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Hot Car por Deathrider

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Notas del fanfic:

Em.... aunque creo que no hace falta decirlo: Estos personajes no són de mi propiedad, pertenecen a los creadores de el videojuego de abogados Phoenix Wright

11 octubre, 14.00, sala de acusados nº11

 

El juicio contra miles Edgeworth había resultado un éxito, jamás perdí la esperanza en Miles...y jamás la hubiese perdido, confiaba en él,  consiguió salvarme y yo tenía que hacer lo mismo, y lo había conseguido, había sido declarado inocente. Llegue a la sala de acusados satisfecho del veredicto conseguido, la verdad había salido a la luz.

Allí estaba Edgeworth, sentado, con la mirada ausente, aunque con una ligera sonrisa en los labios. Antes de que pudiera acercarme a él Maya me había asaltado.

-¡Felicidades Nick! Sabía que lo conseguirías.

-¡Gracias Maya! Aunque tú ayuda ha sido fundamental para el caso.

Pareció satisfecha con mi respuesta, así que le dirigí una sonrisa y me dirigí a hablar con Miles.

-Edgeworth, lo conseguí, sabía que eras inocente.-El solo me dirigió una fugaz mirada y agachó la cabeza.- ¿Es que no te alegras? Has quedado libre de cargos…

Me decepcionó bastante su reacción, aunque tampoco esperaba encontrarme con un fiscal eufórico.

-Mmmm… si, gracias…. De verdad…

¿Edgeworth se había sonrojado? Debí de quedármelo mirando con cara de bobo, ya que él me miró y apretó los dientes.

-Bueno, yo, debo irme ya… tengo asuntos que atender.

Antes de que pudiera decirle cualquier tontería que se me pasara por la cabeza él salió a toda prisa por la puerta. Mientras tanto, los demás comenzaron a congregarse a mí alrededor y felicitarme por el juicio, pero yo, por algún extraño motivo, ya no podía sacar de mi cabeza esa expresión de Edgeworth.

 

Aquella misma noche salimos todos a celebrarlo, todos menos cierta persona, Miles Edgeworth.

En la mesa podía respirarse la felicidad por la absolución del caso de asesinato, pero esa celebración no tenía sentido si él no estaba.

Me levanté tan repentinamente de la mesa que Maya brincó de la impresión.

-¡¡N-Nick!! Me has asustado ¿Qué se supone que haces?

-uh… lo siento, je je… he… he recordado que tengo que hacer una cosa urgentemente, enseguida vuelvo.

-P-Pero Nick… ¡No puedes irte!

-Lo siento Maya, es importante, te lo compensaré.- Mientras dije estas  últimas palabras, cogí mi chaqueta y salí disparado por la puerta.

Corría lo más rápido que me lo permitían mis piernas. Había sido una estupidez por mi parte dejar a Edgeworth solo, después de que aquél viejo caso que había estado torturándole toda su vida había salido a la luz.

No tardé mucho en encontrar la oficina del fiscal, me sabía el camino de memoria, había ido muchas veces pro asuntos profesionales.

Subí los escalones de tres en tres hasta llegar frente a la puerta del despacho, me paré un momento a recuperar la respiración antes de entrar.

La lámpara del escritorio estaba encendida, y proporcionaba una tenue luz a la habitación. Eché un vistazo rápido y pude ver a Edgeworth dormido profundamente sobre el gran sofá.

Me acerqué sigilosamente  y me agaché delante de él. Miles dormía tranquilamente, con una expresión de paz en su rostro que nunca antes había visto; alargué el brazo hasta tocar su cabello, era más fino de lo que había imaginado. Mientras me dedicaba a manosear como un tonto  el pelo de Edgeworth, este se removió en el sitio, y yo me sorprendí tanto que caí de culo al suelo.

-¡AUCH!

No había podido evitar protestar un poco al sentir mi trasero impactar contra el duro suelo. Edgeworth abrió los ojos de golpe, encontrándome sentado en el suelo de su oficina con cara de idiota avergonzado.

-W-Wright… ¿Qué haces aquí?- Dijo aún medio aturdido por el sueño.

Yo no sabía que decir realmente, así que solo dejé ir una risilla tonta.

-umm… bueno, simplemente estaba preocupado-. Mientras decía esto me rascaba la cabeza tímidamente.

Miles desvió la mirada y se puso muy serio.

-Se cuidar de mi mismo, gracias por tu interés.- Se incorporó en el sofá y se dispuso a irse.

-¡E-Espera! ¿Por qué estás enfadado conmigo de golpe?

Me miró fijamente pero no dijo nada.

-Realmente yo…

Antes de que pudiera acabar la frase, un temblor sacudió la estancia violentamente, la lámpara cayó al suelo y se partió en mil pedazos.

-¡¡Miles cuidado!!

En una milésima de segundo me abalancé sobre él y le rodeé con mis brazos para protegerle de cualquier cosa que nos pudiera caer encima y cerré fuertemente los ojos. La sacudida duró solo unos instantes, cuando abrí los ojos nuevamente, estábamos a oscuras, solo la luz que venía de la calle nos dejaba ver algo, y varios muebles habían caído al suelo.

-¿Estás bien?-. bajé la vista para mirarle a la cara, pero él había hundido el rostro contra mi pecho y temblaba exageradamente mientras se aferraba con fuerza a mí.  Me sonrojé mucho, y mi corazón comenzó a latir como un bellaco.- ¿E-Edgeworth?

El me miró con los ojos muy abiertos.

-lo siento…. No era mi intención, pero ya sabes cómo me pongo con los terremotos…-. Se deshizo de mi abrazo protector y se levantó.- Siento que hayas tenido que verme en este estado.- retiró un mechón de pelo de su pálido rostro.-Vamos, te llevaré en coche a casa.

Cogió su chaqueta y salió por la puerta sin darme opción a responderle, así que me levanté y le seguí hasta el aparcamiento subterráneo. Allí estaba el flameante coche rojo de Edgeworth, tan reluciente como el día que lo compró.

-Vamos, sube, ¿a qué esperas?-. Estaba aguantándome la puerta para que entrara, un poco de amabilidad poco común hacia mi persona.

No dije nada y subí al coche, él cerró la puerta y dio la vuelta para ir al lado del piloto, yo andaba divagando en mis pensamientos, por eso me sorprendí al sentir un peso sobre mi regazo.

-¿Edgeworth?-.  Él estaba sentado sobre mis piernas, con los ojos cerrados.- ¿Qué se supone qué haces?-. Mis palabras sonaban poco seguras, pero en una situación así cualquiera sería incapaz de ponerse serio.

-Phoenix… ¿Me tomas por idiota? Has estado todo el día mirándome con esa cara de bobo, eres muy transparente.- Mientras decía eso, sonrió malévolamente, como hacía en los juzgados cuando encontraba una prueba para derribar mis argumentos.

-Y-yo…

-No hace falta que digas nada-. No me dio tiempo a reaccionar, todo fue tan rápido, que se me olvido cerrar los ojos mientras me besaba.

Sus labios eran tibios y suaves, nunca habría podido imaginar que besar a un hombre, mejor dicho, que besar a Miles Edgeworth, fuera a sentirse tan bien, de haberlo sabido, lo habría hecho mucho antes.

El fiscal bajó una palanca que había junto al asiento y este se echó hacia atrás. No me importó, yo ya había procesado la situación y estaba contribuyendo en ella.

Tenía a Miles bien agarrado por la cintura, mientras que el me rodeaba el cuello con sus brazos. Edgeworth deshizo la unión, y yo intenté buscar sus labios nuevamente.

-Espera Wright, no seas impaciente…

Se incorporó sobre mí y se desabotonó el chaleco, arrojándolo al asiento de atrás del coche, después se inclinó y siguió besándome, esta vez más intensamente, y yo creía que me iba a derretir de un momento a otro, temblando como un crio.

-Phoenix deja de temblar, ¿Acaso te doy miedo?-. Su voz estaba ronca, y me hizo sentir un hormigueo en el vientre. Mientras me decía esto, sus manos se fueron deslizando hasta mi chaqueta, desabotonándola lentamente.- ¿Prefieres que me detenga ahora?

Notas finales: Espero que me dejeis vuestra opinión sobre el fic, gracias por leer.

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