Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Propuesta de Matrimonio por chibiichigo

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: axis Power Hetalia es propiedad de Himaruya Kidekaz  y yo sólo utilizo a sus personajes sin fines de lucro par el entretenimiento y la no tan sana ocupación de mi mente porque amé lo terriblemente yaoizable de su trabajo. 

Notas del capitulo:

Right, bueno este es el primer fic que hice de un fandom al que me he hecho terriblemente adicta. Espero que lo disfruten y bueno...les recomiendo la serie ampliamente.

Curiosamente este pairing no es mi favorito xDDD pero me pareció sencillo y tierno. Pronto vendré con alguna ideita acerca de Japón (uke por excelencia xDDDD) 

Mientras, disfruten.


Francia entró a casa de Inglaterra como cualquier otro día. No le gustaba estar allí debido  a la rivalidad que siempre habían sentido, ni mucho menos le hacía gracia que el motivo por el cual se encontraba recorriendo los pasillos en busca de su nada estimado aliado.

-¿Qué se te ofrece, Francia?- habló una voz detrás de él, sobresaltándolo.

Giró sobre su eje lo suficiente como para encontrarse cara a cara con el imperturbable caballero que era el rubio de cejas protuberantes y reparando en la siempre presente taza de té. Se preguntó si sería té de opio o algo similar, pero optó por la seriedad antes de decir algo que pudiera voltear a ese país en su contra.

-Bueno pues… Sólo quería ver lo débil que eras en comparación conmigo- se mofó falsamente el más alto, notando lo educadamente fría que se había tornado la mirada de su interlocutor. Carraspeó un poco antes de continuar- De hecho, quería ofrecerte protección y…

-No me interesa, pero muchas gracias- interrumpió el otro mientras daba un pequeño sorbo a su taza de porcelana, volteándose y con total disposición de salir de la habitación.

Apanicado, el de llamativo uniforme exclamó: -Vamos, yo sé que te interesará cuando sepas de qué hablo…

-De verdad no me interesa- el menor viró de nuevo, haciendo una pausa y tocándose suavemente los labios con el dedo índice, recapacitando. Francia esperó paciente, creyendo que tal vez su gran rival podría aceptar y así él ganaría, hasta que escuchó: -Ya casi son las cinco, ¿me acompañas a tomar el té?

Malditos ingleses y sus costumbres raras pensó molesto el más alto. Crispó un poco los puños, sabiendo que tenía que ir al grano pronto, e intentando contenerse para no lanzarle una tetera en la cabeza a quien habría de prestarle ayuda continuó: -Inglaterra, el asunto que vine a plantearte es de vital importancia.

-Me pregunto qué podrá ser- mencionó con un tono que evidenciaba que no se lo estaba preguntando para nada- Sea lo que sea me imagino podremos discutirlo con una taza de té.

Imbécil  resonó en la mente de Francia mientras asentía cordialmente con la cabeza y accedía a tomar parte en una costumbre demasiado…inglesa para su gusto.

Comenzaron a beber y a comer panecillos en total silencio, que ninguno de los dos pensaba romper.  Francia carraspeó de nueva cuenta y se dispuso a exponer aquello que le llevaba a casa de su “aliado”. Finalmente, era una situación de vida o muerte.

Extendió un papel sobre la mesa.

-Cásate conmigo Inglaterra- pidió de golpe, esperando una reacción de impacto por parte del receptor de la propuesta. No obstante, nada de eso sucedió.

-La hora del té no es adecuada para pedir matrimonio, deberás esperar a que termine para poder hacerlo- el estúpido hombre con cejas grandes ni siquiera se había tomado el tiempo para escucharlo, y NADIE trataba así a Francia.

-¡¿Qué te ocurre?! Es la única ocasión en que te haré ese ofrecimiento y si no aceptas te atacaré sin piedad y no me interesa si eres mi aliado o no- gritó emberrinchado.

-Vaya, los modales de los franceses van cada día peor… Deberían aprender de nosotros- continuó inmutable el menor.

Conteniéndose para no emitir algún chillido – que ya amenazaba con salir de su boca lanzando una palabra hiriente – esperó a que el contrario terminara de ingerir el preciado líquido. Se quedó pensando cómo abordar la situación; sabía que no sería fácil a menos que…

-Inglaterra, lamento lo majadero de mis acciones, pero estoy altamente preocupado por ti- hizo un gesto lastimero que acompasó con una voz dolida. El aludido alzó elegantemente una ceja que englobaba, sin temor a equivocaciones, la interrogante “¿Por qué habrías de estar preocupado por mí?”

-El otro día escuché a América decir que quería atacarte sin que te dieras cuenta y que- hizo una pausa intentando pensar qué decirle a continuación pero sin mucha idea-…tu comida es horrorosa.

Inglaterra se levantó rápidamente de su sitio, escandalizado -¿Cómo puede ese mediocre estúpido decir semejantes cosas? Fue sólo un malcriado consentido que decidió utilizar sus estúpidos recursos de independencia y que vive sólo de comer estúpidas hamburguesas - Francia se acercó a él con el afán de tranquilizarlo. Sabía que ya tenía al hombre en la bolsa.

-Es por eso que tú y yo debemos firmar un pacto- sacó la solicitud de matrimonio-. Debemos derrotar juntos a América. Ese héroe de pacotilla verá quienes somos.

Inglaterra sacó una pluma y, para deleite de Francia estaba a punto de firmar cuando: -Hey, esto es un acta de matrimonio.

Por la mente del vecino de Italia pasaron una gran cantidad de insultos y maldiciones francesas. ¿Qué acaso Inglaterra tenía tan poco cerebro como para no haber escuchado que se lo pidió mientras tomaba su té de alucinógenos?

-Sí, es el pacto que haremos…- intentó convencerlo. Para su desgracia, el hombre vestido de verde pareció meditar la propuesta con detenimiento y un tinte más que evidente de negativa en la mirada.

-Eso no está bien- concluyó. Francia se sintió caer por un abismo en ese momento; a menos de que Inglaterra creyera en la mentira acerca de América tendría que exponerle el verdadero motivo por el cual se encontraba ahí y… ¿cómo decirle al país con quien siempre has tenido confrontaciones que necesitas su apoyo económico porque al querer repintar todo París habías olvidado conseguir alimentos? Sabía que se reiría de él si supiera.

-Es la única alternativa. ¿Qué no quieres demostrarle a ese enclenque que siempre quiere verse como héroe quién es el que manda?- y con eso fue más que suficiente. Antes siquiera de terminar la frase, los ojos de Inglaterra comenzaron a brillar de ira y su pluma comenzó a escribir sobre el papel.

“Bien” Francia se entusiasmó al ver el ímpetu del otro.

Recordó que eso significaba que ya eran legalmente una pareja y que, por ende, podía aprovecharse de ese momentáneo desliz imprudente de su nuevo concubino. Se acercó a los labios todavía fruncidos de ira de Inglaterra y los besó casi con burla. ¡Quién iba a pensar que sería tan estúpidamente fácil conseguir el dinero del cejudo con alucinaciones!

Inglaterra se quedó estático durante unos segundos, sintiendo el cálido tacto del opuesto y considerando la manera más adecuada de interrumpir ese ósculo inapropiado. Finalmente, decidió que un empujón sería más que suficiente para ponerle fin a la situación.

-¿Se puede saber qué te pasa Francia?- preguntó parco. Estaba confundido en ese momento por la intempestiva muestra de afecto que le había mostrado el de azul y rojo.

-Es muy simple, mon ami – dijo elevando un poco el papel en que había escrito hacía pocos instantes el chico que de nuevo ostentaba la molesta taza de porcelana entre sus dedos – Es la manera francesa de decir “Gracias”.

-Pero si no tienes nada qué agradecer- sonrió pícaro el más pequeño antes de dar un ligero sorbo a su té. El rubio de cabellos largos se quedó impávido pensando en si la dichosa taza inglesa se rellenaría sola antes de retomar su punto.

-Claro que sí, me hiciste el enorme favor de firmar esto- se fijó en el papel que estaba entre sus manos y de nuevo se quedó asombrado ante lo altamente extraño del sujeto. Salió del cuarto sintiéndose derrotado y decidió marcharse a su casa.

Volvió la vista hacia el ahora lacerante documento donde decía:

 

“Yo, INGLATERRA, juro solemnemente acabar con América sin ayuda de nadie para demostrar así mi superioridad ante ese imbécil engendro con megalomanía”

 

Sí, el país amante del té era sin lugar a dudas la cosa más rara en el mundo pero, sonrió con una picardía que guardaba solamente para él, tenía unos suaves labios que volvería a probar.

 

 

Inglaterra se quedó en la habitación por largo rato después de que hubiera salido Francia, saboreando un poco del té que quedaba en su taza y mirando a sus amigos mágicos. Sonrió para sus adentros y, al tiempo que aceptaba lo extraño de las costumbres de aquel hombre, aceptó que le había gustado… pero que la etiqueta que le caracterizaba le impedía aceptarlo abiertamente.  Pasó involuntariamente su lengua por sus labios, intentando grabar ese extraño beso que le había gustado tanto.

Notas finales:

Bien personos, espero que les haya gustado. Espero ansiosa su review *puppy eyes*

Kissus,

c.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).