Con grandes esperanzas en el futuro partió sin decirle nada a nadie, contemplo por última vez aquellos muros que se alzaban majestuosos y omnipotentes, en realidad habían pasado muchas cosas para que decidiera tomar esa iniciativa, aun así no encontró absolutamente ningún motivo por el cual quedarse, sus ojos verdes se cerraron con fuerza al tiempo en que intentaba reprimir una lagrima, sintió sus parpados mojados y supo que era inútil.
Todo el dolor de su corazón no podía ser reprimido solo con el deseo, sus acompañantes lo observaron, pero no argumentaron nada, en su interior cada uno de aquellos jóvenes deseaba mudamente el poder consolar aquel chico que siendo de su edad cargaba tantas responsabilidades sobre su espalda, el ser el príncipe Mazoku era una gran responsabilidad, y demasiados deberes para alguien tan joven, porque aun cuando el cumpliera ya 82 años de vida era joven, sus experiencias eran mínimas y su corazón solo había conocido un tipo de amor, el mas puro, el que se da sin restricciones o egoísmos, el que no espera ser correspondido, el que se basta solo para llenar un gran vacío entre dos personas. Ese era el amor que el joven Von Bielefeld le había ofrecido al Moau.
Sin más preámbulos espoleo el caballo. El hermoso corcel blanco comenzó su marcha.
Hay veces que cuando cierro los ojos puedo verte sonreír
Hay veces que cuando aprieto mis palmas puedo sentir tu calor
Hay veces que cuando lloro puedo sentir tus manos calmar mi dolor
Hay veces que cuando duermo percibo tu olor
Pero hay también veces que cuando te siento cerca el frio es mayor
Tus ojos me hablan del amor y tus acciones del perdón
Tu sonrisa de la bondad y tus palabras del candor
Y con ello vivo día con día
Añorando aquello que no llega
Deseando lo que jamás tendré. Alimentando esperanzas.
Ocultando penas. Secando lágrimas
Y penando compasión
Quimeras voladoras
Dueñas inequívocas de ilusiones pasajeras
Luz de vida. Sombra de muerte
Recuerdos olvidados
Silencios eternos
Caminos sin senderos
Futuro sin ilusión
Eso es la vida sin amor
Con cuantos años. Con cuanto tiempo
Se escribe una tragedia o una comedia
Desearía volar, tocar el cielo
Traerte una estrella y contemplar su luz
Quiero vivir, quiero cantar
Pero en cada nota la melodía se extingue
Como la vida y el amor
Hasta llegar a un punto donde la última nota
Se queda muda.
Aun conservo entre mis memorias
Aquellas cosas que me servirán para continuar
Pensamientos erráticos cruzan mi mente
Colores y sonidos, todos ellos sin forma
Conduciéndome a un solo ideal
Construyendo castillos en el aire
Convirtiendo nos en amantes
Deseando que esta noche se haga eterna
Escondernos del mundo
Olvidarnos de todo
Olvidarnos de todo….
Consentir un sueño eterno
Y perderme en mi ensoñación
Conjurarte hasta el ultimo latido de mi corazón
Amarte incluso después de espirar
- Su excelencia ya llegamos… - la burda voz de uno de su escolta lo saco de aquellas exiguos pensamientos
- Esta es la última vez que veré la luna… - dijo para si dejando anonadados a sus acompañantes - aunque sin duda alguna estoy seguro y quiero creer firmemente no lo sea para mis tierras…
- Mi lord… - los jóvenes lo miraron con adoración, de esa que solo puede representar un imposible, un amor platónico.
- Andando… - el príncipe mazoku espoleo sus caballo la casa principal de los Von Bielefeld ya se distinguía en la distancia
Los caballos apresaron la marcha no había tiempo que perder. Shin Makoku despertaba temprano y el alba ya comenzaba a clarear, cuanto más tendrían como dos horas antes del que el Maou buscara a su excelencia, tres como máximo para que reclama verlo y tres y media en entrar en pánico por su perdida. O al menos eso es lo que creían, porque era imposible que hubiese alguien en todo el reino que no estuviera prendado de Lord Von Bielefeld Wólfram.
Los amplios jardines de la residencia de los Von Bielefeld eran todo un cuadro, dignos y hermosos, pero para el príncipe solo eran unos de tantos que había visto. Desmonto al vuelo y entro a toda prisa a la casona, su tío lo esperaba en el vestíbulo. De solo mirarse no fueron necesarias las palabras, el más joven de los rubios hizo una reverencia y se retiro escaleras arriba, solo tardo quince minutos, sus presurosos pasos se escucharon en la escalera, de ella bajaba un rubio con el cabello perfectamente bien arreglado, el traje de un conde, y muy a su pesar la espada insignia de su familia y apellido.
- Me voy… - dijo sin mirar a su pariente
- Así nada mas…. - pregunto dolido el hombre mayor
- Que quieres que te diga… - contesto mordaz – hace dos meses yo vine aquí, no, a ti en busca de consuelo y lo único que recibí fue esto…. – su tono era dolido, sus manos señalaron sus ropas - Y vuelvo a preguntar ¿Qué más quieres que te diga?
- Supongo que nada… - un silencio se instalo – que tengas buen viaje….
- Eso es algo que ni yo garantizo…
- Se que será difícil pero confió…
- Confiar… esa es una palabra nueva para usted Lord Waltorana…
- Wólfram antes de irte quiero que entiendas que todo lo que hago es por tu bien… yo no solo soy un pariente mas…. Yo te eduque… te enseñe todo lo que sabes y…
- Y también me consideraste la forma más rápida de llegar al trono…
Continuara…..