Cap1: La llegada del ngel
La tierra siempre es visitada tanto por demonios como por ngeles, los cuales vienen a salvar la raza humana de todos lo males que cometen en su corta existencia, esa es la misin que le fue otorgada por su Dios, pero haban reglas para aquellos ngeles:
Nunca enamorarse de un ser humano, por eso el castigo sera cortar sus alas y se convertiran en simples almas o podra recibir un peor castigo.
Los dos ngeles que deberan bajar al mundo humano, miraban desde la puerta que separaba aquellos dos mundos totalmente diferentes, observaban como los demonios se apoderaban de los dbiles corazones de las personas y les hacan cometer graves pecados.
Por fin lleg el turno de bajar a la tierra. Las puertas se abren permitindoles el paso a esos dos seres inocentes, tan bellos…
-aqu es el momento de separarnos- mientras se despeda con una hermosa sonrisa-no te involucres demasiado recuerda las leyes shuichi-
-si lo se!- gritndole a distancia despidindose de su amigo y compaero de vigilancia- no te preocupes por mi hiroshi.
El mundo humano estaba plagado de seres demonacos, los cuales se mezclaban con las personas fcilmente, hacindoles difcil de distinguir incluso por los ngeles.
A shuichi le encantaba bajar a la tierra, era un mundo bello, pero cruel, tena hermosos paisajes y eso era lo que ms le atraa.
-suspirando- es una lastima solo venir para cuidar a las personas, prefiero los das libres- andaba tranquilamente por las calles, llamando la atencin de todos a su alrededor, la gente comn y corriente solo vea un hermoso Joven de cabellos rosados, con una mirada inocente e infantil, vestido con unas ropas simple de un blanco brillante.
Se detuvo en un callejn donde al final de el se hallaba un anciano recostado en unos cartones siendo tapado nicamente por una tela toda ennegrecida por el barro.
-disculpe- era un tono dulce, tan suave, tan bello- tome coma esto- de uno de sus bolsillos saca un panecillo el cual se lo ofrece amablemente.
-muchas gracias pequeo- agrego el anciano mientras coma con rapidez botando algunas migajas al piso- estaba delicioso, que haces aqu? Nuevamente nos vigilas?
Muchas personas casi siempre ancianos y nios, vean a los ngeles como tales, pero solo en menor cantidad.
-as es, es una lastima venir, y ver como empeora cada vez ms este mundo- cambiando su mirada, llenndose de una tristeza.
-te entiendo pequeo, aqu solo hay maldad… mira- sealando hacia la vereda de enfrente- aquel hombre…mejor dicho, aquel demonio, ha pasado miles de veces por aqu, no recuerdo con exactitud, que da lo vi con un grupo de muchachos asaltando una pareja, golpeando al tipo hasta dejarlo tirado en el suelo y a la muchacha….- bajando la mirada- bueno a ella no se que le paso, solo vi que se la llevaron, pero puedes creer que haban personas mirando, y nadie hizo nada por ayudarlos, fui yo quien se acerco, fui yo quien lo trajo hasta aqu y le limpie las heridas del rostro, fue aqu donde aquel muchacho lloro por su novia…deseo dejar luego este asqueroso mundo, por que no me llevas?- pregunto el anciano.
- disclpeme ese no es mi trabajo, yo solo vengo a vigilar, no puedo interferir con la vida de nadie, lo lamento mucho.
-vamos no pongas esa cara muchacho, mustrame aquella hermosa sonrisa, que siempre me da energa para seguir viviendo.
-seor…- lo vio a los ojos y solo pudo responder con una sonrisa a lo que le peda- tengo que seguir mi camino, maana vendr de nuevo, cudese.
Nuevamente caminaba entre la multitud, algunas miradas fras se posaban en el, sabia perfectamente de quienes eran, nunca haba sido atacado por un demonio, pero les tema.
Visito muchas personas que vivian en la calle, siempre entregndoles un panecillo, que sacado de su bolsillo, hablndoles un instante y siguiendo su camino.
La noche haba llegado, shuichi se encontraba en un parque observando el cielo estrellado sintiendo la brisa en su rostro, viendo de vez en cuando a parejas pasar por ah.
-es aburrido, estoy aburrido, por que siempre nos mandan a la tierra?- de pronto dejo de pensar algo le estaba molestando giro su rostor para ver lo que era pero nadie estaba cerca- debe haber sido mi imaginacin.
-imaginacin?- alguien se haba sentado a su lado y lo vea maliciosamente- acaso yo soy una simple imagen de tu imaginacin? An-ge-li-to?
-wuaaa- se haba sorprendido, era la primera vez que estaba tan cerca de un demonio- que quieres?-le repondio al rubio que tenia a su lado.
-vamos no te asuste, no te har nada malo, solo te vi tan aburrido que quise hacerte compaa-
- no necesito de tucompaa- mientras se levantaba
-vamos abngelito no seas FOME, yo tambien estoy aburrido y solo, porqur no platicamos un poco?
-que FOME, por que todos son iguales, con razon un amigo mio se deshizo de un angel-
-que?-
-claro no los supiste, tu antecesor, aquel angel era un testarudo, solo se burlaba de nostros, nos culpaba de todo, por eso le cortamos las alas, y ya no puede volver a su mundo.
-como pudieron, su rostro demostraba una notoria tristeza, pero mezclada con rabia-
-vaaaamos, crees que solo ese Dios suyo puede castigar, nosotros tambien somos poderosos, hacemos lo que nos plazca si queremos herir a un angel, lo hacemos, eso nos divierte mucho.
-son crueles- casi no podia contener las lagrimas que pedian salir y correr por sus mejillas-
-ustedes son los crueles- acercandose al pelirosa- ustedes nos culpan de todos los males que hay aqu, pero no es verdad mi bello angel- tomandole delicadamente su rostro- pero veo que tu eres diferente, me agradas, podria llegar a ser tu amigo-
-no eso no esta permitido-
-quien no lo permite? Aquel Dios que solo se encuentra sentado alla en su trono, obligando y enviando a todos sus ciervos, vamos no me hagas reir- dijo con un tono sarcastico,
-no hables ms de nuestro Dios, se preocupa de todos y todo-
-eso no es nada, con lo que ustedes estan obligados a hacer- lo miraba fijamente a los ojos, recorriendo el camino de las lagrimas, donde con uno de sus dedos recogio aquella gota y se lo llevo a sus labios- vamos bello angelito, tu cree que hacemos esto por gusto? Tu cree que nosotros llenamos todos los corazones de cada uno de estos intiles seres Con odio y maldad? Estas muy equivocado si piensas eso, las personas crean la maldad ellas misma, eso lo sabes, solo ayudamos que crezca la maldad.
-eso…- desvio la mirada, no sabia que responder-
Aquello era verdad, lo sabia bien auqneu dijera lo contrario, la gentenacia inocente, pero durante su desarrollo era donde creaban ellas la maldad, la cual creca con los aos o donde tambien desapareca.
-bueno me gutaria seguir con esta adorable conversacin, pero debo volver a mi dulce hogar- mostrandole una bella sonrisa.
-ah?- acababa de reaccionar- como eso de tu hogar?, no se supone que un demonio cuando sube a la tierra, no puede volver a bajar?
- estas nuevamente equivocado, uno puede subir y bajar las veces que quiera, no te habia dicho eso tu gran dios- nuevamente con tono sarcastico.
-no lo sabia…-
-bueno- mientras se alejaba del pelirosa- ya me voy, te vere otro dia, puedo preguntarte tu nombre?
-etto..Shuichi-dijo mientras bajaba la mirada-y tu?
-yo?..soy Eiri, mas conocido como el principe Yuki, hijo de Lucifer, el demonio mas poderoso, incluso mas poderoso que ese Dios tuyo.
-como? Que quien?, vamos es una broma verdad?-sorprendido con aquella revelacion.
-no, soy el principe Eiri, pero para ti mi bello Shuichi soy Yuki, simplemente Yuki.
continuara.
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