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Cuando las luciérnagas toquen a tu puerta por Lalamy

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Capítulo III: Tenue resplandor.

Un suave sonido interrumpió mi sueño forzad, lo que me obligó a abrir los ojos para ver de qué se trataba, era agudo y cercano…

Era un guarén mordisqueando mi mano.

Me aterré, odio a los ratones y más aún si la bestia tenía el tamaño de un gato en edad adulta. Di un salto y me puse en pie alejándome del animal que no paraba de chillar ¿es que era una plaga? Del nervio me acaricié la mano, cuantas infecciones podría portar esa porquería… esperen… ¿Me debe importar eso ahora?

¿De verdad me tiene que importar?

- ¿Cuál es tu problema?- oí a alguien decir detrás de mí. Era Miguel, quien estaba sentado con los brazos apoyados sobre una mesa maltrecha y carcomida por el tiempo.
- Es que hay un guarén…
- Es nuestra mascota- tenía un tono muy incisivo, no me agradaba.

Se puso en pie y se dirigió a mí.

- ¿Es ese?- apuntó a una gran bulto gris que merodeaba por debajo de una silla coja.
- Si…- murmuró.

Y con brusquedad tiró la silla para ver con claridad al animal el cual no alcanzó a escapar de las pisadas sanguinarias que le dio el rubio. Sentí el sonido a como si aplastaras varias veces con el pie a un juguete para bebés, aquellos que son de goma y suenan cuando los aprietas, ese sonido emitía. Fue una imagen muy fuerte para mí, era muy salvaje la forma en que lo mataba, no pude seguir viendo, soy un alma sensible…

Y dejó de pisotear al bicho.

- Ahí está. Solucionado-y se alejó del cuerpo para volver a tomar asiento- cógelo y tíralo al callejón.

Lo quedé mirando.

- ¿Qué?- correspondió a mi mirada- ¿Quieres que lo haga yo?-sonrió de lado- No seas cómodo, si no eres un invitado.
- Tampoco pedí estar aquí.
- Recoge al maldito animal, o sino van a llegar las mosca ¿bueno? Yo no era el que estaba apunto de mearme al verlo, eras tú. Yo sólo te hice un favor- su mirada y sus palabras eran penetrantes.

No quería seguir discutiendo, así que decidí llevar al difunto donde Miguel me había dicho, después de esto me iría de inmediato sin dar aviso a nadie.

- ¿Tienes bolsas?
- Hay papel. Busca debajo de los cojines del sofá- esta vez me lo dijo con la mirada hacia la mesa, estaba leyendo un libro.

Me dirigí hacia el único sofá que había, estaba estropeado, toda una chatarra inservible. No era quien para juzgar sus posesiones, así que busqué algo que me sirviera para tomar al cuerpo sin la necesidad de tocarlo directamente. Ya cuando saqué diario- si, no yo podía creer que existiera esto en el “infierno”- me fue hacia donde el guarén, y me asquee al verlo completamente reventado e irreconocible. No pude contener las arcadas del sólo asco que sentía- aun no salía olor de él, pero de imaginármelo me daba nauseas- Sentí una leve risa por parte del rubio, de seguro se mofaba de mi “delicadeza”, bien poco me importó en ese instante.

Y envolví casi con la punta de mis dedos al animal, les juró que sólo lo pude mirar de reojo.

Bajé por unas escaleras que parecían haber sido echas a la rápida, el cemento ni siquiera estaba esparcido proporcionalmente, y las barandas, Dios, no sujetarse en ellas parecía más seguro que tocarlas. Habían moscas por todos lados, y el ambiente caluroso me hacía sentir sucio. El departamento, digo, la habitación- porque al estar ahí no vi más que la puerta de salida- estaba ubicada en el tercer piso, así que descendí con cautela, puesto que vi a unos tipos reunidos, y no precisamente conversando… traficaban droga. Cuando los miré por casualidad de inmediato me dijeron: “Mira para otro lado, pendejo” así que procuré llevar la vista hacia el suelo durante todo mi trayecto.

Al llegar a la calle doblé de inmediato hacia el lado derecho, y me introduje al callejón. Los contenedores estaban repletos de basura, tanto, que llegaba a caerse. Dejé al guarén allí, entremedio de unas bolsas que expedían un olor podrido y me pregunté si aquel animal podía morir… ¿A dónde iría?

¿Al cielo de los guarenes?

Mm… es un poco estúpido, por no decir DEMASIADO.

De repente oí unas voces, detrás de uno de los tantos contenedores del lugar. Disimuladamente traté de visualizar lo que sucedía, y bueno, noté que una mujer y un hombre tenían sexo entre la mugre, así que me fui inmediatamente, especialmente cuando la mujer comenzó a gemir con fuerza. No me pregunten en que posición estaban, no me detuve a analizarlo.

Era un lugar desagradable.

Cuando pisé la vereda traté de pensar en qué podía hacer, mi objetivo era encontrar a Julián, pero… bajo esas condiciones se me hacía una misión imposible de cumplir. Necesitaba contactos, información, algún indicio de donde podría estar, era un lugar tan inmenso- una ciudad entera- que marearía a cualquiera con tantos carteles con palabras rojas y anaranjadas, mares de gente pasar, gritos, peleas, ebrios, drogadictos…

¿Qué hacía allí? Yo pensaba que no era bueno, ero tampoco me merecía tal infierno… bueno… nunca pensé que la frase se volvería tan literal.

“Si me quedo en esa habitación quizás me obliguen a hacer cosas que no quiero” pensé confundido.

Mejor me alejé de allí, hacia una dirección desconocida, y mientras más avanzaba, más deprimido me sentía.

- ¿A dónde crees que vas?-alguien me tomó del brazo con fuerza, como si en vez de manos fuesen pinzas.

Miré hacia atrás.

Era Miguel.

- ¿Mm? Responde- inquirió.
- Por favor, déjame ir- dije con el rostro más sincero que pude hacer- No quiero que me obliguen a hacer nada, por favor- la gente que pasaba nos empujaban al obstruir el paso, así que Miguel me jaló hasta el callejón, en donde la mujer seguía gimiendo desesperadamente.
- ¿Qué tanto tienes que hacer? ¿Ah?
- Tengo que buscar a… mi pareja.
- ¿Pareja?- frunció el ceño.
- Mi novio murió… en un accidente de bus hace 8 meses- agaché la mirada.
- ¿Y?
- Lo vine a buscar.

El me miró fijamente, de seguro pensó que era una estupidez, hasta yo lo creía de vez en cuando.

- Pero que estúpido eres- efectivamente pensó eso.
- Lo sé.
- No… no tienes idea de la imbecilidad que cometiste. ¿Te mataste por él? ¿Qué clase de idiota se suicida por esa razón? ¿Sabes en donde estás?- fue una pregunta retórica- No… no tienes idea. Esto no es un lugar de donde sales con dinero, aquí te quedarás eternamente ¿Me entiendes? Comerás basura, dormirás en el suelo húmedo y mohoso, trabajarás como un esclavo, serás presa de la intimidación de todos, la dignidad será sólo una palabra en el diccionario-dijo casi entre dientes, había odio en él- No tienes idea lo que es estar en el infierno, ver como tus amigos se venden sólo para que los putos oficiales no se los lleven, y los que se resisten, son torturados como al guarén que acabas de ver… aquí, amigo… no necesitarás estómago…
- ¡Si sé! ¡Si sé! ¡Soy un idiota!- me tapé el rostro- ¡Sé que lo que hice fue lo más estúpido que uno puede cometer!- me descubrí el rostro para que me entendiera lo que decía- Pero… es que… yo…lo echo mucho de menos.

Y se me quebró la voz.

Para ser sincero, no quería que él me viese flaquear, su rostro inexpresivo, y su actitud fría no me daba la confianza de expresar mis sentimientos realmente como lo eran… un llanto que desbordaba mi corazón acriminado desde el día que el falleció, así que tuve que apretar mi tristeza y retenerla un poco más, sólo un poco más.

- Quiero verlo- susurré- no me importa lo que debo hacer, lo que debo sufrir, no puedo seguir extrañándolo más…en…- tragué saliva- en un principio, yo…me decía “Vas a superarlo, lo vas a hacer. Todos los que pasan por esto terminan haciéndolo” pero pasaron los días, las semanas, los meses, y ya no aguanto más… te juro que… ya no aguanto más- quería abrazarlo para sentir alguna especie de consuelo, pero el seguía manteniendo su postura fría, esos ojos de hielo que no dejaban de helarme con su mirada.
- Bien difícil se te va hacer encontrarlo, el infierno está repleto- ese fue su comentario.
- Si, lo tengo claro…
- Puede ser hasta imposible.
- No…- murmuré- imposible jamás- sonreí- eso si que no.
- OK, no voy a contradecirte, si quieres cegarte en un sueño yo no te voy a detener, pero la posibilidad en que encuentres a ese sujeto, es igual que encontrar al Papa en tu barrio- hizo una pausa- Mira, no acostumbro a hacer esto, pero… como me diste lástima, creo que puedo intentar ayudarte, no será la gran cosa, yo también estoy ocupado, pero si puedo… no sé… veré si puedo conseguirte alguna información con algunos conocidos, aunque te lo advierto, necesitarás demasiada suerte como para hallarlo, así que ándate acostumbrado al estilo de vida que llevamos aquí, porque puede pasar mucho tiempo antes de saber algo de él.
- Tengo una foto- dije esperanzado.
- Ah, bueno… eso creo que podría acelerar las cosas- se rascó el cuello- Debes conseguirte un trabajo.
- Pero no quiero…
- Si, si, no quieres prostituirte, ya lo sé, no soy bestia- me interrumpió- veré si puedes trabajar en la construcción de los nuevos edificios, la paga es un moco, pero… sirve para entretener a las tripas por unos días.
- Gracias-sonreí- en serio, gracias, eres…
- Ya cállate y subamos-gruñó fastidiado- que esa tipa chillando me pone de nervios.

Y así fue como acepté vivir en aquel departamento de un solo ambiente, haciéndome la idea que tendría que pasar por muchos obstáculos antes de encontrar a Julián, si perder el valor para superarlos todos.





Notas finales: Muchas gracias a todos por leer, y gracias tambien por los comentarios (no me los esperaba) me hacen querer seguir con mucho mas ánimo!!!

Bueno, espero que les haya agradado, besos a todos!!!

Ah, y disculpen si tuve alguna falta en la narración ^^

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