No te alejes de mí,
tengo miedo, Danna...
No temas,
siempre voy a estar contigo, Deidara....
¿Porque quieres protejerme?
Yo soy tu enemigo....
Te amo, Deidara,
nada de eso cambiará...
Por nuestra felicidad...
Por una vida juntos...
Nuestra esperanza...
DEIDARA' S DREAM
Un cazador y un vampiro se encuentran en un palacio rebosante de cadáveres. Solo quedan ellos. El cazador, rubio, ojos azules, menudo, muy hermoso y su rostro denota lo nervios que siente en ese momento. El vampiro, por el contrario, muy tranquilo, sereno, hermoso y seductor.
El cazador apunta con un arma al vampiro. De pronto la baja. Tiembla irrefrenablemente y las translúcidas lágrimas resbalan por sus pálidas mejillas. Por que el no quiere matarle. No puede matar a aquel que ama. Jamás podría hacerlo.
El vampiro, cubierto de sangre igual que el cazador, se acerca y abre sus brazos, como esperando un abrazo.
El cazador tira su arma al suelo y corre a los brazos de su amado vampiro. Recarga la cabeza en su pecho, llorando.
El vampiro toma entre sus brazos al joven, pero no obstante experimentado, cazador y hunde su nariz en sus rubios cabellos, aspirando su aroma.
- Tranquilo.... estoy aquí, ya todo ha pasado...-murmura quedamente el vampiro...
En ese momento el rubio despertó de su sueño. Hacía ya tiempo que tenía esos sueños, pero no lograba entender lo que significaban. Aquel vampiro... ¿quien sería?
Apoyó la frente en su mano y respiró hondamente. Su cuerpo estaba sudado, siempre acababa empapado en sudor cuando tenía esos sueños.
<<¿Que significarán estos sueños tan extraños..?>> Miró el reloj de su mesilla. Las 00.00. Medianoche. Siempre a medianoche despertaba. Dejando de lado sus dudas y pensamientos se dejó seducir de nuevo por el cansancio y se sumió en un intranquilo sueño. Ya se sabe, ser cazador de vampiros nunca es fácil.
- - -
Un rubio muy lindo se encontraba sentado en una anodina reunión de cazadores de vampiros. En ese momento, destinaban las misiones. Todos los miembros de la Organización trabajaban por separado. El líder empezó a nombrar los miembros de la Organización, estos se acercaban a su mesa y el les entregaba los sobres con la respectiva misión. Deidara se acercó cuando oyó su nombre y recibió el sobre. Sintió las duras miradas de desprecio de sus compañeros, pero a Deidara no le importó: ya estaba acostumbrado. Se fue de la reunión y se preparó para la misión.
Era de noche y Deidara se encontraba en un bosque. El Bosque de la Muerte, para ser más concretos. Aun que él intentara ocultarlo tenía miedo. Entonces se dio de bruces con aquel a quien debía exterminar. Se reconocieron mutuamente y sin más dilación empezaron a luchar. Ambos eran muy ágiles y sus fuerzas estaban igualadas. El cazador cayó al suelo cuando Sasori le propinó un certero golpe en el estomago.
Se retorció en el suelo por el dolor y esperó la más dolorosa de las muertes, pero lo que vio le dejo asombrado: el vampiro Akatsuna no Sasori le tendía la mano.
DEIDARA' S POV
El vampiro se arrodilló junto a mi y me levantó el rostro. Me sonaba familiar, pero no lograba deducir quien era él. Y entonces lo reconocí. El vampiro que estaba junto a mí....es el vampiro de mis sueños. Entonces habló. El suave murmullo de su voz me embriagó hasta el punto de fijar mi atención solo en el hombre que tenía frente a mí. Las lágrimas se hicieron presentes en mí. Yo desvié la mirada avergonzado.
- Mírate... un cazador tan guapo sin nada de lo que avergonzarse -dijo- Y, sin embargo, te da miedo mirarme. Alguien ha debido de ser muy cruel contigo... o tal vez, la vida te ha sido cruel.
Por lo general, ningún hombre se fijaba en alguien como yo, especialmente cuando estaba haciendo el ridículo llorando. Y si se hubiera fijado en mí, nunca me habría hablado, como no fuera para decirme que me quitara de en medio o cualquier cosa parecida. Y, sin embargo, aquel hombre, que representaba mi enemigo, no sólo se había tomado la molestia de hablarme, sino que también lo había hecho con gran amabilidad. Se dirigió a mí de una forma que hizo que temblara enteramente.
Por un segundo, me imaginé un mundo completamente diferente del que había conocido hasta entonces, un mundo en el que se me trataba con justicia, incluso con amabilidad: un mundo en el que los padres no vendían a sus hijos. Y cuando me levanté para mirar a aquel vampiro que me había hablado, sentí que dejaba todas mis desgracias detrás de mí, en aquel muro de piedra.
Incliné mi cabeza hacía abajo y solté un suave susurro:
- Si vas a matarme, hazlo y deja de humillarme...- murmuré con el poco orgullo que tenía destrozado.
- No pienso matarte...- me dijo con seguridad. Me acarició la mejilla con suavidad- Tienes un piel preciosa... pero sé bien que en tu interior estás lleno de heridas y de cicatrices...Está claro que ninguno de nosotros dos encuentra en este mundo todo el cariño que deberíamos -afirmó, y entrecerró los ojos un momento, como diciéndome que debería pensar seriamente en la afirmación que acababa de hacer.
Había algo en su rostro que me infundió seguridad, que me incitaba a confiar en él. Que me llamó la atención y que sin saber porque hizo que levantara mis brazos y rodeara su cuello, que tenía un extraño tono pálido. Él me tomó en sus brazos y se me llevó de allí sin mediar palabra.
Llegamos a su mansión y me llevó aún en brazos a su habitación. Ésta era grande, muy grande, y estaba decorada con todo lujo de detalles. En el centro había una cama de doble plaza. Me dejó muy suavemente encima de ella y entonces me besó la frente. Sus labios reptaron por mis pómulos, bajando por mis mejillas y me besó traviesamente la boca. No había duda, sus besos eran adictivos. Me aferré a él y ese vampiro siguió bajando y bajando con extasiantes besos y caricias.
Fue una noche llena de caricias suaves como plumas y de besos de amor. Sí, me atrevo a decir que fue amor lo que sentimos en ese momento.
Esa noche me entregué a el.
Y a partir de ese instante, el peso que llevaba sobre mis hombros disminuyó. Me sentí querido, algo que no había sentido en la vida. El me besaba de una forma que hacía que todo mi cuerpo se estremeciera y temblara. Sus brazos eran fuertes y musculosos, pero sin pasarse, y me hacían sentir protegido. En un momento me tenía completamente a su merced.
- ¿Que vas a hacerme ahora?- le pregunté en el momento en que ambos estábamos desnudos. Nuestras ropas habían ido sobrando y habían quedado esparcidas por la habitación, siendo olvidadas por nosotros.
- Nada que tú no desees.-me respondió con sensualidad. Acarició mi cadera y me besó el cuello lentamente con devoción. Sus ávidas manos se deslizaron por todo mi cuerpo desnudo, recorriéndolo de una forma suave. Lo que más me sorprendía era que me miraba como embelesado, como si jamás hubiera visto algo como yo
- ¿Por que me miras así?- le pregunté, y su respuesta me dejó en las nubes.
- Por que eres lo más hermoso que he visto en mi vida...- respondió sellando mis labios con un tierno beso.
No me considero alguien hermoso, ya que siempre me han tratado como una basura, por eso mismo su respuesta me sorprendió tanto. El miró todo mi cuerpo, haciéndome sonrojar notablemente. Sus manos me acariciaron y sus labios se juntaban con los míos. Yo respondía tímidamente a sus caricias, aún no había perdido la virginidad.
- Tu eres como yo- prosiguió con su discurso, pero esta vez me miraba directamente a los ojos- lleno de dolor.... siempre despreciado, jamás querido por nadie, traicionado.... sí, tu eres como yo...
Sasori despertó mi curiosidad. ¿Acaso a él también le habían ocurrido desgracias?
Viendo esa pregunta en mis ojos, él la respondió con la voz:
- Mis padres me entregaron a una sociedad vampírica cuando era pequeño... Me traicionaron.-me explicó brevemente- A ti te pasó algo parecido, estoy seguro. El dolor que tienes en la mirada lo demuestra.
- Sasori...
Cerré los ojos mientras él acariciaba con suma delicadeza mi mejilla.
- Jamás creí que encontraría a alguien como tú, Deidara... y que me enamoraría de ti en solo unos instantes. Me fascina y me embriaga todo de ti...Te amo...
No esperaba que me dijera eso. Yo creía que para él yo solo sería un juego y que cuando se cansara de mi, me abandonaría como todos hacían. Temí que fuera mentira, pero miré sus ojos rojizos y estos me confirmaron que decía la verdad.
- Yo...también te amo...nunca encontraré a nadie que me comprenda como tu, pero...
- ¿Que?- preguntó preocupado.
- Yo soy un cazador... y tu eres un vampiro... ¿que es lo que debería hacer?
- Solo haz lo que te dicte el corazón...
Entonces lo decidí. Me separé un poco de el y lo besé, demostrándole así todos mis sentimientos.
- ¿Serás mío?- preguntó después de besar mis labios y mi cuello hasta la saciedad.
- Seré tuyo...- murmuré.