Rin y Len, siempre juntos, fueron los primeros en entrar a la habitación en la cual estaba internado Kaito.
Cuando entraron silenciosamente, se pararon alado de la cama de Kaito, y alado de unas maquinas que monitoreaban su pulso cardíaco, su respiración, etc.
«Pobre...» pensó Len «¿estará conciente?»
Se acercó más a Kaito, con cada paso vacilante. Pobre...
Su cara tenía varias cortadas, su cuello estaba sangrado, tenía una mano enyesada, y la espalda lesionada, sin contar los golpes en la cabeza, en los brazos, y en el pecho.
A los pocos minutos, Luka, Gakupo y Meiko entraron a la habitación, un tanto alterados y preocupados.
-¿Esta bien? - preguntó Meiko, empujando a Gakupo y Luka, que evitaban que ella lo viera. Cuando se abrió paso entre ellos, y miró a Kaito, palideció -Por... Porfavor díganme que esta vivo...
-Sí, sí lo esta, Meiko - aseguró Rin, tocándole el hombro a Meiko, tratando que se calmara -.Sólo esta inconciente, creo.
En eso, una enfermera entró a la habitación. Era como esas típicas enfermeras. Delgada, cabello corto, castaño, sonrisa agradable, traje blanco y un simpático gorrito en la cabeza.
-Buenas tardes - saludó la enfermera. Todos saludaron, no muy interesados en su prescencia. -¡Ah! Con que él era una de las víctimas.
Eso hizo que todos reaccionaran.
-¿Una de las víctimas? - preguntaron todos en unísono.
-Sí - afirmó la enfermera -.La otra víctima creo que se llama Hatsune Miku.
Todos abrieron los ojos como platos y palidecieron.
¿Miku? ¿Miku había sido una víctima?
-Y..Y... Ella esta bien,¿cierto? - preguntó Luka, mirando a la enfermera.
Está se encogió en hombros.
-La acaban de llevar a Urgencias. - dijo con toda naturalidad, como si no fuera gran cosa -. Dicen que empeoró.
Fué como si Kaito, en su inconciencia, hubiese escuchado eso, ya que su corazón comenzó a latir frenéticamente.
La enfermera se acercó, y cambió una bolsa con cedante que estaba conectada a Kaito. En cuanto el cedante llegó a Kaito, su corazón comenzó a latir regularmente.
La enfermera dijo que era mejor que salieran de la habitación, ya que la hora de visitas se había pasado.
Ellos obedecieron, y salieron de ahí. Una vez fuera, sin pensarlo siquiera, corrieron a la sala de Urgencias.
Cuando llegaron, miraron por una ventana, y aguzaron el oido para escuchar hasta el mínimo sonido posible.
Alrededor de una cama, habían varios doctores en batas verdes, atendiendo a un paciente. Al principio, se sintieron calmados, ya que no había ningún rastro de que ahí estuviera Miku, pero cuando los doctores hicieron un movimiento en el paciente, una mecha de cabello verde fue vista, y eso hizo que todos pusieran más atención.
Aguzando totalmente sus oídos, podían escuchar una maquina monitoriando algo que sonaba muy perezoso.
Cuando los doctores se movieron, el rostro de Miku fue visto. Estaba pálida como una hoja de máquina. Debajo de sus ojos, habían unas ojeras marcadas. Sus mejillas tenías cortadas, y tenían manchas de sangre.
Todos la miraron, aguantando las ganas de entrar corriendo a la habitación. Una lágrima cristalina recorrió la mejilla de Miku, y varios segundos después, la maquina dejó de hacer ese sonido perezoso, en su lugar, hizo un fuerte piteo que te lastimaba los oídos.
-¡¡¡Miku!!! - gritó Rin, con lágrimas en los ojos, pegándose sobre la ventana.
Los doctores comenzaron a hacer todo para que su corazón volviera a latir, pero era inútil. La palidez de Miku cada vez se hacía más, y su sedoso cabello perdía brillo.
Lágrimas brotaron de los ojos de todos, mientras esperaban ansiosamente afuera de la ventana, mirando como los doctores trabajaban inutilmente.
Después de una hora de tratar y tratar, se rindieron.
Ya habían pasado meses desde el accidente, y desde la pérdida de una amiga, o quizá amor, y aunque Kaito ya se hubiera recuperado, excepto por su mano rota, siempre estaba deprimido.
Siempre miraba por la ventana, como si esperara que Miku saliera de la nada, y lo abrazára o algo asi.
Mientras Kaito miraba por la ventana, como siempre, comenzó a llorar, y recargó su cabeza contra la ventana.
-Miku...- susurró, mientras las lágrimas caían de sus ojos como cascadas.
-Kaito - llamó Len, mientras se acercaba a él -,Kaito, todo esta bien... todo estará bien, ¿vale?
Len lo abrazó, mientras Kaito lloraba en su hombro. Normalmente, siempre solía consolar a Kaito con abrazos, pero, por alguna razón, Len sintió ese abrazo diferente...
Cerró fuertemente sus brazos alrededor de Kaito, mientras él hacía lo mismo. En ese momento, Len se sentía diferente. Ya no sentía ese abrazo como ''solo amigos'', sino, como un ''no quiero que dejes de abrazarme''. Y la verdad, no quería.
Len lo abrazó incluso más fuerte.
-Len... - susurró Kaito -,ya.. puedes soltarme... me estas.. asfixiando..
-Oh, perdón - se disculpó Len, mientras soltaba a Kaito.
Kaito se incorporó, mientras iba al refrigerador por algo de comer, y sacó una manzana.
-¡¡Kaito!! - gritó alegremente Rin, entrando a la habitación, corriendo hacia Kaito. Le dió un manotazo a Kaito, y la manzana cayó al piso -.Muy mal. Sabes que las manzanas no son buenas para ti - Kaito apenas iba a discutir eso, pero Rin lo interrumpió -,por eso, es mejor... - se paró de puntitas, y sacó un galón de nieve de chocolate -¡¡La nieve!!
-Rin... - comenzó Kaito.
-Calla - le ordenó, mientras le metía una cucharada de nieve en la boca.
Una vez que Kaito se pasó la nieve, le removió el galón a Rin, y la miró.
-Rin, llevó 4 meses y medio comiendo nieve - dijo él -,si sigo asi, pareceré una albondiga.
Rin bajó el rostro, un poco triste, pero después lo volvió a elevar, iluminado.
-Entonces... - dijo Rin, mientras tiraba a Kaito al piso, boca abajo. Se sentó sobre él -,quiero 5O lagartijas,
-¿Q..Qué? - preguntó Kaito, confundido.
-Ya la oíste, Kaito - intervino Len, con tono burlón - haslas antes de que saque el látigo. *Se refiere a Rin:D*
Rin elevó una mano, cerrada en puño, y como mamá discutiendo con tu hijo, comenzó a contar.
-Uno... - dijo, elevando un dedo. Kaito no se movió -Dos... - Kaito no hizo nada -Dos y medio - dijo,ahora con tono amargado y sombrió, Kaito rápidamente comenzó a hacer lagartijas y Rin comenzó a reír.
Len los miraba, y, aunque Kaito tratara de contenerlo, también comenzó a reír. Cuando Kaito llegó a las 5O, Rin se levantó, y se fue, dando brinquitos.
Kaito se sentó en el piso, y suspiró, mientras se le escapaba una que otra risa. Len se sentó alado de él, y le pasó un brazo por los hombros.
-No estoy deprimido, Len - dijo Kaito, asombrado de aquel movimiento de Len.
-Ya lo sé - contestó Len, totalmente natural.
Se quedaron callados, pero la verdad, era que Len se sentía cómodo.
A lo lejos, podía oír como Rin reía, tratando de animar a Meiko, que devez en cuando se deprimía.
«¿No se cansa mi hermana de tratar de animar a todos?» pensó Len.
Gakupo entró a la cocina silbando. Cuando miró a Len y a Kaito juntos, los miró un poco confundido.
-Pero que pegaditos - dijo, mientras se agachaba para recoger la manzana de Kaito, y la comenzó a comer -, ya hasta parecen novios -finalizó riendo, y salió de la cocina.
«Parecemos novios?» se preguntó Len, mientras se ruborizaba. Removió el brazo de los hombros de Kaito.
-Ja.. - dijo Kaito -,las cosas que se le ocurren a Gakupo...
-Ya sé - dijo Len, riendo nerviosamente.
«Las cosas que se le ocurren...» pensó Len, sonriéndole a Kaito.
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