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El Ruido de los Años por Michelett

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Capitulo I

 

 

LE COMMENCEMENT DE L'HISTOIRE

(El comienzo de la historia)

 

 

 

 

Milo Frédéric Andriet nació - dentro del seno de una familia noble y acaudalada -  un 8 de noviembre de 1659,  en la glamorosa ciudad de Paris, capital de Francia y gran metrópoli, aunque sus padres provinieran de la comuna de Lorena.

    

El titulo que su padre sustentaba era el de Márquez, mismo que en un futuro pasaría a ser suyo como herencia nobiliaria que era.

    

Era el hijo único de ese ilustre matrimonio, era le gran primogénito.

    

Era bien sabido por él y por su padre Aiacos Andriet Márquez de Bezonvaux, que su madre, la dulce y refinada Marin, ya no podría tener mas hijos; eso se lo había dejado muy en claro el doctor tras el milagroso nacimiento de Milo. Por lo que él seria el único orgullo de los Andriet; e hijo único como el era, fue mimado bastante por su madre, tías, tíos e incluso la servidumbre, quienes trataban de conceder los más caprichosos deseos del señorito Milo con toda la eficiencia posible.   

 

Su padre Aiacos  y la hermana de este, su tía Cornellia Michaels, quien se había casado con un barón ingles,  eran los únicos que lo mantenía a raya y reprendían a cuanto vieran mimándolo.

La educación de ambos había sido muy esmerada y estricta, y por la misma razón, ambos imparables hermanos, ponían especial desvelo en la del pequeño Milo, buscando los mejores maestros e institutrices de Paris, para que lo educaran en: latín, historia, geografía, literatura y ciencias; su padre Aiacos se encargaba personalmente de sus clases de religión y le inculcaba con pasión el cristianismo.

 

El joven Milo fue creciendo jovial, saludable y vivaracho; Los únicos defectos que tenia era que solía ser demasiado irónico y sarcástico y un tanto pedante e irreverente.

   

Pero desde pequeño se notaba que se llegaría a convertir en un hombre muy atractivo y seductor. Sus rasgos infantiles con el tiempo se fueron estilizando, sus labios pequeños de corazón se fueron convirtiendo en unos labios más sensuales de joven, sus ojos tiernos e pueriles adquirieron un tono más sombrío, profundo y atrayente; su rostro regordete como el de cualquier niño, adquirió una barbilla afilada y audaz.

 

Los Andriet eran amigos íntimos de la familia noble d'Auvergne, su padre era un gran amigo del Duque Minos y la Duquesa Pandora.

    

En cuanto a su madre, Marin, le costo un poco mas de trabajo entablar una relación con esta familia, ya que en realidad Minos y Aiacos se conocían desde la época en la que ambos eran jóvenes colegiales, apasionados, arrogantes e impulsivos; pero Marin a pesar de ser una gran mujer, le costaba trabajo amistarse con la duquesa Pandora.

    

Pero después de algún tiempo ambas se compenetraron perfectamente bien, e incluso hacían juntas pequeños experimentos en la cocina; se mostraban las formas caseras con que se hacia la mermelada de cada familia o trataban de cocinar algún platillo italiano o simples galletas caseras o pan.

Podían pasar horas platicando mientras tomaban el té y este se enfriaba, o bordar juntas mientras reían y argumentaban. Ambas compartían la afición de copiar encajes antiguos y salían juntas, lozanas y rebosantes de vida, bajo sus brillantes sobrillas, a las calles nobles de Paris para ir a alguna tienda de perfumes o telas.  

 

Milo por cortesía, salía a cabalgar junto con los hijos del duque Minos d’Auvergne por los alrededores de su mansión.

El buen duque tenía tres hijos, el más pequeño de sus hijos, que solo era un año menor que él, se llamaba Ikki, el siguiente que le llevaba cuatro años se llamaba Camus y el tercero que le llevaba siete años y casi no hablaba con él, era el serio y reservado Saga.

 

Ikki y Camus solían pasar algunos agradables lapsos con él, solo por cortesía y etiqueta; después de todo, ellos no eran amigos íntimos  - como los padres de ambas familias lo eran - pero tampoco se odiaban, y solo se limitaban a entablar una agradable relación entre todos.

 

Después de todo, Milo llegaba a pasar muy buenos momentos con Ikki y Camus. Los tres podían pasar largas horas montando a caballo o jugando en los jardines de la mansión.  Milo comprendía perfectamente bien, a pesar de su corta edad, que Saga ya era lo suficiente mayor como para convivir con ellos y ser participe de sus aniñadas diversiones, por lo tanto no le reprochaba nada, sintiéndose algo aliviado ya que la presencia de Saga siempre lo intimidaba y le daba un poco de turbación.   

 

    

 .....

    

 

Los años pasaron con lentitud, y Milo Andriet, se convirtió en un inteligente aun que un tanto testarudo jovencito de trece años.

Era muy bueno en latín y en ciencias, pero aborrecía historia y geografía. Pero sin embargo, también se esforzó en esos aspectos para complacer a su padre.  

 

Hacia unos cuatro años que los Andriet no tenían contacto con los d’Auvergne. La ultima vez que el duque y todos sus hijos los visitaron, fue por un corto periodo, ya que su esposa, Pandora, acababa de dar a luz a su cuarto hijo y no había un solo instante que el duque Minos no pensara en ella.

 

 El duque y su familia fueron a erradicar a Alemania por algún tiempo, pero ambas familias intercambiaban correspondencia cada tres meses.

    

Su madre se sintió un poco triste por la ausencia de la duquesa. Pero en esos cuatro años alejados, su familia hizo muchas otras amistades con nobles familias y burgueses de Paris.

Milo y sus padres se la pasaban en la corte de Luis XIV, en el fastuoso Palais  Royal, y el estatus de su padre Aiacos, había subido gracias a su majestad; ya que Aiacos se había vuelto un gran amigo de la eminencia; e incluso el soberano de Francia le pedía consejos a menudo, ya que aun era un rey muy joven y procuraba rodearse de gente con visión y progresividad. 

    

 

Un día llego la invitación menos esperada, las familia d’Auvergne había regresado de Alemania y los invitaban a pasar las natividades en su palacio en la región de Auvernia.

 

Aiacos y su esposa Marin aceptaron gustosos, y fueron a esa región de Francia para un gran invierno junto a viejas amistades y así escapar de la agitada vida de la capital; olvidándose un poco de toda su algarabía.

 

 

 

Tardaron algunos días en llegar. El camino era algo difícil y tenían que hacer muchas  escalas en el carruaje para comer u otras necesidades y de la misma forma, por el hostil clima que se mostraba.

Llegaron después de unos días de largo y enojoso viaje; el frío helado del invierno de Francia no les ayudaba mucho, después de todo Auvernia era una zona montañosa.  

    

Sin embargo, tanto Aiacos como Marin sabían que al final valdría la pena, y se mostraban realmente animados y felices por ver a sus antiguas amistades después de cuatro años: el Márquez Aiacos ya estaba impaciente por contarle muchas cosas a su gran amigo al igual que la marquesa  Marin a la duquesa.

       

En tanto a Milo, le daba realmente lo mismo, ahora que él iba de visita a el palacio de los d’Auvergne no se tendría que preocupar por ser el buen anfitrión como siempre tenia que hacerlo cuando los hijos del duque visitaban la mansión de su familia en Paris.    

 Ahora eso seria problema de ellos, el solo se limitaría a ser cortes y a ser acto de presencia como buen caballero.

 

Ahora compadecía el largo viaje que en temporadas tenían que hacer los hijos de los duques para visitar a su familia. Eso era bueno para sus padres, pero ellos solo se tenían una pobre estima, alejada de toda amistad intima, y hacer un largo viaje para pasar unos días con alguien con que apenas simpatizas y le das importancia habría de ser muy irritable.

Tantos años constantemente viéndose las caras los hijos del duque y la duquesa d’Auvergne y él, era difícil de creer que no tuvieran una amistad sólida, pero así era.

 Las razones por las que ellos se trataban eran por puro compromiso y deber

     

Pero Milo estaba algo complacido con la idea, así no estaría por algún tiempo en las alborotadas cortes de Paris que se le hacían penosas e hipocritotas y descansaría de las damitas que se acercaban a él y a su corta edad se querían dar aires de mujer.

 

De pronto dentro de sus pensamientos, con trivialidad, recordó al cuarto hijo de los  d’Auvergne, el cual aun no tenia el “placer” de conocer.

Haciendo cuentas - como su maestro le había enseñado - calculaba que él tendría como unos cinco años de edad.

 

Realmente no le animaba pensar que seria otra criatura cortada con la misma tijera con las que fueron cortados sus tres hermanos; todos tenían rasgos duros y severos, aunque un tanto atractivos en el rostro, ademas, casi todo el tiempo apadrinaban un semblante muy serio y amargo; parecían estar constantemente a la defensiva.

 

De solo pensarlo le daba escalofríos.

Tal vez si al pobre niño bien le iba, se parecía mas a su hermano Camus, el cual se le hacia el mas desahogado y menos apretado. Lo que realmente temía, es que fuera una versión igual o mejorada de Saga, el mayor de los hermanos d’Auvergne.

                                                             

 

Notas finales:

 

     Tenía esta historia en la cabeza, y como no se iba decidí escribirla de una vez y así me deshago de esa espinita que tenia clavada y no me dejaba continuar con mis demás fics JAJAJAJAJAJA. Esta historia va ser corta y espero que sea de su agrado.

    

 


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