para que construyeran uno igual, así Naruto tendría su propia especie de Batcave, igual que Bruce Wayne*... y sí, quizás también dejaría de leer cómics por un tiempo, sino, quizás terminaría usando una capa negra y llamándose así mismo Señor de la Noche, o alguna cosa semejante. Ahora creía que los días que le restaban allí, eran demasiado insuficientes.

Fue ésa razón la que lo llevó a sacar aquel tema en especial. Sin saber realmente el impacto que acarrearía todo eso.

- Neh, Sasuke -dijo- Me voy a ir pasado mañana, a mí hermano le redujeron los días de vacaciones, supuestamente porque de verdad lo necesitan en su trabajo -bufó con inconformidad-.

La mueca del moreno se tornó de completa sorpresa, como si aquella noticia fuera de una gran relevancia, que lo había tomado desprevenido.

- ¿No terminaras la semana? -Naruto negó, ante lo evidente que acababa de aclarar- ¿Desde cuando lo sabías?

- Minato me dijo ayer -aclaró- Me acabo de acordar.

- Debiste... debiste decírmelo antes.

Naruto estaba como mínimo, completamente sorprendido al notar la forma en la cual el semblante de Sasuke había cambiado de una forma tan abrupta, que sus ojos negros resplandecían con ansiedad.

- Yo... -el rubio estaba un tanto inseguro de continuar- Pensé que podríamos seguir siendo amigos. Incluso si no vivimos en la misma ciudad, creo que podemos quedar de vez en cuando para salir o... algo.

Pero si Sasuke estaba preocupado por su amistad, las palabras de Naruto no parecieron reconfortarlo en lo más mínimo. Sin entender siquiera porque, la mirada color noche pareció convertirse en una tormenta oscura. Definitivamente, eso sobrepasaba la comprensión de Naruto, que incluso tuvo la certeza de que el ambiente se había puesto pesado, y una sensación incomoda comenzaba a arrastrarse por su cuerpo.

- No podemos -se escuchó finalmente la voz de Sasuke- Nunca sería posible, después de que te vayas de aquí, no volveremos a encontrarnos.

Bien, eso definitivamente mataba cualquier expectativa alegre que Naruto hubiese podido tener, y además, lo llenaba de una cierta amargura. Pasar tiempo con Sasuke era casi un completo deleite, y el rubio había tenido la ingenua esperanza de que finalmente, había encontrado una persona que le comprendiese un poco, alguien que pudiese ser su confidente y con el cual, olvidarse al menos un rato de su inseparable soledad. Sasuke no era como los pocos amigos que tenía, no, Sasuke era completamente diferente, y con él sentía una maravillosa libertad para no esconder sus pensamientos, ni tener que ocultarse bajo la mascara de una persona que no era, como si con él poseyera la plenitud de actuar sin ser juzgado.

Y ahora, simplemente él le decía que no podían ser amigos, borrando las tontas esperanzas que guardó de poder seguir viéndolo, aunque fuese de forma esporádica, simplemente por no perder el lazo que creyó, se había formado entre los dos.

- Entiendo -y su voz dejó salir la decepción que sentía- No hay problema...

Y de verdad quiso agregar otra cosa, pero era imposible, porque su garganta se cerró, incapacitándolo para decir algo más. Se sentía tan estúpido.

Tal vez lo mejor en aquel momento, sería dar media vuelta y largarse, con aquel incomodo sentimiento estrujándole el pecho, mientras que en sus ojos aquel conocido ardor se hizo presente... cielos, en ese instante seguro era un perdedor hecho y derecho.

Mas, cuando se decidió a irse, aun con la incredulidad de encontrarse tan abatido por tan poca cosa -ni que fuera una novia a la que acababan de dejar en el altar-, Sasuke lo detuvo, mirándolo con indecisión y soltándolo después, mientras que se daba media vuelta y suspiraba.

- Yo... -susurró- No es que no quiera, es que no puedo.

Aquellas palabras parecieron iluminar un poco del gris que cayó sobre el rubio.

- Lo más sensato es que no te dijera esto, no debería estar haciéndolo, pero... si yo... te contara algo ¿Me creerías, Naruto?

El aludido tardó un par de segundos en contestar.

- Supongo que lo haría, dependiendo de ése algo.

Sin embargo, la risa sarcástica de Sasuke no fue de mucha ayuda.

- Dejé Japón a los ocho años, y vine a vivir a Inglaterra con mi familia a Londres, mi padre era el heredero de los Uchiha, ése es mi apellido -aclaró vanamente- El negocio prosperó muy bien aquí, y cada cierto tiempo, íbamos a Japón, solamente porque mi padre quería presumir sobre su éxito a mis tíos y familiares. Tomamos las costumbres de este país, y a los veinte años, ya tenía una prometida con la cual debía de casarme, retrasé esa boda todo lo que pude, y al final, fue mi padre quien provocó que todo se cancelara. La verdad, no me sorprendió, porque mi padre tenía por vicio el hacer apuestas, y todo lo que tuviese que ver con juegos de azar, lo que me sorprendió es que tardara tanto tiempo en despilfarrar nuestro patrimonio. De un día para otro, perdimos casi todo lo que teníamos, nuestra mansión, las fabricas, las joyas... todo se fue como si nunca hubiese estado allí.

A pesar de que su voz no era más que un murmullo, Naruto lo escuchaba como una admirable claridad.

- Tuvimos muchos años difíciles entonces -siguió contando- Vivimos con lo que nos quedaba de dinero, y, siendo francos, mis padres y yo éramos unos inútiles, no sabíamos siquiera de los trabajos más sencillos. Aunque nos las arreglamos como pudimos. Mi padre entonces comenzó a pedir préstamos, únicamente con el fin de apostar, porque él repetía hasta el cansancio que si las apuestas nos quitaron lo que teníamos, entonces ellas tendrían que regresárnoslo también. Eso terminó de hundirnos, perdimos lo que aun nos quedaba y fuimos a dar a la calle, fue allí cuando las cosas de verdad se pusieron horribles. Aun así, fuimos capaces de sobrevivir por unos años, haciendo todo tipo de cosas que nunca nos imaginamos que tendríamos que pasar. Justo cuando nuestra situación mejoraba, mi padre tuvo que arruinarlo todo, tomando el alcohol por vicio, y llevándose al diablo lo que habíamos conseguido lograr.

Hubo unos segundos de silencio, que parecieron extenderse largamente.

- Al final, los tres fuimos viviendo de ciudad en ciudad, en diferentes hostales, cada uno más barato que el anterior, hasta que terminamos en el más miserable de todos. Mi madre lavaba ropa ajena, eran kilos y kilos donde ella se acababa la espalda y las manos; yo, por mi parte, logré conseguir un empleo en una oficina postal, fue el único trabajo logré conseguir, y mi padre ¡Jah! Él... él no era más que un simple alcohólico que había perdido hasta la decencia. No éramos más que unos pobres diablos. Un trió de ingratos que de tenerlo todo, pasaron a no poseer siquiera un pedazo de tierra para ser enterrados... no éramos nada.

Ahora sí la voz de Sasuke poseía un matiz identificable, una mezcolanza de solemnidad y melancolía.

- Hasta cierto punto, creo comprender que mi padre no pudo resistir más; toda su vida estuvo acostumbrado a vivir entre lujos, él jamás podría adaptarse a estar en una pocilga. Quizás... hasta fue lógico que él terminara así... que nosotros lo hiciéramos. Aun ahora no recuerdo la fecha en la exactamente ocurrió, pero si sé que fue de noche, un día como cualquier otro, en el que mi madre y yo regresábamos cansados de trabajar, como todos los demás días. Supongo que mi padre bebió demasiado o finalmente perdió lo poco que le quedaba de razón... pero esa noche, cuando llegó... terminó matándonos a mi madre y a mí... primero fue ella, y un puedo recordar sus gritos, al igual que puedo recordar un poco del dolor cuando él me apuñaló a mí.

Naruto retrocedió un paso, sintiendo como un horrible escalofrió lo recorría de pies a cabeza. La historia que había contado Sasuke simplemente era... escalofriante hasta cierto punto, porque se había encargado de darle a sus palabras un tono increíble de veracidad, como si realmente hablase enserio. Ciertamente, era un mucho mejor orador que él. Un orador sorprendente, de hecho.

Pero haciendo eso a un lado, el pelinegro definitivamente poseía una imaginación digna de mencionarse, y un poco torcida, a decir verdad.

- Sasuke -reprochó finalmente- Si era eso lo que querías que te creyera, entonces sabes que no lo hice, pudiste al menos quitar la parte en la que tu padre los mató, hasta allí quizás pudiera ser que pensara que un poco de tu historia es cierta.

Sin embargo, el ojinegro no respondió, dándose finalmente la vuelta, sin ninguna emoción distinguible en su rostro. Sus orbes oscuros eran un profundo pozo de frialdad.

- De hecho, toda la historia es cierta.

- Oh, por favor -resopló- ¿Y que se supone que crea? ¿Qué eres un fantasma?

- Esa es una definición común, que ciertamente se puede ajustar.

- Sí, claro -sonrió irónicamente- Así que ahora resulta que veo gente muerta.

Obviamente, sus palabras eran una obvia alusión a la famosa película de Sexto Sentido, pero, por la expresión inmutable del pelinegro, pareció que no captó la idea.

- No -negó Sasuke- No ves gente muerta, únicamente me ves a mí, ya que eres incapaz de ver a los demás.

- ¿A los demás? ¿Cuáles demás?

- A los otros muertos, como tú los llamas, que están aquí.

- Oh, bien... ¿Y por qué no puedo verlos?

- Nosotros decidimos a quien nos dejamos ver. Ya te he dicho que no me gusta presentarme ante muchas personas.

- Sí, claro, eso explica porque mi sobrino te vio.

- Lo hizo porque se lo permití, no deseaba que sospecharas nada... aunque tampoco esperé que yo terminase diciéndote todo esto.

- Tienes una imaginación muy desbocada.

- Y tú no me crees.

- ¡Es obvio que no! Si me dijeras que eras un hombre lobo o un vampiro, quizás consideraría la idea.

Pero por el sarcasmo en la voz del rubio, era claro que aquello se trataba de una mentira.

- Yo... no quiero que después de pasado mañana, no pueda verte más... y no tengo otra explicación para darte del por qué. No quería que te fueras pensando que negaba de ti.

Aww, que bonitas palabras, pero eso de nada le servían a Naruto, porque la verdad era obvia.

- Sí, claro... Sasuke. Mira -dijo con paciencia- Es muy amable de tu parte que te inventaras toda esa historia, únicamente para que no me sintiera mal, y la consideraré, tienes razón... al menos puedo llevarme el recuerdo de que te esforzaste en darme una muy lógica razón para no poder seguir siendo amigos a futuro -se encogió de hombros- Cuando tenga una novia, y ya no quiera seguir con ella, le diré que soy un vampiro, y que la quiero tanto que por eso me tengo que alejar de ella, porque no voy a condenarla a una vida de oscuridad y blah, blah, blah.

Con esa evidente burla sutil a las palabras de Sasuke, Naruto suponía que su fugaz entendimiento y amistad con el pelinegro se daban por terminados.

- Dijiste que tenías mentalidad fuerte -comentó entonces el moreno- ¿También tienes un corazón fuerte?

- Yo supongo... digo, sigo vivo hasta ahora, eso debe de contar.

Sasuke suspiró largamente, cerrando los ojos con parsimonia, para volver a abrirlos, mirando al rubio con cierta desesperanza.

- Date la vuelta, Naruto -ordenó con suavidad-.

- ¿Disculpa?

- Date la vuelta -repitió-.

- ¿Para que?

- Me gustaría que pudieses hacerme ese favor.

De acuerdo, Sasuke ya se había puesto raro, y eso, aunado con sus desvaríos donde supuestamente su padre lo había matado, comenzaban a preocupar bastante al rubio. Sin más, el ojiazul se encogió de hombros, dispuesto a complacer al moreno.

Se giró sin titubear, y cuando lo hizo, un jadeo se ahogó en su boca al mismo tiempo que sus ojos se abrieron cuan grandes eran.

Sasuke estaba frente a él, cuando se suponía que debería de estar atrás.

- Co... ¿Cómo hiciste eso? -cuestionó, girando rápidamente hacia atrás, comprobando que no había nadie-.

Sasuke no respondió, y en cambio, cerró los ojos otra vez.

- Estaba diciéndote la verdad.

Pero aquello era algo que sencillamente no alcanzaba la lógica del rubio.

- ¿Ahora resulta que eres mago y haces trucos? -espetó Naruto-.

- Sigues sin creerme.

- No, pero te reconozco que estas logrando una broma muy rebuscada.

Y de hecho, Naruto hubiese seguido pensando que aquello no pasaba de ser una broma, pero, cuando cerró los ojos y negó con la cabeza por menos de tres segundos... Sasuke ya no estaba. Así era, se había esfumado como si aquello se tratara de los mismos trucos baratos de la televisión, sin embargo, era bastante diferente a verlo en una pantalla, que a presenciarlo. Al instante, el blondo reviró alrededor de si mismo, buscando al ojinegro, con la esperanza de que quizás únicamente se había hecho a un lado, sin embargo, no lo encontró.

- Naruto -la voz de Sasuke se dejó oír-.

El pelirrubio volteó a su izquierda, sin encontrar nada pero al levantar más la cabeza y ampliar su rango de visión, finalmente fue capaz de dar con el moreno, que se hallaba en uno de los rincones de la habitación. Separado de él por al menos veinte metros, estaba Sasuke, recargando en la pared y cruzado de brazos.

Fue entonces cuando por fin, la respiración de Naruto empezó a agitarse, y su corazón pareció golpear dentro de su pecho con fuerza... ¿Cómo es que Sasuke había llegado allí... cuando ni siquiera sus pasos se escucharon?

Y el poco hilo de sus pensamientos fue cortado abruptamente cuando las puertas del balcón donde estaba el telescopio, se cerraron con un fuerte golpe, pero a pesar de ello, ningún cristal de pareció siquiera moverse.

El rubio pasó saliva pesadamente, y al devolver su vista donde se suponía que estaba Sasuke, nuevamente no fue capaz de encontrarlo, haciendo que una sensación atenazara su estomago de una forma terrible.

- Aquí, Naruto.

Con el corazón acelerado, y tensándose completamente, el rubio se armó de valor, y dio una nueva media vuelta, aguantando el horrible impulso que tuvo de saltar, cuando, como ya lo imaginaba, de nuevo se vio cara a cara con Sasuke.

- No quiero asustarte -fue lo que salió de forma angustiada de los labios del pelinegro- Pero tú no eres capaz de creerme, y me niego a causarte una impresión más fuerte que esta, por eso no puedo hacer más, pero, si aun no me crees, puedes ir a asomarte por el balcón, y te aseguro que puedo aparecer bajo él, hasta en el tejado, si lo prefieres.

Aunque las palabras de Sasuke estaban entintadas con suavidad, Naruto no dejó de sentir como si un asesino le hubiese estado hablando suavemente a su víctima. Ya no existía duda de que su corazón latía con ímpetu, su pecho subía y bajaba pesadamente, y el dolor que se adueñó de su estomago, pareció acrecentarse aun más.

Tal vez... tal vez... estaba soñando, o simplemente, alucinando, porque una persona no podía moverse a tal velocidad y mucho menos, sin siquiera hacer un ruido. Pero... ¿Un fantasma? ¿Realmente podía creer en eso?, aunque Naruto no necesitó siquiera hacerse una pregunta tan ridícula, porque cuando retrocedió un paso y trastabilló un poco, redirigiendo al instante sus ojos a Sasuke, con la única intención de no perderlo de vista, se encontró con que ya era muy tarde, y con desesperación, buscó a lo largo de la gran habitación, yendo a dar con su supuesto amigo, que esta vez, se encontraba en la esquina contraria a la que eligió la primera vez... y que además, también eran mucho más de veinte metros de distancia los que los separaban.

Si aquello era un mal sueño, quería que terminase ahora. Y, sofocado por todas las emociones que lo agobiaban, y el miedo palpable en su piel, Naruto no encontró otra cosa que hacer más que retroceder con verdadero terror, echándose a correr, con la adrenalina bombeando con fuerza por sus venas, tragándose el grito que exigía desgarrarse en su garganta y los ojos escociendo del pánico.

Y, mientras huía de allí como si verdaderamente su vida dependiese de ello, no fue capaz de siquiera darse cuenta de la tristeza que embargó la mirada azabache de Sasuke, quien no hizo otra cosa más que quedarse de pie, mientras un rictus de dolor aparecía en sus labios.

Naruto jamás podría recordar como fue capaz de llegar a su habitación, ni la forma tan suicida en la que bajo las escaleras en menos de un parpadeo, encerrándose entre cuatro paredes como si verdaderamente aquello pudiese suponer algún tipo de seguridad. Abalanzándose contra un rincón, pegándose completamente entra las dos paredes, y sentándose mientras acunaba sus piernas en su pecho, rodeándolas con sus brazos y escondiendo su rostro en el hueco que quedaba, sintiéndose como el más temeroso de los niños.

El tiempo pareció pasar sin pasar realmente, mientras que su mente era un manojo de pensamientos inconexos, imágenes confusas y una sombra de terror expandiéndose. Y, cuando esa tortura pareció terminar y Naruto estar consciente nuevamente del mundo, quiso encontrarle una lógica a todo, algo que le diese sentido... y por un momento, consiguió hacerse a la idea que lo que antes había vivido no se trataba más que de una jugarreta rebuscada, algo que podía tener una explicación que rompiese con todas las ideas espectrales que poblaban su cabeza. Quizás Sasuke no era más que una especie de Criss Angel MindFreak* en entrenamiento. Sea como fuese... él realmente necesitaba lograr saber que había pasado, o definitivamente terminaría con un psiquiatra.

Para cuando el temblor de su cuerpo se apaciguó, se puso de pie con algo de tambaleo, caminando con cautela hasta la puerta del baño y abriéndola con cuidado, encendiendo la luz con un cierto temblor, y dirigiéndose a paso tembloroso al lavabo, abriendo la llave para mojarse el rostro, estremeciéndose por el contacto frío del agua, que esperaba, pudiese despejarle un poco la mente.

Aspiró aire con profundidad, secándose descuidadamente con una de las mangas de la camisa que llevaba puesta, fijándose en el reflejo que le devolvía el espejo, que, por su aspecto tan malo, hablaba por si solo. Mas, la poca calma que logró obtener, pareció esfumarse cuando, perplejo, sus ojos captaron de forma trémula, como aquel espejo, lentamente comenzó a empañarse con un vapor salido directamente de la nada, destruyendo lo poco que quedaba de sus nervios cuando... cuando al más miserable estilo de una mala película de terror, el sonido del espejo chirriar inundo todo, mientras que parecía que un dedo invisible escribía sobre él, y aquello fue el detonante para que fuese incapaz de mover un solo musculo, como si lo hubiesen petrificado, obligándolo a presenciar la más espantosa de las escenas.

El agonizante sonido paró, dejando al espejo cubierto de letras, y Naruto, en medio de su mar de terror, las leyó, sintiéndose el protagonista de un filme, donde seguramente él terminaría asesinado.

I was hoping that you understand.

The life is too long for stay alone...

Can you imagine the eternity?

The loneliness is a monster that

can devour a heart, like mine...

or yours... You know it.

Is in your eyes.

Bastantes palabras en realidad, que hasta tenían el lujo de ser presentabas bajo una caligrafía admirable.

Pero no era su fácil lectura lo que detuvo el temblor del cuerpo de Naruto, después de unos segundos. No fue eso lo que poco a poco, tomándose su tiempo, acompasó finalmente su corazón que golpeaba con fuerza, y relajó su respiración. Dándole tanta calma, que cada fibra de su ser lo agradeció, luego de que estuviese a punto de sufrir un colapso; aquella sensación era como un bálsamo milagroso y celestial para cada poro de su piel.

Como si era un sueño, una pesadilla o una alucinación carente de creatividad, ahora para Naruto, todo eso resultaba sobrando.

Un pensamiento recurrente de su cabeza, siempre había sido que morir sería un favor para una existencia tan burda como la suya. Que allí, seguramente se terminaría todo eso que lo perseguía.

Pero, si en la mismísima muerte también existía algo como la soledad, ese monstruo del cual deseaba librarse... ¿Existía entonces algo peor que eso?

Su mayor miedo no era la muerte... era la soledad. Una soledad eterna.

Una soledad que Sasuke entendía.

Y fue por eso que permaneció unos momentos más de pie, tallando con sus dedos índice y pulgar, el puente de su nariz y sus ojos, dándose después un ligero masaje en las sienes. Cuando finalmente terminó con aquel aparente ritual, avanzó con un paso menos errático hacia la puerta de la habitación, cerrándola tras de si.

En su cabeza, únicamente existía una idea que era más clara que las demás. Iba a regresar al ático, a ese donde había dejado a Sasuke.

Continuara...

(Tenía la esperanza de que comprendieras.

La vida es muy larga para estar solo...

¿Puedes imaginar la eternidad?

La soledad es un monstruo que

puede devorar un corazón, como el mió...

o como el tuyo... Lo sabes.

Esta en tus ojos.)

Notas finales:

Oh, fuck... ¿¿Qué demonios fue todo esto?? O.o ¡No me maten! . pero es que... es que... francamente, el ultimo pedazo del capitulo salió mientras hablaba con mi hermano, acerca de mis futuras posibilidades académicas, por lo cual, escribía ya casi por inercia. Quizás debería de dejar de escribir mientras estoy con mi hermano, siempre me salen tonterías.

Ejem, no, no quiero comentar acerca del capitulo, porque me ha quedado como una cosa extraña, pero en realidad, yo deseaba que fuese así, desde el principio ya lo tenía planeado de esta forma, muajajaja. Muchas me dijeron que Sasuke era un vampiro... aja... ¡Pues no!, nuestro Sasuke esta muerto, y tiene una historia macabra y todo para acompañarlo. Bien, el párrafo del espejo iba a ponerlo en español, pero luego pensé que como se supone que están en Inglaterra, entonces quedaría mas guay si lo ponía en ingles... pero mi ingles es asquerosamente malo, así que lo escribí a como yo le entiendo XD (sobre todo disculparas tú, Noe-linda, porque seguramente tú le vas a encontrar horribles errores de escritura). Ahora bien, acabo de caer en cuenta que cuando escribo un AU que se correlaciona con el mundo en el que vivimos, tengo la tendencia de poner algunas cosas dando por sentado que saben de lo que hablo, cuando en ocasiones no suele ser así, por lo tanto, aquí pongo un par de cosillas referentes al capitulo donde quizás no todas caigan en cuenta:

* Oscar Wilde: Representante del dandismo y escritor de grandes obras literarias, cuya más conocía es el: “Retrato de Dorian Gray”, seguida de la gran carta “De Profundis”, que le escribe a su amante Lord Alfred Douglas, quien le provocó muchos problemas, hasta que finalmente cuando en padre de este descubrió su relación con Wilde, lo orilló a un enfrentamiento. Poco después, Wilde fue acusado de cometer actos sumamente indecentes, lo cual era una rebuscada forma de llamar a la homosexualidad en aquella época, y que se castigaba severamente con cárcel. Wilde presentaba en muchas de sus obras, y en varias de sus frases que se convirtieron en “celebres”, un claro menosprecio por el género femenino y la mentalidad del mismo, una exaltación por la belleza exterior, además de una burla a la moralidad de su época, aunado con el apoyo que daba a que las personas se dejaran llevar por sus instintos, y una cierta reflexión ante la banalidad de la sociedad y la gente, centrándose también en varios aspecto de la naturaleza del hombre. Wilde muere tres años después de haber salido de la cárcel, en el año 1900, en un cuarto de hotel.

* Bruce Wayne: Oh, vamos ¿No les suena de algo “Batcave”?, y no, no estoy hablando del club nocturno de Londres, sino de la “Baticueva”, así que si, Bruce Wayne es el nombre original de Bruno Díaz, que es como se dio a conocer Batman en las versiones de habla hispana.

* Criss Angel MindFreak: Es un tipo buenote (ejem), cuyo nombre real es Christopher. Este sujeto en general, es un ilusionista (además de practicar muchas más cosas), cuyo programa “Criss Angel MindFreak”, que se presenta en el canal A&E, lo muestra haciendo diferentes trucos de magia, algunos bastante increíbles por demás (hasta parece que no tiene mucho que envidarle a Harry Potter), es muy reconocido en la comunidad “mágica”, y de la misma forma en la que es admirado, también es odiado (yo te comprendo, cielito hermoso ¡Es envidia!, pero déjalos, que no merecen tu atención). Así que en general, la comparación que hizo Naruto entre él y Sasuke, estaba basada en las cosas sorprendentes e imposibles que Criss realiza en sus programas.

Bien, creo que eso es todo lo que necesito aclarar, no creo que tenga que hablar de la película de Sexto Sentido de Bruce Willis, ni mucho menos de la de Shakespeare in Love, del director Jhon Madden, porque, vamos ¡Alguna vez tuvieron que escuchar de Shakespeare Enamorado!, y si no lo han hecho ¿Qué están esperando? ¡Corran a ver la película para luego morir de diabetes, por dosis excesivas de azúcar y miel!

¡Espero verlas en el epilogo de este fanfic! ¡Hasta la próxima!

.:¤°—— .ČeĻeŋ Marΐŋaİđεŋ. “El amor verdadero es como los fantasmas. Todo mundo habla de él, pero pocos lo han visto...” ——°¤:.

P.S. Hablando de fantasmas y amor xD


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