Después de haber viajado en la góndola y tener una melancólica conversación se bajan en una isla y Sebastián en sus brazos va cargando a Ciel, Entran en un pequeño bosque y después de eso llegan a unas ruinas donde Sebastián deposita a Ciel en una banca de roca.
Sebastián: vamos, joven amo.
Ciel: ¿Es éste el lugar final?
Sebastián: Sí
Ciel: El ave designada
Sebastián: Así es.
Ciel: El resto de mi alma es tuya
Sebastián: Cómo esperaba del joven amo. Usted es amable
Ciel: ¿Dolerá?
Sebastián: Sí, un poco. Lo haré tan gentil como sea posible.
Ciel: No. Hazlo tan doloroso como puedas. Graba el dolor de mi vida en mi alma.
Sebastián se sorprende y hace una reverencia como es habitual frente a una orden de su amo.
Sebastián: Yes, My lord
Sebastián se pone de pie nuevamente y sonríe con una sonrisa calida y acerca su mano derecha a su rostro desenguantándola da unos pasos hacia su amo y comienza a acariciarle el rostro de muñeco que poseía en ese instante deslizo su mano por ese fino y delicado rostro que realmente parecía de un verdadero muñeco de porcelana paso su mano sobre su ojo derecho así quitarle el parche que cubría el contrato Ciel solo observaba como Sebastián hacia su ‘trabajo’ dejándose hacer. Ciel estaba tan hipnotizado por aquella mirada que le dedicaba el demonio que no movió un solo músculo. Poco a poco Sebastián se fue acercando cada vez más al rostro de su amo hasta que su reflejo se vio en esos ojos de cristal azulado.
Sebastián: Entonces…Joven amo…
En ese preciso momento Ciel ya en un trance que lo obligó a quedarse completamente dormido. Cuando comenzó a despertar se dio cuenta que estaba nuevamente en ese mismo lugar donde hizo el contrato. Ese lugar con plumas blancas pero esta ves no estaba semidesnudo ni golpeado, esta ves estaba con el traje que llevaba cuando él y Sebastián iban en la góndola.
Ciel se pregunto así mismo en voz alta
Ciel: ¿que hago aquí?
Se escucha una voz a lo lejos….
Voz: veo que se a despertado, joven amo.
Ciel: Sebastián?
Voz: Sí, Bocchan.
Ciel: Respóndeme, ¿Qué hago aquí? –Con un tono serio-¿Por qué no estoy muerto?
–Con un tono de preocupación- no me digas que…aún no cumplo mi venganza..? –comenzando a alterarse y agarro a Sebastián por los brazos-
Sebastián: No, Bocchan. No, es eso. Usted ya cumplió con lo pactado.
Ciel: Entonces… ¿Por qué aun no estoy muerto? ¿Por qué aun no tomas mi alma?
Sebastián: -sonrío- Bocchan -alzo la voz- por favor cálmese. Su alma es mía y como tal yo hago lo que desee con mi alma.
Ciel se sorprendió.
Sebastián: Mi deseo no es comerme su alma, Bocchan. Le diré las mismas palabras que le dije a aquel ángel genocida cuando usted fue detenido por Scotland Yard por el supuesto trafico de Drogas y yo estaba en una cámara de torturas. Yo estoy casado de mi vida anterior, en la que sólo sabía comer. Yo sólo quiero a mi bocchan. Yo no quiero nada más aparte de a él. Mi deseo es estar a su lado bocchan así que…permítame estar a su lado. –Al decir esto hace una reverencia-
Ciel: Ya veo –Dijo esto un poco pensativo y sorprendido a la vez ya que el demonio no quiso tomar su alma a pesar del contrato-
Sebastián: ¿Que es lo que desea hacer?, My lord.
Ciel: Vamos a casa y cuando estemos allá necesito que me respondas algunas preguntas.
Sebastián: como desee, My lord.
Dicho esto entonces Sebastián cogió en sus brazos a Ciel y lo llevo como a una novia en la salida de la iglesia como una novia recién casada cosa que hizo que Ciel se sonrojase por el hecho de que Sebastián lo esté cargando de ese modo estaba tan preocupado de eso que no se percató de que ya no estaban en el sitio donde alguna vez hicieron un contrato.
Sebastián llevó a Ciel a un hotel y Esta vez Ciel no hizo preguntas por que era obvio por que no podían volver a la mansión phantomhive. Había sido incendiada por segunda vez.
Sebastián: Buenas noches, My lord requiere una habitación por favor, la mas lujosa ya que el es el conde phantomhive.
Recepcionista: ohh el Conde phamtomhive, Bienvenido a nuestro humilde hotel. –con una sonrisa amable queriendo simpatizar con el conde-
Ciel: Ah…-sin el menor interés- Gracias.
Recepcionista: adelante por favor. Su habitación es la 203. La más lujosa y la que tiene mejor vista. –Le hace un ademán a Sebastián para entregarle las llaves de la habitación-
Sebastián: Si, muchas gracias –sonríe se esa manera tan gentil que hace que todos piensen que el solo es un simple mayordomo- Por aquí Bocchan.
Ciel: Ah…si –completamente distraído-
Sebastián: Ocurre algo Bocchan?
Ciel: No, nada solo que…Tengo un poco de sueño es todo- Al decir esto pego un bostezo y después de eso se rasco el ojo-
Sebastián: Comprendo, Después de todo es muy tarde y usted aun es un niño pequeño
-esto le molesto a Ciel-
Ciel: -lo mira con amenazadora- Cállate! y mejor arréglame para dormir.
Sebastián: como usted diga Bocchan. –Con esto Sebastián empezó a desabotonar las ropas de Ciel hasta quedarlo desnudo y ahí prosiguió hasta ponerle su bata de dormir. Ciel estaba realmente muy cansado así que apenas Sebastián lo acostó y lo arropo Bien este se quedó automáticamente dormido-
Sebastián: Que descanse Bocchan…Yo aún tengo cosas que hacer…
-Diciendo esto toma el candelabro se dirige hacia la salida de la habitación apagando las velas.-
Continuará...