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La mañana del Catorce de Febrero por NaomiChan

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Notas del capitulo:

Bien, aquí estoy de nuevo con otro one-shot, aunque esta vez es original (:

Espero que sea de su agrado y me dejn un reviewcito con todas sus opiniones sobre lo mal del fic x33
Se que me quedó cortito, pero es para lo que me alcanzó la imaginación (?) 

 

El rocío de la mañana caía sobre los tejados, y una sola alma recorría la calle fría; un par de lágrimas cristalinas descendían por las sonrosadas mejillas de aquel chico, el vaho salía por su boca morada ahora por el incontenible frío de esa mañana de invierno en Philadelphia.
La mañana del 14 de Febrero.

El día anterior, lo más rápido que pudo, después de trabajar medio día, corrió al centro comercial, atestado de chicas y chicos buscando el regalo “perfecto” para su novio, una que otra pareja de adultos y algunos más ancianos tomados de sus manos, causando emoción en varios.

Buscó por cada tienda, pero solo tenían flores y chocolates, lo típico para un 14 de Febrero, pero él quería algo especial, algo que demostrara cuando amaba a Josh.
Algo como…

- ¡Si! ¡Eso es! ¿Cómo no haberlo pensado antes? – Gritó para si mismo, consiguiendo varias miradas de sorpresa y extrañeza en las personas de su alrededor.

Corrió al lugar pensado, con la adrenalina a mil, totalmente emocionado.
Con un brillo especial en sus ojos le pidió al vendedor…

- Quiero uno sencillo, de plata
- ¿Con grabado?
- ¡Si!
- Escríbalo aquí por favor – El veterano vendedor le entrego un papel en blanco y un lápiz dorado.
Pensó en muchas frases y ninguna le gustaba, algunas muy cursis otras no expresaban nada…

“Para recordar nuestra unión, nuestro secreto, nuestro amor…”

Casi sin pensar escribió eso en el papel, llamando de inmediato al viejecito que tenía por vendedor.

- ¿Puede ser esa frase? – Preguntó con ojitos de perro casi degollado, pestañeando repetidas veces, alzando el papel a la cara del anciano casi pegándoselo en la punta de su respingada nariz.
- Creo que es muy larga jovencito, haga algo de 5 palabras como máximo – Dijo después de leer, arreglándose los lentes con suma elegancia, típico de un joyero curtido.
- Uff… - exclamó apenas, suspirando largamente, intentado pensar algo corto que expresara lo que quería decirle…

“¿Unidos para siempre?”

Ni siquiera es una frase, sino una simple pregunta, que para Dan no tenía nada de simpleza, al contrario, era directa y llena de sentimientos, preguntándole al otro si es que también quería compartir su eternidad junto a él, como Dan realmente sentía que quería, estar junto a Josh, la persona más amada por él.

- ¿Esta si? – Le preguntó de nuevo al vendedor.
- Con mis años de experiencia – Habló en lenguaje de viejitos (xD así como con la “ch” remarcada en las palabras) – en el trabajo, se que a las chicas les gustan los hombres decididos y esa frase no es muy segura…
- No importa, así quiero el anillo
- Muy bien jovencito, ¿De qué grosor es el dedo de la niña?
- Es igual al mío – Recordó cuando se ponía los anillos que llevaba Josh de repente, le cabían a la perfección en sus delgados dedos.

Al día siguiente le entregaría el pequeño anillo grabado y le pediría que le contestara esa pregunta… ¿Estarán unidos por siempre?

Pasó el resto de la tarde dando vueltas por el centro comercial, notando como se iba quedando casi vacío. Le encantaba mirar el actuar de la gente, la forma que tenia para caminar, las sonrisas verdaderas que algunos llevaban impregnadas, las sonrisas falsas y altaneras que otros traían, las lagrimas que algunos destilaban, los gritos de los niños corriendo por los pasillos, todo, simplemente observar sin ser observado, mientras bebía alguna taza de café… mirar lo despejaba, era como si dejara la mete en blanco, como si se trasladara a otro lugar, como si por los momentos en que se dedicaba a mirar, él mismo estuviera siendo transportado lejos…

Luego de tantas sensaciones juntas, decidió al fin irse a su departamento, tomó su reproductor mp4 y prefirió recorrer a pie las solitarias calles que conducían a su pequeño departamento en el centro de la ciudad, tarareando un par de canciones, imaginándose la cara que pondría Josh al ver su regalo de Día de San Valentín, sonriendo a veces por las ocurrencias que pensaba…

Casi a las 10 de la noche llegó a casa, con un frio realmente atroz prendió la chimenea, a penas, gracias a sus azules y casi congelados dedos, rápidamente se hizo un café, tomó su manta, un libro viejo, se sentó frente a la chimenea encendida, en el sofá viejo de su abuelo y leyó por largos minutos, bebiéndose el café de vez en cuando, sumido en su lectura… dos horas pasaron y allí recién decidió ir a dormir, apagó cuidadosamente la chimenea y se acurrucó en el mismo sofá, esa noche no tenía ganas de dormir en su dura, solitaria y diminuta cama.

Después de aquel agitado día, a las 10 menos 20 de la mañana despertó sobresaltado, se le hacía tarde para ir a ver Josh, habían quedado a las 10 y media en el departamento del mencionado para desayunar y festejar juntos aquel día, cogió algunas prendas de vestir y tomó una relajante ducha caliente, luego de dos minutos, envuelto en una capa de vapor tibio salió vestido ya, con el pelo mojado y desordenado, se lavó los dientes, se pasó las manos por sus delgados cabellos rojizos arreglándose un poco, se cubrió con su bufanda y el largo chaquetón de alguna tela extraña que abrigaba totalmente, con una sonrisa en sus labios, esa sonrisa que se hace sin que uno quiera hacerla, esa sonrisa que por más serio que seas si estas emocionado no puedes dejar de hacerla, esa sonrisa llevaba Dan… de esas sonrisas que no te las puedes quitar con nada… ¿Con nada?

Guardó entre sus ropas el pequeño cofrecito que contenía el anillo, al llegar a la puerta del gran departamento de Josh creyó oír mas de una voz en su interior, pero debía estar imaginándose cosas, este era su día especial, solo entre ellos dos.

Tocó una, dos y tres veces, esperó impaciente, y nadie abrió, golpeó de nuevo 3 veces y una más, y seguía parado afuera de la puerta, recordó que tenia la copia de la llave en uno de los bolsillos del chaquetón y optó por abrir el mismo, tal vez Josh se había quedado dormido y ahora él tendría que hacer el desayuno, pero ese era un detalle.

Lentamente abrió la puerta, y el típico y ensordecedor sonido de las bisagras oxidadas se oyó, hasta parecía casa embrujada… solo faltaba el “muajaja” de la bruja… y sí que lo oyó, pero no como pensaba, sino que aun peor, fue un “¡ooh, siiii!” que lo dejó helado, estático, con la puerta entreabierta y su corazón estabilizado, intento agudizar el oído, y escuchó mas gritos de una bruja metida en el dormitorio de Josh, pero Dan seguía pensando que estaba imaginándose cosas, y con una lentitud increíble, como si pensara más de dos veces continuar avanzando en cortos y delicados pasitos, recorrió la enorme sala y el largo pasillo que conducía a la habitación de Josh, con la respiración agitada y el corazón en la mano, tomó la perilla, un escalofrío recorrió su delgado cuerpo, la perilla estaba helada, nuevamente con la lentitud monumental abrió la puerta y, aunque no fue sorpresa, se encontró con Josh, en la posición más humillante que pudiese haberlo imaginado junto con una chica peli teñida de rubio, con silicona en vez de senos y un lápiz labial que se notaba a kilómetros del color tan extravagantemente fuerte que usaba, pero esta vez no se quedó estático, sino que procedió de inmediato a desaparecer de allí, intentando borrar la imagen antes vista, “maldita memoria fotográfica” pensó mordaz, pero no pensaba en nada más, ni oía los gritos desesperados que daba Josh a sus espaldas, casi corriendo desnudo agitando los brazos, pero Dan no se volteaba, no escuchaba ni pensaba, solo caminaba a un paso veloz inimaginable.

De pronto se halló llorando bajo un árbol sin hojas. Había caminado tantas calles que ya ni sabia donde estaba, de repente le vino un mareo y vomito lo poco y nada que había comido, esperando a nadie, llorando por nadie  y sintiéndose ultrajado y usado.

Estaba medio mojado gracias a el rocío que caía en esa nublada mañana, sus mejillas estaban sonrosadas debido al frio de invierno; y su mente parecía no estar en su cabeza, con un dolor punzante en su pecho buscó el cofrecillo donde estaba el anillo, se dio el trabajo de buscar un palito y comenzó a escavar, debajo de aquel árbol que no daba sombra, de aquel árbol sin hojas, de aquel árbol vomitado, de aquel árbol que había recibido sus lagrimas, tenía un hoyito de más o menos treinta centímetros de profundidad y allí tiró con indiferencia y desgana el cofrecito con el anillo en su interior, lo tapó con la tierra mojada y le escupió encima, ¿Había enterrado su pasado ? No, creo que no. Pero eso intentaba.

Dio media vuelta y caminó hacia donde sus pies lo llevaran, y fue sorpresa al encontrarse frente a un bar gay, soltó una risa de prepotencia y perturbación y caminó hacia otro lado, no se desquitaría con alguien desconocido, en realidad no pensaba desquitarse con nadie, es mejor no amar a nadie nunca más, quizás así se ahorre muchos problemas.

Llegó al centro comercial que estaba recién abriendo sus puertas, fue a la cafetería donde siempre iba, esta vez pidió un té y un pastel para desayunar, se sentó al lado de la ventana esperando ver a gente pasar, para poder observar… sin ser observado.

 

 

Notas finales:

Tal vez lo continue, pero solo si me dejan reviews ¬_¬ porque entonces no valdria la pena ¿No creen?
Acepto criticas constructivas y destructiva, pifiadas y ovaciones, de todo hay en este mundo y hay que aceptarlo tal cual es. (Que raro sonó eso xD) 

Saludos a todos los que derrocharon si apreciado tiempo en leer esto (: 

Besitos! :D  


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