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Cuando las luciérnagas toquen a tu puerta por Lalamy

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Capítulo II: La suma de todos los males, Karuba.

Un ruido un tanto desesperante comenzó a romper mis nervios dentro de mi sueño, dándome cuenta que había despertado hacía mucho tiempo, abrí con dificultad mis ojos, y entre un bostezo me hallé en un lugar distinto al que vi últimamente, este más oscuro y difuso, me pregunté en donde estaba.

Obviamente no me respondí, porque no lo sabía.

De lo único que estaba seguro, era del olor pestilente que invadía a mi nariz, tan crudo era que me provocaba arcas involuntarias, tuve que llevarme la mano al rostro para cubrirme el olfato.

¿Era un subterráneo?


Comencé a caminar, sentía un calor insoportable, mi ropa estaba un tanto húmeda, y mi cuerpo también, unos mosquitos se adherían a mí, y yo trataba de alejarlos, los odio… bueno, dudo mucho que alguien los adore…

Pasé a llevar mi mano por la parte trasera de mi pantalón- es un “tic” que tengo- y sentí que este estaba un poco mojado… no… no mojado… pegajoso, no quise saber de que provenía esto así que intenté ignorarlo, aunque me costo, y mi mano también, pues lo tanteaba de vez en cuando.

En el camino sentí el eco de una gotera, pude ver más o menos el camino, de repente una tenue luz que provenía del techo- seguramente de un agujero- me mostraba la suciedad de suelo que estaba pisando, y las montañas de basura – bolsas plásticas, papeles, escombros, entre otros- que estaban a un costado de este “subterráneo”, convirtiendo al aire en irrespirable.

Algo pasó por encima de mi pie derecho…

Una rata.

Habían muchas ratas correteando cerca de mí, y sentí sus chillidos atormentando mi mente. Demasiada insalubridad para mi gusto.

Avanzando un poco más, vi las luces artificiales de los focos que iluminaban sólo lo que estaba debajo de ellos, haciendo notar lo estrecho del subterráneo. Podía ver la instalación eléctrica sobre mi cabeza, y a lo lejos sentí unas voces que discutían por un tema trivial: Dinero.

Al asomarme por un espacio que había vi a una mujer y a un hombre, vestidos con ropas muy ligeras, ambos me miraron interrogantes, yo estaba nervioso, no sabía que decir:

- ¿Qué estás mirando?- dijo el hombre de cabellera corta con un tono pendenciero.
- Eh…y-yo… no sé d-donde est-toy – dije cobarde, su rostro parecía al de un narcotraficante.
- Estás en el edificio K3, primer piso- me dijo la mujer, también muy agresiva.

Yo me quedé varado, si, admito que fue estúpido, pero créanme que estaba aturdido.

- ¿Qué?- habló el hombre acercándoseme- ¿Quieres que te lleve a tu casita? ¡FUERA DE AQUÍ, IDIOTA!- y golpeó la muralla para asustarme, y lo logró, porque me alejé de inmediato, como una sucia rata, en tanto el hombre seguía tratando de perra a la mujer y esta lo insultaba de igual forma.

¿Se supone que esto es el infierno?

Caminé a prisa porque me moría por ver la luz la del sol, cuando de repente alguien me agarró del tobillo. Yo di un salto, y miré a quien me tomó por sorpresa, era un viejo desaseado, vestido con harapos, y con el rostro desfigurado, no tenía dentadura. Se supone que me dijo que quería una moneda, me lo repitió tres veces porque las dos primeras no le entendí, y luego de negarle me empujó la pierna diciendo que me largara…



Y lo hice… no estaba en la posición de contradecir a nadie.

Fue cuando divisé una luz al fondo, la salida de ese basurero…

Las ratas seguían chillando, y seguían pisando mis pies, pisé un charco, y volví a ver personas en habitaciones con puertas abiertas, o simplemente sin ellas, tapando con nylon para que no se notase su hogar, y cuando al fin llegué a la salida, salí a una calle… yo no estaba en un subterráneo, era el pasillo del primer piso de un edificio, pero de una edificación muy particular, puesto que este, y todos los que estaban a mi alrededor eran enormes, con millones de ventanas, millones de tendederos, plantas, o los que se les ocurrían colocar en el exterior. Edificios apiñados en un sector redicido, formando una aglomeración exacerbante. Si mirabas hacia arriba, parecían setas construidas unas encima de otras, una construcción tan monstruosa, que apesar del sol brillante que habia en el cielo, una enorme sombra cubría nuestras cabezas.

Cuando me paré al medio de la vereda, muchos me empujaban, insultándome gratuitamente, y unos sujetos de piel trigueña y grasosa por el calor me observaban diciendo: “Ahí va otra alma pecadora”, yo los ignoré, preferí evitar cualquier contacto visual con la gente, pues todos parecían a la defensiva, muy toscos, hasta violentos, yo no quería problemas, yo quería encontrar a Julián… ¿Es que acaso el se encontraba en un sitio como este?

No me quedó más remedio que caminar…

- ¡Hey! ¡Niño!-oí a mis espaldas- ¡Oye! ¡Oye tú! – insistió la voz masculina envejecida, de seguro que era uno de aquellos seniles que no tenían nada más que hacer que fastidiar a un idiota perdido- ¡Oye!- se oyeron mas voces coreando.

Seguí mi camino.

Pero una mano me detuvo.

- Oye niño, espera…- sonrió un viejo con un colmillo de oro
- ¿Qué?- pregunté temeroso de lo que quería de mí.
- ¿Eres nuevo?- su aliento apestaba a ají.
- Si…- musité.
- Ven, ven con nosotros- me jaló del brazo.
- No, gracias… tengo que…- Mierda, no sabía que inventar.
- ¿Hacer qué? No tienes ni idea donde estás parado, ven, no seas miedoso…

Y contra mi voluntad, me dejé llevar por el sujeto, si veía algo raro corría, no podrían matarme, era imposible.


Me llevó hasta donde sus amigos, en donde las edades de los presentes, eran muy diversas.

- ¿Cómo te llamas chiquito?- preguntó un gordinflón sudoroso.
- J… Evan…- murmuré.
- Mira, yo soy Francisco, él es Javier- apuntó al del colmillo de oro- él es Tomás- apuntó a un flacucho con cara de sidoso- y él es Miguel- un joven rubio con una gorra que cubría toda su frente, tenía cara de pocos amigos- Te vimos indefenso y confundido, así que queremos ayudarte.

Pero que afortunado soy…

… no debo fiarme de ellos, algo tienen entre manos…

- ¿Y como pueden ayudarme?
- Haciendo que sobrevivas aquí, tontuelo- dijo Francisco, el gordo, con tonó amanerado, sin duda que era gay.

Me vieron la cara…

- ¿Sobrevivir? ¿Y que tanto hay que sobrevivir aquí?
- Si estás pensando, que porque no puedes morir, no estás en peligro te equivocas- me habló Miguel cortante.
- Los oficiales se llevan a los habitantes que les cae mal, y los encarcelan para toda la eternidad, si finges que te portas bien ellos te dejan vivir libre… sólo debes ser audaz- me dijo Tomás, el sidoso.
- Ya gracias- sonreí fingidamente, y retrocedí unos pasos para dar media vuelta.
- Espera, espera, espera, ¿adonde vas?- me volvió a detener Javier- No me digas que piensas subsistir del aire…- sonrió- tienes mucha suerte de haber llamado nuestra atención, aquí la gente no es muy bondadosa, y no tiene porque serlo, tú me entiendes...

Maldición, en que me metí…
- Es por eso- continuó- que queremos ayudarte… nos caíste bien ¿cierto muchachos?
- Si- dijeron todos al unísono.
- Así que si quieres te quedas con nosotros…
- ¿A cambio de qué?- pregunté, tan estúpido no soy.
- Jaja… bueno… nadie ayuda a nadie a precio de nada- comentó mirando el suelo- debes ganarte tu dinero, y el trabajo aquí es casi nulo, lo único que da fruto es la droga y la prostitución.

Oh, no… Dios mío ¿A donde me trajiste?

- Lo siento, pero prefiero vivir del aire- me di media vuelta para marcharme, pero por tercera vez fui detenido, pero no por una mano, sino por una navaja.
- No puedes morir, pero las heridas duelen- susurró en mi oído- eres muy atractivo, y los homosexuales abundan en el reino del demonio ¿lo sabías? Al igual que las mujeres… ye estarían dispuestos a pagar por tenerte unas horas…
- Puedes tajarme todo el cuerpo, yo no voy a prostituirme- dije entre dientes.
- No sea soberbio, caballerito.
- ¡NO LO VOY A HACER!- giré para mirarlo a la cara, siéndole indiferente a su arma blanca- ¡Yo no me suicidé para prestarle el culo a quien me pague plata! ¡Ni tampoco para culear a las viejas necesitadas!
- ¿Y por que te suicidaste?-me preguntó Miguel.
- Eso no te incumbe- y me fui.

Pero fue una victoria corta… porque recibí un golpe en la cabeza que me hizo desmayar.

¿Han notado que siempre termino durmiendo?



Notas finales: Gracias por leer!!!!!!!!!

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