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Kimi no Happy Birthday por lilichan

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Notas del fanfic:

bueno primeramente publico este fic por el cumpleaños de Bell, mi one-chan. Sé que es un poco tarde pero aun así ¡omedeto bell-chan! gracias por ser la gran hermana que eres y gracias por aguantarme las estupideces y el "estúpido word". Vale, ahí va el fic ¡oh me olvidaba! disclaymer: violé a Kishi y ahora son mis personajes. ya quisiera porque Kishi no está tan mal eh. todos los personajes son propiedad de Kishishi no son mios

Notas del capitulo:

bue~no, aqui les presento a mi fic cha chaaan lol one-chan feliz cumple, sé que ya te lo leiste peor igual ^^ omedeto again

Sasuke  finalmente había regresado a Konoha, por su propia voluntad claro. Un Uchiha no soportaría el hecho de ser rescatado y mucho menos el único que sobrevivió a la tragedia del clan.

El día que llegó no tenía ningún plan en mente, a excepción de lo primordial: Un lugar donde dormir. Es así que el azabache se dirigió a aquel lugar en el que había vivido tantos años, doce o trece antes de su huida. Allí él supuestamente iba a vivir los próximos meses. Llegó hasta la puerta de su departamento, abriéndola, y al instante sintió como era atacado. Cientos de kunais atravesaban su cuerpo, sus manos, su abdomen y sus ojos. Cayó al piso sintiendo un fuerte y punzante dolor. Observó su cuerpo para ver el daño y para su sorpresa no tenía nada. Trató de mantener la calma y respiró profundamente, se puso de pie y se limpió un poco el polvo de la ropa. Esa sensación había sido producida por volver a ese lugar luego de tanto tiempo, era algo traumático hasta para él. Volvió en sí, observando todo el lugar; cosas, ropa y paredes se veían desechas, cuatro años fuera eran la causa, así que se decidió por ordenar.

Dejó el poco equipaje que traía a un costado, abrió las polvorientas cortinas y corrió las ventanas, percudidas y oxidadas por los estragos climáticos ocurridos en su ausencia y el poco uso de ellas. El sol que anunciaba el crepúsculo volvió a entrar a la habitación y el azabache sonrió, expresando su alegría por regresar al lugar que él, a solas,  llamaba hogar. Observó su cama, comprobando que era demasiado pequeña para su metro setenta y ocho, y sacó todo: Sábanas, frazadas y un elegante cubrecama, llevándolos a lavar. Barrió un poco y liberó del polvo a todas sus cosas.

 Con la limpieza terminada se decidió por comer. El crecer había traído consigo un apetito enorme, y ante sus pocas ganas de cocinar fue por comida instantánea.

 

Llegó al súper, ignorando la cara de asombro de la cajera. Optó por comer sopa instantánea. Caminó sin ningún interés hasta el lugar en donde se encontraba, cogió una caja de ramen, la pagó observando fríamente a la cajera y se fue. Ese ramen le recordaba tanto a…

…Naruto.

Abrió los ojos como platos. Imposible, ¡lo había olvidado! Había olvidado por qué había vuelto a Konoha. “Al diablo mi orgullo”, se dijo: “Yo volví porque claro, luego de culminar mi venganza y matar a Orochimaru, la única persona que quería ver era él.”

Dejó caer la sopa instantánea al piso y sin siquiera pensarlo dos veces, corrió en dirección a casa de Naruto.

Llegó y mantuvo su distancia. Dio unas cuantas vueltas a la casa antes de entrar por la ventana. En el camino, una mezcla de sentimientos lo inundó por completo

- ¿Lo amo? Pero si somos dos chicos…De todas formas se lo diré. No puedo creer lo que estoy haciendo, yo no debería confesarme. ¿Dónde quedó mi puto orgullo?- un suspiro que denotaba resignación escapó de los labios del Uchiha. Finamente se decidió a entrar. Tenía todo un plan trazado y pensaba llevarlo a cabo: Entraría por la ventana, dejaría que a Naruto se le pasara la sorpresa y le diría todo.

-Será un regalo perfecto- dijo esbozando una sonrisa de lado.

Entró al pequeño inmueble del rubio por la ventana de su habitación. La imagen que vio lo dejó helado. Naruto, completamente desnudo, abrazaba sus piernas al mismo tiempo que equilibraba su peso y perdía la conciencia, cayendo de lado al piso. Sasuke en un rápido movimiento logró atraparlo antes de que su cabeza chocara contra la punta de la mesa que tenía al lado. Optó por lo que mejor le parecía: Llevaría a Naruto a su casa, hasta que despertara. Cogió algo de ropa y lo vistió como pudo. Se lo puso en la espalda y salió.

 

-¡Dobe despierta, maldita sea!- repetía una y otra vez mientras llevaba a un Naruto inconsciente en su espalda.

 

Finalmente llegaron a la mansión Uchiha. Sasuke depositó el cuerpo del rubio en su cama, tapándolo con una colcha y dejándolo descansar. Se dirigió en dirección a la cocina, no podía hacer nada hasta que Naruto despertara.

 

El rubio comenzó a abrir los ojos poco a poco, volviendo en sí, terminó por abrirlos completamente. Estaba aturdido, observó el techo de la habitación de Sasuke iluminada débilmente por la luz de una lámpara en la mesa de noche, se sobresaltó y en menos de un segundo se puso de pie haciendo caer, con un ruido estruendoso, la lámpara. Sasuke que ahora estaba en el balcón de su departamento volteó a ver a qué se debía tal alboroto.

Sus ojos se cruzaron y ambos  al unísono voltearon sus miradas. El azabache sigilosamente se acercó al rubio, que continuaba desconcertado.

 

-Hola, usuratonkachi- dijo pausadamente mientras se acercaba al interruptor y prendía la luz.

 

Naruto sorprendido, no hallaba la reacción, ni las palabras para expresar  todo lo que sentía dentro de si. Saliendo de su asombro, miró directamente a Sasuke, quien sonreía cínicamente y preguntó lo que ya era bastante obvio.

 

-¿Teme, eres tú?

- No, soy tu regalo de cumpleaños- dijo sarcásticamente.

Naruto ya más despierto se sentó en la cama de Sasuke y su expresión de no entender nada volvió. El moreno le explicó que se había desmayado, que él había ido a su casa a hablar con él rubio, que vio cómo se desvanecía, y lo trajo a su casa.

-Oh, ya veo –espetó el rubio-. Con que era eso. Joder, Sasuke… ¡Sasuke!

-¿Si, dobe?

-Tú… ¿Tú qué haces aquí?- lo cogió de la cara, comprobando que era real-, ¿Has vuelto?

El azabache bufó molesto mientras se apoyaba en la pared–. Se podría decir que sí. ¿Te alegras de verme, usuratonkachi?

Naruto permanecía helado, aún no se tragaba el hecho de que Sasuke hubiese vuelto y mucho menos que lo hubiese llevado hasta su casa en un momento de inconsciencia.

-Espera, antes que nada, ¿por qué estaba inconsciente?

-No sé, dímelo tú. De todas formas cuando llegué estabas desnudo, parecías un feto y tu cabeza iba a dar contra la esquina de tu mesa.

Naruto se concentró, tratando de recordar el motivo de su desmayo. Sus ojos se abrieron como platos – Kyuubi.

-¿Esa cosa que llevas dentro te hizo esto, eh? – dijo.

-Si –hizo afirmativamente-, supongo, pero bueno no importa. Ya estoy bien- dijo mientras sacaba a relucir un pulgar.

De momento, la habitación quedó en silencio. Por las cabezas de ambos chicos pasaban muchas ideas: Una cama, dos amigos, un gran apetito sexual reservado durante años. Sí, ni Sasuke ni Naruto habían tocado a nadie en sus dieciocho años. Sólo aquél beso que se dieron hace siete años.

No, no podían. Ambos eran hombres y aunque sus sentimientos fueran correspondidos, no harían nada malo. No hoy. Las miradas lascivas que los jóvenes se dirigían entre sí, los excitaba más. Desviaron la mirada, aplacando esas sensaciones y el azabache huyó de ahí. Se dirigió a la cocina y se sirvió un vaso de agua,  era demasiado para él. Terminó el vaso agitado, y regresó a la habitación en la cual Naruto había desvariado.

El silencio era demasiado incómodo para ambos, a pesar de que ya habían dejado de mirarse con deseo.

El rubio se decidió por hablar él primero –Sasuke- musitó sin levantar la vista-, dijiste que me querías decir algo, ¿qué cosa era?

Un notorio sonrojo apareció en las mejillas del vengador. Se lo tenía que decir ahora.

-Eh…yo- dijo nervioso y bajando la vista- “Mierda, dilo Sasuke, dilo.” se decía a si mismo una y otra vez.-. Naruto- bufó con molestia-, me gustas.

El rubio lo miro desconcertado.

-No me hagas repetirlo.-dijo ligeramente sonrojado.

El rubio esbozó una sonrisa y le dio un corto beso en los labios a Sasuke, quien correspondió con más fuerza. Se separaron y el azabache exclamó con una sonrisa:

 

-Feliz cumpleaños, Naruto.

 

Y ambos sonrieron.

 

 En la primavera de sus diecinueve años, Uzumaki Naruto era un hombre muy feliz, pues poseía todo lo que quería.

 

Tenía a Sasuke a su lado, ¿qué más podía pedir?

   
Notas finales:

ya, ahí está mi fic ^^

(lol, me siento extraña dejando notas tan cortas xD)


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