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Second Chances por Elle Crimson

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Notas del fanfic:

¡Wii! Bueno, he aquí el más reciente de mis proyectos aun por desarrollar. Adoro a esta pareja, Himaruya-dono me ha dado una nueva obsesión y estoy muy agradecida con ello~!
Axis Powers Hetalia ni ninguno de sus personajes me pertenece (de ser así, creanme, el género sería muuuuy diferente XD), son la obra maestra de Himaruya-dono.
Fic hecho sin fines de lucro alguno ^_^ solo para alimentar mi propio fanatismo y el de los demás, de ser posible.
Dedicado a Midna ( x3 te quiero onee-chan! ) y pues a todos a los que les guste Hetalia - y sobre todo la pareja de USA x UK -

Notas del capitulo: ¡He aquí el primer capitulo! Espero que sea de su agrado y, de no ser así, igual haganmelo saber mediante sus reviews, se aceptan todo tipo de criticas positivas n-n
Reitero que Axis Powers Hetalia ni ninguno de sus personajes me pertenece ni son usados con fines de lucro en este fic.
¡Disfrutenlo!
Apresurado, apenas se hubo detenido el avión en el que iba y se puso de pie de su asiento. Su corazón latiendo a mil por hora, su cuerpo temblando completamente. Arthur Kirkland, un hombre de origen inglés cual poseía más edad que la que su apariencia dejaba mostrar, normalmente no dejaba que una emoción como la preocupación se apoderase totalmente de su razón; pero, en ese instante, podía hacer una excepción y mostrarse apurado… tan era así que maldecía a los cuatro vientos al tener que esperar todavía por su equipaje una vez que hubo bajado del aeroplano.

- ¡Maldición! ¿Cuánto tiempo llevará así? –

Hizo una llamada con su celular, pero nadie se atrevía a responderle la misma, lo cual solo conseguía hacer que el inglés empezara a desesperarse todavía más de lo permisible.

- Alfred… -

Al fin vio su equipaje y corrió tan rápido como pudo para tomar el primer taxi que miró, indicándole la dirección del hospital general de la ciudad a la que había arribado… Nueva York.

- - -

Ni reparó en si había pagado de más al taxista, simplemente bajó de vehículo con el poco equipaje que traía consigo. Si el motivo que le había traído hasta la nación norteamericana era cierto, tal vez necesitaría quedarse por un buen tiempo. Sus pasos lo llevaron a la recepción, donde le atendió una joven mujer de algunos 20 años, la cual se ruborizó un poco al ver al recién ingresado europeo.

- ¿En qué puedo servirle, señor? -
- Busco a un muchacho que ha ingresado al hospital hace varias horas -
- ¿Puede proporcionarme el apellido, por favor? – dijo, reparando en que el acento del chico hacia denotar su origen inglés, lo cual hizo que se apenara un poco más con el de ojos verdes
- Jones… se llama Alfred F. Jones. Por favor, necesito saber dónde está lo más rápido posible –

La mujer asintió, buscando en un ordenador el nombre que el inglés le hubo dado, leyendo con atención mientras veía de reojo al inglés. Su cuerpo temblaba, jugaba mucho con sus manos y sus ojos miraban hacia abajo, siendo que estaba cabizbajo… en pocas palabras, el lenguaje corporal del inglés transmitía una gran cantidad de preocupación.

- Acaba de ser trasladado a la habitación 104, en la zona de terapia intensiva. Pero me informan que por ahora todavía no recibe visitas… si gusta esperar por ahí – señalando un sitio que tenía un enorme letrero que citaba “Sala de espera” – Se le informará de inmediato cuando pueda ver al paciente -
- ¿Por qué no puedo verlo? – preguntó con desgana el inglés
- Bueno, lo que pasa es que recién ha salido de una operación… así que la anestesia todavía debe de estar en su cuerpo y, por ende, no ha despertado todavía -
- Está bien – el escuchar que había sido operado agregó algo más de presión a su ser – Se lo agradezco mucho, señorita –

La enfermera hizo una pequeña reverencia en forma de agradecimiento, viendo partir entonces al europeo hasta la sala de espera.

“¿Qué pudo haber sido tan grave como para que incluso lo operaran?”

No miró a nadie, ¿debía hacerlo? Simplemente ocupo el primer lugar que vio en la sala de espera, apoyando los codos en sus muslos y su mentón en sus manos juntas a manera de rezo.

“¡Tienes que despertar, america no baka!... Por todo lo sagrado, tienes que despertar de una buena vez”

Momentos después sintió que alguien intentaba llamar su atención al moverlo un poco, como lo hacía de la forma más discreta posible, no se percató de ello hasta que el movimiento se volvió molesto para el de ojos verdes. Iba a vociferar hacia aquel que le molestaba, cuando vio que no era nada más ni nada menos que el propio Matthew, un chico canadiense con pinta inocente, cabellera rubia y ojos lilas muy brillantes.

- ¡Arthur! – una vez que logró que volteara a verlo, lo abrazó de forma muy sorpresiva - ¡Qué bueno que viniste! Realmente él se alegrará mucho al ver que estás aquí -
- Matt…- colocó una mano sobre la cabeza del canadiense, dejando que estuviera en esa posición el tiempo que quisiese - ¿Qué fue lo que pasó? Por favor, necesito saber… he estado más de 10 horas con esa duda… así que, te lo pido… -

De forma implícita solicitaba al canadiense hacer acopio de sus fuerzas para poder relatarle lo sucedido… sin embargo, por un momento le dio pena pedirle ello a Matthew, lucía incluso peor que él. El pensamiento de que Alfred y Matthew eran más unidos de lo que él podía imaginarse cruzó su mente, después de todo eran casi como hermanos, era totalmente normal.

- Bueno… está bien –

Matthew se talló los ojos, reprimiendo las ganas de llorar una vez más en el lapso que tenía de haber llegado al hospital. Empezando a narrarle al inglés los eventos.

.: Flash Back :.

Disfrutaba de la vista que le ofrecía la fría ciudad de Otawa. La metrópoli gélida, mostrando sus luces artificiales ofrecía un hermoso paisaje para Matthew, un canadiense orgulloso de su patria. Entre sus brazos estaba un osito polar pequeño, cual miraba impasible al mismo sitio que veía su amo.

- Tengo un mal presentimiento – dijo el animal en voz muy baja
- ¿Eh? ¿Dijiste algo? – cuestionó el norteamericano

Como el oso no respondió a su cuestión, entendió que tal vez solo había sido su imaginación y simplemente aprecio unos momentos más la hermosa ciudad cual es capital de su nación.

- Y aun así no entiendo por qué nadie me presta atención… He crecido mucho, aunque no tanto como Alfred, pero si he crecido –

Emitió un suspiro, ya había empezado a acostumbrarse a ser un país poco visto por los otros. Aun así, estaba a gusto y eso era suficiente… excepto cuando lo confundían con Alfred y empezaban a gritarle de cosas. Fue entonces que el sonido de su teléfono retumbó en la amplia casa del canadiense, el cual fue inmediatamente a responder a la llamada.

- ¿Bueno? – Inquirió el canadiense suavemente
- ¡Joven Matthew! ¡Gracias al cielo que he podido contactarle! –

La voz al otro lado de la línea sonaba ansiosa, aquella persona debía estar a punto de tener un colapso nervioso por la forma en que hablaba, la manera en que arrastraba las palabras y su respiración fallaba en ocasiones… después de unos momentos, lo reconoció como uno de los sirvientes de Alfred.

- ¿Qué pasa? – Preguntó, preocupado
- Es el joven Alfred – parecía que el interlocutor estaba a nada de llorar – Ha… ha tenido un accidente muy grave. Llamaron del hospital a la casa del joven Alfred… ¡Está muy mal, joven Matthew! -
- Mi hermano… - ni siquiera se dio cuenta cuando ya dos lágrimas habían salido de sus violáceos ojos - ¿En qué hospital está? -
- En el hospital general de Nueva York, apenas venía de regreso a Washington y fue cuando ocurrió el accidente…- el interlocutor finalmente empezó a llorar – Yo tengo prohibido abandonar la casa del señor Alfred… así que… se lo pido… -
- Está bien, iré para allá… -

Colgó el teléfono poco después, llevándose algunas pocas cosas para abordar el primer avión que encontrase hacia Nueva York.

- - -

Le tomó quizás un poco menos de tiempo que el que él hubo esperado, quizás por la hora a la que había abordado el aeroplano. Rápidamente hubo entrado al hospital, preguntando por el joven americano…

- Está en urgencias – respondió la persona en turno, una mujer de algunos 30 años – Por lo que tengo entendido será sometido a varias operaciones… tiene numerosas heridas profundas y una lesión pequeña en su cráneo… las heridas son, realmente, el menor de sus problemas a pesar de que son bastantes… - hizo un pequeño silencio, el cual acrecentó la mortificación del canadiense – Le pido sea paciente y tome asiento en la sala de espera –

Matthew, tembloroso e impresionado, simplemente camino y se sentó… su mirada estaba pérdida, era como si estuviera ahí y a la vez no lo estuviera. Su cuerpo actuó casi por cuenta propia al tomar su teléfono móvil y marcar al inglés, informándole que Alfred estaba internado en el hospital, que su situación era grave… su voz se apagaba en medio de algunos sollozos, y cuando hubo terminado de informarle al europeo y escuchó las palabras “voy en camino”, colgó y dejó su celular olvidado en su chaqueta… sin darse cuenta de que casi no le quedaba batería para ese entonces.

- Alfred… ¿vas a ponerte bien, verdad? – Dijo a la nada – Arthur viene en camino… y sé que querrás verlo mucho más tiempo, ¿no es así? Así que, tienes que resistir, hermanito –

Varias horas después, ni siquiera reparó en el tiempo que había pasado, una enfermera preguntó por los familiares del americano, levantándose Matthew casi de inmediato para atender ese llamado.

- Yo soy familiar de Alfred Jones – inquirió el canadiense tímidamente
- Debo informarle que la operación ha sido todo un éxito. Sus heridas están sanadas y la lesión en su cráneo ya no es tan de cuidado… aun así estará en terapia intensiva durante unos días en observación, no deben tardar en trasladarlo -

- ¡Vaya, me alegro tanto! – dijo sin ocultar su felicidad ni un poco - ¡Sabía que se pondría bien! -
- Pero… - interrumpió la enfermera – La verdad no sabemos qué consecuencias tendrá la lesión en su cráneo. Fue un golpe muy fuerte como para lograr que se lesionara, así que no estamos seguros de las consecuencias neurológicas que pudiese tener el incidente en el paciente -
- Entiendo… - menos animado
- Podrá verlo después, tardará algo de tiempo en despertar por la anestesia en su cuerpo -
- Si, comprendo… muchas gracias, señorita –

La enfermera se despidió del canadiense, sabiendo cuan desolado se sentía el mismo por el estado de su familiar. Por su parte, Matthew solo esperaba que el inglés pudiese llegar lo más antes posible… realmente le sentaba mal estar solo en una situación como esa.

.: Fin Flash Back :.

El inglés veía perplejo al canadiense, que durante el relato había reventado a llorar y, al finalizar, volvió a abrazar a Arthur… solo que con mucho más ahínco.

-…l se pondrá bien, Matt – inquirió el inglés, denotando un extraño optimismo en sus palabras – Vamos, es un chico muy fuerte… se recuperará pronto –

Matthew asintió, sin poder decir nada, sintiéndose confortado en el regazo del de ojos esmeralda. Duraron algo de rato así, dejando que las cosas se calmaran un poco. Aun así, Arthur se sentía demasiado ansioso… quería verlo, quería saber en qué condiciones estaba. Tener a Matthew había apaciguado potencialmente su preocupación, al menos sabía que Alfred ahora solo dormía y estaba fuera de cualquier peligro.

- Familiares del paciente Alfred Jones – anunció una enfermera, acompañada de un hombre de algunos 45 años de edad

Matthew se incorporo ligeramente, pero Arthur lo detuvo y decidió ir él solo, calculando que no era favorable que Matthew escuchara lo que tendrían que informarles acerca de Alfred.

- ¿Qué sucede con él? – se atrevió a preguntar el inglés
- El joven ha despertado… - comentó el médico – Pero… exige la presencia de alguien llamado Arthur -
- Ah, soy yo… aunque hubiera querido que él lo viera primero – señalando al canadiense
- Si pero… solo puede recibir una visita a la vez, y se muestra algo renuente en recibir a alguien que no sea usted –

Eso le pareció muy extraño al inglés, ¿cómo era que Alfred sabía que él estaba allí como para querer verlo de inmediato? Ni siquiera supo cuando había asentido y era guiado hacia la habitación donde reposaba el americano, viendo de reojo a un Matthew algo triste pero que aprobaba que el inglés fuese el primero en saber de Alfred. La enfermera y el médico se quedaron en el umbral de la puerta, mientras el ojiverde entraba al lugar… una habitación, naturalmente, totalmente blanca y un tanto amplia, y en una cama confortable a simple vista era donde reposaba el estadounidense cuyos ojos estaban semi-abiertos enfocándose en el europeo.

- ¿Arthur? – llamó con voz suave

El inglés asintió, aproximándose al americano hasta quedarse a su lado muy cerca de él. De un momento a otro el americano ya se encontraba abrazando con mucho ahínco a Arthur, el cual se encontraba perplejo por ello.

- ¡Viniste! – Inquirió con voz entrecortada - ¡Cumpliste tu promesa y volviste! Pero te tardaste mucho… mira, ya crecí mucho… ¡Pensé que te habías olvidado de mí! –

Y lloró al estar abrazado a él, dejando a un perplejo británico el cual asimilaba de a poco lo que el americano le decía.

- Pensé que Arthur ya no volvería nunca jamás… - dijo finalmente, con su voz medio apagada – Me siento débil, pero aun así se que me volví fuerte para que estuvieras orgulloso de mí –

Así, apartándose un poco… solo así pudo notar una amplia e infantil sonrisa en la faz del americano, y unos ojos que transmitían un brillo especial que él creía se había perdido… Apenas y lo podía creer.
Notas finales: ¿Que os pareció? Jejeje, espero que haya sido al menosun poco de su agrado. Lamento si ha sido algo largo... a veces explico las cosas de más y sumado a que empiezo a escribir y muchas veces ya no puedo detenerme... pues bueno xD. Dejen sus reviews por favor, prometo leerlos a la brevedad posible n-n...
¡Nos vemos hasta el próximo capítulo! ¡Gracias por leer!

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