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Chocolate y azúcar por saylor_mero

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Notas del fanfic:

TaixMatt

Ahora me ha dado por escribir lemon... ¬¬ He hecho lo que podido, si gusta, decídmelo y seré feliz ^____^

 

Un lemon muy soft, lo máximo qu ealguien como yo puede llegar a escribir sin morir de paro cardíaco xD ^^'

 

 

¿Cuánto tiempo llevaba deseándole?

Quién sabe.

Matt se pasó las manos por la cara, como intentando aclararse. Se había obligado a sí mismo a someterse a un socrático proceso de deducción en vano. Dos horas, decía el reloj, que, a su parecer, pesaban como seis o siete, indagando en lo más hondo de su mente, buscando una salida a aquella situación, una opción, o, aunque fuese, sólo una explicación. Porque si tenía algo claro, era que no lo entendía. Muy útil.

Un perezoso suspiro se escapó de sus labios entreabiertos.

Intentar atribuirlo a su monotemática mente de adolescente no había resultado una buena idea.

Matt dirigió su mirada al reloj de cuco del salón. Tai se retrasaba, para variar. Bueno, por lo menos había tenido tiempo para mentalizarse y adiestrar su mente para controlar posibles reacciones sorpresa provocadas por su amigo.

Y es que, desde hacía quien sabe cuánto, Matt había desarrollado una profunda y torturante atracción sexual hacia Taichi.

                       ***

-¿En serio vas a comerte todo eso?- Matt miraba a Tai con una ceja levantada.

-…Y reza para que no baje a por más… - respondió el moreno, más contento que unas pascuas.

Matt resopló cómicamente, mirando a su alrededor. Incluso las personas que les rodeaban en la cola del supermercado se reían por lo bajo, observando a aquel extraño chico del pelo alborotado que acarreaba con un montón de botes de helado de chocolate, esperando pacientemente su turno con una sonrisa en la cara.

-No te dejaré bajar, olvídalo. No pienso parar la película por ti. – advirtió Matt, divertido.

Tai esbozó una sonrisa, mirando de reojo a su amigo.

-Si no me dejas bajar, tendré que comerte a ti.

Y Matt dio gracias al cielo de que Tai estuviese colocando los botes de helado en el mostrador, porque si no lo hubiera estado, hubiera visto en primer plano el violento sonrojo de su cara.

  

Hogar, dulce hogar. Al entrar en casa, sintió el violento cambio de temperatura que producía la calefacción del inmueble, contrastando con el gélido frío de afuera. Matt se retiró la bufanda del cuello al tiempo que lanzaba las llaves al mueble del recibidor.

-Mete los helados en el congelador antes de que se derritan…- le indicó el rubio a su amigo, que se entretenía poniendo poses ridículas en el enorme espejo que cruzaba el hall de entrada.

-¿Me prestas algo de ropa para estar más cómodo?- pidió Tai, haciendo un pucherito.

-Claro…ve arriba, a mi cuarto, encontrarás algo… Mientras te cambias yo voy al baño. Te espero en el salón… ¡no tardes!

Antes de ni siquiera terminar de hablar el moreno ya se había esfumado escaleras arriba, haciendo un gran estruendo.

Una vez en el baño, Matt miró fijamente a los ojos de su propio reflejo, como intentando sonsacar a ésa parte desconocida de sí mismo una verdad que le ayudara, sin éxito. Mojó sus manos en el agua tibia y se las llevó a la cara, aclarándose las ideas, tranquilizándose, preparándose mentalmente.

Unos rítmicos golpes en la puerta lo sobresaltaron.

-Como no salgas ya vas a echar raíces- dijo la voy risueña de Tai al otro lado de la puerta.

-Ya voy, idiota- contestó Matt, mientras cogía la toalla y se secaba lentamente la cara, suspirando.

Segundos después  abrió la puerta, dispuesto a salir, pero una imagen no muy sana se apoderó de sus ojos y le impidió continuar. Delante suyo , corriendo un grave peligro de violación inminente, estaba Tai, con aspecto inocente, vestido tan sólo con unos bóxers de color negro.

Antes de que Tai pudiera atisbar algo de la mucha y muy evidente lujuria que se estaba instaurando en su cuerpo, Matt se obligó a reaccionar.

-¿Qué…qué haces así, Taichi?- preguntó, con la voz más tranquila que pudo forzar en ese momento.

-Es que… ¡Jo, tu ropa me queda pequeña, Yamato!- Tai se cruzó de brazos, y puso expresión de burla- Estás hecho un enclenque, rubiales. Así estoy cómodo. ¿No puedo quedarme así?

El rubio levantó una ceja por quinta vez en el día.

-No, Taichi.- contestó rotundamente.

-¿Pero por qué?- protestó el moreno, haciendo un infantil berrinche.

-Porque…porque…porque me da frío verte así.

Toma ya. Excusa estúpida. Por un momento Matt estuvo seguro de que Tai no se tragaría semejante idiotez espontánea, pero, por el contrario, el moreno pareció convencido y se encaminó de nuevo escaleras arriba, refunfuñando.

Todavía sin recuperarse del todo por lo reciente, Mat llevó los cuencos de comida, las bebidas y las películas al salón, esperando a que Tai bajase de nuevo.

Éste no se hizo esperar mucho, y pronto ambos estaban sentados en el sofá de Matt, Tai con sus interminables botes de helado de chocolate, y el otro con una enorme bolsa de gominolas. Desde su asiento, Matt apretó el botón de “play” en el mando a distancia, dando inicio a la película.

Si alguien le preguntase después a Matt de qué iba la película, Matt no habría sabido responder. Y es que su cabeza en ese momento sólo tenía la capacidad e pensar en esa persona que engullía helado a su derecha…

 

-Hey…

La voz de Tai lo sacó de sus pensamientos.

-¿Hmm?- respondió Matt, disimulando.

-¿Me…me das una de tus gominolas?- Tai lo miraba con una sonrisa, con las manos entrelazadas en un gesto de juguetona súplica.

-¿Qué? Oh, no, ni de coña. Tienes todo ese helado para ti sólo. Mis gominolas son mías.

-Oooh, vamos, una sola…

-Que no. Y déjame ver la película.

Tai gruñó ante la negativa de Matt y se llevó su cuchara de helado a la boca, enfadado.

Esto hizo reír a Matt, que lo miró con la intención de sonreírle y darle una gominola, gesto que nunca llegó. Y sólo porque una marca en la cara de Tai le robó toda cordura. Por unos largos instantes, el rubio fue preso de aquella provocadora mancha de chocolate que se derretía en una de las comisuras de la boca de su amigo.

Matt se deslizó en el sofá hasta colocarse al lado de Tai, rozándole, y, antes de que éste pudiera siquiera reaccionar, le acercó a sí con una mano, y con la punta de la lengua lamió el dulce chocolate de la cara del moreno. Se separó de Tai y se relamió, clavando sus ojos en los de su boquiabierto amigo.

Taichi estaba algo shockeado, y sólo atinó a mirar a Matt con gesto de incomprensión. Éste sólo sonrió de medio lado y dirigió de nuevo su vista al televisor, llevándose una gominola a la boca.

-Espera un momento…- Tai había entrecerrado los ojos y le miraba como con reproche- …has… ¡has comido de mi chocolate!

Eso sí que Matt no se lo esperaba.

Sonrió, aún con la gominola a medio morder.

Pero lo que sí que no se esperaba era lo que pasó a continuación.

Tai se puso serio de repente, llevó una mano a la nuca de Matt y lo atrajo hacia sí, hasta que ambos quedaron a apenas unos centímetros de distancia. El rubio lo miraba con curiosidad.

-Pues yo sigo queriendo gominolas…- susurró el moreno, que mantenía su mirada desafiante contra la de Matt.

Sin más, Tai acortó la distancia que los separaba y rozó los labios de Matt con los suyos, mordiendo ése pedazo de gominola que se escapaba todavía entre sus dientes.

Ese roce volvió loco a Matt, que se sonrojó y se atacó de los nervios por completo. Le estaba encantando ese juego de Tai…

El moreno se relamió y sonrió, pícaramente.

-Delicioso.- Clavó sus ojos en los de Matt, al tiempo que se acercaba poco a poco- pero..¿sabes qué? Me he quedado con ganas de más.

Y lenta, pero pasionalmente, unió sus labios a los de Matt, sin juegos, esta vez en un beso de verdad.

Matt se sentía en la gloria…siendo besado por su mejor amigo, en el sofá de su casa, mientras la película seguía corriendo, ignorada por completo… Llevó sus brazos a los hombros de Tai, acercándolo más, incitándolo, invitándolo a saborear aquel dulce beso que los volvía locos a ambos.

Tai se separó, rompió el beso, por la necesidad de aire. Los dos tenían las respiraciones aceleradas, su aliento de entremezclaba, el deseo empezaba a ser tangible…

Tai jadeó contra el cuello de Matt, empezando a lamer y succionar sensualmente, respirando su aroma, saboreando su piel…

-Voy a comerte, rubio…

A Matt le brillaron los ojos. Deslizó sus manos por la espalda del moreno, acariciándola por encima de la tela.

-Todavía…queda…helado…

Tai sonrió.

-Tú sabes mejor.- contestó, victorioso, relamiéndose de nuevo.

Las manos de Tai se colaron bajo la camiseta de su amigo, acariciando suave y firmemente su piel con sus dedos. Tai la lanzó lejos, entretenido besando la clavícula de Matt, que empezaba a retorcerse debajo de él, jadeando…

Matt dejaba volar su mente…demasiado extasiado como para volver almundo real, sólo podía sentir las manos de Tai recorrer su cuerpo, su ávida y golosa lengua acariciando sus pezones, su abdomen, su ombligo, su…

-¡Eh!- el grito sobresaltó a Tai, que levantó la mirada.- No…no… ¡no hagas eso!

Tai parecía divertido con el violento sonrojo de Matt.

-Oh, vamos… ¿no me vas a dejar?

Matt vio la sonrisa del rostro de Tai y dejó volar sus dudas… al fin y al cabo, ¿cuántas veces había soñado con aquello? Volvió a recostarse en el sofá, a merced del moreno, entregándose por completo, tapando su cara por la vergüenza.

Sintió cómo Tai terminaba de desabrochar su cinturón, y deslizaba sus pantalones, hasta quitárselos del todo. Estaba completamente desnudo en manos de Tai, quien marcba caminos de besos por su cuerpo.

Matt notó como Tai le apartaba las manos de la cara. Le lanzó una mirada de reproche mezclada con absoluta vergüenza.

-Quiero verte. No me negarás el gusto de ver tu cara rota por el placer…

Matt jadeó. Sentía que moriría del gusto en ese instante.

Y sucedió. Sólo con un leve movimiento de la lengua de Tai, le recorrió una oleada de indescriptible placer, que lo hizo arquearse. Se mordió el labio, ahogando un gemido, y se agarró a la funda del sofá…

Tai atacó de nuevo, y otra vez, y otra… arrancando gemidos ahogados, escalofríos, cambiando de sentido, de intensidad, más lento, más rápido… Consiguiendo que a Matt sólo se le hiciese cada vez más difícil no gritar de puro placer.

-Vamos, Matt, deja de silenciarte… Déjame oír tu mejor melodía, músico…

Cada palabra, cada gesto, cada movimiento de Tai lo volvía loco, lo perturbaba, hacía que las ideas volaran de su mente y se limitara a sentir… a sentir esa torturante lengua que lo estaba llevando al éxtasis…

Tai paró su incesante tortura, obteniendo un gemido de protesta por parte de rubio. Deslizándose, rozando cada centímetro de piel de su amigo, el moreno subió hasta sus labios, besándolos con demanda, recorriéndolos con su lengua, mientras iniciaba un movimiento de vaivén con sus caderas, haciendo que él y Matt se rozaran por completo, el uno contra el otro.

Esta vez Matt no pudo evitar gemir sonoramente… el placer le cegaba, lo abrumaba, bloqueaba su percepción de la realidad… Clavó sus uñas en la espalda de Tai, mordió su oreja, consiguiendo con esto que el moreno aumentara el ritmo del baile de sus caderas.

La piel de Matt se erizaba… Sus gemidos subían de volumen, su ritmo cardíaco estaba al borde del colapso, y cada vez el movimiento era más rápido y frenético… no aguantaría mucho más…

Clavando sus dientes en el hombro de Tai, Matt explotó, rozando el cielo con las manos, soltando un largo y ronco gemido. Tai llegó al límite justo después, desplomándose sobre Matt, abrazándole.

Poco a poco las respiraciones de ambos volvieron a la normalidad, pero no se separaron.

-Estaba deseando hacerte esto, madre mía…- soltó Tai de repente, con un suspiro.

Matt lo miró con los ojos abiertos de par en par.

-¡¿Qué?! ¿Y por qué no lo dijiste?

Tai le devolvió una mirada sarcástica.

-La próxima vez te canto un bolero. Recuérdamelo.

Ambos rieron, sin poder evitarlo.

-Tu helado se ha derretido.- comentó Matt con una sonrisa.

Tai se incorporó.

-Tengo cosas mejores que comer, rubito.

Matt sonrió, sonrojado. Las puertas del cielo habían sido abiertas.

Notas finales:

Ahí queda ^^

 

Saludooos ^______^

 

 

MerO =3


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