Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Viento tibio por karin_san

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes del Lost Canvas son propiedad de Shiori Teshirogi y Masami Kurumada.

Notas del capitulo:

Este fic lo escribí hace un tiempito y lo públique en otra página pero no me dejó del todo satisfecha. Esta es una versión más púlida que espero les guste. Spoiler hasta el cap 70 inclusive del Lost Canvas.

En cursiva es pasado y el presente corresponde al del capítulo 70 en que Shion ve una estrella salir del templo del patriarca y preocupado decide subir al salón del maestro. Al llegar al cuarto templo se encuentra con un herido Manigoldo quien lo saluda y entrega el casco del patriarca para que se lo de a su maestro y luego se evapora ante un afligido Shion. Me encanta este capítulo porque pese a que no hay escenas de ellos juntos sumándolo a otros ligeros detalles se puede ver que ambos eran cercanos.

Una estrella salió del templo del patriarca, un mal presentimiento se instaló capa a capa en su pecho. Apresuró sus pasos.  Un viento tibio sacudió sus hebras doradas, también el viento era tibio aquella noche, recordó...

 

***

 

Había esperado esas dos palabras especiales el día entero. Comprendió que quizás el entrenamiento matutino no era un buen momento, que decirlo frente a Aldebarán en la tarde solo hubiese garantizado un día no tranquilo y eso no era lo que buscaba. Deseaba oír esas dos palabras en un silencio de luna, que brotaran de sus labios -sólo de sus labios- bajo el manto de luciérnagas  de la noche y antecedieran a la dulce humedad de un cálido beso. Ahora, en la soledad de las afueras del octavo templo, bajo ese cielo estrellado de ensueño y el sopor de sus labios solo restaba que llegaran, ansiaba que llegaran, pero no lo hacían, el tiempo pasaba, el beso se profundizaba, las caricias abrían brechas en las conjunciones de su armadura, pero las palabras... no llegaban.

 

-¡Listo Dhoko!- la estruendosa llegada del discípulo de Libra los obligó a apartarse bruscamente.

 

El guardián del octavo templo se acercó a Tenma sonriente, revolvió la castaña cabellera de su pupilo con ánimo. Una punzada de irritación anidó en su pecho. Molesto los observó hablar de asuntos triviales "¿cómo si no lo hubiesen hecho toda la semana?" pensó apretando los dientes. Particularmente esa semana Tenma acaparó la atención de Dhoko más de lo usual, que de por sí era mucho, reflexionó el ariano mientras su rostro se tensaba reflejando unívocamente el irritado estado de su alma.

 

-Es tarde, será mejor que regrese a mi templo y descanse. Que tengan una buena noche- pronunció altivo, enmascarando la ironía en una despedida de tono falsamente cortes e indiferente.

 

- ¡Tu también!

 

- ¡Que descanse bien, señor  Shion!

 

El rostro del ariano pasó de la sorpresa a la rabia en un instante, Dhoko ni siquiera intentó detenerlo, no le dijo que lo aguardara, no le pidió a Tenma que se fuera. La esperanza de oír esas dos palabras se evaporó tan rápido como se gestaba en su garganta un espeso y calcinante nudo de dolor, bronca, frustración... tantos sentimientos turbios que sólo pudo atinar a esbozar una amarga sonrisa antes de comenzar a descender veloz las infinitas escalinatas del santuario. Nunca deseó tanto que el cosmos de Atena no reprimiera su capacidad de desvanecer y evanescer donde quisiera, deseó como nunca estar ausente del mundo o lejos... muy lejos, quería nuevamente estar  bajo el calor de sus sábanas, en su vieja habitación, en su antigua torre... bien lejos  de todo y todos, sobretodo de él.

 

Afortunadamente, Virgo meditaba y su conciencia estaba lo suficientemente ajena a ese espacio, incluso quizás a ese tiempo, como para sentir sus pasos atravesar apresurados su templo. Afortunadamente, Leo se hallaba desierto. Pero, desafortunadamente, Cáncer no. Para peor, recordó de pronto, a ese santo le tocaba hacer guardia esa noche. Se detuvo un segundo para calmar su agitación, para aquietar su molestia. No tenia una relación estrecha con Manigoldo, pero, lamentablemente, si lo conocía bien. Varios viajes de este a Jamir años atrás dejaron un retrato bastante negativo de su persona, retrato que solo acabó por corroborar años después, cuando llegó al santuario para convertirse en el guardián del primer templo.

 

Cáncer sólo era un joven irreverente, intempestivo e inmaduro que gozaba mortificando a todos con su sarcasmo. De pronto, recordó una de sus tontas bromas pesadas, un día como ese, años atrás, cuando debió pasar la celebración de sus 12 años con un ojo morado y un brazo roto solo porque ese tipo no tenía idea de lo que era la mesura y convirtió sin reparos un simple juego en un combate real. Sacudió su cabeza. Estaba demasiado enojado como para seguir echando leña a su cólera, si Manigoldo hacia una sola de sus insinuaciones sobre el inusitado interés de Dhoko en Tenma simplemente estallaría y... no le importaría, quizás eso fuera lo mejor, ansiaba estallar, sangrar, sentir dolor. Si Manigoldo buscaba herirlo no se dejaría amedrentar ¡no! él no dudaría en demostrarle lo temerario que puede ser un santo de Aries cuando lo provocan.

 

El cuarto templo estaba desierto. Una sensación de desilusión se apodero nuevamente de su cuerpo. Realmente había ansiado gritar, pelear, estallar. Frustrado descendió. En el silencio de Géminis le pareció sentir una intensa mirada clavada en su nuca, sin embargo, Aspros no se mostró. En Tauro, su guardián parecía dormir profundamente.  

 

Faltaba poco. Respiró quebradamente.

 

Finalmente, llegó a su templo. En el medio del salón su tenso cuerpo se relajo, sus labios pudieron temblar. Fregó sus nublados ojos y se acercó a su dorada caja de Pandora, desmanteló pieza a pieza la armadura que revestía su cuerpo. Suspiró ahogado, abatido.  De pronto una brisa tibia se coló en su templo y agitó sus hebras doradas, entonces lo notó, una mirada fija en su cuello, intensa. Pero a diferencia de la que había sentido en el tercer templo, el dueño de esta no se molestaba en ocultarse en las sombras de su recinto.

 

- ¿Parece qué recordaste que tienes un templo que proteger?

 

-No soy yo quien debe montar guardia esta noche- se defendió irritado por la penetrante mirada que le dedicaba el cuarto guardián- ¿Qué haces en mi templo, Manigoldo?

 

-Tú lo dijiste, estoy haciendo guardia y si alguien atacara... lo más evidente es que vendría aquí primero ¿no te parece?- esbozó una sonrisa de satisfacción sabiendo que Shion no tendría como rebatir su atinado comentario.

 

-Ya estoy aquí, puedes vigilar tu propio templo, ten por seguro que nadie cruza este templo sin que lo sepa.

 

- ¿Seguro? No me hagas reír, Shion ¿Cuánto tardaste en notar mi presencia?

 

El ariano abrió su boca para hablar pero las palabras no acudieron a defenderlo.

 

-Pude ver placidamente como te quitabas la armadura... pieza a pieza- articuló mientras se acercaba a él- incluso como te secabas las lagrimas... idiota-susurró delineando con su pulgar los  humedecidos parpados, tomando su mentón para mirarlo fijamente con esos ojos indescifrables- dime que se siente... ser el segundo-pronunció despacio...  hiriente.

 

El golpe seco de un puño lo empujó de pronto hacia atrás, lo hizo chocar contra una de las columnas del primer templo. Manigoldo se levantó entusiasmado, gozando con la situación, provocándolo con su sonrisa burlona.

 

-No estoy de humor para tolerarte, Cáncer. Sal de mi templo- soltó imperativo.

 

Manigoldo escupió una carcajada como respuesta mientras se cruzaba de brazos y recostaba en la columna

 

-Y si no quiero ¿Qué?- lo desafió con su siempre descarada insolencia.

 

La adrenalina subió por la espina del ariano, quizás después de todo si pudiera deshacerse de esa rabia, descargarla, olvidarla por un momento. Se aproximó al cuarto guardián dispuesto a darle lo que buscaba, si ansiaba pelear, el le daría una pelea que no olvidaría. Aceptó su desafío con la mirada que no cedió a apartarse de las pupilas azules, luego lanzó un feroz puño contra su rostro, pero el  mayor fue más rápido y lo detuvo, molesto Shion  iba a invocar su cosmos cuando...

 

-Feliz cumpleaños, Shion.

 

Su puño se aflojó entre los dedos del mayor,, sus ojos se ensancharon, pudo sentir las manos de Manigoldo abrir su mano, algo frío rozar su palma.

 

-La ultima vez que estuve en Jamir me quede en tu cuarto, lo encontré tirado, pensé que lo olvidaste, recuerdo que de niño siempre andabas con esa cosa- resopló desinteresado mientras liberaba la mano del primer guardián y se recostaba fingiendo indiferencia sobre la columna, apoyando la cabeza sobre sus brazos cruzados detrás de su nuca.

 

Shion extendió su mano, bajó la vista sorprendido hacia la pequeña cadenita de bronce que yacía en su palma. La observó atónito, la única prueba de que alguna vez tuvo una familia.

 

-Pensé que la había perdido- murmuró apenado.

 

-Bah... estaba bajo un mueble nomás- se limitó a articular incomodo el santo de Cáncer.

 

El rubio redujo conmovido la distancia. Acarició su mejilla y susurró un ligero "gracias" en su oído. Luego ya no quiso apartarse, hundió su cara en el cuello del mayor y lo abrazó apaciblemente por la cintura. Manigoldo se mantuvo desconcertado un momento, luego, llevó inseguro su mano a la cabellera dorada y comenzó a peinar tiernamente los suaves cabellos. Su corazón latía agitado, Shion sentía sus convulsivos latidos con facilidad... le gustaba. Disfrutaba el rítmico sonido que palpitaba en su yugular, de las sencillas caricias que el mayor destinaba a su espalda. Aturdido el rubio dejó un pequeño beso en el calido cuello, pudo sentir cada poro de esa piel estremecerse. Quiso más. Volvió a probar con sus labios esa piel salada y sensible a su tacto, su corazón también latía excitado. Probó uno más, un beso mucho más profundo, como si sus labios fueran los dos colmillos hambrientos de una fiera cerrándose sobre su presa. Un ligero gemido de Manigoldo le advirtió que estaba cruzando los límites, sintió como el cuerpo del mayor se ponía rígido, como se precipitaba su respiración. Se acomodó aun mas sobre su hombro mientras su mano ascendía en una atenta caricia hacia la cabeza y retiraba con delicadeza el agresivo casco de la armadura del cangrejo. El sonido del metal rebotando contra el suelo pareció despertar la conciencia del cuarto guardián. De repente, Shion se vio atrapado entre la columna y el encendido cuerpo de Cáncer.

 

- ¿Qué estas buscando?- inquirió molesto Manigoldo a la vez que fijaba su vista en la tierna mirada almendrada.

 

Shion hurgó en su mente pero no encontró respuesta a esa pregunta, finalmente, dejó a su cuerpo responder. Acarició la mejilla del mayor y se deleitó viendo lo nervioso, excitado... desencajado de su rostro. Aprovechó el desconcierto del cuarto guardián para rozar sus delgados labios en un efímero beso que el otro terminó con brusquedad sujetando su mentón. Cáncer lo observó curioso, buscó hasta hallar la respuesta en la tibia mirada. No tardó en arrojarse hambriento a la captura de esa boca anhelada por años. Sus labios y sus lenguas se encontraron ansiosos, insensatos, apresurados. Las manos del cuarto guardián trazaron senderos tantas veces imaginados sobre la piel nacarada, se adentraron entre sus ropas. Una caricia intima resbalo por la tersa hombría del menor, sus dedos traviesos se enredaron atrevidos en su entrepierna. Shion gimió el fuego de su signo sobre los labios húmedos del italiano, se sintió desesperar bajo la presión de la mano de Cáncer sobre su rígido  miembro. Movió su cabeza en busca de la boca que no le correspondía, sintió la frente de Manigoldo sobre la suya, sus ojos claros detallar cada uno de sus gestos, no había lujuria en ellos, sino más bien devoción. Una oleada de satisfacción sacudió con fuerza su cuerpo, ya no tenía control ni sobre sus músculos ni sobre su respiración, sus latidos estallaban a su antojo en su pecho. Un vació en el estomago, un calor calcinante, su mirada aturdida reflejada en sus ojos, placer. Apretó sus parpados, mordió sus labios, se arqueó fuera de si. Un ardor insoportable, un gemido irreprimible, paz.

 

Su deseo, confusión y desesperación cayó como rocío caliente entre los dedos de su amante. Al fin relajado pudo distender su cuerpo sobre el mármol en que apoyaba su espalda. Suspiró una vez más ante el último roce de la mano que abandonó el tacto de su cuerpo. Una sensación de vértigo lo invadió conforme la conciencia apresaba uno a uno nuevamente a cada uno de sus sentidos. Apretó aun mas fuerte sus parpados, como si el simple gesto pudiese desaparecer la realidad. El pulgar ungido de su esencia que delineo su labio inferior fue la prueba de lo estúpido del gesto. Abrió apenado sus ojos, observó al italiano mirar con agudeza los labios que manchaba y finalmente lamia. Deseó decir no y respondió al beso, deseó apartarlo con su mano y enredó sus brazos en su cuello, deseó decir su nombre y dijo Dhoko. Extenuado desvaneció sobre los brazos de su amante.

 

Cáncer no objetó. Llevó sus labios al delgado y terso cuello. Estrechó aun más la cintura entre sus brazos para luego alzarlo y llevarlo a su cuarto. Los latidos de Manigoldo ahora eran lentos y seguros: cálidos. Eran el  tibio sopor que abrasaban el sueño y la culpable conciencia del menor...

 

Gimió. El dulce beso buscaba intensificarse. Respondió con la buscada intensidad.

 

-Feliz cumpleaños, Shion.

 

Se apartó sobresaltado, sacudió su cabeza, miró hacía todos lados. Ese era su cuarto, esa su cama, el hombro frente a é... Dhoko.

 

-No quise asustarte, pero te fuiste antes de que lo terminara de preparar... la sorpresa-ante el desconcierto del ariano el castaño abrió una pequeña bolsita de cuero- extiende tu mano-Shion seguía pasmado por lo que él mismo tomó entre las sus los delgados dedos del rubio y los extendió. Luego dejó caer decenas de piedritas de todos colores y formas sobre la rígida palma- algunas fueron muy difíciles de conseguir, suerte que Tenma se ofreció a ayudarme. La que más costo fue el topacio, tiene una pequeña rajadura, pero es la única que conseguí ¿recuerdas que una vez hablamos de que cada una tiene un significado? Ahora tienes una para la suerte, otra para la alegría, otra para el amor...-murmuró con ternura el castaño mientras atrapaba el pálido  rostro y depositaba un tierno beso sobre los aturdidos labios

 

-Dhoko...

 

- Quería darte algo especial ¡mira! esta te protegerá cuando comience la guerra porque...

 

- Dhoko ¿vos me  trajiste a mi cuarto?

 

-Eh...

 

Shion notó el desconcierto del santo de libra. Confundido recorrió con sus dedos las piedras "un sueño, fue un sueño" se repitió buscando que la opresión de su pecho desapareciera.

 

- ¡La encontraste!

 

- ¿Qué?

 

- Te dije que seguro la habías perdido en tu templo- murmuró el santo de Libra acariciando la cadenita de bronce que colgaba del cuello de su pareja- debes estar feliz- suspiró al roce de sus labios.

 

DÍAS DESPU…S

 

¿Feliz? ¿Cómo ser feliz? ¿Cómo lo miraria? ¿Qué le diría? Respiró hondamente al verlo subir las escalinatas a su recinto ¿qué decir? Manigoldo se detuvo sorprendido al encontrarlo tan rígido en la entrada del primer templo. Shion movió sus labios pero de nuevo no encontró las palabras adecuadas. Cáncer rió divertido con la situación.

 

- Corre un viento tibio, lloverá.

 

-Si.

 

Un silencio incomodo. Una nebulosa de pensamientos enredados. Confusión.

 

- Esta bien así- profirió moviendo los hombros en señal de indiferencia.

 

-Manigoldo, lo que pasó... yo pensaba que...

 

Los ojos azules brillaron divertidos, su mueca de alegría se acentuó. Se encaminó hacía un dubitativo Shion a la vez que retiraba su casco, estiró su mano libre hacía el turbado rostro, rozó la sonrojada  mejilla, rodeó su  cuello, lo atrajo hacía él.

 

 Se acercó a su oído, murmuró algo.

 

 Le sonrió débilmente al apartarse.

 

 Se marchó.

 

***

 

El mal presentimiento se intensificó al acercarse a la entrada del cuarto templo, se sobresaltó al encontrarse con su guardián.

 

-Manigoldo, vos...

 

Un alma que se evapora bajo una noche de luciérnagas. Un silencio que quema. Un viento tibio que arrastra palabras lejanas...

 

"Ser el segundo... no se siente tan mal... no  si se trata de vos, idiota"

Notas finales: Grax por leer!!!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).