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Second Chances por Elle Crimson

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Notas del capitulo: ¡Konnichiwa! Antes que nada, mil disculpas por la tardanza con el capítulo... La escuela es muy absorbente en general y por eso no había tenido cabeza para continuar el fic hasta hace unas horas :P
Bueno, a lo que voy, este capítulo es algo así como una transicion... solo para enfatizar en qué situación se encuentran nuestros protagonistas, sobre todo America-chan~
Disclaimer: Axis Powers Hetalia y sus personajes no me pertenecen (de ser así, la serie seria MUY diferente... o quizás no tanto~), todo es obra de Himaruya-sama. De igual manera, reitero que el fic no tiene ningún fin de lucro, solo es para disfrute del lector y de su respectiva autora (creanme, adoro escribir esto~)
Dedicado a Midna onee-chan!
Sin más que agregar, espero que disfruten del capítulo ~
Habían pasado algunos 10 días después del accidente que hubo tenido el joven americano. Sin embargo, era claro que nada había vuelto a ser lo mismo desde el momento en el que el de ojos azules recobró la conciencia. Y ello se debía al hecho de que Alfred no se despegaba casi para nada de Arthur, incluso lo llamaba hermano mayor… tal como en la época de antaño, aunque al inglés le disgustase que le llamase de esa forma. Ese mismo día el americano fue dado de alta, todo lo que el médico pudo decirles es que no sabía sobre la duración de esa “regresión” que tenía el de ojos azules… solo que podía empeorar o mejorar de manera súbita, recomendándoles enviar al estadounidense con un psicólogo para agilizar el regreso de sus memorias y aun así existía la probabilidad de que Alfred cobrase sus recuerdos por cuenta propia.

- ¿Qué vamos a hacer? Es obvio que no podemos dejarlo solo – argumentó Matthew, ya fuera del hospital
- No lo sé – mencionó el inglés, notándosele algo estresado
- ¡Wow! ¡No recordaba que mi casa fuera así de grande y tuviera tantas cosas ruidosas y malolientes! – mencionaba Alfred, señalando a los automóviles que se paseaban por las calles, los edificios y las fabricas que se notaban a lo lejos - ¡Yo sabía que me volvería más grandote para que Arthur pudiera estar orgulloso de mí! –

Matthew y Arthur se miraron un momento, al tiempo que Alfred era atraído por un aroma especial que hizo que su estomago temblara… por lo cual, en un pequeño descuido del inglés y el canadiense, se dispuso a seguir ese aroma.

- Normalmente algo como lo que pasó Alfred debería haberle producido una pérdida total de su memoria… sin embargo, su mente regresó al tiempo donde aun era dependiente de mí –
- Supongo que perdió todos sus recuerdos como nación independiente… en teoría, es como si a partir de que se independizó de ti hubiera tomado otra identidad… y pues, con el accidente, perdió “toda” esa identidad para volver a su “yo” dependiente -
- Tiene sentido, viéndolo de esa manera – inquirió reflexivo el inglés – Es como si su vida se hubiera dividido en dos… es lo mejor que se me ocurre deducir -
- Exactamente – inquirió Matthew – Lo mejor será que sepa que ya no depende de ti, eso ayudara a que sus recuerdos regresen más rápido, ¿no crees? –

Arthur pasó saliva con algo de pesadez. Es decir, él había llorado cada 4 de Julio en silencio al saber que desde ese día, hace más de 200 años, Alfred había renunciado a su compañía… esa pequeña persona a la cual quiso tanto partió de su lado.

“… y Ahora es como si de un milagro se tratara. El ha vuelto a ser el mismo niño que encontré abandonado en esa pradera, aquel crío al que protegí más que a nada en el mundo… el que me hacía sentir tan tranquilo cuando más inestable me encontraba…”

La sensación de que alguien le puyaba la nariz le sacó de sus reflexiones, viendo en frente de si a aproximadamente 5 centímetros de distancia al muchacho de nacionalidad estadounidense mirándole con inocencia, lo cual hizo que el inglés se sorprendiera y sonrojara un poco.

- Arthur, ese señor vende cosas que huelen muy bien, se llaman Hot Dogs – señalando un carro de hot dogs en la esquina de esa misma acera – pero dice que necesito 2 dólares para conseguir eso… y no tengo idea de que son los dólares -
- Espera, yo te traeré de comer Alfred – se apresuró a decir el canadiense, sonriéndole cándidamente a su prácticamente hermano mayor
- ¿De verdad, hermano? – Dijo el estadounidense, mirando con devoción a Matthew
- Claro, solo espérame un momento –

Alfred asintió, viendo a su hermano partir hacia el puesto de hot dogs, regresando apenas unos momentos pasados para dejar que el americano comiese, encaminándose los tres por la ciudad de Nueva York.

- Sabe diferente a los scone de Arthur – inquirió el americano en voz baja – ¿Entonces esto no es delicioso? Qué raro… no me desagrada -
- Matthew – comentó el inglés en un murmullo, llamando la atención del aludido – Creo que he encontrado una solución –
- ¿De qué se trata? – Mencionó sonriente el canadiense
- Debes estar de acuerdo en que Alfred no se despagara de mi por nada del mundo – Matthew asintió – Y que yo estoy más involucrado en la guerra de independencia – otro asentimiento como respuesta – Supongo que lo mejor es que yo me haga cargo de Alfred hasta que recobre la memoria – agregó finalmente
- Bueno… -

Matthew se lo pensó un buen rato. Si bien era cierto que Alfred no parecía querer estar separado de Arthur; y por lo que sabía de los tiempos de dependencia de Estados Unidos, el de ojos azules siempre fue demasiado cercano al inglés a pesar de ser su colonizador. Pero, analizándolo desde otra perspectiva, podría incluso ser doloroso para el propio Arthur tener que relatarle a Alfred su independencia… aunque tendría menos significado que Matthew le dijese, ya que el estadounidense podría no tomárselo tan en serio proviniendo de él.

- Sí, estoy de acuerdo – sentenció después de un rato – Después de todo, parece que te quiere mucho y no le gusta que te alejes… así que está bien, Arthur. Sé que cuidarás bien de él -
- Sería bueno que lo visitaras de vez en cuando. Eres su hermano menor a pesar de todo -
- De vez en cuando lo haré – esbozó una amplia y encantadora sonrisa – Por cierto, trata de ser lo más sutil posible cuando le digas la verdad -
- Descuida, soy consciente de eso –

Y cuando pusieron más atención al frente, descubrieron que Alfred estaba a punto de cruzar una calle cuando el semáforo todavía estaba en verde. Así que los dos, sobre todo el inglés, corrieron tan rápido como les fue posible para poder salvar al desorientado americano.

“Esto será difícil… Mucho muy difícil”

- - -

Varias horas después Arthur y Alfred habían arribado a la capital inglesa, la bella y vieja Londres. Mas precisamente llegaban a una amplia residencia en las afueras de la ciudad, donde se podía apreciar sin problemas la belleza de la misma con solo estar en un balcón.

- Bienvenido amo Arthur – comentó una mucama que le recibía en la puerta, reparando en la presencia del norteamericano – Vaya, es una sorpresa que haya regresado acompañado, joven amo -
- Minerva, ¿podrías preparar una habitación para Alfred lo más rápido posible y decirle a Bertha que tenga lista la comida en media hora? -
- Como usted ordene, joven amo –

Hizo una reverencia marcada hacia el inglés, alejándose de la vista de los recién llegados tan rápido el inglés le hubo dado órdenes por cumplir.

- ¡Wow! ¡Este lugar es enorme! – mirando hacia todos lados - ¡Nunca pensé que me traerías a tu casa! Después de todo, siempre me dejabas solito en la mía – reprochó el americano
- Ya te explique por qué no podía traerte conmigo, Alfred – emitiendo un largo suspiro – Eran tiempos algo difíciles, y no quería que fueras testigo de todo eso -
- Bueno… - haciendo una pequeña pausa, para después abrazar al de ojos esmeralda - ¡Gracias por traerme esta vez! No hubiera soportado que me dejaras de nuevo… -

El inglés sintió una punzada algo fuerte en su corazón. …l lo dejo solo muchas ocasiones, aun siendo apenas un crío cual no sabía cuidarse solo… aun así, jamás dejó de estar al pendiente de él y, de manera irónica, al final fue el propio americano el que exigió deslindarse de su compañía para siempre.

“Soy yo quien debería reclamarte entonces… Por haberme acompañado tanto tiempo para después dejarme solo… por llevarte contigo la paz de mi corazón… Y ahora estás aquí de nuevo, como en los viejos tiempos… Suena demasiado bueno, y afortunadamente también es real… ¿Es egoísta pensar de esta manera?”

- - -

Después de un rato ambos estaban ya en el comedor, sentados uno al lado del otro y ya con sus platillos delante de cada uno. Arthur comía fish & chips acompañados de ensalada y aderezo mientras que a Alfred le sirvieron carne estilo New York acompañada de papas fritas… lo irónico era que el americano no había comido ni un poco.

- ¿Pasa algo, Alfred? – Viéndolo curioso mientras se limpiaba de forma refinada la boca - ¿No tienes hambre? -
- No es eso… - dijo el estadounidense, puyando su comida con el tenedor – Es que… Yo quería comer algo hecho por ti -
- ¿Eh? Pero si te gustó el hot dog que comiste en tu casa… y también los sándwiches del avión -
- Si pero, me gusta todavía más la comida que tú me haces –

Por la mente del inglés pasaron todos los momentos en los que Alfred había comentado que su comida sabía mal, sin importar cuánto empeño pusiera al prepararla… solo en esos días, y quizás por el hecho de que no tenía otra opción, el pequeño de ojos azules degustaba la comida del inglés e incluso repetía platillo, elogiandola a su vez… a pesar de que el mismo Arthur sabía que su comida solo era agradable para él.

- Si te comes eso, prometo hacerte un postre para cenar hoy, ¿está bien? -
- ¿Eh? ¡¿De verdad?! – Mirándole de manera ilusionada, esbozando una amplia sonrisa - ¡Postre~! ¡Está bien entonces! –

Y sin más empezó a comer tan rápido como siempre lo ha hecho, mientras tanto el inglés le veía y no podía evitar esbozar una amplia sonrisa de satisfacción. Básicamente estaba regresando a aquellos días tan añorados en los que el americano le sonreía de esa manera, en el que lo quería tanto… en el que no importaba la soledad que lo acongojaba en Europa, pues sabía que en ese niño, su pequeña colonia, encontraría toda la compañía y paz que necesitaba.

“Pero no debo olvidar que esto es efímero… …l recordará a su debido tiempo… Y volverá a irse de mi lado. Es algo que no puedo detener… ¿O tal vez si?”

- ¡Terminé! – Anunció el de ojos azules, con la cara cubierta de salsa y restos de papa
- Oye, se supone que te enseñe algunos modales, ¿no es así? –

Tomó la servilleta de tela que correspondía a Alfred y le limpio la cara con la misma. A pesar de estar cubierta su mano por aquella servilleta, podía sentir la calidez y suavidad de la piel de la nación más joven… una sensación que había olvidado, lo extraño de ello es que, a pesar de que la situación era muy parecida a aquel entonces, no podía ver al chico de la misma manera… no, le transmitía un sentimiento muy diferente.

- Alfred – dijo al fin, dejando de limpiar al menor – Iré a descansar un rato, ¿está bien? Si necesitas algo, pídeselo a alguna de las señoritas que están aquí en la casa. -
- Está bien, Arthur – inquirió el americano, asintiendo infantilmente - ¿Si cenarás conmigo, verdad? -
- ¡Claro que sí! – afirmando con seguridad – Pero ahora mismo estoy algo cansado, no dormí mucho en el avión a decir verdad y… Como sea, puedes tomar todo lo que necesites -
- OK, descansa entonces –

En un acto casi involuntario, el inglés posó una de sus manos sobre la cabeza del estadounidense, revolviéndole un poco los cabellos y quedandosele mirando a los ojos por varios momentos; para después irse algo confuso por lo que él mismo hizo…

“¿Qué demonios me está pasando?...”

Y, durante sus sueños, ese traicionero pensamiento cruzaría su mente una y otra vez… sin poder realmente detenerlo y, mucho menos, responderlo.
Notas finales: ¡Fuwaa~!
Espero que el capitulo sea de su agrado, como lo anuncie desde el principio... es más una transición para aclarar cosas y enfatizar la situación de America-tan!
¡Dejen sus reviews por favor! Se los agradeceré enteramente... Proximamente, capítulo tres, nos vemos hasta entonces~!
Sean pacientes con el lemon, prometo que será pronto y trataré de no decepcionarles x3!
ja nee~!

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