-¿Uh? ¿Yo? – Pregunto mientras observo sorprendido y me señalo con el pulgar.
-¿Te diriges a mí?
-…
-¿Eh? Oh mi historia… esa historia, es tan difícil ahora recordarla.
Levanto mi rostro hacia el firmamento, es tan claro, como ahora lo es mi vida. Sonrío suavemente mientras me siento en uno de los bancos que adornan esa bella plaza.
-Te la contare.
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***FlashBack***
-Entonces… ¿eso es todo? –Pregunto después de haber escuchado aquellas palabras que nunca imagine escuchar. Giro mi rostro, solo un poco, solo lo necesario para apreciar tus facciones por última vez, para ver la expresión que mantienes aun después de decirme aquello, porque quisiera encontrar alguna expresión de arrepentimiento en tu rostro, en tu mirada…
¿Es lo único que me puedes decir?, después de todo este tiempo estando juntos… ¿eso es lo único que merezco escuchar de tus labios?, esos labios que alguna vez me besaron, o que pensé lo hacían, con tanta dulzura. No lo puedo creer, no lo quiero creer, es que ¿he sido un idiota todos estos años, creyendo todo aquello que decías?, ¿el amor que profesabas tenerme? Me giro ocultando las lágrimas que recorren mi rostro sin cesar, no quiero que veas mi sufrimiento, mi rostro afligido, porque aun después de destrozarme el corazón, el alma, no quiero que sientas culpabilidad. Después de esas dolorosas palabras, aun te amo.
Silencio.
Esa es la única respuesta que obtengo, un silencio incómodo que nos envuelve, que me envuelve, que no puede escapar porque al igual que nosotros, es apresado por estas cuatro paredes. ¿Cuándo es que el silencio se transformo en una tortura?, hace mucho tiempo ¿verdad?... nunca me di cuenta, nunca lo note. ¿O es que nunca quise notarlo? Nunca quise aceptar que lo nuestro no tenia futuro, que fue un error del destino conocerte, un error que nunca debió pasar, porque poco a poco, tus mentiras, si, tus mentiras, esas que yo inconscientemente evadía, me fueron destrozando, fueron destrozando la poca felicidad que había logrado obtener a lo largo de mi miserable vida, la poca que creí encontrar. Y es que el día en que te conocí pensé que podría olvidar todo aquel sufrimiento, y te convertí mi centro de gravedad, y aun después de lo que me acabas de decir, no me arrepiento. Porque así lo decidí.
Me dirijo hacia la puerta, siento el frio metal con las yemas de mis dedos y tiemblo, ¿es por frio metal? o tal vez por el esfuerzo que hago para controlar los sollozos que aun tratan de escapar desesperadamente de mí.
Quisiera volverme hacia ti, poder apreciarte, por lo que es seguro será la última vez, pero aun de espaldas puedo sentir la frialdad que desprendes. ¿Cómo pudiste cambiar de un día para otro?
No.
Esto ya lo venias arrastrando desde hace mucho. Ahora el dolor que nunca quise aceptar en su momento vuelve a mí con mayor fuerza. Me odio. Me odio por no haber sido capaz de salvar nuestra relación, te amo tanto que aun en esta situación soy incapaz de culparte. ¿Idiota?, ¿imbécil?, ¿estúpido? Si, lo soy.
Reacciono, abro lentamente la puerta y salgo sin decir nada mas, para dejarme abandonar de las fuerzas que tenía delante de ti, ahora lo único que hago es apoyar mi espalda sobre la puerta, ese pedazo de madera que nos separa, resbalar y llorar en silencio. Por ti, por mi, por lo que perdí.
Ese fue el último día en que supe algo de ti.
***Fin Flashback***
¿Fui yo el que fallo?, esa pregunta aun rondaba mi mente, mis pensamientos aun eran invadidos por tu persona. ¿Acaso ya no había tenido suficiente?, ¿acaso mi sufrimiento no había sido suficiente?, el de antes y el de después de conocerte, me preguntaba todas las mañanas observando el amanecer, desde aquel día, aquel día en que nuestros caminos se separaron, para que aun, después de todo ese tiempo, me costase olvidarte.
Aun recordada claramente tus palabras, esas dos únicas palabras, esas que destrozaran mi alma, aquel lluvioso día de Octubre, el día en que el cielo lloraba conmigo:
-Se terminó.
Tan simple como eso, esas dos simples palabras, para que todo se derrumbara delante de mis ojos. Es tan sencillo destruir lo que cuidas con tanto esmero, tal vez no me esforcé lo suficiente. Dibujaba una triste sonrisa en mi rostro, aun no podía culparte.
Es tan fácil lastimar a otros, o es que era tan fácil lastimarme. Aun no lo sé.
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-¿Pero sabes? Ahora, seis meses después, puedo decir esto con total seguridad: tal vez aquello fue lo mejor que nos pudo ocurrir, perdón, que me ocurrió, porque ahora lo tengo a él…
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-Vamos.
Siento como unos fuertes, pero cálidos brazos me envuelven. Me estremezco. Ni siquiera lo note acercarse, siempre ha sido tan sutil, me transmite un calor que tanto añoraba tiempo atrás desprenderse de ti. Me toma suavemente e intenta incorporarme, pero mis piernas aun son débiles, aun duele y no lo supero totalmente, aun así es paciente. A veces me pregunto porque es que sigue a mi lado, porque no se ha cansado de esta triste rutina que lo envuelve al estar conmigo. Porque es que siempre me regala una sonrisa aun cuando lo único que obtiene de mi son lágrimas, esas que son derramadas por otra persona, pero que ya estoy cansado de sentir ese tibio deslizar en mi rostro.
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-Ahora eso ya no tiene importancia, ¿verdad? – Observo el reflejo, en sus ojos, de los míos que ahora poseen un brillo especial.
-…
-He logrado salir de aquel hoyo tan profundo en el que caí el día en que le conocí, por eso ahora… con él a mi lado…
Me levanto y sonrío por última vez, despidiéndome; porque quizás esta también sea la última vez en que esta historia sea contada…
Porque quizás ahora este sea mi final feliz.