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Póker por AvengerWalker

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Notas del capitulo:

xD algo que se me ocurrió escribir :3 espero que les guste!

va dedicado a Annie por enseñarme a jugar mínimamente al póker ;D

 

Disfrútenlo xD


El inframundo.

Un lugar muy oscuro y lúgubre.

Muchos piensan que no existe lugar más aburrido en la tierra que ese, pero están totalmente equivocados.

El lugar más divertido se encuentra bajo tierra, muuchos metros bajo tierra.

Nunca nadie se aburre en el inframundo, pues siempre hay algo para hacer.

O casi...


- Y bien, dime, Ai. ¿Qué vas a apostar ahora? ¿Tu camisa o tus pantalones? -preguntó una voz potente, proveniente de un alto rubio.


- Ninguna de las dos, Rada -respondió molesto el menor mientras miraba desesperado las cartas que tenía en la mano-. Vas a ver que yo ganaré.


- Bien, apostaré mis pantalones -rió Radamanthys esta vez, haciendo como siempre una jugada maestra.


- ¡Qué jodón eres! -Aiacos alzó la mirada e intentó verle las cartas, pero el rubio las escondió-. ¡Tonto!


Por su parte, el rubio se reía por las reacciones del menor.

Hacía poco le había enseñado a jugar al póker, y ahora Aiacos era adicto a aquel juego.

Como decía Minos: había diseñado una máquina de matar... (o apostar)



- También apuesto mis pantalones -susurró sonrojado Aiacos, aunque su ceño no dejaba de fruncirse.


Ante dicho paso, Radamanthys estiró una mano y la movió provocativamente, en señal de que mostrara su juego.

Aiacos dió vuelta su mano, develando tres cartas iguales de diversos palos y otro par igual de diferentes palos también.


- ¿3 Full? Estás muy pobre Aiacos... -susurró el rubio, helando la sangre del menor, quien se revolvió inquieto en el piso.


- ¿E...eso que significa?


- Que tengo un juego mucho mejor que tú -alardeó el rubio.


En su mente, una pequeña versión suya formato chibi bailaba alegre, pues ya estaba consiguiendo que Aiacos se quitara los pantalones.


- No me los quitaré, tengo dignidad -saltó Aiacos.


- Si tienes dignidad, te los vas a quitar... o... ¿prefieres que te los quite yo con mis dientes? -se relamió los labios.


El moreno pasó saliva con algo de dificultad, pero accedió: lentamente sus pantalones comenzaron a bajarse, bajo la deleitante mirada de Radamanthys.

Mientras Aiacos se bajaba los pantalones, un grito se oyó en el aire; lo ignoraron.

Era Minos, que se encontraba de rumba en una sala junto con Papillon y unos cuantos espectros más.

El salón donde bailaban y bebían era grande, y la música aturdía (sobretodo porque las paredes hacían rebotar cada melodía), por lo cual Aiacos y Rada se habían aislado a otra salita a jugar.


- Muy bien... -felicitó Radamanthys cuando el nepalí se hubo quitado los pantalones-, me gusta que juegues limpio...


Aiacos le ignoró, conciente de que le quería molestar.

Durante bastante rato más, siguieron jugando.

En el lapso de tiempo que estuvieron jugando, se oyeron bastantes gemidos provenientes de la sala, por lo cual supuso que alguna pareja no se había aguantado las ganas y se había dado "mutuo amor".

También escucharon unos que otros cánticos terriblemente desafinados, y el instrumento de Pharaoh de la Esfinge resonó durante un momento de silencio, rompiendo los tímpanos de los presentes.

Y es que tanto alcohol mataba las neuronas.


- Para que beber si puedes flotar... -susurró Radamanthys cambiando las cartas.


Ya media hora después, cuando el juego terminaba, Rada se puso a ver en qué posición estaba cada uno.

Aiacos estaba ukemente sexy: con la camisa entreabierta, en ropa interior.

Por otra parte estaba Radamanthys, que solamente estaba sin camisa.


- Ahh Aiacos, te ves tan violable así... que ya no tengo ganas de jugar... -hizo una falsa mueca de tristeza Radamanthys tirando las cartas al suelo.


- ¿Eh? -el rostro del menor se tornó carmín-: pero... e-espera, aún no termina y... -fué callado por la mano de Rada, que cubrió sus labios- hnnn!...


- Ai... te voy a violar un ratito... no hagas mucho ruido... -rió en voz bajita.


Apoyó una mano en la cintura del peliazul y le aferró a su cuerpo, sintiendo así el nepalí la entrepierna del mayor contra su trasero.

Caminaron así, Aiacos siendo empujado lentamente, con la boca tapada, y Radamanthys sosteniéndole y guiándole hasta una mesita.

Cuando llegaron, Rada volteó al Garuda y le plantó un sensual beso en la boca.

Mordió su labio inferior, desgustando de su sabor y saliva, mientras que sus manos ardientes recorrían sin reparo cada rincón de aquel cuerpo sin usurpar.

A pesar de que se hacía el duro, a Aiacos le gustaba, cada una de las caricias que el mayor propicionaba en su cuerpo.


- Ahhh... Rada... -rogó cuando vió al mayor apretar su entrepierna sin piedad-. Aaaaahhh...


Sin mucho cuidado, el mayor recostó a Aiacos en la mesita, la cual parecía que se vendría abajo en cualquier momento.

Arrancó literalmente su ropa interior, pues estaba impaciente por obtener ese cuerpo.

Pero antes, tenía que encargarse de un pequeño detalle.


- ¡¡Aahhh!! -jadeó con fuerza Aiacos cuando sintió algo cálido y humedo rodear su hombría.


Radamanthys se encontraba... bueno, propicionandole "amor" a sus partes bajas, que de paso también necesitaban atención.

Cada lengüetazo liberaba en él un espasmo placentero, por lo cual se dedicó a disfrutarlo.


- ¡ Ra..Radaaa... !


No duró muchos segundos más aquella situación, pues Rada parecía... bastante apurado.

Y la verdadera razón era que Radamanthys había planeado todo aquello con bastante antelación: todos los sábados se reunían los espectros para rumbear y escabear, por lo cual se encargó de enseñarle a jugar al póker... y de paso dejarle desarmado frente a él.

Un líquido espeso y blanquecino brotó de la virilidad de Aiacos, la cual el rubio saboreó sin quejas.


- Delicioso... -susurró con morbo, probando nuevamente los labios del menor y haciéndole probar, de paso, su semilla.


- Eres un bruto... -se quejó Aiacos, aunque lo disfrutaba.


Dócilmente, se dejó manosear por el rubio, quien a estas alturas del partido ya acariciaba con fuerza los glúteos del menor.

Los abrió lentamente, descubriendo la entrada soñada para él: la entrada al cuerpo de Garuda.


- Esto te va a doler... -admitió Rada en su oído.


Aiacos asintió: Minos siempre se cargaba "sexualmente" algún espectro, y estos siempre venían a decirles a Aiacos lo "mal" que lo pasaron.


- ¡¡Aaaaaarghhhh!! -gritó cuando el basto aparato del rubio se abrió paso entre sus pequeñas paredes- ¡Duele!


- ¡Lo siento! -se disculpó el otro-. Eres tan estrechito... -se movió un poco- ahhh... no sabía que fueses tan estrecho, Ai...


- Aahh... no te muevas... -pidió, aunque supo que su pedido no sería tomado en cuenta.


- Te acostumbrarás... no te preocupes... ni tampoco te tenses así... -pasó las manos por sus piernas, intentando relajarlas.


Haciendo caso al consejo de su compañero de armas, se relajó, liberando así su cuerpo.

Poco tiempo después de que Rada se quedara quieto, Aiacos comenzó a descubrir que lejos de dolerle la penetración, le gustaba, por lo cual movió ligeramente las caderas, indicándole que podía moverse.

Comprendiendo el gesto, el rubio dió una embestida, haciendo gemir de placer y su compañero y con esto a él mismo.


- Rada... muévete... fuerte...


Rada se echó hacia atrás, para luego irse hacia adelante con brutal fuerza.


- ¡Ahhh sí! ¡Más! -pidió Aiacos.


Cumpliendo los deseos del menor, y formando una sonrisa en su rostro, Radamanthys comenzó a moverse más y más rapido, aumentando con la velocidad la fuerza impuesta en cada movimiento.

Sin poder evitarlo, y en un gesto totalmente sensual, Aiacos tomó la mano de su compañero y comenzó a masturbarse, excitando aún más al rubio quien no paraba de moverse detrás suyo, disfrutando de aquellas paredes que encerraban su miembro y le llevaban al paraíso.


- Habitación de Rumba de los Espectros, 4 a.m. -


- Minos, ¿me alcanzas la botellita de ron de por allí? -pidió Lune mirando con sensualidad aquella botella rellena con el líquido que tanto le gustaba.


- No -bromeó Minos.


Sin embargo, mientras estiraba la mano para alcanzar la botella, un grito develador se alzó en el aire.


- ¡¡ Ahhhhhh dame duro Radaaaa !!


Minos volteó el rostro, mirando a Lune, quien estaba completamente sonrojado.


- Míralo tú a Ai... tan santo que parecía... -comentó Lune tomando la botella que Minos le pasaba.


- No te confundas... que nosotros somos jueces y espectros... no santos... -el peliblanco le guiñó un ojo.


- Sí... al menos Radamanthys consiguió lo que quería: tener a Aiacos en sus brazos.


- Jajajaja, sí -rió el Griffo-. Y cuanto te apuesto a que no será la última vez que lo tenga...
Notas finales:

Bueno oxo espero que les haya gustado xD y no haber traumado a nadie x__x

 

¡Nos vemos!


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