"Todo lo que hay es oscuridad, unas tinieblas horrendas cubren mis ojos. Además ciento unas extrañas sensaciones en mi pecho, es como si mi corazón estuviera destrozado e invadido por la tristeza. Pero ¿Por qué me siento así? Trato de recordar lo que ha ocurrido anteriormente, pero mi mente está totalmente en blanco. Un extraño líquido cubre mis manos, puedo sentirlas, pero no puedo ver nada. Tan solo me espanto al percatarme que es sangre, mi propia sangre que esta cayendo a montones desde mi cuello. Y un dolor punzante surge desde mi garganta. …"mío"…repite una voz, desconocida para mí que proviene de muy cerca del lugar en el que estoy. Trato de hablar pero un beso ahoga mis palabras,…un dulce beso….y unos dulces labios… cubiertos por una sustancia extraña pero muy dulce. "mi sangre es toda tuya" la voz vuelve a hablarme, pero esta vez muy cerca de mis oídos. La tristeza vuelve a invade mi corazón, pero no entendiendo el motivo de esta. El dolor es muy grande lo que provoca que me desmaye en los brazos de aquel sujeto."
Me desperté muy agitado, me levante y abrí la ventana, necesitaba sentir el aire tocar mi piel y tranquilizarme de aquel espantoso sueño, que se había repetido durante toda la semana. Al principio no le daba importancia, era un simple sueño como cualquier otro, pero cada vez que se repetía, lo sentía más real. Ahora estaba completamente seguro que aquel sueño debía tener algún significado, después de toda mi madre era una gran hechicera, perteneciente a una gran familia de grandes hechiceros que traspasaban sus poderes de generación a generación. Pero estas habilidades nunca se tendrían que traspasar a mí, ya que solo eran mujeres las que recibían aquel fabuloso don. Pero no entendía el significado de la constante repetición de aquel sueño.
Me levante de mi cama muy pesadamente, ya que mis piernas y mis brazos pesaban mucho, siempre me ocurría eso después de tener aquellos sueños. Me dirigí a la habitación de mi hermano, para conversar este asunto, luego saldría un rato a tomar aire al exterior. Como siempre mi hermano no se encontraba en su habitación, sino en un taller que se había construido el mismo en una habitación de la casa.
-¿Tu no duermes?- Le pregunte, mientras entraba a aquel pequeño taller y observaba que mi hermano hacia una extraña escultura con una masa.
-Shh….que papá te puede escuchar, mira ven acércate hum- me hiso un gesto con la mano para que me acercara, yo le obedecí, luego él me mostro una figura de un pájaro que había fabricado con la arcilla.
-valla te quedo muy linda, pero tan obsesionado estas con eso que llamas arte, desde que conociste aquel suje…- no termine de hablar, ya que mi hermano me tapo la boca con una de sus manos.
-Silencio, mira observa esto, hum- aplasto la extraña figura con la mano, luego dijo unas pequeñas palabras en voz baja que no alcance a distinguir. La figurita de aquel pájaro comenzó a moverse y mover sus alas, hasta que finalmente emprendió el vuelo.
-¡Ge…nial!- esas fueron las únicas palabras que pude decir, estaba totalmente asombrado.
-Y eso no es todo mi querido hermano- volvió a decir unas extrañas palabras en voz baja, luego escuche una pequeña explosión, y divise que la figurita que volaba en el taller había sido la causante. Mire a mi hermano con un rostro asombrado.- Es magia mi querido Narutin, hum- me miro con una sonrisa.
-¿Magia? Pero es imposible que tú la hallas hecho, todos sabemos que los hombres no obtenemos los poderes de las hechiceras.- y era totalmente cierto aquello, aunque quizás con mi hermano Deidara esto era diferente, ya que su aspecto era muy andrógeno, el cabello rubio que nos distinguía a nosotros, él lo llevaba muy largo y siempre lo tomaba con una cola y los ojos azules que también poseo yo y mi padre, el los tenias de una forma muy extraña, más parecido a una doncella que a un muchacho. A mi hermano cualquiera lo confundiría con una mujer eso ya era seguro, ya que su cuerpo también era muy delicado, aunque yo no tenía mucho que decir al respecto de ese punto, también poseo un cuerpo muy delicado por así decirse. Aunque yo llevo el cabello corto, a decir verdad soy la imagen viva de mi padre con la diferencia que yo tengo tres marcas en los lados de la cara.
-¿Qué hacen ustedes dos aun despiertos?- mi padre había entrado al taller, tenía el rostro muy cansado a causa de trabajar hasta muy tarde.
-Nada- dijo mi hermano – solo yo practicaba un poco de arte, ya sabes que me encanta, hum- miro a mi padre con un hermosa sonrisa, capaz de cautivar y convencer a cualquier mujer u hombre que la observara.
-De acuerdo, pero a Naruto no le veo el caso que este aquí- mi padre me miro, y pude distinguir las ojeras que tenia.
- Solo tuve una pesadilla y quise salir a tomar aire, pero me encontré con deidara y me entretuve, ahora si saldré un rato ¿puedo? – también trate de darle una risita que lo convenciera como la de Deidara, pero a mí nunca me resultaba poder convencer a mi padre tan fácilmente como lo hace él.
-De acuerdo… pero abrígate muy bien – me sorprendió su respuesta, debía estar muy cansado para haberme dejado salir en la noche. Bueno tenía que aprovechar esa buena suerte, pero antes tenía una duda que aclarar.
-Padre, ¿es muy improbable que los poderes de mi madre se traspase a los hijos hombres?- lo mire atentamente, luego me arrepentí de la pregunta que había dicho, ya que la mirada de mi padre se torno totalmente melancólica.
- No lo sé…- él desvió la mirada y se dirigió a la puerta, paso por al lado mío y me acaricio la cabeza- vuelve pronto.- me dijo y se marcho a su habitación, mientras mi hermano me miraba con una cara de odio.
- Eres un idiota, sabes que no debemos recordarle nada sobre mamá, hum. – mi hermano me hablaba furioso y debía de estarlo por lo que había hecho ya que habíamos acordado no hablarle jamás a papá de ese tema, ni de nada referido a mamá
- lo siento…- fue lo único que pude decir y luego salí del taller totalmente arrepentido, tome mi abrigo y salí, sin preocuparme de sacarme el piyama y ponerme alguna otra cosa.
Afuera el frio era aterrador, obvio que yo me congelaba, mi padre tenía razón con eso de "abrígate", pero bueno no tenia deseos de volver a mi casa por algo de ropa. Camine por la acera, asombrado por el cambio del pueblo que por cierto era muy aterrador para mi gusto, la neblina cubría todo el pueblo, y un pequeño chubasco caía, ese clima era muy extraño, sabiendo que estábamos en pleno verano. ¿Y la gente? No veía a nadie en la calle, a pesar de que eran las doce recién. Continúe caminando, el recuerdo reciente de la cara de mi padre me invadía la mente completamente, nunca debía de haber preguntado nada, mi madre había muerto hace solo 3 años, y él todavía no se había recuperado de aquel horroroso incidente. Fui un tonto al haberle recordado eso.
Continuaba divagando en mis pensamientos, hasta que finalmente llegue a la estatua de uno de los 4 ángeles de la plaza central que con sus grandes alas apuntan hacia el centro de la plaza, estos 4 seres alados eran pequeños en comparación a la gran estatua del centro que era una hermosa mujer que se encontraba con las alas extendidas…debía de ser una diosa, eso no me interesaba. Sagradas eran aquellas estatuas para la gente ya que somos un pueblo muy creyente y supersticioso a las magias y dioses. Para mí todo aquello era totalmente estúpido, consideraba que aquellas creencias estúpidas eran las causantes de la muerte de mi madre.
Me dispuse a dirigirme al centro del lugar, pero un grito ahogado de una mujer llego a mis oídos, corrí en dirección a la dueña de aquel sonido, sin preocuparme de miedos, ni de nada. Generalmente cosas como esas me causaban muchos problemas, y mi padre siempre me repetía "piensa antes de actuar" pero yo nunca le obedecía, como era este caso.
Me paralice al observar la mujer en el suelo, cubierta de sangre que fluía de su garganta …estaba muerta… y el causante de esto, estaba a su lado y era un ser totalmente hermoso…era un poco más alto que yo , pero tenía unas bellísimas alas negras que estaban totalmente extendidas, igual que la estatua de la mujer en el centro de la plaza , unos cabellos desordenados tan oscuros como sus alas, unos deliciosos labios cubiertos por la sangre de aquella mujer, su rostro muy pálido, y …sus ojos… estaba totalmente perdido por la oscuridad de aquellos ojos.
La pequeña llovizna que había estado cayendo hace unos momentos ahora ya se había convertido en una torrentosa lluvia en aquella noche cubierta por las grises nubes y el sonido de los truenos azotaba mis oídos, ahora sí que todos esos factores provocaría que a cualquiera se les erizaran la piel, sin embargo ahora ni un rastro de terror llegaba a mi. Estaba totalmente perdido en la oscuridad de aquellos oscuros ojos, tan negros como la mismísima oscuridad del paisaje. Tan perdido estaba que ni me percate que el dueño de aquellos ojos se acercaba mas y mas hacia mí.
-Valla, justo cuando comenzaba a estar sediento de nuevo-su voz era tan hermosa, que estaba seguro que se trataba de un ser celestial – la mujer no satisfecho mis necesidades, ¿me pregunto si tu lo harás?- su mirada se volvió un tanto lujuriosa.
-¿Eres un ángel?- pregunta muy ingenua, pero por eso les dije que actuó antes de pensar. Él sujeto soltó una enorme carcajada. Si su voz era celestial, su risa no lo era, con un tono muy burlón que me espanto tanto, que el miedo que no tenia apareció. Retrocedí unos pasos.
- Sabes gatito, no me gusta el parloteo- el dueño de aquellos ojos que me hipnotizaron se ha cerco lentamente hacia mí, yo retrocedía por cada paso que el daba, hasta que él se detuvo, miro un breve momento al cielo, luego fijo sus encantadores ojos en mi, abrió la boca y dio un gruñido como un animal, mostrándome sus grandes colmillos.
-¿Qué…qué e…eres?- tartamudee, el valor que tuve anteriormente cuando corrí hacia el grito de la mujer, había desaparecido completamente.
- ¿Ya no crees que sea un ángel?- una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro, luego desapareció.