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Without Tears. por Kyokawiichan

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Notas del capitulo:

Ok! so...

Mi primer oneshot original XDu ni tan original (?)

En fen, disfruten o lo que sea o.o y espero que le den una oportunidad a esta cosita corta y que espero que (de la mas hermosa manera) en ella puedan sentirse identificadas (y encontrar calma en el final tal ves).

Para que se ubiquen un poco xDu Se trata, obviamente, de un humano (que cuenta la historia) y un demonio. Donde lo más difícil de enfrentar quizás es el tiempo, pues en el mundo humano éste corre mas lento (de ahi todos los traumas de mi chiquito perturbado XD)

¿Alguna vez has llorado sin lágrimas? Creo que no hay llanto más desolador ni desesperante que aquel en el que solo sollozas, porque ya no te quedan más fluidos que derramar. Quizás porque ya lloraste demasiado en silencio, y todo lo que te queda es desgarrar tu garganta con los gemidos y los gritos que no liberaste.

¿De que servía hacerlo antes? Si nadie te iba a escuchar.

Pero, ¿de qué sirve llorar? Si nadie limpia tus lágrimas con cariño.

Y no sirve intentar calmarse, porque más te agitas. Más es la angustia que te hace su víctima si intentas por un segundo detener tu respiración revoltosa. Más hiperventilas. Más duele tu garganta. Más desesperante es el abismo.

Pero jamás sin derramar una lágrima.

Creo que... no hay peor manera de llorar que esa.

¿Alguna vez lo has hecho? Si lo has hecho, entonces sabrás cuanto duele, tu pecho, tu corazón. Todos los espasmos en tu cuerpo son increíblemente dolorosos, pero nada sana aquella herida que no es física, aquella herida que te llevó a llorar tantas noches mordiéndote los labios, hasta que no aguantaste más y gritaste tu alma en un cuarto vacío.

Sin consuelo.

Pero espero que, como yo, alguna vez hayas tenido la hermosa fortuna de llorar, mientras alguien limpiaba tus lágrimas con cariño. Mientras te escuchaba sin decir nada, tan solo abrazándote, para hacerte sentir que no caías en la oscuridad, para hacerte sentir que no morías, que no estabas solo.

Dejándote aferrarte a él desesperadamente.

Es terrible lo que siento cada vez que vuelvo a verlo, porque se lo que siento por él. Pero también se muchas más cosas. Las que nos hacen diferentes, que parecen querer mostrarme la realidad de una manera cruel, hacerme ver que no es correcto estar a su lado ni sentir estas cosas por una criatura como él.

Pero no puedo evitarlo, ¿qué puedo hacer? Así simplemente fue como se dieron las cosas.

Aunque me duela no tenerlo como quisiera, siento que no se me es permitido llorar ni sufrir su ausencia, porque se que debe ser peor para él. No pueden compararse, son días luchando contra meses, meses luchando contra años. En mundos completamente diferentes...

Mi vida es lo más fácil del mundo, comparado con lo que él debe enfrentar.

¿Entonces por qué no puedo dejar de ser egoísta? ¿Por qué siempre que el bello destino cruza mi camino con el suyo, me invaden las ganas y el impulso de saltar hacia él, de decirle efusivo cuanto lo había extrañado? Ah... cuantas veces no me habré mordido la lengua para solo sonreírle, y darle toda mi humanidad, ahogando tras una mirada cariñosa estas ganas que luego me hacían retorcerme, porque las odio.

Odio mi egoísmo, a veces camuflado. A veces tan evidente que me avergüenzo.

"Desearía que no tuvieras que irte"

Era como si otra persona tomara posesión de mi tan solo los segundos suficientes para obligarme a decir esto, apretando las sábanas en mis puños cayendo en la cuenta de que era lo que le había dicho cuando apenas volteaba a mirarme, pero sin decir nada, solo con una sonrisa.

Y me abrazaba hasta que irremediablemente me dormía, y lo único que quedaba de su amorosa presencia era una rosa, promesa sin voz de que volvería. Como siempre. Pero sin saber ninguno cuando sería aquel día.


Aquella noche, sin embargo, fue diferente. Como siempre, si me dormía entre sus brazos, perdiéndome en su aroma y gozando de la caricia tan sutil de su cabello (que admito adorarlo), no volvía a despertar si no era con el asomo del sol.

Pero no se que hizo que a mis oídos humanos tan simples llegara el susurro de su ropa, sacándome del sueño que no era ni la mitad de hermoso de lo que era mi realidad, claro, siempre y cuando mi presente estuviera compartido con él.

"Mmm..." apenas abriendo en la oscuridad mis ojos adormecidos y desacostumbrados, para buscarlo.

Quizás lo sorprendió oírme reaccionar, porque escuché su voz tratando de hacerme dormir de nuevo, acompañándolo con un cariño de su gentil mano en mi frente. No quería oírlo, en sus propios ojos que encontré, pude leer que no deseaba oír lo que yo siempre decía.

No supe si fue porque mi cerebro aún no procesaba a una buena velocidad, o si fue porque me detuve a pensar realmente mis palabras. Pero no lo dije, y al contrario, tan solo le pedí una cosa.

"Miremos juntos como amanece, en la playa"

Aquella en la que alguna vez nos encontramos, en la que en más de alguna ocasión terminábamos con las ropas mojadas. Quizás fue porque no quedaba mucho, pero accedió.



"No vayas a hacer alguna locura" Me dijo una vez q estuvimos recostados en la arena, tan solo escuchando las olas ir y venir, mientras el cielo oscuro poco a poco comenzaba a aclarar gradualmente.

Solo pude reírme.

"¿Algo como qué?" Le pregunté. "Solo no lo hagas" Habían tantas cosas que podría hacer, desde dejarme mecer por el ritmo del mar, hasta desaparecer por completo en él. Pero la idea de acabar mi vida no estaba en mis planes por el momento, y jamás lo sería mientras tuviera a mi adorado demonio, porque si él no se dejaba morir, ¿por qué lo haría yo?

Si las cosas para mi son tan fáciles.

Apresé mi lengua una vez más al sentir mi pecho contraerse. No era el momento, aunque ciertamente tuve que reprimir un suspiro cuando se levantó con lentitud, luego de darme un beso en la frente que por una fracción de segundo me vi tentado a rechazar, pero no quería que mi egoísmo se liberara, no era su culpa de todos modos, no tengo porque hacerle pasar malos ratos, cuando todas las horas a su lado son tan agradables.

A los minutos, me incorporé, y no me atreví a voltear para buscar algo que sabía no encontraría.



Como siempre, fue más de un mes antes de que la suerte me llevara a él. A veces prefiero pensar que es coincidencia haberlo conocido, odiaría creer que el destino fuera tan cruel como para luego de hacerme sufrir tantos fracasos, me permitiera hallar tal calidez en una criatura con la que nunca podría estar ni acompañar en su tan eterna vida.

Y cada día me dolía más el pecho, pero no quería que nadie me escuchara, mucho menos aquella mujer que pasaría por alto mi encierro y seguiría con su vida como si no existiera, como siempre.

Cuando me dejé caer de rodillas en la arena de aquella playa, me llevé una mano a mi agitado corazón, respirando como si hubiera corrido una gran carrera, tan solo jadeando, frotándome las mejillas sabiendo que no hallaría la marca de ninguna lágrima en ellas.

El silencio se apoderó del lugar, cuando a mi espalda, mi nombre viajó a través del aire y del espacio hasta rebotar con dulzura y preocupación en mis oídos. Aquella voz que no podría ser la de otro más, y que justamente me había descubierto en el peor de los momentos.

Me odiaba a veces, por flaquear.

Cuando lo escuché acercarse fue cuando me levanté, podía leerme, y lo sabía perfectamente por la mirada con la que me correspondió. No fue necesario que diera más pasos, yo mismo, en un impulso, minimicé la distancia.

Otra vez mi nombre, y una mano tan peligrosa como anhelada se acercaba a mi mejilla, y no se porque la mía propia se levantó. Me odiaba a mi mismo. ¿Por qué le pegué a él entonces? Me sentía egoísta y él era la principal razón. Que fácil también habría sido evitarme, pero supongo que eso fue lo último que se esperaba de mí.

Egoísta, egoísta, egoísta.

Solo quería que, por una vez, me escucharan. Sin querer entenderme, tan solo rogaba por ser escuchado, no deseaba nada más. Y al mismo tiempo, la antítesis de mi pensamiento me hacía conflictos para desnudar todas mis emociones.

Para él debe haber sido peor.
Para él las cosas son más difíciles.
No puedo compararme.

Que difícil es a veces querer ser más considerado y sonreír, ofrecer un consuelo en un gesto y en una caricia darle el alivio que tanto deseaba huyendo al mundo en el que yo vivía. Yo lo sabía, yo estaba perfectamente conciente de que lo único que debía hacer era quererlo.

Pero por quererlo, lo terminé amando, y porque lo amé, terminé sufriendo cada vez que su calor no me rodeaba.

"Lo único que quiero... es poder decirte que te extraño"

Decirle que lo extrañaba desesperadamente, sin temer a que solo me mirara, mientras por dentro pensara que hacía demasiado escándalo  por tan poco tiempo.

Mi cuerpo completo temblaba, y él solo me miró, con una mejilla ligeramente marcada, sin importarle el ardor, tomándome de los hombros. Iba a perder el control, y nuevamente terminé golpeándolo débilmente en el pecho, una y otra vez.

Me hacía sentir tan egoísta, tan cruel, debería recibirlo con cariño y al contrario, le pegaba aunque no tuviera fuerza alguna. Y entonces, mi voz se quebró en esos sollozos tan dolorosos, mientras supongo que otra vez conseguía sorprenderlo, cuando me aferré a él como si fuera a caerme, tratando de excusar mi comportamiento en tartamudeos que no podían controlarse ni entenderse.

Esto no debería ser así, no debería ser tan difícil. No es nada bueno depender de alguien así.

Y me di cuenta de que soy incluso más débil de lo que pensaba.

"Odio que todo me diga que esto está mal"

"Odio que me duela tanto"

"Odio no poder recibirte de la forma en que mereces"

"Odio sentirme tan egoísta"

"Tan débil"

Tan humano. Tan condenadamente humano, que mi vida no era ni una pequeña parte de la suya. Me aferré con más fuerza, si me fuera con él, bastaría un día de mi mundo para morir en el suyo.

Se que no leía el pensamiento, pero de alguna manera sentí que podía escucharme, pues me abrazó de una forma firme, que me dio la dulce y triste impresión de que esta ocurrencia lo había acechado quizás en más de una ocasión.

¿Qué había hecho yo, un simple humano, para ser tan importante para él? Y la sola idea de serlo provocó que me recorriera un encantador estremecimiento, por un momento interrumpiendo mis lamentos.

Luego de haber vivido mi vida sin sentirlo de nadie, jamás podría terminar de acostumbrarme a este cariño tan hermoso, a este sentimiento tan sincero. A estas manos a las que jamás podría tenerles miedo, porque me acariciaban con dulzura. A esa voz y a esos labios de los que siempre brotaban palabras gentiles.

Amaba a esta criatura y a su cuerpo tan sobrehumanamente cálido que me envolvía, y que me ofrecía el más especial de los refugios, dejándome relajarme de a poco con el latido de su corazón calmado.

Supongo que... si él también fuera humano, solo habría sido una decepción más. Supongo que... en cierto sentido, tenía que agradecerlo. Que no fuera de aquí. Quizás era el mismo hecho de no poder tenerlo siempre, lo que me hacía añorarlo tanto, no podría hostigarme jamás su amor, pues cada día que lo tengo deseo solo vivirlo para disfrutarlo, sabiendo que luego lo extrañaría hasta un punto que nadie podría comprender.

Hizo como magia sobre mí, sentía que podría haber gritado días sin sentirme satisfecho, pero solo le bastó un roce sobre mi mejilla para cortar mi llanto, pues era mil veces mejor perderme en su mirada, y en su sonrisa tranquilizadora.

No tenía lágrimas, pero acarició mi rostro como si quitara las que él tan perfectamente podía saber que alguna vez me habían marcado. Y besó mi frente. Y mi mejilla. Y luego mis labios.

Sin soltarlo ni un instante, sin soltarme ni un poco.

¿Alguna vez has llorado sin lágrimas?

¿Lo has hecho?

A veces el consuelo que recibes puede durar una eternidad en tu corazón.

(Y espero que, como yo, hayas tenido la fortuna de comprobarlo)

Notas finales:

Quizas sea dificil comprenderlo, pero espero que les haya gustado (y q hayan llegado hasta aqui XD)


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