Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una Noche de Copas por paty-san

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Es un pequeño One-shot, inspirado creo que en un 80 % en la canción Noche de Copas, aunque he de admitir que esta cosa, no le hace ni gloría ni nada a la canción. Pensé en miles de formas para darle forma al One-shot, sin embargo, está fue la única que pude moldear con un poco de soltura. Bueno, para las fans de Sleep Pair... Aunque sigo sin entender como algo así, sirve para afianzar y ser garante fiel de la Sleep, será por .... Los amo, los haho sufrir?

--------------

 

Levanto mi rostro sabiendo que el momento ha llegado, a la par que unos cuantos mechones cubren parte de él, opacando mi resignado y triste mirar. El reloj marca las ocho, sacándome así de aquel letargo en el que me había imbuido, avisándome macabramente con su maldita melodía que el perderte es ya inevitable.  Ore-sama había pecado y ahora este infiel caballero, dispuesto estaba acercarse al patíbulo con fortaleza para afrontar su cruel sentencia.

 

Titubeo unos segundos, pensando tal vez en callar, en guardar silencio y así tragarme mi infidelidad.  Total, fue tan sólo una noche loca, una infame noche de copas, en la que mis labios se deslizaron con infamia y sorna sobre otros. Besaba otros besos, con frenesí y desesperación, pero todos me eran tan ajenos. Busqué en sus besos ahogar tu recuerdo, mientras añoraba con locura poder reconocer en los suyos, los tuyos, pero ¡oh Señor! Que contradicción más estúpida.  Y así, olvidé tu boca, abandoné tu cuerpo, tu dulce sabor se me evaporó y con él se me borró tu peculiar manera de besar, con la que podías llevarme al cielo, para luego con miseria arrastrarme al mismo infierno, cada que decidías parar.  Sin embargo,  Ore-Sama ya había empezado y como todo hombre debía acabar, no había forma de echar para atrás, sin importarle que su historia así fuera a terminar. De tal forma, continué, decidí seguir ya sin pensar, sin lamentar, había empezado un juego y ya solo me restaba hallar su final. Y mientras mi pecado se hacía cada vez más certero, más lujurioso, pasional, rítmico y acompasado,    rogaba al cielo para que no quedara marca de sus impúdicos dedos en mi piel, pues tus huellas no podían ser borradas. Maldita sea la forma que tuve para descubrirlo. Así, maché tu imagen, me perdí yo sólo, con otros brazos, con otro cuerpo fui a dar y en otros besos te quise hallar;  y sin más, con impías caricias, la noche empezó y al poco tiempo acabó.

 

Tomo con mis frías manos el celular, cierro mis ojos mientras con estúpida gallardía marco su número. Escucho el repicar del teléfono y siento como la agonía me carcome. Por vez primera quiero correr, olvidar y callar, sin embargo, no puedo. El daño estaba hecho y ahora tú lo ibas a pagar.

 

-A … Atobe, eres tú?- Me dice una somnolienta voz al otro lado de la bocina y maldigo a todos los dioses, sin dejar escapar alguno por esto, pues serás tú quién pague por mi infidelidad y sin más, mis lágrimas comienzan a bajar.

 

-Jiroh, necesitamos hablar- Me siento miserable, ruin y sucio y antes de que puedas decirme algo más, prosigo.

-Déjame hablar, escúchame hasta el final- Sueno frío, distante, ido.

-Después podrás decirme lo que quieras- Y mi voz finalmente, se quiebra, se rompe, quiero gritar, llorar cual niño pequeño, quiero golpearme, pero no, debo continuar. Atobe Keigo nunca hecha reversa, nunca se retracta, siempre se asume y asume, sin importar consecuencias, he ahí su grandeza. Por su parte él, tan solo me escucha y puedo sentir el miedo en su respirar.

-A ... Atobe- Me dices triste, con miedo, puedo sentirlo, su voz es angustia pura y me pone mal, termina de destrozarme.

-Déjame hablar-  Grito desde el otro lado, golpeando fuerte la base de mi escritorio, y así todo mi autocontrol se desvanece, mientras llevo mi mano libre a mi rostro, tratando de controlarme a sabiendas que en ese instante el significado de esa palabra ha sido borrado. Siento su lastimero suspiro y me maldigo esta vez yo, pues salí a tentar e intempestivamente fui tentado por un ingenuo y pícaro mirar.

-Seré breve- Le digo una vez más.

–Aquella noche que saliste de mi casa …   enojado   … dejándome solo en mi cama, con las ganas de tenerte en mis brazos tras haber aceptado la vulgar propuesta de Oshitari …     salí .... - Y mientras mis palabras se suceden, inminentemente me he condenado.

-Fue una noche de copas, una noche loca, besé otros labios, olvidé tu boca, maché tu imagen, me perdí yo solo y esta es la historia- Sin darme cuenta me encuentro sollozando. Ahora, Atobe Keigo, el gran Ore-Sama llora con mudez su traición y su voz lejana, cortada y sin vida se pierde para dar lugar al llanto del único ser al que pudo amar, Jiroh Akutagawa. De tal forma, mientras yo lloro en silencio, dejando tan solo plausibles sollozos, mi pequeño dormilón llora sin piedad alguna. Mi infidelidad le daña, mi infidelidad me daña, nos mata. 

 

Mis ojos comienzan a cerrarse amargamente y su llanto es el único testigo fehaciente de mi vil traición. Deseo que me hable, que me diga que me odia, sin embargo, le conozco tan bien que sé, es algo que nunca va a pasar. Así que sin más continúo, soy yo quién debe hablar. Siempre yo, siempre soy yo.

 

-No te pido perdón, no te pido que te calles para que luego me la guardes, no te pido fe, es imposible mirar al pasado y dejarlo pasar, no te pido que olvides y empecemos de cero, pues esa noche yo sé que hice mal- y sin miedo esta vez, por fin le lloro, aunque ya no me sirva de nada, quiero que lo sepa, que tenga presente que pago con lágrimas, dolor y zozobra mi error, quiero que tenga claro que me equivoqué y lo sé. Ahora estoy resignado a perderle, pues no puedo retenerle después de mi cruel perfidia.

 

Su silencio me es  devastador, me ata y de a poco me mata y sin entender el por qué, mi verborrea verbal aparece de nuevo.

-No te pido perdón pues tuve motivos, yo estaba lejos y tú tan mal y a pesar de que nunca te había engañado, esa noche amor mío no pude más y aunque siempre supe que fue una torpeza, el daño ya está; sólo recuerda que siempre te quise y siempre te voy amar, aunque no sirva ya- Y así mis lágrimas poco a poco van cediendo, mientras mis ojos se tornan rojizos, mi alma se siente débil y vilmente me siento aliviado. Confesé mi pecado y me suicide, no sin antes matar a mi amante.

 

Los minutos pasan, el silencio se hace presente, solo hay ahogados gemidos y desconcierto total. Mi respiración poco a poco se compone, se va haciendo lenta. Mis parpados empiezan a pesar,  mientras ya solo quedan ahogados  suspiros por parte de mi lirón preferido.

 

A pasado  media hora desde mi última palabra, sin embargo, permanezco impasible en mi aterciopelado asiento, apoyado sobre la madera de mi escritorio con el móvil en mano. Y tengo la extraña sensación de que el mundo se me vino abajo, el tiempo se detuvo y mi alma fue extirpada, pues no siento. Solo me resta querer escuchar su voz, quiero escucharle, escucharle decir que me odia, quiero escucharle ya sea reprochándome, maldiciéndome, preguntándome ¿Por qué?, solo quiero escucharlo, necesito que su voz golpee fuerte mis oídos, me cale el alma, quiero quedarme por lo menos con ese recuerdo.

-A … Atobe- Cierro mis ojos al escucharle y tomo fuerza para lo que según yo, será mi sentencia.

-Yo …. Yo … - Ahoga de nuevo su llanto y puedo imaginarlo llevando su mano a la boca para detener su llanto.

- Yo … Quiero que ...  me escuches- Aprieto mis ojos, sin embargo, tan pronto guarda silencio, los abro abruptamente, hay desconcierto en mi rostro. Ese tono de voz, esas palabras ya las escuché, ya las sentí y de pronto le escucho nuevamente.

-Yo también- Me dice

-Eh?- Pregunto rápidamente sin entender, me siento perdido, ¿Qué está pasando?, se supone que debería decirme que me odia, sin embargo …

-Debía vengarme- Trago fuerte, abro desconcertado mis ojos. No entiendo, me siento fuera de lugar y de nuevo me pregunto ¿Qué está pasando?.

-También fue una noche de copas, una noche loca, también besé otros labios y olvidé tu boca, también manché tu imagen, me perdí yo solo y está es mi historia- me dice.

-A … Atobe …- Escucho decirle mientras mi móvil rebota sobre la alfombra roja del marmolado piso de mi suntuosa y ahora macabra habitación.




 

Notas finales:

u.ú 

Comentarios y todo lo que deseen pueden hacermelo saber


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).