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VIENTOS DEL AYER por LumeWolf

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Notas del capitulo:

Eto... YYH no es mío (mejor no lo repito tanto o me entra la depre XD)...

Y pues... Mejor lean!

Espero les guste!

No o mencioné en el capítulo anterior, pero, Minko, si o lees, espero que también te guste como el otro fic XD

Ahí me avisan porfa!!!! XD

 

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CAPÍTULO #2: SECRETOS

Hacia rato que se habían  apartado de Yusuke y Kuwabara, para seguir con la búsqueda de pistas del caso por la mañana. Pero había algo que no encajaba con el pelirrojo que iba por delante suyo; marcando el camino a la casa Minamino.

Hiei no se había creído el que Kurama se hubiese distraído nada más así, en aquel templecillo; nunca lo hacía ante una misión. Además... ¿De quién era aquel aroma que había detectado en las cercanías del lugar en el que había estado Kurama?

¿Por qué emana, también, de las ropas de SU Kitsune?

Estaba celoso...

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No sabía porqué lo había hecho. La razón por haber mentido a sus amigos... No haberles hablado de aquel...

Kurama se sentía muy confundido al respeto.

En cuanto había llegado junto a Yusuke, Kuwabara y Hiei, y éstos le reprocharon la demora en el parque en el que habían quedado reunirse hacía más de una hora... Lo único que atinó a decir era que se había distraído. Que le pareció haber percibido algo cerca de ahí  y que, inmerso en la búsqueda, se le había olvidado el tiempo...

No fue capaz de decirles sobre aquel...

Kurama forzó una sonrisa a Hiei, mientras se encontraban ya cerca de su casa.

-Te veré en el cuarto. La ventana no está asegurada ésta vez.- Kurama le comentó; puesto que Hiei evitaba entrar en la casa Minamino por la puerta principal.

Porque no había modo de explicar algunas cosas; después de que (en otras ocasiones en que sí lo había hecho) no hallaran manera de explicar sobre  una familia que no tenía Hiei en el Nigenkai (aparte de su hermana Yukina) ni el que no fuera a clases y cosas por el estilo...

Tenían que evitar que  la madre de Suichi Minamino se enterara que éste era en realidad Youko Kurama; un Kitsune ladrón del Makai...

-Bien.- Hiei, secamente, desapareciendo con esa habilidad suya para moverse así de rápido; pero aun estaba molesto por aquel aroma que sentía emanar del Kitsune, ajeno al del propio Kurama. Así como el que se estuviera comportando demasiado extraño; más pensativo que de costumbre.

Kurama se anunció al entrar en casa; mientras su madre le recibió y le preguntó sobre cómo la había pasado con sus amigos; e indicándole que la cena estaba lista para servir.

Y Kurama respondió a todo lo que aquella le dijera; pero guardándose siempre sus secretos... El que tuviese a Hiei aguardándole en su cuarto, un Yokai de fuego a quien quería; y de estar pensando en otro con el que había compartido parte de su otra vida y con el que se acababa de reencontrar...

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¿Aun amaba a Kuroki?

Se preguntó Kurama, mientras subía a su habitación (tras lograr agarrar algunas cosas que pudiese comer Hiei mientras esperaban a que Shiori se durmiera para bajar a servirle  más).

Si era así, entonces... ¿Qué era lo que sentía por Hiei en esos instantes? ¿Lo que había sentido al conocerlo?

¿Sólo deseaba un poco de placer con él...?

Negó para sí, con un suspiro pesado.

No, a Hiei no lo quería de esa manera; bastaba con darse cuenta que ni siquiera era capaz de más allá que el de haberle robado un beso...

Volvió a suspirar pesado; pero se preparó para entrar en la habitación.

A toda costa, debía evitar que Hiei sospechara nada de lo que les estaba ocultando... No podía decirles nada al respecto, hasta no estar seguro, él mismo, de lo que había sucedido con aquel otro...

Kuroki siempre fue un cazador; mataba  Yokais y nigens si se lo pedían con dinero en mano, iba tras rastros de lo que le pidieran... Pero siempre respetaba los cadáveres de sus víctimas. Si los que lo contrataban hacían algo con esos cuerpos, era asunto de ellos... Su Kitsune negro no metía mano a los cuerpos, salvo para quitarles alguna prenda en especial para comprobar su muerte, o que quitase un pequeño trozo de piel (imperceptible en el cuerpo) para que el aroma y el Ki que guardaba fuese prueba suficiente de que había cumplido...

Había conocido demasiado bien a aquel Kitsune. Respetaba los restos porque él era conciente de que, de sí mismo (Kuroki), no iba a quedar rastros del suyo; pero, si pudiese ser, le gustaría que igual se lo respetaran...

Kurama no entendía el hecho de que ahora hiciera esas atrocidades...

-Aun tengo trabajo que hacer...- Kuroki...

Esas palabras sólo podían significar que  habría otra muerte esa noche; pero no había sido capaz de delatarlo...

No aun... No podía aun...

Compuso su mejor sonrisa. Entró a su habitación.

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Otra vez sin sueño...

Miró el rostro del pelirrojo que dormía a su lado. La usual tranquilidad que transmitía al estar descansando no era presente esta vez.

Algo lo atormentaba en sueños.

Hiei se incorporó en la cama, a sentarse, y miró detenidamente a ese Kitsune.

Después de haber entrado con algo de comer para él, Kurama poco había dicho de lo que hubo pasado en aquel lugar donde lo encontraron; pero tampoco Hiei le mencionó nada del aroma que había detectado en sus ropas.

Kurama se escapó con algunas frases y se metió a la ducha; y ahí fue cuando Hiei perdió rastro del aroma invasor que había estado impregnado en Kurama.

Pero... ¿De quién era ese aroma?

Hiei se sentía molesto, irritado, por la idea de que Kurama hubiese estado con alguien y, encima, lo ocultase.

¿Con quién pudo haber estado Kurama para que no se los revelara? ¡¿Quién se había acercado tanto a SU KITSUNE como para haberle...?!

¡Eh! ¡Momento! ¿SU?

Hiei frenó sus pensamientos.

¿Cómo que "Su Kitsune"? ¿En qué momento...?

Suspiró con pesadez. De nuevo esas sensaciones... Fragmentos de imágenes surcaron su mente en esos instantes.

Los labios de Kurama sobre los suyos; la mano que lo ceñía al cuerpo de aquel...

Hiei cerró los ojos; las mejillas le escocían.

¿No se había aclarado, él mismo, que aquello era sólo un sueño? Debía dejar de pensar...

Hubo movimiento a su lado; Hiei abrió los ojos y se volvió en la dirección de éste; vio en el rostro de Kurama una mueca de angustia, como un ligero gemido igual se escapó de sus labios.

-¿Qué sucede...?- Hiei, sin aliento, no pudo contenerse ante la imagen; adelantó su mano a aquel afligido rostro, pero...

-... Ku...- un murmullo, que disipó un poco la angustia de su rostro. Kurama se había relajado al pronunciarlo por lo bajo...

Pero no lo suficientemente bajo para Hiei; cuya mano no alcanzó ya a tocar ese rostro que se relajaba ligeramente.

¿Ku? ¿Qué Ku? ¡¿Qué es un Ku?! ¿Nombre? ¿Un diminutivo del propio nombre, Kurama? ¿O el de alguien más...?

Hiei se puso tenso. ¿Por qué Kurama...?

Kurama se removió nuevamente; ahora parecía inquieto, asustado, confundido...

-No...- Kurama, dejó escapar; mientras los ojos los apretaba con fuerza...

Una pesadilla.

-Kurama...- Hiei se preocupó. Decidió levantar al Kitsune para acabar con ello; no soportaba ver esas emociones en el bello y apacible rostro del Kitsune...

Una mueca de enojo y dolor.

Kurama se incorporó, tomando a Hiei por el cuello de la playera...

-¡Tu NO eres así!- Kurama, desesperado.

Los ojos rojos sangre del medio Koorime se encontraron con los dorados del Youko que había medio despertado en la semiinconsciencia de aquel cuerpo nigen.

-¡Kurama!- Hiei lo llamó, sintiendo la fuerza de aquellas manos; y totalmente desconcertado por la imagen que aquel tenía en esos instantes...

Los ojos dorados se desvanecieron, dejando a unos verdes esmeralda en un rostro confundido...

¿Qué había hecho?

Kurama soltó a Hiei en el acto; tan luego se percató que, además de la cercanía, lo tenía sujeto por el cuello de la playera con la que aquel dormía...

¿Qué le había...?

-¿Qué sucede Kurama?- la voz de Hiei le llegó demasiado estridente para los sentidos desorientados de aquel; Kurama desvió la mirada, queriendo entender lo que había sucedido antes de...

Fragmentos de sueños en la mente.

El viejo Youko Kuroki, ese Kitsune de ojos plateados, la primera vez que se encontró en peligro y recién eran amantes...

Otro fragmento.

El actual y nigen Kuroki, en un escenario bañado en sangre... Uno que aquel había provocado...

No había podido creerlo, y se abalanzó hacia aquel. Quería una respuesta, hacerle entrar en razón...

-¡Tu NO eres así!- hizo presa de sí el desespero.

-Perdóname Hiei... Fue una pesadilla...- Kurama se disculpó, y comentó, consiente ya de lo que había pasado; había actuado no sólo en el sueño, sino también en la realidad.

-Eso ya lo noté.- Hiei, un tanto seco; pero es que le volvían a la mente las palabras de aquel mientras le había visto angustiado, las que había pronunciado con esa mueca de coraje y dolor...

-... Ku...- el rostro que se relajó ante el murmullo...

-¡Tu NO eres así!- esa voz de desesperación...

-Lo que quiero saber es qué clase de pesadilla.- Hiei impaciente; mientras aquel no le devolvía la mirada... Pero que se veía triste en esos instantes.

-No... lo sé...- Kurama, por lo bajo...

No podía decirle...

-Voy... a por un poco de agua... Siento haberte despertado.- Kurama, intentó poner distancia en esos momentos. Estaba confundido con todo a su alrededor en esos instantes.

-Espera.- Hiei le cortó, sujetándole la mano a aquel que estaba por incorporarse de la cama; quería una respuesta clara, y la quería ya -No vas a ningún lado hasta que me expliques...-

-Hiei...- Kurama lo miró. No podía decirle nada ahora; no hasta que él mismo estuviera seguro de lo que sucedía. Con aquel, con él mismo..., hasta con Hiei... -Yo...- intentó zafarse...

-¿Quién es Ku?- Hiei, sin poder reprimir esa duda un poco más; la punzada de celos que le calaba con fiereza... La idea de que Kurama negara un comportamiento en alguien que tuviese aquel nombre...

Kurama se estremeció y paralizó a la mención. No podía ser posible que...

Lo había hablado en sueños...

Desvió la mirada una vez más.

-No lo sé...- mintió... Kurama no le podía decir quién era el dueño de aquel cariño que habían tenido en el pasado; en su otra vida... No podía...

-Mientes.- Hiei se dio cuenta de ello. ¿Cómo no notarlo cuando Kurama había reaccionado de aquella manera? -¿Es el mismo a quien le reprochabas que ‘no era así'?- la punzada de celos se había vuelto una estaca, un lanza... O algo mucho más grande, larga y peor... -¿Quién...- jaló del brazo de Kurama, quería que le viera a la cara -...es Ku?- repitió la pregunta.

-Perdóname...- Kurama, por lo bajo, se disculpó.

Una pequeña ramita salió de entre el cabello rojo del Kitsune, y un botón floreció soltando un fragante aroma como una nubecilla de esporas.

-¡Kurama...!- Hiei intentó apartarse; demasiado tarde.

El cuerpo se le paralizó.

Kurama se incorporó y se volvió a verlo; en el rostro se mezclaban las emociones de dolor y culpa.

-Lo siento Hiei... No puedo... Aun no puedo decir nada; ni a ti ni a los otros... Tengo que estar seguro primero de que no es un error...- Kurama; mientras otra ramita salió de su cabello y se apresurara a tomar lo que ofrecía... Una semilla -Perdóname...-

Kurama introdujo la semilla entre los pequeños labios del paralizado medio Koorime; forzándole a tragar; veía la mirada del Yokai de fuego tan desconcertada y de reproche...

Una mirada que llevaría en la mente por mucho, largo tiempo...

-Es mejor que no lo recuerdes ésta vez...- Kurama, para sí, mientras sopló el rastro de esporas que había en su mano; por ésta ocasión, lo mejor era que Hiei olvidara lo acontecido...

Se olvidara de averigua quién era su Ku...

Los rojizos ojos del Yokai de fuego se nublaron ligeramente antes de cerrarse con lentitud; la semilla había hecho su efecto, así como también lo harían las últimas esporas en su memoria.

Kurama arropó a Hiei nuevamente, antes de salir de la habitación; disculpándose una vez más, y silenciosamente, con aquel por lo que estaba haciendo... Pero no podía permitirle saber nada ahora... Tenía que esperar.

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-Kurama...- Yusuke se encontraba confundido.

Algo no andaba bien. Estaba seguro que algo había pasado con Kurama en ese tiempo en el que no se presentó en el parque a la hora acordada, y antes de que le localizaran en aquel templo.

Había sentido un Ki extraño, pero apenas perceptible; aunque lo descartó tan luego vio a Kurama reunirse con ellos, completamente solo.

Pero Kurama había estado demasiado pensativo.

¿Sería por la pista que había creído encontrar y que le distrajo de ir a reunirse con ellos en el parque?

Quizá...

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Independiente de un robo importante... También hubo otro asesinato.

Kurama se estremeció inconscientemente. No quería pensar que Kuroki había hecho aquello; pese a que todo apuntaba a lo contrario.

Buscando aferrarse a algo en esos instantes; e ignorando todo lo que Yusuke decía sobre cosas que se agregaban a la lista de crímenes; miró a Hiei. Estaba apoyado en uno de los árboles del parque, y escuchaba atento a lo que el ‘líder del equipó' decía; pese a tener los ojos cerrados.

Deseaba tanto encontrar una respuesta a todo lo que ha estado ocurriendo...

El ocultarle información a sus amigos...

Sus sentimientos por Hiei...

Sus sentimientos por Kuroki...

-Lo mejor será ir en parejas ésta vez.- la voz de Yusuke... Esas palabras desestabilizaron a Kurama.

¿Parejas?

-¿Y eso?- Kuwabara hizo textual la pregunta que Kurama hubiese querido plantear; hasta Hiei se encontró intrigado.

-Le pedí a Botan buscar mayores referencias de las personas asesinadas anteriormente; y, al parecer, todas tienen el mismo nexo en común. Incluso ésta nueva...- Yusuke, mostrándoles el periódico donde hablaban del reciente homicidio; como mera nota periodística.

-¿Qué nexo?- Kurama frunció el ceño; ya lo había pensado antes de encontrarse con Kuroki. Las víctimas debían tener algo en especial, como para que hubiese el motivo suficiente para que aquel actuara (bajo las órdenes de quien fuera o por cuenta propia).

Yusuke inspiró profundo. Ganando mayor expectación (incluido Hiei) por parte de sus compañeros.

-Todos tenían un alto poder espiritual.- Yusuke. Silencio mortal -No tanto los primeros, o no muy desarrollados en la gran mayoría; pero de los últimos, se mostraba que tenían más conocimiento al respecto. Koenma no había reparado en que ese era un detalle clave de éste caso. Tenemos que averiguar quién y con qué fin está haciendo esto. ¿Qué espera conseguir?- explicó.

Eso es lo que deseaba saber. ¿Qué?

-Por lo que dices, Yusuke... ¿Te refieres a que nosotros también podríamos ser blancos prefectos para ese sujeto o lo que sea?- Kuwabara; se veía algo inquieto por la idea.

-No te apures deforme. Yusuke está diciendo que los más recientes muestran un mayor dominio de poder espiritual; no anomalías espirituales.- Hiei...

-¡Ya verás enano...!- Kuwabara, furioso; se dispuso a irse sobre Hiei.

-¡Basta!- Kurama le retuvo a tiempo -Déjalo estar Kuwabara, no es el momento para esto. Lo que dice Yusuke es muy importante, tenemos que pensar en algo al respecto.- miró a Hiei -¿De acuerdo?- inquirió, a ambos.

No deseaba  que se armara la pelea entre estos en esa ocasión. Emocionalmente no estaba en condiciones para ello...

¿Kuroki estaba...?

-Nh.- Hiei, con irritación, desvió la mirada.

Vale, ya no haría nada

Sólo porque Kurama se lo pedía...

-Bien.- Kuwabara.

Yusuke carraspeó, tratando de retomar la atención perdida.

-Bueno...- quiso retomar el tema.

-Podríamos ser las siguientes víctimas si no tenemos más cuidado. ¿Es lo que vas a decir, verdad?- Kurama se le adelantó.

Yusuke, a su pesar, tuvo que asentir.

-Así es...- Yusuke; no le agradaba esa idea... Ser victimas... -Por eso debemos evitar, de ahora, ir solos a buscar pistas; mientras el caso no esté cerrado.-

No podría soportar si a alguno de sus amigos les ocurría algo en esa misión. No podría...

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Antes nunca había sentido nada al matar a nadie; la sangre jamás le había molestado. Sin embargo...

Ésta vez sentía nauseas...

Sentía repulsión ante la idea de sus manos impregnadas en esa espesa sangre; no podía apartar la idea de lo que había tenido que hacer para que aquella se le impregnara de esa manera...

A tal grado que no pudiera soportar la idea...

-Mal... ¡Ugh...!- ahogó un gemido ante el dolor.

Ni siquiera podía mal decirlo...

Le escocía el cuerpo..., pero no de la manera en la que le hubiese sentido en el pasado.

Lo mejor era terminar con esa empresa.

Lo único que lamentaba era...

Saber que aquel estaba cerca... Que supiera, sobre todo, lo que ha estado causando...

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Ya era tarde.

Si bien había deseado un nuevo encuentro, por otra parte agradecía que no se hubiesen encontrado. No estando con aquel...

Kurama miró a Hiei por unos instantes.

 Le gustaba tenerlo a su lado, como en esos momentos; pero no podía permitirse disfrutar por completo de ello...

No mientras...

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El camino los estaba llevando a un terreno bastante solitario y poco poblado; la zona que habían quedado de inspeccionar era más alejada de la ciudad, tal y como el último homicidio.

Hiei pensó al respecto.

Tras la nota periodística, como el informe que Botan les llevó al respecto, habían ido a inspeccionar el lugar donde se había cometido el crimen.

Otra escena macabra, como las fotografías que llenaban el expediente sobre ello.

La víctima presentaba extracción de órganos; pero los concernientes al rostro no fueron removidos.

Sin embargo...

¿Porqué pareció aun más dolido al presenciarlo?

Hiei se cuestionó.

Kurama, al entrar e inspeccionar a la víctima (tanto y como Kuwabara, Yusuke y él mismo lo habían hecho), pareció profundamente afectado ante la imagen; o, más bien...

Por algo que había notado...

Reflexionó al respecto.

Hiei había sentido algo familiar en el ambiente, un aroma... Pero no podía recordar de quién o de dónde; sumado a que el olor a sangre era también muy penetrante (quizá más que de costumbre por estarse descomponiendo), no logró sacarlo en claro.

Aunque pareció que Kurama sí.

¿Pero porqué no hablaba?

Esa era la verdadera duda.

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Una penetrante y breve oleada de Youki les golpeó los sentidos.

Aferrándose a los últimos rastros, siguieron la dirección de procedencia con la mirada.

-El asesino...- pensó Hiei, llevando una de sus manos a la empuñadura de la katana, bajo su capa; preparándose en el caso de que aquel les atacara...

-Kuroki...- alterado, pensó Kurama; lo había reconocido inmediatamente.

La mirada esmeralda y la rubí se encontraron con una azurita; en un rostro parcialmente oculto por una prenda que le cubría por debajo de los ojos, ocultando media cara.

El extraño los miraba desde lo alto, en la rama de un árbol, a una considerable distancia.

Pero Kurama ya sabía quien era.

-Ahora sí maldito...- Hiei siseó, desenvainando su katana; casi al mismo instante en que se movió a gran velocidad para situarse en la rama en la que se encontraba aquel.

-¡Hiei!- Kurama, en vano, quiso detenerlo; se acercó lo más rápido posible donde el mencionado y el otro se encontraban.

Se le partía el corazón ante esas circunstancias... No quería herir a uno u otro si tenía que ponerse de parte de alguien.

-Hasta aquí llegaron tus crímenes.- sentenció Hiei, al desconocido, apuntándole con la katana a la altura del rostro; la punta filosa resplandeció con un brillo mortecino de la luz filtrada por las ramas.

Aquel extraño no se inmutó.

-Ya deberías saber que eso no servirá de nada.- el extraño.

Hiei frunció el ceño, con enojo, pero algo desconcertado; lo cual también desentendió a aquel otro.

Por una fracción de segundo, buscó el contacto visual con Kurama; quien parecía incapaz de decir algo al respecto.

No les dijo nada...

La idea le llegó de golpe; pero hizo lo posible porque, el que le apuntaba con la katana, no se percatara.

-¿Porqué no lo hiciste Kurama...?- Kuroki, pensó, realmente desconcertado y consternado por ello. Fijando su vista en aquellos ojos rojos sangre.

Habían palabras en el aire; más bien pensamientos que querían abordarle... Pero no lo podía permitir. Era peligroso que entablara mensajes psíquicos.

Hiei no entendió esas palabras. Y menos aun que aquel sujeto hubiese vuelto la vista al Kitsune, pese a haber sido sólo unos segundos.

Miró a Kurama (que estaba totalmente desconcertado) pero fastidiado por todo lo que ha venido pasando; por el extraño comportamiento del pelirrojo desde...

No podía permitirle, entonces, dejarle saber que se conocían. Kurama lo estaba protegiendo, aunque de alguna ilógica forma... Pero...

Él también debía hacerlo.

-No es un simple nigen. ¿Cierto?- Kuroki, llamando atención del moreno frente a sí; sabía que era un Yokai, aunque había estado listo para la reacción intempestiva, como la que había tenido el Yokai de la katana, no estaba realmente preparado para enterarse que Kurama no había dicho nada de su último encuentro.

Sabía que el Kitsune plateado, en aquel cuerpo nigen, había descubierto que él era el autor de todos y cada uno de los crímenes (tanto de robos como de asesinatos); tal cual él mismo sabía que su antiguo amante tenía la encomienda de capturarle o matarle en el intento...

Le habían dado todos y cada unos de los detalles al respecto de la captura que debían hacerle.

Sobre el caso que se había abierto, con respecto a lo que había estado haciendo.

El que el grupo de detectives que habían sido asignados eran de los mejores; y que eran un numero de cuatro (pero no le habían dicho quién y quién era cada uno)...

Aun así...

¿Porqué Kurama no dijo nada a los demás detectives del Reikai?

Hiei le miró con el ceño aun más fruncido, en una mueca que hacía aun más palpable la molestia que le habían suscitado aquellas palabras; pero también había cierto desconcierto con ello...

Kurama también se sintió desconcertado.

-Kuroki... ¿Acaso tú...?- pensó Kurama, revelándosele la idea que aquel tenía...

No importaba que aquel le hubiese cerrado su mente; que no le permitiera comunicarse en ese silencio...

Le iba a encubrir las espaldas... No iba a hacer que Hiei se enterara de que conocía su identidad...

Lo que fuera necesario.

-Mm... Ya decía que estaba muy callado nuestro espectador.- Kuroki, fraguando la mentira lo más rápido posible -Pensé que había sido a causa de ver a su compañero moverse tan rápido y sacar una katana ‘de Dios sabe dónde'... Pero ya lo sentí. Es muy vago, pero tiene Youki. ¿Reencarnación, tal vez; disfraz?- con la entonación usada en aquella pregunta; casi parecía que realmente ignoraba quién era Kurama...

Miró con atención al pelirrojo, como si recién le tomara importancia.

-Eso no es algo que te importe en éste instante.- Hiei le acotó, realmente enfurecido por la mirada azul y escrutadora que aquel sujeto dirigía a Kurama.

¡A SU Kitsune!

Hiei blandió la katana, con un silbido al cortar el aire, dispuesto a partir en dos a aquel sujeto.

Kurama quedó expectante...

Pero aquel se había desvanecido del trayecto de la katana; situándose atrás del espadachín.

Hiei, gracias a su jagan, no se permitió inmutarse ante ello; pese a sentirse ciertamente sorprendido, ya que no le vio desplazarse.

¡Y se suponía que lo debía haber visto con su tercer ojo!

Hizo un jiro rápido; pero el ataque volvió a tener el mismo resultado. Salvo que ahora, aquel sujeto, se había puesto en una rama alejada; mirando fijamente al espadachín, antes de encontrarse con la mirada de aquel que había sido antes su hermoso Kitsune de plata...

-Hasta la otra... Nii-Ku...- pensó Kuroki, inclinando ligeramente la cabeza; pero de modo que pareciera en forma burlona. Cruzó la mirada con la del Yokai de ojos rojos.

-Mejor suerte la próxima vez.- se despidió.

En una ráfaga de aire...

Kuroki se marchó.

Hiei, indignado, metió la katana en su funda y saltó desde lo alto de la rama; para aterrizar perfectamente ante Kurama.

Odiaba que aquel sujeto le hubiese burlado.

¡Odiaba que se hubiese escapado!

Pero lo que no podía soportar; porque más que odiar, le dolía; era que...

-¡¿Porqué no hiciste nada para detenerlo?!- Hiei le reprochó al Kitsune; quien, consternado por esas palabras, sólo atinó a desviar la mirada...

No podía haberlo hecho... Simple y sencillamente: No había podido ser capaz de atacarle...

-Yo...- Kurama intentó, sin saber qué decir en realidad.

-¿Qué te detuvo Kurama?- Hiei inquirió, molesto...

Más que nada: dolido por ello...

-Me... paralicé...- Kurama trató de encontrar algo que realmente lo justificara -Debió ser algo relacionado con el poder que maneja. No podía moverme de mi lugar...- pero sabía que, lo hecho, no tenía ninguna justificación más allá de que no había podido ir en pos de uno u otro por no querer hacer doler a nadie...

Aunque parecía que, el no haberlo hecho, había traído la misma consecuencia.

-Nh.- Hiei, secamente, le dio la espalda; no se creía del todo aquello, pero lo pensó bien. Después de todo...

Aquel sujeto había esquivado su jagan por valiosos segundos cuando lo atacó...

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Yusuke mantuvo esa mirada seria, después de que Hiei les hubiese contado (a Kuwabara y a él) sobre el encuentro que tuvieron con el asesino.

Kurama poco había dicho al respecto; alegando que Hiei había explicado todo.

-Kurama no se movió en ningún instante.- las palabras de Hiei; en un espacio que estuvieron a solas -No intentó detenerlo.-

Yusuke no podía imaginarlo, mucho menos creerlo.

¿Realmente aquel asesino había logrado paralizar al Youko mediante algún truco de energía? ¿O había sido Kurama incapaz de atacarlo...?

Pero... ¿Porqué?

No podía entenderlo.

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Hiei observaba, con ayuda de su jagan, al Kitsune que se había retirado estratégicamente a la cocina; con el pretexto de preparar algo para picar.

Sin que aquel se diera cuenta, podía apreciar que Kurama se veía demasiado pensativo; incrédulo, triste...

-¿Porqué Kurama?- la duda traspasó a Hiei, como una fina y gélida aguja; dejándole ese expansivo dolor a su paso.

Lo que ocurrió con el asesino le había seguido remolinando en la cabeza.

Porque sabía que era el asesino. El olor a sangre de la última víctima que habían inspeccionado, manaba de aquel ser; pero también otro aroma...

Uno que ya se le había hecho conocido; pese a que era del asesino...

Que lo había sentido ya antes de encontrarse cara a cara con él; sin haber estado en ninguna escena criminal antes de ésa última...

Entonces... ¿Cómo rayos se le hacía conocida?

Un movimiento, percibido por su jagan, le hizo retomar la atención en Kurama.

El Kitsune se apoyó en el fregadero, apretando con mucha fuerza el borde; y, de no haber percibido el dolor y el movimiento de labios que aquel hacía, Hiei habría acudido a su lado al creerlo que se encontraba mal.

Pero de otras circunstancias...

Hiei sintió cómo algo helado se deslizaba a lo largo de su columna. No escuchaba nada, porque aquel no hacía ningún sonido; pero eso no le impedía leer los labios de Kurama, en ese rictus de incrédulo dolor...

-Esto no puede ser posible... ¿Por qué tenías que ser tú... Ku? ¿Por qué...?- el sufrimiento secreto del pelirrojo; sin estar enterado que había dejado de serlo ante el jagan de alguien más...

Hiei, impelido por lo que esas palabras mudas percibidas le ocasionaron, cerró su jagan... Cerró cualquier posibilidad de ver más de lo que aquel sufría, sabía y...

Les escondía...

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Trató de reponerse. Que el dolor inmenso de seguir confirmando que Kuroki era el asesino y que, aun así, se les presentaba...

Era demasiado intenso en esos instantes...

Compuso su mejor cara, para seguir manteniendo al margen de todo a sus amigos. Que aun no se enteraran de lo que el caso le estaba descontrolando.

Shiori estaba fuera con una de sus amigas; ya que habían quedado en ir al cine y a por un café; mientras los chicos y él ‘se divertían'... Según las textuales palabras de la madre de su nigen cuerpo.

Salió de la cocina, con una charola de bocadillos en las manos, llamando a sus compañeros a servirse lo que gustasen...

Por una fracción de segundo, se encontró con la sanguinolenta mirada de Hiei...

¿Dolor...?

Kurama no alcanzó a entenderla, ya que Hiei la había desviado a los que se acercaban al comedor. Yusuke y Kuwabara.

-Avísenme si les apetece más. Con toda confianza...- Kurama ofreció; pero sintió una punzada de culpa con la última palabra...

Después de lo que estaba haciendo...

¿Cómo pedir más confianza...?

-¡Claro que sí!- Kuwabara se lanzó a los bocadillos; siempre había disfrutado de lo que Kurama preparaba. Era un ser bastante habilidoso para la cocina, como para las peleas.

-Gracias, Kurama.- Yusuke asintió, reuniéndose con Kuwabara; pero con un leve matiz pensativo, que seguía manteniendo por lo que (antes) Hiei le había contado...

El asesino... La falta de acción por parte de Kurama...

-No hay problema.- Kurama, con una sonrisa que pareció de lo más natural; volvió su vista al medio Koorime -¿No vas a comer algo Hiei?- inquirió.

-Nh.- Hiei, como toda respuesta, se limitó.

¿Cómo probar nada después de haberlo visto así?

-Déjalo Kurama, ya agarrará algo en el primer descuido que tengas...- Kuwabara habló, buscando provocar al Yokai.

Pero éste le ignoró por completo. Lo que causó irritación en el pelinaranja.

-Basta...- sentenció Yusuke.

Kurama agradeció, para sí, la intervención de Yusuke; pero se preocupó un poco por el medio Koorime...

¿En serio había creído ver dolor en su mirada?

No... Debía estar equivocado.

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Ya es de noche...

Miraba, abandonado de sí mismo, hacia aquella casa nigen...

No debía estar ahí.

Kuroki lo sabía a sobre manera.

Pero guiado por aquel aroma, había llegado hasta ahí...

El aroma a su Youko, su Kitsune plateado... Su amado Kurama; hacía tantos cientos de años...

Estuvo por horas mirando. Vio las luces apagarse, tanto en la primera planta de aquella casa como en la segunda; en una habitación...

-Los nigens duermen. Pero los Yokais no...; ni siquiera nosotros atrapados en estos cuerpos tan nigens. ¿Cierto Kurama?- Kuroki pensó conciente al respecto. Y también conciente de que aquel no estaba solo en la habitación de la segunda planta...

El Yokai con el que se había encarado esa misma tarde, estaba con él...
Notas finales:  

Ahhhhh!!!! Nii-Ku...! Ejem...! Kurama, Kurama... Cof, Cof (corrijo o Kuroki me matará... Jeje)

Qué celoso se puede poner nuestro pekeño Jhangasi verdad? Y sí, si no le dice nada  a Kurama de lo que siente, cómo lo puede reclamar como suyo? Eh?

Vale, vale...

Kurama! Ah! Cuantos secretos! Por qué sufres?! (Porque te hago sufrir? Mejor dicho... Je... Cof... ¬_¬U) Ah... Aun sientes mucho por Kuroki? Pero lo que sientes ahora por Hiei, qué?

Y (oh-my-God...), por último Qué pasa con Kuroki? Qué lo lleva a cometer todos esos crímenes? Si aun siente tanto por Kurama... Por qué no se detiene? Qué piensa hacer estando frente a la casa Minamino?

Quizá en el próximo capítulo se puedan resolver algunas dudas (o acrecentarlas aun más...).

Gracias por leer! Subiré el próximo capítulo muy pronto. Tenamne paciencia por que estré dividida en 2 XD!

Les kiere LumeWolf. Auuuuuuuuuuuuu!

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